
PEDRO SÁNCHEZ Y EL "GOLPE DE ESTADO" DE OPERETA EN CARACAS (VÍDEO)
LAS PODEROSAS RAZONES QUE DERROCARON A JUAN GUAIDÓ DE SU "PRESIDENCIA ENCARGADA"
El pasado "Fin de Año" resultó una fecha triste para Juan Guaidó, el inefable "presidente encargado" de una hipotética República venezolana que solo llegó a existir en la cabecita de este mágico "mandatario" y en la de los presidentes Trump, Biden y Pedro Sánchez. El pasado 31 de Diciembre, Guaidó fue incruentamente derrocado por los mismos que habían participado en su ridícula entronización. Entre ellos se encontraba el presidente español Pedro Sánchez. En el reportaje que les ofrecemos, nuestro colaborador Aday Quesada da respuestas a interrogantes tales como ¿en qué consistió el papel desempeñado por Sánchez en la maraña conspirativa? ¿Cuál fue su cometido? ¿Bajo las órdenes de quién actuó el mandatario español?
POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
El pasado fin de año, sin que nadie pudiera llegar a advertirlo, se produjo en Venezuela un incruento y silencioso "golpe de Estado”. A diferencia de lo que habitualmente sucedía en el pasado, en el que los medios de comunicación eran capaces de convertir los "golpes de Estado virtuales” en reales, en esta ocasión, sin embargo, pocos de ellos se han atrevido han a decir esta boca es mía.
Todo se ha cocinado en la trastienda, sin alharacas, impidiendo que se produjera mucha bulla alrededor de un tema que necesariamente traería a la memoria colectiva vergonzosas secuencias históricas que ninguno de sus protagonistas desearían que fueran recordadas ahora.
¿En qué ha consistido ese misterioso "golpe de Estado" caraqueño al que estamos aludiendo? Los exdiputados de la vieja Asamblea opositora decidieron destituir ipso facto y sin contemplaciones a quien, hasta finales de este aciago año del 2022, había ostentado nada menos que el título de "presidente encargado" de la República de Venezuela. De paso, junto con él liquidaron, igualmente, al fantasmagórico Ejecutivo que Juan Guaidó decía estar presidiendo.
A aquellos lectores que hayan podido seguir con atención los acontecimientos que se han producido en Venezuela en el curso de los últimos años, el hecho de que esta suerte de "coup d'état" lograra pasar casi desapercibido, tanto para los medios españoles adscritos a las variopintas corrientes “progres”, como para aquellos otros ultraconservadores que persistentemente han estado exigiendo el derrocamiento a sangre y fuego de la presencia bolivariana en el Ejecutivo de Venezuela, sin duda, les resultará insólito.
LAS PODEROSAS RAZONES QUE DERROCARON A JUAN GUAIDÓ DE SU "PRESIDENCIA ENCARGADA"
¿Qué es lo que ha podido ocurrir en Venezuela y en el mundo para que, de forma tan coordinada, la oposición venezolana, el Ejecutivo español, la Casa Blanca y los medios de comunicación cambiaran tan repentinamente sus respectivas actitudes en relación con Venezuela y su gobierno?
Sin entrar en los detalles del conjunto de factores que han determinado esos cambios de conducta, hay que poner de relieve que el motor de ese "giro copernicano" ha sido la acuciante necesidad de los Estados Unidos, y afines, de nutrirse con urgencia de petróleo venezolano, ante la crisis política y económica que hoy está ahogando todos los ámbitos de la economía internacional. A partir de esa premisa, el lector podrá entender con facilidad todo lo demás. Es decir: qué razones han movido a la otrora incendiaria oposición política venezolana a reentrar en las instituciones y respetar los resultados electorales; a qué misteriosos factores ha obedecido el cambio de actitud hacia Venezuela Venezuela por parte del Gobierno español de Pedro Sánchez; y, finalmente, cuáles han sido las "motivaciones telúricas" para que los medios de comunicación españoles hayan dejado de asociar el fuego del infierno con el Ejecutivo bolivariano de Nicolás Maduro. Esta coordinada unanimidad entre oposición venezolana, presidentes, gobiernos y medios de comunicación ha respondido a una unívoca naturaleza: los intereses políticos y económicos del gran coloso del norte.
