
OBESIDAD Y POBREZA EN ESPAÑA: ¿DESPATOLOGIZAR O ABORDAR EL PROBLEMA CON PERSPECTIVA DE CLASE? (VÍDEO)
Las personas con un nivel educativo bajo y menos recursos tienen 3,5 más probabilidades de padecer sobrepeso
La obesidad, considerada por la Organización Mundial de la Salud como la principal epidemia no infecciosa del siglo XXI, constituye uno de los mayores desafíos sanitarios en las sociedades occidentales. Pero este grave problema de Salud pública no afecta por igual a todos los sectores de la población. Las personas con un nivel educativo bajo y menos recursos tienen 3,5 más probabilidades de padecer sobrepeso. En los últimos tiempos, este grave problema se ha visto agravado por una tendencia que defiende "despatologizar" y normalizar la obesidad (...).
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En el Estado español, al menos el 27% de la población se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, y la pobreza infantil afecta a uno de cada tres niños menores de 16 años. Estas alarmantes conclusiones son resultado del exhaustivo análisis llevado a cabo por el I Informe Ecosocial sobre Calidad de Vida en España, elaborado por la fundación Fuhem Educación + Ecosocial.
Históricamente, se ha utilizado el Producto Interno Bruto (PIB) como medida de la calidad de vida. Sin embargo, el PIB únicamente ofrece una aproximación al tamaño de una economía en términos monetarios y nunca fue diseñado para evaluar el bienestar o el progreso de una sociedad. Cuando se tienen en cuenta otros factores, como la alimentación, la vivienda y la movilidad, que constituyen aproximadamente la mitad del gasto de los españoles, los datos no dejan bien parada a nuestra sociedad.
CUANDO COMER SANAMENTE NO ESTÁ AL ALCANCE DE TODOS
En el caso de la alimentación, el precio ha sufrido un vertiginoso aumento, lo que ha llevado a adquirir una menor cantidad de alimentos y también a disminuir la calidad de los mismos.
Pasando de consumir más productos frescos, algunos de los cuales han llegado a alcanzar precios prohibitivos para las rentas más bajas, a otros alimentos ultraprocesados, perjudiciales para la salud pero mucho más económicos.
Esto es especialmente relevante en los hogares más pobres que tienen, efectivamente, menos posibilidades de acceder a una dieta variada y de calidad, incluso en lo que respecta a alimentos básicos.
LA OBESIDAD ES UNA CUESTIÓN DE CLASE SOCIAL
Ello tiene, obviamente, una relación directa con el incremento de la obesidad. La OCDE ha señalado a España como uno de los países europeos donde la obesidad ha experimentado un mayor aumento en los últimos años, con un incremento de alrededor del 7% entre 2010 y 2020. Esta situación afecta especialmente a aquellos colectivos que han sufrido un deterioro sustancial en sus condiciones materiales y derechos sociales.
En este sentido, las personas con un nivel educativo bajo y menos recursos tienen una probabilidad 3,5 veces mayor de padecer sobrepeso en comparación con aquellas con un nivel educativo y socioeconómico alto. En términos de actividad económica, las personas más obesas son las desempleadas o aquellas que no pueden trabajar, incluyendo el trabajo doméstico.
La obesidad, considerada por la Organización Mundial de la Salud como la principal epidemia no infecciosa del siglo XXI, constituye uno de los mayores desafíos sanitarios en sociedades con abundancia alimentaria.
La obesidad se ve agravada por los intereses de las grandes empresas de distribución, que juegan un papel cada vez más destacado en las cadenas alimentarias. Estas empresas contribuyen a la configuración de un entorno alimentario en el que predominan los alimentos altos en azúcares y grasas, que resultan más rentables, son fuertemente publicitados y están al alcance de todos los consumidores.
La obesidad es un factor importante en la mortalidad, principalmente en los países occidentales, y consituye un factor de riesgo para el desarrollo de múltiples enfermedades (*).
