EL PASMUTI INFILTRADO: NO ACOSTARSE CON EL ENEMIGO
Un agente secreto entre nosotros: La cuadruple vida de Sergio G.A.
Vamos a contar una interesante historia que parece sacada de una película americana durante los años locos del macartismo. Pero no, es una historia real como la vida misma. Y, además, según relata Pablo Elorduy, del digital "El Salto", sucedió en nuestro país (...).
Por A. RAMÍREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Vamos a contar una interesante historia que parece sacada de una película americana durante los años locos del macartismo. Pero no, es una historia real como la vida misma. Y, además, según relata Pablo Elorduy, del digital "El Salto", sucedió en nuestro país.
Imagina, por un momento, que tienes un compañero en tu trabajo o grupo social y descubres, después de años de batallar con él, que en realidad se trata de un espía, un agente encubierto, un chivato. ¿Increíble, no es cierto?
Sergio G.A., un joven que se graduó como flamante policía en el 2014, es el protagonista de esta sorprendente historia. ¿Recuerdas cuando eras pequeño y jugabas a ser alguien más? Pues bien, Sergio llevó este juego hasta el máximo nivel .
![[Img #76294]](https://canarias-semanal.org/upload/images/09_2023/3001_pasmu.jpg)
Primero, tratemos de contextualizar la historia. En 2014, en una pomposa ceremonia, Sergio fue nombrado policía en Ávila. Estuvieron presentes personas muy influyentes como Pablo Casado, Ignacio Cosidó y Francisco Martínez. Pero, poco después, apareció un tal Sergio Botana, en Moratalaz, un distrito de Madrid, participando en actividades sociales, manifestaciones y todo tipo de actividades políticas. Justo es aquí donde comienza nuestro abracadabrante relato.
Para entenderlo mejor, imagina que una manzana es una identidad, y un plátano, es otra. Aunque ambas frutas son diferentes, son parte de la misma canasta. Sergio, la manzana, de repente se convirtió en el plátano, Sergio Botana, y comenzó a involucrarse en acciones sociales, como ayudar en "bancos de alimentos" y a defender Colegios electorales en Barcelona, durante el agitadísimo Referéndum de 2017.
¿Cómo pudieron descubrir que Sergio G.A. y Sergio Botana eran la misma persona, o sea, que a la vez que manzana era también plátano?
Aquí entra la tecnología y el periodismo investigativo. Analizaron fotos de ambos "Sergios" y, aunque las imágenes eran de diferentes años y contextos, encontraron mágicas similitudes coincidentes que pusieron en secreto al descubierto. ¡Es como si pudiéramos reconocer a nuestra abuela por una foto de cuando era niña! Las proporciones del rostro, las marcas y hasta los detalles más pequeños coincidían. ¡La manzana se había convertido en un plátano!
Y eso no es todo. A veces, Sergio dejaba pequeñas pistas, rastros que pasaban desapercibidos de cuál era su verdadera identidad. El hombre, que tenía también a veces de llegar a ser humano, cometía también esos pequeños fallos, que al final terminaron dejándolo en pelota picada ante todos los que lo rodeaban. Por ejemplo, Una vez, corrió en carreras populares con su nombre real, y las personas que lo conocían como Botana pudieron reconocerlo en esas fotos.
Nada menos que durante seis años, Sergio se mezcló en movimientos sociales en el Madrid, enfebrecido del 15M. Participó en aguerridas acciones, convivió con activistas y hasta llegó a establecer estrechas relaciones personales. Pero, poco a poco, comenzó a distanciarse, hasta que finalmente desapareció, alegando que quería ser "bombero". En realidad, en la práctica ya había empezado a ejercer de tal.
La reacción de quienes lo conocieron fue de sorpresa, de impacto, pero también de un encabronado enojo. Sentían engañados por alguien al que habían considerado un auténtico amigo, un compañero, un camarada. Imagina descubrir que tu amigo de infancia, en realidad, ha sido siempre un puto actor que te ha estado mintiendo. Sería sorprendente, ¿verdad? Pues ese fue el impacto que provocó en sus más allegados/as.
Este caso no es único. Parece que se están reproduciendo como setas. En el curso de últimos meses, se han destapado otros casos similares de agentes infiltrados en movimientos sociales.
Según las leyes españolas, estas infiltraciones solo puede tener lugar legalmente para investigar delitos graves, y siempre bajo la estricta supervisión judicial. Sin embargo, las recientes revelaciones han abierto preguntas sobre si estas reglas se siguen "al pie de la ley"
Si, amigos. Sergio G.A. vivió una doble vida, mezclándose en los movimientos sociales y las manifestaciones, mientras que a la chita callando trabajaba encubierto, soltando por esa boquita para los aparatos policiales del Estado.
