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Martes, 23 de Mayo de 2023 Tiempo de lectura:

EL "SUICIDIO ASISTIDO", LA ALTERNATIVA CANADIENSE PARA LOS POBRES

Más de una cuarta parte de los encuestados canadienses ve la pobreza y la falta de vivienda como razones válidas para solicitar el "suicidio asistido."

La percepción de los canadienses sobre el suicidio asistido despierta preocupación. Según una reciente encuesta de Research Co, si bien una gran mayoría apoya la práctica en circunstancias específicas, un porcentaje considerable cree que la pobreza y la falta de vivienda son motivos suficientes para solicitarla(...)

    

REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL / PRENSA INTERNACIONAL

 

    Una encuesta reciente realizada en Canadá reveló datos impactantes sobre la percepción de la población respecto al suicidio asistido. Según los resultados, más del 73% de los encuestados está a favor de esta práctica en ciertas circunstancias específicas. Pero lo que llama la atención es que más del 25% de los canadienses apoya el suicidio asistido para personas en situación de pobreza.

 

 

[Img #75277]     El sondeo, llevado a cabo por Research Co, revela que aquellos a favor de la eutanasia consideran que ciertas condiciones deben cumplirse para proceder al suicidio asistido. Estas incluyen el reconocimiento por parte de los servicios estatales de salud, la mayoría de edad (18 años), capacidad mental, una condición médica grave e irreversible, solicitud voluntaria sin presiones externas y un consentimiento informado para recibir el tratamiento que conduzca a la muerte.

 

      Sin embargo, lo sorprendente es que el estudio también mostró que un porcentaje considerable de los encuestados considera que vivir en la calle o estar en situación de pobreza son motivos suficientes para solicitar el suicidio asistido. Un 28% de los entrevistados cree que la falta de vivienda es una razón válida, mientras que un 27% incluye a la pobreza en esta categoría.

 

     Además, la encuesta revela que un 11% de los consultados está fuertemente de acuerdo con permitir el suicidio asistido para personas sin hogar, y un 17% también está de acuerdo moderadamente. En contraste, un 43% se muestra enérgicamente en desacuerdo. En el caso de la pobreza, las cifras son similares, con un 11% y un 16% a favor, respectivamente, y un 44% en contra.

 

    Estos preocupantes resultados ponen de relieve el debate en torno a la ley canadiense de suicidio asistido. Dos casos recientes de mujeres que optaron por poner fin a sus vidas debido a condiciones de vida deplorables han generado un intenso debate en el país. Estos casos han llevado a muchos a cuestionar la atención que se brinda a los ciudadanos más vulnerables y a plantear interrogantes sobre la aplicación de las leyes de suicidio asistido.

 

    Algunos críticos señalan que Canadá presenta deficiencias en cuanto a la atención social, con bajos niveles de acceso a cuidados paliativos y largas listas de espera en el sistema de salud público. Argumentan que la falta de vivienda adecuada no debería considerarse un criterio válido para acceder a la ayuda médica para morir. Por otro lado, expertos médicos y legales advierten que estos casos están siendo utilizados por opositores al suicidio asistido como una forma de socavar la ley, en lugar de buscar soluciones para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidades.

 

   El suicidio asistido fue legalizado en Canadá en 2016 y desde entonces ha habido modificaciones en los criterios de elegibilidad. En 2021, se aprobó la exclusión de personas con enfermedades mentales a partir de marzo de 2023. Actualmente, se está considerando permitir la aplicación de la eutanasia a menores de 18 años.

 

    La encuesta revela, en definitiva, una profunda división de opiniones en Canadá en cuanto al suicidio asistido. Aunque la mayoría de los encuestados está a favor de esta práctica en determinadas circunstancias, resulta preocupante que un porcentaje significativo de la población considere que la falta de vivienda o la pobreza son motivos suficientes para solicitar el suicidio asistido.

 

   Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de un debate más profundo sobre los límites y las condiciones bajo las cuales se permite el suicidio asistido. Es importante analizar cómo se aplican las leyes y cómo se garantiza que aquellos que buscan el suicidio asistido realmente cumplen con los criterios médicos necesarios.

 

     Además, se debe prestar atención a las cuestiones sociales y económicas subyacentes que contribuyen a la percepción de que vivir en la calle o en la pobreza justifica el acceso al suicidio asistido. Estas situaciones reflejan la vulnerabilidad de ciertos grupos de la población y la necesidad de abordar los problemas estructurales que perpetúan la desigualdad y la falta de oportunidades.

 

 

    Es fundamental que las políticas gubernamentales se enfoquen en proporcionar un apoyo integral a las personas en situación de vulnerabilidad, brindando acceso a viviendas asequibles, servicios de salud adecuados y oportunidades para mejorar su calidad de vida. La promoción de la salud mental, la prevención del suicidio y el fortalecimiento de los sistemas de apoyo son aspectos fundamentales que deben abordarse para abordar de manera efectiva este tema complejo.

 

     En última instancia, la sociedad canadiense enfrenta el desafío de equilibrar los derechos individuales de las personas a decidir sobre su propia vida con la responsabilidad de proteger a los más vulnerables y garantizar una sociedad justa y solidaria. El debate sobre el suicidio asistido y su regulación debe continuar, promoviendo un diálogo informado y respetuoso que busque soluciones equitativas y sostenibles para todos los ciudadanos.

 

 

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LOS COMUNISTAS PORTUGUESES CONTRA LA EUTANASIA

 El diputado comunista Antonio Filipe explicó al periódico británico  Morning Star las razones por las que los comunistas portugueses se opusieron a apoyar en el Parlamento la aprobación de la eutanasia ,  
"La eutanasia  no un signo de progreso sino un paso hacia atrás de la civilización con profundas implicaciones sociales, de conducta y éticas.

"En un contexto en el que el valor de la vida humana con frecuencia se condiciona  a criterios de utilidad social, interés económico, responsabilidades familiares y cargas o gasto público, la legalización de la muerte temprana agregaría un nuevo conjunto de problemas.

"En primer lugar, acelerando la muerte de aquellos a quienes la sociedad se niega a responder y apoyar en situaciones de fragilidad y necesidad. Ante el sufrimiento humano, la solución no es despojar a la sociedad de la responsabilidad promoviendo la muerte prematura sino garantizar las condiciones para una vida digna "

 
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