UNA "RELACIÓN DE CLASE" ESTABLECIDA DESDE FINALES DE LOS AÑOS 70 DEL SIGLO XX
Esta relación directa entre clase social y obesidad, que afecta especialmente a los sectores más humildes de las clases trabajadoras, ya había sido establecida, desde finales de los años 70 y comienzos de los 80 del pasado siglo XX por, entre otros autores, el antropólogo estadounidense, y principal exponente del materialismo cultural, Marvin Harris.
Harris planteó, y documentó, la relación existente entre la obesidad y la clase social, mostrando ya en aquellas fechas que los patrones de consumo alimentario y la prevalencia de la obesidad estaban directamente influenciados por factores socioeconómicos.
Harris argumentó que las personas de bajos ingresos tienen más probabilidades de sufrir obesidad debido a su acceso limitado a alimentos saludables.
En muchos casos, los alimentos altos en grasas y azúcares son más económicos y más fácilmente disponibles en comunidades de bajos recursos. Esto lleva a que las personas de bajos ingresos tengan una mayor ingesta de calorías vacías y alimentos procesados, lo que contribuye al aumento de peso.
Además, Harris destacó que la obesidad puede ser una respuesta adaptativa a la escasez de alimentos en ciertas poblaciones. En entornos donde hay una disponibilidad intermitente de alimentos o una dieta limitada, el cuerpo humano tiende a almacenar grasa como una forma de reserva energética para períodos de escasez. Esto puede conducir a un aumento de peso y, eventualmente, a la obesidad.
Pese a la abundante evidencia empírica que, desde entonces, ha continuado avalando esta estrecha relación entre la obesidad y la pobreza, ninguno de los ministerios del Gobierno español, incluido el Ministerio de Consumo dirigido por Alberto Garzón, ha abordado este gravísimo problema de salud pública desde esta perspectiva de clase. Lo cual supondría, asimismo, un abordaje integral y el reconocimiento de que una mejora sustancial del problema requeriría cambios estructurales profundos en la sociedad.
Por el contrario, desde el Ministerio de Igualdad se han llegado a organizar encuentros "feministas" en los que, con fondos públicos, se ha dado difusión a una nueva corriente ideológica que pretende normalizar el sobrepeso y la obesidad -incluso la mórbida- presentándola no como un problema de Salud que debería ser adecuadamente tratado para mejorar la situación, especialmente, de las clases populares que se ven más afectadas por este problema, sino como una forma "no normativa" de corporalidad.
Una manera de confundir la auténtica "gordofobia" - el maltrato o destrato a las personas gordas por el mero hecho de serlo - con la imprescindible lucha contra la obesidad que aporte a las personas que la sufren todo tipo de apoyo para la mejora de su salud.
VIDEOS RELACIONADOS:
El Ministerio de Igualdad opta por la peor forma de tratar un problema de Salud Pública como la obesidad
VÍDEO RELACIONADO: Un ejemplo, contrario, de tratamiento profesional, respetuoso y empático tanto de la obesidad como de la gordofobia.
(*) ENFERMEDADES ASOCIADAS A LA OBESIDAD O EN LAS QUE ÉSTA CONSTITUYE UN IMPORTANTE FACTOR DE RIESGO
La obesidad está asociada a diversas enfermedades y patologías que representan un riesgo para la salud. A continuación, se mencionan algunas de las enfermedades más comúnmente relacionadas con la obesidad:
- Enfermedades cardiovasculares: La obesidad aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón, como la hipertensión arterial, enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular.
- Diabetes tipo 2: Existe una fuerte asociación entre la obesidad y el desarrollo de diabetes tipo 2. El exceso de grasa corporal dificulta la acción de la insulina y aumenta la resistencia a esta hormona, lo que puede llevar al desarrollo de diabetes .
- Enfermedades respiratorias: La obesidad se asocia con trastornos respiratorios, como el síndrome de apnea del sueño, que provoca interrupciones en la respiración durante el sueño.
- Enfermedades del hígado graso no alcohólico: La acumulación de grasa en el hígado debido a la obesidad puede causar inflamación y daño hepático, lo que se conoce como enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA).
- Trastornos del aparato locomotor: El exceso de peso ejerce una presión adicional sobre las articulaciones, lo que aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades como la osteoartritis y la artrosis.