Una historia que, en cualquier caso, no viene mal, porque nos alerta de lo importante que es conocer a quienes nos rodean y saber al lado de quién estamos sentados.

Por A. RAMÍREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Vamos a contar una interesante historia que parece sacada de una película americana durante los años locos del macartismo. Pero no, es una historia real como la vida misma. Y, además, según relata Pablo Elorduy, del digital "El Salto", sucedió en nuestro país.
Imagina, por un momento, que tienes un compañero en tu trabajo o grupo social y descubres, después de años de batallar con él, que en realidad se trata de un espía, un agente encubierto, un chivato. ¿Increíble, no es cierto?
Sergio G.A., un joven que se graduó como flamante policía en el 2014, es el protagonista de esta sorprendente historia. ¿Recuerdas cuando eras pequeño y jugabas a ser alguien más? Pues bien, Sergio llevó este juego hasta el máximo nivel .
Primero, tratemos de contextualizar la historia. En 2014, en una pomposa ceremonia, Sergio fue nombrado policía en Ávila. Estuvieron presentes personas muy influyentes como Pablo Casado, Ignacio Cosidó y Francisco Martínez. Pero, poco después, apareció un tal Sergio Botana, en Moratalaz, un distrito de Madrid, participando en actividades sociales, manifestaciones y todo tipo de actividades políticas. Justo es aquí donde comienza nuestro abracadabrante relato.
Para entenderlo mejor, imagina que una manzana es una identidad, y un plátano, es otra. Aunque ambas frutas son diferentes, son parte de la misma canasta. Sergio, la manzana, de repente se convirtió en el plátano, Sergio Botana, y comenzó a involucrarse en acciones sociales, como ayudar en "bancos de alimentos" y a defender Colegios electorales en Barcelona, durante el agitadísimo Referéndum de 2017.
¿Cómo pudieron descubrir que Sergio G.A. y Sergio Botana eran la misma persona, o sea, que a la vez que manzana era también plátano?
Aquí entra la tecnología y el periodismo investigativo. Analizaron fotos de ambos "Sergios" y, aunque las imágenes eran de diferentes años y contextos, encontraron mágicas similitudes coincidentes que pusieron en secreto al descubierto. ¡Es como si pudiéramos reconocer a nuestra abuela por una foto de cuando era niña! Las proporciones del rostro, las marcas y hasta los detalles más pequeños coincidían. ¡La manzana se había convertido en un plátano!
Y eso no es todo. A veces, Sergio dejaba pequeñas pistas, rastros que pasaban desapercibidos de cuál era su verdadera identidad. El hombre, que tenía también a veces de llegar a ser humano, cometía también esos pequeños fallos, que al final terminaron dejándolo en pelota picada ante todos los que lo rodeaban. Por ejemplo, Una vez, corrió en carreras populares con su nombre real, y las personas que lo conocían como Botana pudieron reconocerlo en esas fotos.
Nada menos que durante seis años, Sergio se mezcló en movimientos sociales en el Madrid, enfebrecido del 15M. Participó en aguerridas acciones, convivió con activistas y hasta llegó a establecer estrechas relaciones personales. Pero, poco a poco, comenzó a distanciarse, hasta que finalmente desapareció, alegando que quería ser "bombero". En realidad, en la práctica ya había empezado a ejercer de tal.
La reacción de quienes lo conocieron fue de sorpresa, de impacto, pero también de un encabronado enojo. Sentían engañados por alguien al que habían considerado un auténtico amigo, un compañero, un camarada. Imagina descubrir que tu amigo de infancia, en realidad, ha sido siempre un puto actor que te ha estado mintiendo. Sería sorprendente, ¿verdad? Pues ese fue el impacto que provocó en sus más allegados/as.
Este caso no es único. Parece que se están reproduciendo como setas. En el curso de últimos meses, se han destapado otros casos similares de agentes infiltrados en movimientos sociales.
Según las leyes españolas, estas infiltraciones solo puede tener lugar legalmente para investigar delitos graves, y siempre bajo la estricta supervisión judicial. Sin embargo, las recientes revelaciones han abierto preguntas sobre si estas reglas se siguen "al pie de la ley"
Si, amigos. Sergio G.A. vivió una doble vida, mezclándose en los movimientos sociales y las manifestaciones, mientras que a la chita callando trabajaba encubierto, soltando por esa boquita para los aparatos policiales del Estado.
Una historia que, en cualquier caso, no viene mal, porque nos alerta de lo importante que es conocer a quienes nos rodean y saber al lado de quién estamos sentados.
Coronel Kurtz | Jueves, 07 de Septiembre de 2023 a las 02:26:09 horas
La actuación del infiltrado "era necesaria para prevenir la comisión de delitos y generar los datos e información para garantizar la seguridad de todos". (Fernando Grande-Marlaska. Ministro del Interior).... el horror, EL HORROR.
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