SÁNCHEZ, EL "CONSPIRADOR ENCARGADO"
Hace cuatro años, cuando el presidente español Pedro Sánchez, siguiendo las órdenes expresas -o insinuadas- de Donald Trump, lanzó un ultimátum al primer mandatario venezolano, Nicolás Maduro, instándolo a que en espacio de 8 días abandonara la Presidencia de su país, y diera paso a Juan Guaidó, un desconocido testaferro previamente designado por Washington, los medios de comunicación españoles aplaudieron con las orejas el insólito "ultimátum" de su presidente. Algo similar ocurrió con los partidos políticos que figuran en el abanico institucional del sistema, Podemos incluido, que no se abstuvieron a la hora de expresar sus simpatías por la "firmeza" mostrada por Sánchez frente a la "sangrienta dictadura" bolivariana.
El mandatario español había recibido orientaciones expresas desde Washington de ponerse a la cabeza de la "rebelión europea" en contra de la "autocracia bolivariana". El albino de la Casa Blanca, decidido a acabar con las perturbaciones antiimperialistas que le agitaban peligrosamente su "patio trasero" latinoamericano, comprendió que Sánchez podía ser su hombre en Europa, capacitado para ayudar a poner orden en aquel arisco vecindario. Por aquello de la "consanguinidad latina" con los venezolanos, el presidente español debía desempeñar el papel de testaferro de los intereses estadounidenses en el continente europeo, poniendo en marcha desde las instituciones de la UE la máquina expendedora de sanciones económicas, apropiaciones de depósitos bancarios venezolanos y "pronunciamientos institucionales bomba" que obligaran a los venezolanos al doblar la cerviz, nutriendo además de argumentos leguleyos la intervención militar que planeaban ejecutar después.
SÁNCHEZ , EL MISERABLE.
Sánchez, en un demostrado analfabetismo político funcional que ha revalidado posteriormente con su traición al pueblo saharaui, creyó que si Trump se había decidido a solicitar su ayuda obedecía a que en Venezuela ya todo se encontraba "a punto de caramelo" para que el Gobierno de Nicolás Maduro cayera en cuanto al inquilino de la Casa Blanca se decidiera a poner en marcha la batidora de triturar.
Los acontecimientos posteriores han demostrado que Pedro Sánchez se encontraba por aquellos días plenamente convencido de que Maduro podría ser derrocado como consecuencia, bien de una intervención militar encubierta por parte de los Estados Unidos, o bien porque desde el seno mismo de las Fuerzas Armadas venezolanas partiera una iniciativa golpista, alentada y respaldada desde Washington.
Sánchez acertó, a medias, en su primer augurio. Los Estados Unidos, efectivamente, financiaron a contingentes militares mercenarios para que intentaran "remover las aguas" en Venezuela. Pero tal y como había quedado demostrado en Cuba muchas décadas antes, las invasiones asalariadas no suelen resultar exitosas en países donde una buena parte de la sociedad se encuentra movilizada. Tampoco las ilusiones de Sánchez sobre la posibilidad de una fractura en el seno del Ejército se cumplieron , aunque no faltaron reiteradas tentativas por parte de Donald Trump y su equipo para que estas se produjeran.
Pero, sobre todo, lo que falló en los cálculos de Pedro Sánchez fue su incapacidad para comprender la magnitud de la resistencia de los pueblos cuando estos han entendido que sus intereses sociales, políticos y económicos coinciden con las orientaciones de aquellos que los gobiernan, independientemente de los errores o desaciertos que en el proceso puedan cometer.