- Cáncer: La obesidad se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, como el cáncer de mama, colon, riñón, páncreas y esófago, entre otros.
- Enfermedades metabólicas: La obesidad se asocia con alteraciones metabólicas, como el síndrome metabólico, que incluye hipertensión arterial, niveles elevados de glucosa en sangre, dislipidemia y resistencia a la insulina.
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En el Estado español, al menos el 27% de la población se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, y la pobreza infantil afecta a uno de cada tres niños menores de 16 años. Estas alarmantes conclusiones son resultado del exhaustivo análisis llevado a cabo por el I Informe Ecosocial sobre Calidad de Vida en España, elaborado por la fundación Fuhem Educación + Ecosocial.
Históricamente, se ha utilizado el Producto Interno Bruto (PIB) como medida de la calidad de vida. Sin embargo, el PIB únicamente ofrece una aproximación al tamaño de una economía en términos monetarios y nunca fue diseñado para evaluar el bienestar o el progreso de una sociedad. Cuando se tienen en cuenta otros factores, como la alimentación, la vivienda y la movilidad, que constituyen aproximadamente la mitad del gasto de los españoles, los datos no dejan bien parada a nuestra sociedad.
CUANDO COMER SANAMENTE NO ESTÁ AL ALCANCE DE TODOS
En el caso de la alimentación, el precio ha sufrido un vertiginoso aumento, lo que ha llevado a adquirir una menor cantidad de alimentos y también a disminuir la calidad de los mismos.
Pasando de consumir más productos frescos, algunos de los cuales han llegado a alcanzar precios prohibitivos para las rentas más bajas, a otros alimentos ultraprocesados, perjudiciales para la salud pero mucho más económicos.
Esto es especialmente relevante en los hogares más pobres que tienen, efectivamente, menos posibilidades de acceder a una dieta variada y de calidad, incluso en lo que respecta a alimentos básicos.
LA OBESIDAD ES UNA CUESTIÓN DE CLASE SOCIAL
Ello tiene, obviamente, una relación directa con el incremento de la obesidad. La OCDE ha señalado a España como uno de los países europeos donde la obesidad ha experimentado un mayor aumento en los últimos años, con un incremento de alrededor del 7% entre 2010 y 2020. Esta situación afecta especialmente a aquellos colectivos que han sufrido un deterioro sustancial en sus condiciones materiales y derechos sociales.
En este sentido, las personas con un nivel educativo bajo y menos recursos tienen una probabilidad 3,5 veces mayor de padecer sobrepeso en comparación con aquellas con un nivel educativo y socioeconómico alto. En términos de actividad económica, las personas más obesas son las desempleadas o aquellas que no pueden trabajar, incluyendo el trabajo doméstico.
La obesidad, considerada por la Organización Mundial de la Salud como la principal epidemia no infecciosa del siglo XXI, constituye uno de los mayores desafíos sanitarios en sociedades con abundancia alimentaria.
La obesidad se ve agravada por los intereses de las grandes empresas de distribución, que juegan un papel cada vez más destacado en las cadenas alimentarias. Estas empresas contribuyen a la configuración de un entorno alimentario en el que predominan los alimentos altos en azúcares y grasas, que resultan más rentables, son fuertemente publicitados y están al alcance de todos los consumidores.
La obesidad es un factor importante en la mortalidad, principalmente en los países occidentales, y consituye un factor de riesgo para el desarrollo de múltiples enfermedades (*).
UNA "RELACIÓN DE CLASE" ESTABLECIDA DESDE FINALES DE LOS AÑOS 70 DEL SIGLO XX
Esta relación directa entre clase social y obesidad, que afecta especialmente a los sectores más humildes de las clases trabajadoras, ya había sido establecida, desde finales de los años 70 y comienzos de los 80 del pasado siglo XX por, entre otros autores, el antropólogo estadounidense, y principal exponente del materialismo cultural, Marvin Harris.
Harris planteó, y documentó, la relación existente entre la obesidad y la clase social, mostrando ya en aquellas fechas que los patrones de consumo alimentario y la prevalencia de la obesidad estaban directamente influenciados por factores socioeconómicos.
