
LA UE QUIERE DIGITALIZAR NUESTRAS IDENTIDADES. ¿HACIA UN FUTURO SIN PRIVACIDAD?
¿Qué implica realmente la digitalización de nuestros documentos de identidad para la vida cotidiana que prepara la Comision Europea encabezada por Ursula vande der Layer?
El pasaporte digital, presentado como un avance hacia la eficiencia y el ahorro de tiempo, oculta un lado más oscuro: la vigilancia masiva. Este nuevo sistema, impulsado por la Unión Europea, podría transformar profundamente nuestra relación con la privacidad y el control sobre nuestros propios movimientos.
POR JORDI CRUZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
El número de personas que viven sin documentos oficiales que acrediten su identidad asciende a mil millones en todo el mundo. Sin embargo, una nueva propuesta de la Unión Europea (UE) podría cambiar radicalmente este panorama. No solo para aquellos que no tienen papeles, sino también para todos nosotros.
Según los planes de la Comisión Europea, el pasaporte digital está más cerca de convertirse en una realidad, y para muchos esto no solo significará un cambio de formato en los documentos de identidad, sino un cambio profundo en la manera en que vivimos. Con el pretexto de mejorar la seguridad y la eficiencia en los viajes y trámites administrativos, se presenta la digitalización de la identidad como una solución innovadora.
Pero, ¿qué implica realmente esta transformación para nuestra vida cotidiana? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Y, más importante aún, ¿qué está realmente en juego con este tipo de proyectos?
1. LOS PRECEDENTES: EL CAMINO HACIA LA DIGITALIZACIÓN DE LA IDENTIDAD
La tendencia hacia la digitalización no es nueva, aunque la pandemia de COVID-19 la aceleró enormemente. Las medidas de distanciamiento social y la necesidad de gestionar de manera remota una serie de actividades diarias, como el trabajo, la salud o la educación, impulsaron un uso masivo de herramientas digitales. Pero el control sobre la identidad personal y su digitalización se remonta a décadas anteriores.
Desde la introducción de los pasaportes biométricos, la tecnología ha ido avanzando para integrar más información personal en dispositivos electrónicos.
En países como Estonia, pionero en la digitalización estatal, los ciudadanos ya utilizan una identidad digital para acceder a una amplia gama de servicios. Los sistemas de control de fronteras, con escáneres biométricos que reconocen rostros o huellas digitales, están presentes en muchos aeropuertos alrededor del mundo. La UE, preocupada por la eficiencia y seguridad en sus fronteras, ha impulsado durante los últimos años proyectos de identificación digital, consolidando así un escenario donde el control de las personas y sus movimientos estarán cada vez más centralizados y fuera de un posible control.
La reciente propuesta de pasaportes digitales por parte de la Comisión Europea, que se presentó el 8 de octubre de 2023, marca un nuevo hito en este camino. La idea de desmaterializar los documentos de identidad, sustituyéndolos por aplicaciones móviles, no surge de la nada, sino que responde a una tendencia de control estatal y vigilancia que ha ido cobrando fuerza en todo el mundo.
2. ¿EN QUÉ CONSISTE EL NUEVO MODELO DE IDENTIFICACIÓN DIGITAL?
El proyecto de la UE para implementar un pasaporte digital tiene varios niveles. El primer paso, según lo propuesto, consiste en incorporar microchips electrónicos en los documentos existentes. Estos microchips contendrán toda la información necesaria para identificar a los ciudadanos, permitiendo que sus titulares puedan ser reconocidos a través de lectores autorizados.
Sin embargo, la novedad no termina ahí. El objetivo final es que el teléfono móvil se convierta en el único documento de identificación necesario para viajar, trabajar o acceder a servicios públicos y privados. La aplicación móvil propuesta contendrá datos biométricos y personales del usuario, facilitando los trámites en fronteras, aduanas, e incluso en actividades cotidianas como acceder a cuentas bancarias, certificados profesionales o servicios de salud.
Este modelo, además, no solo está pensado para facilitar el acceso a servicios; en su base está el control exhaustivo de los movimientos de la población. Cada vez que se utilice esta identificación digital, quedará un registro detallado de la ubicación y la actividad de la persona, centralizando toda esa información en bases de datos estatales o privadas. Aunque la Comisión Europea asegura que la seguridad y privacidad estarán garantizadas, lo cierto es que cualquier sistema digital conlleva riesgos de seguridad, como la piratería o la filtración de datos, como precisamente se ha podido constatar en los frecuentes casos de vulnerabilidad que se han producido en las redes de grandes Bancos, entidades oficiales, grandes corporaciones, etc.
3. ¿QUÉ SIGNIFICARÍA ESTE PROYECTO PARA NUESTRA VIDA COTIDIANA?
Si el pasaporte digital se convierte en una realidad, la vida cotidiana cambiará de varias maneras. Por un lado, el proceso de identificación en aeropuertos, bancos y servicios públicos podría simplificarse. No más largas colas en las aduanas, menos papeleo para realizar trámites, y una mayor comodidad para acceder a servicios desde el móvil.