Cuatro años después de aquel fracasado complot urdido por Trump, y al que Sánchez y sus afines se prestaron miserablemente, al presidente español no le ha quedado otra alternativa que terminar "poniendo los pies en polvorosa", en sus ultimátums y presiones en contra de Nicolás Maduro para que abandonara el Gobierno de su país.
SÁNCHEZ, EL CÍNICO IMPENITENTE
Ha sido el conjunto de las razones descritas por las que el presidente del Gobierno "más progresista de la historia de España" (Pablo Iglesias dixit), en una reciente entrevista concedida a la emisora colombiana W Radio, Sánchez ni siquiera tuvo el valor de ser coherente con las posiciones que había estado defendiendo en relación con Venezuela . Al ser preguntado por los periodistas sobre si continuaba manteniendo que el presidente venezolano Nicolás Maduro era un dictador, respondió, eludiendo la respuesta:
"España ha abogado siempre por la reinstitucionalización democrática de Venezuela" y porque la salida a la crisis en el país "estuviera basada en el diálogo y la celebración de elecciones".
Comoquiera que tratara de evadir la pregunta que directamente le habían formulado, el entrevistador le pidió a Sánchez que, al menos, aclarara a quién consideraba España como presidente legítimo de Venezuela. A Maduro, que fue reelegido en 2018 en unas elecciones que la Unión Europea no reconocía, o a Juan Guaidó, que se autoproclamó presidente en 2019, en su calidad de presidente de la Asamblea Nacional elegida en 2015 en los últimos comicios reconocidos a nivel internacional.
Sánchez, eludiendo nuevamente dar cumplida respuesta a la pregunta que le habían formulado, dijo, con un cinismo que repugna, que:
"se trata de "un debate" en el que España y muchos países europeos reconocieron en su momento a Guaidó como "presidente legítimo”.
"Tenemos ahora una dualidad institucional que tiene que ser resuelta" -añadió- insistiendo en que él "ha abogado siempre por ese diálogo y por la reinstitucionalización democrática venezolana".
Ofrecemos a los lectores de Canarias Semanal un valioso documento histórico en el que este prepotente personaje que es Sánchez, amenazando a aquellos que presume débiles, conminó al presidente del Ejecutivo venezolano a abandonar la presidencia de su país, para la que había sido elegido por su pueblo en unas elecciones en cuyo seguimiento participaron algunos cientos de observadores internacionales.
VÍDEO:
POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
El pasado fin de año, sin que nadie pudiera llegar a advertirlo, se produjo en Venezuela un incruento y silencioso "golpe de Estado”. A diferencia de lo que habitualmente sucedía en el pasado, en el que los medios de comunicación eran capaces de convertir los "golpes de Estado virtuales” en reales, en esta ocasión, sin embargo, pocos de ellos se han atrevido han a decir esta boca es mía.
Todo se ha cocinado en la trastienda, sin alharacas, impidiendo que se produjera mucha bulla alrededor de un tema que necesariamente traería a la memoria colectiva vergonzosas secuencias históricas que ninguno de sus protagonistas desearían que fueran recordadas ahora.
¿En qué ha consistido ese misterioso "golpe de Estado" caraqueño al que estamos aludiendo? Los exdiputados de la vieja Asamblea opositora decidieron destituir ipso facto y sin contemplaciones a quien, hasta finales de este aciago año del 2022, había ostentado nada menos que el título de "presidente encargado" de la República de Venezuela. De paso, junto con él liquidaron, igualmente, al fantasmagórico Ejecutivo que Juan Guaidó decía estar presidiendo.
A aquellos lectores que hayan podido seguir con atención los acontecimientos que se han producido en Venezuela en el curso de los últimos años, el hecho de que esta suerte de "coup d'état" lograra pasar casi desapercibido, tanto para los medios españoles adscritos a las variopintas corrientes “progres”, como para aquellos otros ultraconservadores que persistentemente han estado exigiendo el derrocamiento a sangre y fuego de la presencia bolivariana en el Ejecutivo de Venezuela, sin duda, les resultará insólito.