Harris argumentó que las personas de bajos ingresos tienen más probabilidades de sufrir obesidad debido a su acceso limitado a alimentos saludables.
En muchos casos, los alimentos altos en grasas y azúcares son más económicos y más fácilmente disponibles en comunidades de bajos recursos. Esto lleva a que las personas de bajos ingresos tengan una mayor ingesta de calorías vacías y alimentos procesados, lo que contribuye al aumento de peso.
Además, Harris destacó que la obesidad puede ser una respuesta adaptativa a la escasez de alimentos en ciertas poblaciones. En entornos donde hay una disponibilidad intermitente de alimentos o una dieta limitada, el cuerpo humano tiende a almacenar grasa como una forma de reserva energética para períodos de escasez. Esto puede conducir a un aumento de peso y, eventualmente, a la obesidad.
Pese a la abundante evidencia empírica que, desde entonces, ha continuado avalando esta estrecha relación entre la obesidad y la pobreza, ninguno de los ministerios del Gobierno español, incluido el Ministerio de Consumo dirigido por Alberto Garzón, ha abordado este gravísimo problema de salud pública desde esta perspectiva de clase. Lo cual supondría, asimismo, un abordaje integral y el reconocimiento de que una mejora sustancial del problema requeriría cambios estructurales profundos en la sociedad.
Por el contrario, desde el Ministerio de Igualdad se han llegado a organizar encuentros "feministas" en los que, con fondos públicos, se ha dado difusión a una nueva corriente ideológica que pretende normalizar el sobrepeso y la obesidad -incluso la mórbida- presentándola no como un problema de Salud que debería ser adecuadamente tratado para mejorar la situación, especialmente, de las clases populares que se ven más afectadas por este problema, sino como una forma "no normativa" de corporalidad.
Una manera de confundir la auténtica "gordofobia" - el maltrato o destrato a las personas gordas por el mero hecho de serlo - con la imprescindible lucha contra la obesidad que aporte a las personas que la sufren todo tipo de apoyo para la mejora de su salud.
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(*) ENFERMEDADES ASOCIADAS A LA OBESIDAD O EN LAS QUE ÉSTA CONSTITUYE UN IMPORTANTE FACTOR DE RIESGO
La obesidad está asociada a diversas enfermedades y patologías que representan un riesgo para la salud. A continuación, se mencionan algunas de las enfermedades más comúnmente relacionadas con la obesidad:
- Enfermedades cardiovasculares: La obesidad aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón, como la hipertensión arterial, enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular.
- Diabetes tipo 2: Existe una fuerte asociación entre la obesidad y el desarrollo de diabetes tipo 2. El exceso de grasa corporal dificulta la acción de la insulina y aumenta la resistencia a esta hormona, lo que puede llevar al desarrollo de diabetes .
- Enfermedades respiratorias: La obesidad se asocia con trastornos respiratorios, como el síndrome de apnea del sueño, que provoca interrupciones en la respiración durante el sueño.
- Enfermedades del hígado graso no alcohólico: La acumulación de grasa en el hígado debido a la obesidad puede causar inflamación y daño hepático, lo que se conoce como enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA).
- Trastornos del aparato locomotor: El exceso de peso ejerce una presión adicional sobre las articulaciones, lo que aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades como la osteoartritis y la artrosis.
- Cáncer: La obesidad se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, como el cáncer de mama, colon, riñón, páncreas y esófago, entre otros.
- Enfermedades metabólicas: La obesidad se asocia con alteraciones metabólicas, como el síndrome metabólico, que incluye hipertensión arterial, niveles elevados de glucosa en sangre, dislipidemia y resistencia a la insulina.
Isadora | Lunes, 19 de Junio de 2023 a las 04:14:25 horas
Que les importa que los pobres tengan más probabilidades de padecer obesidad? Son candidatos perfectos para dejarlos fuera del mercado laboral, clientes de la farmamafia, votantes,etc,etc..o es que el ministerio de consumo no ha permitido y legalizado las salas de juego, en barrios de clase "media" baja?? Todo un despropósito y una farsa
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