VENDETTAS "SANGRIENTAS" ENTRE LAS VARIOPINTAS FACCIONES DE LA PROGRESÍA REFORMISTA
SUMAR en disensión: Las escaramuzas internas amenazan el futuro del reformismo.
¿Qué está sucediendo en las filas de la "progresía" española? Las recientes divisiones dentro de SUMAR han levantado múltiples cuestionamientos sobre la unidad y la dirección futura del reformismo en España. ¿Podrán superar las luchas de poder y encontrar un terreno común, o están destinados a debilitar su posición frente a la derecha clásica? ¿O, por el contrario, van hacia su inexorable disolución?
POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL
La comúnmente denominada "progresía" española vuelve a dar muestras de su crónica incapacidad para articular un proyecto común que logre unirlos, aunque solo sea formalmente.
En el curso de las últimas semanas, los ciudadanos han podido asistir al desarrollo nuevas escaramuzas de la guerra cainita entre las distintas facciones que integran la formación reformista SUMAR, que parece estar más preocupada por lograr imponer su liderazgo, que por alcanzar acuerdos programáticos.
Un claro ejemplo de esta virulencia guerrera ha sido la reciente exclusión de Podemos y de otros grupos "progres" de las portavocías del Congreso por parte de Yolanda Díaz. La todavía ministra de Trabajo pretende capitalizar en solitario el espacio de Unidas Podemos, tratando de marginar a sus potenciales rivales. Según muchos es una expresión de inaguantable arrogancia que no hace sino debilitar al conjunto de tan variopinto conglomerado.
Desde Podemos están que trinan por la aplicación de una suerte de estrategia divisionista del majo y limpio, a manos de la señora Díaz. Los podemitas reclaman a sus contrincantes "respeto", y que no los abandonen en la cuneta periférica de un hipotético Gobierno de coalición.
Sin embargo, Díaz, ya con las riendas en sus manos del desvencijado carromato que es hoy SUMAR, persevera erre que erre en su empeño en liderar en solitario un proyecto que el resto exige que sea coral.
Mientras desprecia a sus socios, la ministra sí tiene tiempo, no obstante, de reunirse, en nombre de Sánchez, con Puigdemont en Bruselas. Una imagen que, según muchos, refleja un oportunismo más centrado en sus cálculos electoralistas que en las soluciones que durante la campaña electoral se permitieron prometer a la ciudadanía.
Según no pocos opinadores, estas vendettas a lo mater matrona sólo están generando la desconfianza de una buena parte de la gente que en su día depositó en estos grupos - seguramente de manera equivocada- sus esperanzas.
¿CUÁLES SON LOS FACTORES QUE AGITAN EL GALLINERO REFORMISTA?
De acuerdo con la opinión de algunos comentaristas políticos, existen un conjunto de factores que podrían servir para explicar las razones últimas de estos enfrentamientos cainitas que sin interrupción continúan produciéndose en el campo del reformismo celtibérico, entre una constelación de grupos y grupitos que, al menos teóricamente, deberían tener una cierta afinidad ideológica.
De acuerdo con los criterios de una buena parte de opinadores y todólogos, estas serían algunas de las razones:
-Luchas de poder interno. Cada pequeño líder quiere imponer su liderazgo y ve a los demás como rivales, no como aliados. Eso, naturalmente, provoca recelos y división.
- Diferentes culturas políticas. Aunque compartan un similar espacio ideológico, cada partidito tiene su propia historia, sus propios códigos, su propia forma de "hacer política". Choques de egos y de formas de entender la organización son tan sólo la expresión de su origen social: la pequeña burguesía
- Electoralismo cortoplacista. La preocupación excesiva por las expectativas electorales lleva a anteponer los intereses del partido a los del proyecto común. En realidad, lo que les sucede es que carecen de un proyecto de cambio social factible. Su proximidad a los aledaños de la máquina del Estado que se ha hecho llegar a la conclusión de que para ellos solo la vía electoral es la posible. A partir de ese implícito reconocimiento, toda involución es posible, porque el proyecto político colectivo deja de ser tal, convirtiéndose en un mero proyecto personal.
- Personalismos. En la política contemporánea prima el liderazgo mediático individual por encima de los proyectos colectivos. Cada líder -como buenos pequeñoburgueses que son-, aspira a ser "el" referente.
- Tacticismos equívocos. A veces se adoptan decisiones tácticas pensando en debilitar al adversario interno, pero, en realidad, sólo logran debilitar al conjunto del reformismo progre.
- Diferencias programáticas. Aunque el alcance de estas diferencias sea realmente inapreciable, su utilización como arma arrojadiza contra los competidores provoca se exageren. O sea, si no existieran entre ellos ni siquiera matices que los diferenciaran, tendrían que inventárselos. No hacerlo equivaldría a admitir que sólo se pelean por poltronas, asesorías o cargos burocráticos.
-Desconfianza mutua. La historia de desencuentros pasados alimenta recelos actuales. Se interpreta cualquier movimiento del "aliado" como amenaza.
Dicho todo telegráficamente: en opinión, incluso, de algunos de los principales protagonistas de las refriegas, todo este conjunto de factores hace que los réditos de sus enfrentamientos vayan a parar a las arcas de la derecha clásica, sus grandes competidores en el marco de las instituciones.
Son perfectamente conscientes de que las cosas suceden de esta manera. Pero aun así, como le ocurriera al alacrán de la fábula de Esopo, que deseaba cruzar el río a la grupa de una rana, sus naturalezas pequeñoburguesas, les impiden actuar de distinta manera.

POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL
La comúnmente denominada "progresía" española vuelve a dar muestras de su crónica incapacidad para articular un proyecto común que logre unirlos, aunque solo sea formalmente.
En el curso de las últimas semanas, los ciudadanos han podido asistir al desarrollo nuevas escaramuzas de la guerra cainita entre las distintas facciones que integran la formación reformista SUMAR, que parece estar más preocupada por lograr imponer su liderazgo, que por alcanzar acuerdos programáticos.
Un claro ejemplo de esta virulencia guerrera ha sido la reciente exclusión de Podemos y de otros grupos "progres" de las portavocías del Congreso por parte de Yolanda Díaz. La todavía ministra de Trabajo pretende capitalizar en solitario el espacio de Unidas Podemos, tratando de marginar a sus potenciales rivales. Según muchos es una expresión de inaguantable arrogancia que no hace sino debilitar al conjunto de tan variopinto conglomerado.
Desde Podemos están que trinan por la aplicación de una suerte de estrategia divisionista del majo y limpio, a manos de la señora Díaz. Los podemitas reclaman a sus contrincantes "respeto", y que no los abandonen en la cuneta periférica de un hipotético Gobierno de coalición.
Sin embargo, Díaz, ya con las riendas en sus manos del desvencijado carromato que es hoy SUMAR, persevera erre que erre en su empeño en liderar en solitario un proyecto que el resto exige que sea coral.
Mientras desprecia a sus socios, la ministra sí tiene tiempo, no obstante, de reunirse, en nombre de Sánchez, con Puigdemont en Bruselas. Una imagen que, según muchos, refleja un oportunismo más centrado en sus cálculos electoralistas que en las soluciones que durante la campaña electoral se permitieron prometer a la ciudadanía.
Según no pocos opinadores, estas vendettas a lo mater matrona sólo están generando la desconfianza de una buena parte de la gente que en su día depositó en estos grupos - seguramente de manera equivocada- sus esperanzas.
¿CUÁLES SON LOS FACTORES QUE AGITAN EL GALLINERO REFORMISTA?
De acuerdo con la opinión de algunos comentaristas políticos, existen un conjunto de factores que podrían servir para explicar las razones últimas de estos enfrentamientos cainitas que sin interrupción continúan produciéndose en el campo del reformismo celtibérico, entre una constelación de grupos y grupitos que, al menos teóricamente, deberían tener una cierta afinidad ideológica.
De acuerdo con los criterios de una buena parte de opinadores y todólogos, estas serían algunas de las razones:
-Luchas de poder interno. Cada pequeño líder quiere imponer su liderazgo y ve a los demás como rivales, no como aliados. Eso, naturalmente, provoca recelos y división.
- Diferentes culturas políticas. Aunque compartan un similar espacio ideológico, cada partidito tiene su propia historia, sus propios códigos, su propia forma de "hacer política". Choques de egos y de formas de entender la organización son tan sólo la expresión de su origen social: la pequeña burguesía
- Electoralismo cortoplacista. La preocupación excesiva por las expectativas electorales lleva a anteponer los intereses del partido a los del proyecto común. En realidad, lo que les sucede es que carecen de un proyecto de cambio social factible. Su proximidad a los aledaños de la máquina del Estado que se ha hecho llegar a la conclusión de que para ellos solo la vía electoral es la posible. A partir de ese implícito reconocimiento, toda involución es posible, porque el proyecto político colectivo deja de ser tal, convirtiéndose en un mero proyecto personal.
- Personalismos. En la política contemporánea prima el liderazgo mediático individual por encima de los proyectos colectivos. Cada líder -como buenos pequeñoburgueses que son-, aspira a ser "el" referente.
- Tacticismos equívocos. A veces se adoptan decisiones tácticas pensando en debilitar al adversario interno, pero, en realidad, sólo logran debilitar al conjunto del reformismo progre.
- Diferencias programáticas. Aunque el alcance de estas diferencias sea realmente inapreciable, su utilización como arma arrojadiza contra los competidores provoca se exageren. O sea, si no existieran entre ellos ni siquiera matices que los diferenciaran, tendrían que inventárselos. No hacerlo equivaldría a admitir que sólo se pelean por poltronas, asesorías o cargos burocráticos.
-Desconfianza mutua. La historia de desencuentros pasados alimenta recelos actuales. Se interpreta cualquier movimiento del "aliado" como amenaza.
Dicho todo telegráficamente: en opinión, incluso, de algunos de los principales protagonistas de las refriegas, todo este conjunto de factores hace que los réditos de sus enfrentamientos vayan a parar a las arcas de la derecha clásica, sus grandes competidores en el marco de las instituciones.
Son perfectamente conscientes de que las cosas suceden de esta manera. Pero aun así, como le ocurriera al alacrán de la fábula de Esopo, que deseaba cruzar el río a la grupa de una rana, sus naturalezas pequeñoburguesas, les impiden actuar de distinta manera.
amelia | Martes, 05 de Septiembre de 2023 a las 19:06:14 horas
De vergüenza ajena esto, luego se extrañan de que hayan bajado en votos, la gente en parte se ha dado cuenta del fraude, podemos es otro partido más del sistema, pero que riéndose hacer pasar por revolucionario, y luego está izquierda unida, que está más descolorida que una camiseta desteñida,renunciando a sus principios anticapitalistas y totalmente podemizada, dándole palmaditas en la espalda al canalla del psoe, es totalmente lamentable.
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