LAS PODEROSAS RAZONES QUE DERROCARON A JUAN GUAIDÓ DE SU "PRESIDENCIA ENCARGADA"
¿Qué es lo que ha podido ocurrir en Venezuela y en el mundo para que, de forma tan coordinada, la oposición venezolana, el Ejecutivo español, la Casa Blanca y los medios de comunicación cambiaran tan repentinamente sus respectivas actitudes en relación con Venezuela y su gobierno?
Sin entrar en los detalles del conjunto de factores que han determinado esos cambios de conducta, hay que poner de relieve que el motor de ese "giro copernicano" ha sido la acuciante necesidad de los Estados Unidos, y afines, de nutrirse con urgencia de petróleo venezolano, ante la crisis política y económica que hoy está ahogando todos los ámbitos de la economía internacional. A partir de esa premisa, el lector podrá entender con facilidad todo lo demás. Es decir: qué razones han movido a la otrora incendiaria oposición política venezolana a reentrar en las instituciones y respetar los resultados electorales; a qué misteriosos factores ha obedecido el cambio de actitud hacia Venezuela Venezuela por parte del Gobierno español de Pedro Sánchez; y, finalmente, cuáles han sido las "motivaciones telúricas" para que los medios de comunicación españoles hayan dejado de asociar el fuego del infierno con el Ejecutivo bolivariano de Nicolás Maduro. Esta coordinada unanimidad entre oposición venezolana, presidentes, gobiernos y medios de comunicación ha respondido a una unívoca naturaleza: los intereses políticos y económicos del gran coloso del norte.
SÁNCHEZ, EL "CONSPIRADOR ENCARGADO"
Hace cuatro años, cuando el presidente español Pedro Sánchez, siguiendo las órdenes expresas -o insinuadas- de Donald Trump, lanzó un ultimátum al primer mandatario venezolano, Nicolás Maduro, instándolo a que en espacio de 8 días abandonara la Presidencia de su país, y diera paso a Juan Guaidó, un desconocido testaferro previamente designado por Washington, los medios de comunicación españoles aplaudieron con las orejas el insólito "ultimátum" de su presidente. Algo similar ocurrió con los partidos políticos que figuran en el abanico institucional del sistema, Podemos incluido, que no se abstuvieron a la hora de expresar sus simpatías por la "firmeza" mostrada por Sánchez frente a la "sangrienta dictadura" bolivariana.
El mandatario español había recibido orientaciones expresas desde Washington de ponerse a la cabeza de la "rebelión europea" en contra de la "autocracia bolivariana". El albino de la Casa Blanca, decidido a acabar con las perturbaciones antiimperialistas que le agitaban peligrosamente su "patio trasero" latinoamericano, comprendió que Sánchez podía ser su hombre en Europa, capacitado para ayudar a poner orden en aquel arisco vecindario. Por aquello de la "consanguinidad latina" con los venezolanos, el presidente español debía desempeñar el papel de testaferro de los intereses estadounidenses en el continente europeo, poniendo en marcha desde las instituciones de la UE la máquina expendedora de sanciones económicas, apropiaciones de depósitos bancarios venezolanos y "pronunciamientos institucionales bomba" que obligaran a los venezolanos al doblar la cerviz, nutriendo además de argumentos leguleyos la intervención militar que planeaban ejecutar después.
SÁNCHEZ , EL MISERABLE.
Sánchez, en un demostrado analfabetismo político funcional que ha revalidado posteriormente con su traición al pueblo saharaui, creyó que si Trump se había decidido a solicitar su ayuda obedecía a que en Venezuela ya todo se encontraba "a punto de caramelo" para que el Gobierno de Nicolás Maduro cayera en cuanto al inquilino de la Casa Blanca se decidiera a poner en marcha la batidora de triturar.