Sin embargo, la dependencia de la tecnología también genera nuevos problemas. Quienes no posean un teléfono inteligente o no tengan acceso a una conexión estable a Internet quedarán excluidos de este sistema. Además, la vulnerabilidad de los dispositivos móviles a ataques informáticos plantea serias preocupaciones. El hecho de que toda nuestra información personal, desde la salud hasta los datos bancarios, esté concentrada en un solo dispositivo, crea una fragilidad nunca vista antes.
La pérdida de la privacidad es otro aspecto crucial. Con cada movimiento registrado, la libertad de desplazamiento sin ser vigilados se reduciría drásticamente. Este proyecto abre la puerta a una vigilancia masiva de los ciudadanos, con gobiernos y empresas accediendo a detalles de nuestras vidas que antes eran privados. El problema no es solo técnico, sino ético y político.
4. ¿EXISTEN PAÍSES DONDE YA SE APLIQUE?
Algunos países ya han dado pasos en esta dirección, como Estonia, que desde 2002 ha desarrollado un sistema de identificación digital para sus ciudadanos. Este modelo permite acceder a servicios gubernamentales, votar en elecciones y firmar documentos legalmente desde cualquier lugar del mundo. Otros países como Suecia y Dinamarca también han experimentado con identidades digitales, principalmente en el sector bancario y de salud.
En Asia, China ha implementado un sistema de crédito social que vincula la identidad digital con un sistema de recompensas y sanciones según el comportamiento de los ciudadanos. Este tipo de control digital ha sido ampliamente criticado por su potencial uso para restringir libertades y derechos humanos básicos.
5. ¿QUÉ HAY DETRÁS DE TODO ELLO?
Detrás de la promesa de una mayor eficiencia y comodidad, el proyecto de digitalización de la identidad tiene implicaciones profundas. La concentración de datos en manos de gobiernos y corporaciones puede dar lugar a una vigilancia sin precedentes. La historia ha demostrado que la tecnología puede ser usada no solo para facilitar la vida, sino también para controlar y reprimir.
En resumen, aunque la tecnología promete avances, también nos coloca ante una encrucijada: ¿deseamos vivir en un mundo donde cada aspecto de nuestra vida esté registrado y controlado? El pasaporte digital puede ser un paso más hacia una sociedad donde la libertad de movimiento y la privacidad son sacrificadas en nombre de la eficiencia.
El pasaporte digital puede parecer un avance inofensivo, incluso útil. Sin embargo, sus implicaciones van mucho más allá de simplificar el cruce de fronteras o mejorar la burocracia. El proyecto plantea preguntas fundamentales sobre el control de nuestras vidas, la protección de la privacidad y las libertades individuales.
Mientras que algunos países ya han avanzado en esta dirección, otros aún deben decidir hasta dónde quieren llegar en este proceso de digitalización total. ¿Estamos dispuestos a sacrificar nuestra intimidad y libertad en nombre de la eficiencia tecnológica?
POR JORDI CRUZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
El número de personas que viven sin documentos oficiales que acrediten su identidad asciende a mil millones en todo el mundo. Sin embargo, una nueva propuesta de la Unión Europea (UE) podría cambiar radicalmente este panorama. No solo para aquellos que no tienen papeles, sino también para todos nosotros.
Según los planes de la Comisión Europea, el pasaporte digital está más cerca de convertirse en una realidad, y para muchos esto no solo significará un cambio de formato en los documentos de identidad, sino un cambio profundo en la manera en que vivimos. Con el pretexto de mejorar la seguridad y la eficiencia en los viajes y trámites administrativos, se presenta la digitalización de la identidad como una solución innovadora.
Pero, ¿qué implica realmente esta transformación para nuestra vida cotidiana? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Y, más importante aún, ¿qué está realmente en juego con este tipo de proyectos?
1. LOS PRECEDENTES: EL CAMINO HACIA LA DIGITALIZACIÓN DE LA IDENTIDAD
La tendencia hacia la digitalización no es nueva, aunque la pandemia de COVID-19 la aceleró enormemente. Las medidas de distanciamiento social y la necesidad de gestionar de manera remota una serie de actividades diarias, como el trabajo, la salud o la educación, impulsaron un uso masivo de herramientas digitales. Pero el control sobre la identidad personal y su digitalización se remonta a décadas anteriores.
Desde la introducción de los pasaportes biométricos, la tecnología ha ido avanzando para integrar más información personal en dispositivos electrónicos.
En países como Estonia, pionero en la digitalización estatal, los ciudadanos ya utilizan una identidad digital para acceder a una amplia gama de servicios. Los sistemas de control de fronteras, con escáneres biométricos que reconocen rostros o huellas digitales, están presentes en muchos aeropuertos alrededor del mundo. La UE, preocupada por la eficiencia y seguridad en sus fronteras, ha impulsado durante los últimos años proyectos de identificación digital, consolidando así un escenario donde el control de las personas y sus movimientos estarán cada vez más centralizados y fuera de un posible control.
