
¿PARA QUE IR AL CIRCO SI YA A LOS PAYASOS LOS TENEMOS EN EL CONGRESO?
Crónica humoristica de un fin de semana demoscópico
El sol apuntó por el horizonte y, mientras, los gallos cacareaban para darle la bienvenida a un estudio de sondeos que revoloteaba en salas de redacción y despachos ministeriales prometiendo sueños de grandeza. Eran las lentejuelas de las cifras y las gráficas, que les susurraban al oído que, según empresas demoscópicas amigas, todavía era posible darle la vuelta a los resultados de las próximas Generales. ¡Eh, presto! ¡Nada mejor que un buen sondeo para alentar las esperanzas chafadas!
El sol apuntó por el horizonte y, mientras, los gallos cacareaban para darle la bienvenida a un estudio de sondeos que revoloteaba en salas de redacción y despachos ministeriales prometiendo sueños de grandeza. Eran las lentejuelas de las cifras y las gráficas, que les susurraban al oído que, según empresas demoscópicas amigas, todavía era posible darle la vuelta a los resultados de las próximas Generales. ¡Eh, presto! ¡Nada mejor que un buen sondeo para alentar las esperanzas chafadas!
¿Quién se había atrevido a decir que el juego ya estaba perdido, que la suerte ya estaba echada?
"¡Debieron confundirse de guion!", se burló Rufián, de ERC, rascándose el entrecejo y evocando una sonrisa sardónica.
"Si gana Feijóo, - auguró- respetaremos los resultados y nos iremos a la oposición, a chupar caramelos"
Su tono irónico cortó el aire con la precisión de un bisturí.
En tanto, el PP, liderando la danza electoral, comenzó a sufrir una hemorragia de votos hacia Vox, dando la sensación de que los voxinos se dedicaban a corretear tras ellos como si de niños traviesos se tratara, huyendo con los bolsillos repletos de caramelos ajenos. Y aunque el bloque de la derecha seguía a solo ocho escaños de la mayoría absoluta, nadie podía ignorar el pálpito agitado de la respiración que se podía escuchar en los corredores del Congreso.
Mientras tanto, los sociatas, siempre astutos y al acecho de todas aquellas oportunidades cuya conquista no cuesten ni grandes esfuerzos ni serios peligros, habían logrado recuperar a casi la mitad de sus votantes perdidos, aquellos que se habían inclinado por Sumar, como si estuvieran jugando un partido de fútbol y hubieran logrado marcar un gol en el último segundo... ¡GooooOOOl! ¡Gol! ¡Gol!
Ah, pero no todo en las jornadas de este último fin de semana antes de las elecciones fueron diversiones y juegos. La cancelación del debate electoral que se iba a celebrar en el "EL PAÍS" y la "SER" cayó como un jarro de agua fría a algunos de los competidores.
Vox dijo, no iba a poder acudir a la cita concertada y prometida, ya que, -¡oh casualidades de la vida!-, un acto electoral en el extranjero reclamaba la insustituible presencia del líder supremísimo. ¿O era, en realidad, que a nuestro caballero de la Reconquista rediviva del siglo XXI presentarse a pecho descubierto y sin coraza ante cámaras y micrófonos le provocaba auténtico pavor escénico?
Ya antes que él, Núñez Feijóo, el entrañable amigo del narcotraficante gallego Marcial Dorado, había declinado la invitación, alegando quién sabe qué... ¿Quizás un compromiso con la siesta?
Para ponerle la guinda al pastel de este pasado fin de semana, Óscar Puente, el cabeza de lista de los sociatas por Valladolid, lanzó un desesperado llamamiento "a rebato", instando a sus huestes vallisoletanas a no dejar de acudir a las urnas para evitar que un “Gobierno del odio”, sabiamente urdido entre el PP y Vox, nos retrotraiga en un breve pis-pas a la mismísima Edad de piedra. Pero la verdad es que el perfil y la estampa del personaje, con el dedo señalando al frente, la miraba desafiante, y su voz, con ecos catedralicios, sonaba un poco a farsa melodramática. ¿Un “Gobierno del odio”? ¿No suena eso un poco a título de una película de terror de serie B, de los años 50?
Por último, no podía faltar la crítica a los pactos entre el PP y Vox, de esa danza de los siete velos, donde todos se mueven al compás de una misma música que solo ellos parecen escuchar.