Los acontecimientos posteriores han demostrado que Pedro Sánchez se encontraba por aquellos días plenamente convencido de que Maduro podría ser derrocado como consecuencia, bien de una intervención militar encubierta por parte de los Estados Unidos, o bien porque desde el seno mismo de las Fuerzas Armadas venezolanas partiera una iniciativa golpista, alentada y respaldada desde Washington.
Sánchez acertó, a medias, en su primer augurio. Los Estados Unidos, efectivamente, financiaron a contingentes militares mercenarios para que intentaran "remover las aguas" en Venezuela. Pero tal y como había quedado demostrado en Cuba muchas décadas antes, las invasiones asalariadas no suelen resultar exitosas en países donde una buena parte de la sociedad se encuentra movilizada. Tampoco las ilusiones de Sánchez sobre la posibilidad de una fractura en el seno del Ejército se cumplieron , aunque no faltaron reiteradas tentativas por parte de Donald Trump y su equipo para que estas se produjeran.
Pero, sobre todo, lo que falló en los cálculos de Pedro Sánchez fue su incapacidad para comprender la magnitud de la resistencia de los pueblos cuando estos han entendido que sus intereses sociales, políticos y económicos coinciden con las orientaciones de aquellos que los gobiernan, independientemente de los errores o desaciertos que en el proceso puedan cometer.
Cuatro años después de aquel fracasado complot urdido por Trump, y al que Sánchez y sus afines se prestaron miserablemente, al presidente español no le ha quedado otra alternativa que terminar "poniendo los pies en polvorosa", en sus ultimátums y presiones en contra de Nicolás Maduro para que abandonara el Gobierno de su país.
SÁNCHEZ, EL CÍNICO IMPENITENTE
Ha sido el conjunto de las razones descritas por las que el presidente del Gobierno "más progresista de la historia de España" (Pablo Iglesias dixit), en una reciente entrevista concedida a la emisora colombiana W Radio, Sánchez ni siquiera tuvo el valor de ser coherente con las posiciones que había estado defendiendo en relación con Venezuela . Al ser preguntado por los periodistas sobre si continuaba manteniendo que el presidente venezolano Nicolás Maduro era un dictador, respondió, eludiendo la respuesta:
"España ha abogado siempre por la reinstitucionalización democrática de Venezuela" y porque la salida a la crisis en el país "estuviera basada en el diálogo y la celebración de elecciones".
Comoquiera que tratara de evadir la pregunta que directamente le habían formulado, el entrevistador le pidió a Sánchez que, al menos, aclarara a quién consideraba España como presidente legítimo de Venezuela. A Maduro, que fue reelegido en 2018 en unas elecciones que la Unión Europea no reconocía, o a Juan Guaidó, que se autoproclamó presidente en 2019, en su calidad de presidente de la Asamblea Nacional elegida en 2015 en los últimos comicios reconocidos a nivel internacional.
Sánchez, eludiendo nuevamente dar cumplida respuesta a la pregunta que le habían formulado, dijo, con un cinismo que repugna, que:
"se trata de "un debate" en el que España y muchos países europeos reconocieron en su momento a Guaidó como "presidente legítimo”.
"Tenemos ahora una dualidad institucional que tiene que ser resuelta" -añadió- insistiendo en que él "ha abogado siempre por ese diálogo y por la reinstitucionalización democrática venezolana".
Ofrecemos a los lectores de Canarias Semanal un valioso documento histórico en el que este prepotente personaje que es Sánchez, amenazando a aquellos que presume débiles, conminó al presidente del Ejecutivo venezolano a abandonar la presidencia de su país, para la que había sido elegido por su pueblo en unas elecciones en cuyo seguimiento participaron algunos cientos de observadores internacionales.
VÍDEO:
Alfredo Vainilla | Miércoles, 04 de Enero de 2023 a las 19:01:01 horas
Mucha gente de izquierda irá a votar a este sujeto en las próximas elecciones generales con una pinza en la nariz. Tragicómico todo.
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