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Lunes, 29 de Mayo de 2023 Tiempo de lectura:

VINICIUS, EL NEGRO DESAFIANTE QUE NOS SACA DE NUESTRAS CASILLAS

"Vinicius Jr: Un Símbolo en el Espejo Roto de la Tolerancia"

"Bajo la capa de un moderno estado-nación, en las intrincadas calles de la histórica España, se gesta una paradoja donde se cuestiona la existencia del racismo. A través del espejo de su historia y la realidad contemporánea, emerge una contradicción tan penetrante como el perfume de sus naranjos".

    

    Como si de una sombra taciturna se tratara, el racismo se disfraza de benevolencia y justificación, pero no deja de ser un manto espeso que asfixia la justicia y la igualdad. Se filtra en nuestra vida cotidiana, apretando sus garras frías en la libertad de aquellos a los que hemos calificado como "otros".

 

 

     La ira racista, incendiaria y despiadada suele encontrar su espita liberadora en la arena de los campos fútbol, donde Vinicius Jr. se convierte en el blanco de un odio irracional, primitivo. Es en este escenario donde se expone con toda crudeza la doble moral que sigue perviviendo en la sociedad española.

 

 

     ¿Cuál es la diferencia que hay entre él y los otros jugadores de tez más oscura que compiten en el mismo césped, a los que no se les insulta?  Ciertas voces insisten en que Vinicius Jr. es el causante de sus propias desdichas. Mantienen que su actitud, su falta de sumisión, provocan la ira de las multitudes. Como si la insolencia por sí misma justificara la injusticia, como si el hecho de no esconderse, de no guardar la cabeza bajo el ala, justificara el abuso.

 

 

     La historia de este futbolista, sin embargo, no es más que una gota en el océano del sufrimiento causado por el racismo, una pequeña chispa en la combustión lenta del prejuicio y la discriminación que   afecta a millones. El gen del racismo ha estado presente en todos los imperios, incluido el español. Han negociado con vidas humanas, han impuesto sus creencias, ha asesinado y explotado en nombre de sus propias ambiciones. Pero a pesar de todo, transcurrido el tiempo sigue  negándose a reconocer su culpa.

 

 

     En el otro extremo de la balanza, España recibe con los brazos abiertos a las élites latinoamericanas, a los arios alemanes que ocupan Mallorca, a legión de  británicos alcohólicos a los que se les perdona todo, a los jeques árabes que no se sabe por arte de qué, dejan de ser calificados automáticamente con el calificativo despectivo de "moros".  Parece haber un círculo privilegiado en la cima de la pirámide racial, donde los prejuicios son ignorados y la xenofobia, inconcebible. Aquí, la complicidad y el racismo comparten el mismo rostro, revelando su doble estándar.

 

 

    La hipócrita fachada de tolerancia de España es una máscara que se desmorona, dejando al descubierto una realidad insidiosa. No importa cuánto se insista en lo contrario, el gen del racismo no puede ser ignorado. La realidad de su historia y sus acciones presentes están ahí, visibles para todo aquel que se atreva a mirar.

 

 

    En la lucha contra este mal, la educación antirracista se presenta como una necesidad ineludible. Sólo a través de la conciencia y la comprensión se puede empezar a descomponer el nudo de prejuicios y discriminación que persiste en la sociedad de este país. Sin este esfuerzo, la negación continuará, el racismo seguirá siendo un fantasma silencioso que se pasea libremente por nuestra vida cotidiana.

 

 

    El espejo de la sociedad española, al igual que el de muchas otras, refleja la lucha eterna entre la negación y la realidad. Como en un cuento interminable de Gabriel García Márquez, esta lucha se desarrolla bajo el sol ardiente y en las sombras de los estadios de fútbol, en las calles adoquinadas y en las lujosas oficinas de las corporaciones. La dualidad se manifiesta en la aceptación de ciertas figuras extranjeras mientras se rechaza a otros, en el amor ciego al fútbol mientras se desprecia a los jugadores de color, en la perpetuación de los estereotipos mientras se proclama la lucha contra el racismo.

 

 

    Pero este relato no es solo el de España. Es la historia de un mundo que aún carga con el legado del racismo, del etnocidio, de la explotación y la violencia. Un mundo que se esfuerza por borrar su pasado, pero que sigue adivinando sus propios fantasmas en cada rincón.  

 

 

    La negación del racismo no hace más que alimentar el fuego del prejuicio, hacer eco de las viejas creencias en la superioridad étnica y racial. Así como el colonialismo dejó cicatrices indelebles en la tierra y en la memoria colectiva, el racismo sigue marcando las vidas de aquellos que son considerados "otros"

 

 

  Aquellos que perpetúan este mito de superioridad son cómplices del daño que causan. Son ellos quienes construyen muros en Melilla, llamando luego "vallas" a lo que en realidad  no es más que una barrera de desprecio. Son ellos quienes fomentan la xenofobia y el miedo hacia los inmigrantes, pintándolos como una amenaza para la sacrosanta civilización occidental.

 

 

     Vinicius Jr. es solo un rostro en la multitud de aquellos que sufren a causa de esta mentalidad. Pero es también un recordatorio de la lucha que hay que librar, del cambio que hay que efectuar, de la educación que se necesita para erradicar las ondas raíces   de la ignorancia y el prejuicio que todavía cubren nuestro subsuelo mental.

 

 

   La lucha antirracista no es una lucha que pueda librarse en silencio. Es una lucha que requiere voz, acción y valor. 

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  • Maribel Santana

    Maribel Santana | Lunes, 29 de Mayo de 2023 a las 12:12:24 horas

    La lucha no es por el color sino por la clase a la que representa. No es igual la lucha antirracista del muro de Melilla, que la de los estadios de futbol de los capitalistas como Florentino Pérez que fue el primero que enarbolo la bandera de a la voz en la consigna " vinicius somos todos" o "somos antirracista" entre otras. Vinicius es un privilegiado dentro de su opresión como negro, pero pertenece a otra clase social que no cambiaria por muchos negros que asesinaran en este mundo. Asi que mas clase social y menos color. Otros colores como el blanco, amarillo, rojo y el arcoiris empezo es explotado por los capitalistas y no se habla de clase.
    A vinicius solo le interesa el color.
    Y racistas los hay de todos: explotadores, incultos, ignorantes, masas tontas anuladas que tambien son negra, los policias negros matan a los negros pobres y que????

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