Ah, la política... siempre una fuente inagotable de sátiras y farsas, de bufones y de reyes -nunca mejor dicho-, de payasos y de maestros de ceremonias.
De veras... ¿Para qué coño vas a ir al Circo si ya los payasos los tienes en el mismísimo Congreso?
El sol apuntó por el horizonte y, mientras, los gallos cacareaban para darle la bienvenida a un estudio de sondeos que revoloteaba en salas de redacción y despachos ministeriales prometiendo sueños de grandeza. Eran las lentejuelas de las cifras y las gráficas, que les susurraban al oído que, según empresas demoscópicas amigas, todavía era posible darle la vuelta a los resultados de las próximas Generales. ¡Eh, presto! ¡Nada mejor que un buen sondeo para alentar las esperanzas chafadas!
¿Quién se había atrevido a decir que el juego ya estaba perdido, que la suerte ya estaba echada?
"¡Debieron confundirse de guion!", se burló Rufián, de ERC, rascándose el entrecejo y evocando una sonrisa sardónica.
"Si gana Feijóo, - auguró- respetaremos los resultados y nos iremos a la oposición, a chupar caramelos"
Su tono irónico cortó el aire con la precisión de un bisturí.
En tanto, el PP, liderando la danza electoral, comenzó a sufrir una hemorragia de votos hacia Vox, dando la sensación de que los voxinos se dedicaban a corretear tras ellos como si de niños traviesos se tratara, huyendo con los bolsillos repletos de caramelos ajenos. Y aunque el bloque de la derecha seguía a solo ocho escaños de la mayoría absoluta, nadie podía ignorar el pálpito agitado de la respiración que se podía escuchar en los corredores del Congreso.
Mientras tanto, los sociatas, siempre astutos y al acecho de todas aquellas oportunidades cuya conquista no cuesten ni grandes esfuerzos ni serios peligros, habían logrado recuperar a casi la mitad de sus votantes perdidos, aquellos que se habían inclinado por Sumar, como si estuvieran jugando un partido de fútbol y hubieran logrado marcar un gol en el último segundo... ¡GooooOOOl! ¡Gol! ¡Gol!
Ah, pero no todo en las jornadas de este último fin de semana antes de las elecciones fueron diversiones y juegos. La cancelación del debate electoral que se iba a celebrar en el "EL PAÍS" y la "SER" cayó como un jarro de agua fría a algunos de los competidores.
Vox dijo, no iba a poder acudir a la cita concertada y prometida, ya que, -¡oh casualidades de la vida!-, un acto electoral en el extranjero reclamaba la insustituible presencia del líder supremísimo. ¿O era, en realidad, que a nuestro caballero de la Reconquista rediviva del siglo XXI presentarse a pecho descubierto y sin coraza ante cámaras y micrófonos le provocaba auténtico pavor escénico?
Ya antes que él, Núñez Feijóo, el entrañable amigo del narcotraficante gallego Marcial Dorado, había declinado la invitación, alegando quién sabe qué... ¿Quizás un compromiso con la siesta?
Para ponerle la guinda al pastel de este pasado fin de semana, Óscar Puente, el cabeza de lista de los sociatas por Valladolid, lanzó un desesperado llamamiento "a rebato", instando a sus huestes vallisoletanas a no dejar de acudir a las urnas para evitar que un “Gobierno del odio”, sabiamente urdido entre el PP y Vox, nos retrotraiga en un breve pis-pas a la mismísima Edad de piedra. Pero la verdad es que el perfil y la estampa del personaje, con el dedo señalando al frente, la miraba desafiante, y su voz, con ecos catedralicios, sonaba un poco a farsa melodramática. ¿Un “Gobierno del odio”? ¿No suena eso un poco a título de una película de terror de serie B, de los años 50?
Por último, no podía faltar la crítica a los pactos entre el PP y Vox, de esa danza de los siete velos, donde todos se mueven al compás de una misma música que solo ellos parecen escuchar.
Ah, la política... siempre una fuente inagotable de sátiras y farsas, de bufones y de reyes -nunca mejor dicho-, de payasos y de maestros de ceremonias.
De veras... ¿Para qué coño vas a ir al Circo si ya los payasos los tienes en el mismísimo Congreso?
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.98