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Miércoles, 24 de Mayo de 2023 Tiempo de lectura:

ECONOMÍA A LO CLARO: EL FMI, LA OMC Y EL BANCO MUNDIAL PRONOSTICAN UNA DÉCADA ECONÓMICA PELIGROSAMENTE FATAL

"El fin de la globalización: los cambios en el sistema capitalista mundial traen incertidumbre e inestabilidad."

En un escenario de creciente preocupación económica global, tres de las principales instituciones económicas mundiales - el FMI, la OMC y el Banco Mundial - emiten una señal de alarma de lo que podría ser una "década perdida". Este análisis apunta a un periodo de crecimiento económico nulo y a la aparición de desafíos económicos significativos. En este marco, los más afectados no será la cúspide económica, sino base de la pirámide social: los trabajadores y aquellos expulsados del mercado laboral.

 

 

POR CÁNDIDO GÁLVEZ PARA CANARIAS SEMANAL

 

    El Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio y el Banco Mundial han hecho sonar sus sirenas de alarma, advirtiendo de que se avecina una situación económica global extremadamente delicada. Vienen a decir en pocas palabras, que durante los diez próximos años nos vamos a pesar con enconadas curvas.

 

    Posiblemente, a aquellos para los que los temas económicos no son su fuerte, ni forman parte de sus intereses cotidianos, estas advertencias no les dirán mucho. Pero las instituciones citadas constituyen los vértices del sistema capitalista que actualmente rige el mundo. Sus voces de alarma significan que algún tipo de conmoción económica se está aproximando.

 


 EL DESPERTAR DE LAS ALARMAS ECONÓMICAS GLOBALES

 

    En este artículo vamos a tratar de explicar de manera sencilla qué es lo que realmente está sucediendo.

     Imagínate por un momento una alerta meteorológica que pronostica una tormenta. Eso es lo que ha hecho el Banco Mundial con la llamada economía global. Nos ha advertido sobre la posibilidad de que se avecina una "década perdida". Es decir, diez años de bajo un nulo crecimiento económico. Los síntomas están claros. En enero de este año, el BM rebajó su previsión de crecimiento mundial para 2023 a un 1,7% desde su pronóstico anterior del 3%.

 

     De manera similar, la Organización Mundial del Comercio  ha pronosticado que el comercio mundial de mercancías solo crecerá un 1,7% este año, una baja desde el promedio del 2,8% experimentado desde 2008. Y para rematar, el Fondo Monetario Internacional ha anunciado su peor pronóstico de crecimiento a mediano plazo desde 1990.

 

     Todo nos está sugiriendo que el barco de la economía global, sacudido por una pandemia, inflación galopante, un conflicto bélico en Europa y problemas bancarios, podría estar entrando en aguas realmente turbulentas.

 

     Hace un par de años, nos prometieron que la subida de precios era temporal y causada por interrupciones en las cadenas de suministro globales debido a la pandemia y, después, a la guerra en Ucrania. Sin embargo, la inflación persiste y las medidas tomadas para combatirla, como aumentar las tasas de interés, no han sido tan efectivas como se esperaba.

 

     Si incluso tres de las instituciones más destacadas del mundo económico pronostican incertidumbre e inestabilidad, es porque estamos atravesando una época de grandes cambios en el sistema capitalista mundial. Estamos dejando atrás una era marcada por la “globalización”, en la que el capital podía moverse libremente por todo el mundo, los mercados se abrían a nuevas zonas y productos y las barreras comerciales se reducían.

 

     Hoy, nos encontramos en un momento crítico. El futuro de la economía global es incierto y los desafíos son enormes. Sin embargo, también se trata de una oportunidad para reflexionar sobre las lecciones aprendidas y buscar nuevas formas de construir una economía más equitativa y sostenible.

 

INCERTIDUMBRE Y CAMBIOS EN EL SISTEMA CAPITALISTA MUNDIAL

 

      Imagina por un momento que el capitalismo es como un árbol enorme. Durante la época de la globalización, que duró más de dos décadas, ese árbol creció y se expandió de manera impresionante, dando muchos frutos (beneficios) en su cima (las partes más ricas de la sociedad). Sin embargo, muy pocos de estos frutos llegaban al suelo, a la mayoría de nosotros, a las personas comunes y corrientes, lo que generaba desigualdades enormes en la distribución de la riqueza.

 

     Pero en 2007-2009, una gran tormenta, la crisis económica, sacudió el árbol y lo dejó debilitado. Esta tormenta fue causada en parte porque mucha de la riqueza que se había acumulado se usó de manera irresponsable, e incluso delictiva, en inversiones muy arriesgadas, que finalmente fallaron.

 

     Tradicionalmente, después de una tormenta de este tipo, lo que sucede es lo que el economista Joseph Schumpeter llamó "destrucción creativa". Es decir, se eliminan todas las partes dañadas del árbol (los "activos" tóxicos que quedan tras un desplome), para permitir un nuevo crecimiento. Eso suele implicar que todos sufren: los pobres y los trabajadores, pero también llega a afectar en menor medida, a los ricos y las empresas.

 

     Sin embargo, después de la crisis de 2007-2009, los expertos financieros intentaron proteger el árbol sin eliminar todas las partes dañadas. Creían que podían usar sus herramientas financieras para "inflar" nuevamente el árbol y hacerlo crecer, sin tener que sufrir la "destrucción creativa". Los bancos centrales gastaron muchísimo dinero para comprar los "activos" dañados y mantenerlos seguros hasta que pudieran recuperarse.

 

     Además, crearon una especie de "riego" de dinero gratis, con tasas de interés muy bajas, para ayudar a las empresas a sobrevivir. Pero en realidad, solo lograron retrasar lo inevitable. Hoy, se ve que esos esfuerzos no han dado los resultados que algunos esperaban.

 

      No sabemos qué sucederá después de que termine esta época de globalización. Pero lo que sí vemos es que el mundo se está volviendo cada vez más incierto y belicosamente conflictivo. Muchas personas están descontentas con la situación actual y están apoyando movimientos políticos que promueven el nacionalismo y la protección de sus propios intereses.

 

     En muchos países, los gobiernos están adoptando posturas más agresivas y defensivas. Y las reglas y acuerdos que se habían establecido en las últimas décadas están empezando a desmoronarse. El mundo se está volviendo más caótico y los conflictos se están multiplicando.

 

     Durante estas últimas décadas, los grandes países capitalistas trataban de cooperar entre ellos en una suerte de win win, tratando de encontrar soluciones mutuamente beneficiosas para todos participaban en el negocio. Pero ahora, la mentalidad está cambiando hacia una especie de "agarra lo que puedas".

 

 
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