La reciente propuesta de pasaportes digitales por parte de la Comisión Europea, que se presentó el 8 de octubre de 2023, marca un nuevo hito en este camino. La idea de desmaterializar los documentos de identidad, sustituyéndolos por aplicaciones móviles, no surge de la nada, sino que responde a una tendencia de control estatal y vigilancia que ha ido cobrando fuerza en todo el mundo.
2. ¿EN QUÉ CONSISTE EL NUEVO MODELO DE IDENTIFICACIÓN DIGITAL?
El proyecto de la UE para implementar un pasaporte digital tiene varios niveles. El primer paso, según lo propuesto, consiste en incorporar microchips electrónicos en los documentos existentes. Estos microchips contendrán toda la información necesaria para identificar a los ciudadanos, permitiendo que sus titulares puedan ser reconocidos a través de lectores autorizados.
Sin embargo, la novedad no termina ahí. El objetivo final es que el teléfono móvil se convierta en el único documento de identificación necesario para viajar, trabajar o acceder a servicios públicos y privados. La aplicación móvil propuesta contendrá datos biométricos y personales del usuario, facilitando los trámites en fronteras, aduanas, e incluso en actividades cotidianas como acceder a cuentas bancarias, certificados profesionales o servicios de salud.
Este modelo, además, no solo está pensado para facilitar el acceso a servicios; en su base está el control exhaustivo de los movimientos de la población. Cada vez que se utilice esta identificación digital, quedará un registro detallado de la ubicación y la actividad de la persona, centralizando toda esa información en bases de datos estatales o privadas. Aunque la Comisión Europea asegura que la seguridad y privacidad estarán garantizadas, lo cierto es que cualquier sistema digital conlleva riesgos de seguridad, como la piratería o la filtración de datos, como precisamente se ha podido constatar en los frecuentes casos de vulnerabilidad que se han producido en las redes de grandes Bancos, entidades oficiales, grandes corporaciones, etc.
3. ¿QUÉ SIGNIFICARÍA ESTE PROYECTO PARA NUESTRA VIDA COTIDIANA?
Si el pasaporte digital se convierte en una realidad, la vida cotidiana cambiará de varias maneras. Por un lado, el proceso de identificación en aeropuertos, bancos y servicios públicos podría simplificarse. No más largas colas en las aduanas, menos papeleo para realizar trámites, y una mayor comodidad para acceder a servicios desde el móvil.
Sin embargo, la dependencia de la tecnología también genera nuevos problemas. Quienes no posean un teléfono inteligente o no tengan acceso a una conexión estable a Internet quedarán excluidos de este sistema. Además, la vulnerabilidad de los dispositivos móviles a ataques informáticos plantea serias preocupaciones. El hecho de que toda nuestra información personal, desde la salud hasta los datos bancarios, esté concentrada en un solo dispositivo, crea una fragilidad nunca vista antes.
La pérdida de la privacidad es otro aspecto crucial. Con cada movimiento registrado, la libertad de desplazamiento sin ser vigilados se reduciría drásticamente. Este proyecto abre la puerta a una vigilancia masiva de los ciudadanos, con gobiernos y empresas accediendo a detalles de nuestras vidas que antes eran privados. El problema no es solo técnico, sino ético y político.
4. ¿EXISTEN PAÍSES DONDE YA SE APLIQUE?
Algunos países ya han dado pasos en esta dirección, como Estonia, que desde 2002 ha desarrollado un sistema de identificación digital para sus ciudadanos. Este modelo permite acceder a servicios gubernamentales, votar en elecciones y firmar documentos legalmente desde cualquier lugar del mundo. Otros países como Suecia y Dinamarca también han experimentado con identidades digitales, principalmente en el sector bancario y de salud.
En Asia, China ha implementado un sistema de crédito social que vincula la identidad digital con un sistema de recompensas y sanciones según el comportamiento de los ciudadanos. Este tipo de control digital ha sido ampliamente criticado por su potencial uso para restringir libertades y derechos humanos básicos.
5. ¿QUÉ HAY DETRÁS DE TODO ELLO?
Detrás de la promesa de una mayor eficiencia y comodidad, el proyecto de digitalización de la identidad tiene implicaciones profundas. La concentración de datos en manos de gobiernos y corporaciones puede dar lugar a una vigilancia sin precedentes. La historia ha demostrado que la tecnología puede ser usada no solo para facilitar la vida, sino también para controlar y reprimir.
En resumen, aunque la tecnología promete avances, también nos coloca ante una encrucijada: ¿deseamos vivir en un mundo donde cada aspecto de nuestra vida esté registrado y controlado? El pasaporte digital puede ser un paso más hacia una sociedad donde la libertad de movimiento y la privacidad son sacrificadas en nombre de la eficiencia.
El pasaporte digital puede parecer un avance inofensivo, incluso útil. Sin embargo, sus implicaciones van mucho más allá de simplificar el cruce de fronteras o mejorar la burocracia. El proyecto plantea preguntas fundamentales sobre el control de nuestras vidas, la protección de la privacidad y las libertades individuales.
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