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Lunes, 19 de Septiembre de 2022 Tiempo de lectura:

¿HAN DESAPARECIDO LOS HISTÓRICAMENTE ENCARGADOS DE ENTERRAR AL SISTEMA CAPITALISTA? (Sonorizado)

¿Se extingue la clase obrera tal y como pregonan los intelectuales orgánicos del sistema?

Sostienen machaconamente los integrantes del staff teórico del sistema capitalista, -escribe nuestro colaborador Manuel Medina-, que la clase obrera está en trance de desaparecer del mapa productivo de la sociedad capitalista. Manifiestan, igualmente, que las nuevas tecnologías de la información y las ciencias de la comunicación, han transformado hasta tal punto la faz productiva de nuestro planeta, que la clase social a la que Carlos Marx había atribuido el papel de ser la sepulturera del capitalismo, por su escaso peso en las sociedades actuales más desarrolladas, no podrá realizar esa función. ¿Es eso cierto? ¿Coincide es augurio con los datos que nos proporciona la realidad?

 

 

 

 

 

POR MANUEL MEDINA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-

 

   Hay una idea muy extendida que, de forma machacona, repiten los intelectuales orgánicos del Sistema, según la cual las tecnologías de la información y las Ciencias de la comunicación han transformado totalmente la faz de la producción y las relaciones laborales.

 

   Con objeto de intentar apuntalar esa afirmación, argumentan que la mayoría de los países desarrollados poseen en la actualidad una fuerte economía de servicios. Como ejemplo de lo que dicen recurren al hecho cierto de que, en Europa, el 66% de la población trabajadora está ocupada ya en el sector servicios, mientras en los Estados Unidos esos porcentajes  llegan a alcanzar nada menos que al 79%.

 

    Razonan que, debido a  los cambios que se han producido en la composición de la clase trabajadora, no tiene sentido seguir "anclados" en las mismas ideas sobre esta cuestión que se tenían hace un siglo o dos; que debido a los  drásticos cambios que han conmocionado la estructura de la clase trabajadora habría quedado obsoleto el planteamiento teórico y político que defiende que ésta será la protagonista en la liquidación del sistema capitalista, tal y como previeron los clásicos de los siglos XIX y XX.

 

   Hay incluso un filósofo italiano presuntamente de izquierdas, Antonio Negri, que llega decir, tratando de despreciar a quienes él presume que continúan aferrados a "ideas viejunas":

 

   “Detesto a la gente que dice: "la clase obrera ha muerto, pero la lucha continúa". No. Si la clase obrera ha muerto –y es cierto– todo el sistema que depende de esos equilibrios de fuerzas está en crisis”.

 

    Pero, ¿corroboran los hechos y las estadísticas lo que dicen tanto Negri como como otros intelectuales orgánicos del sistema capitalista? ¿Será realmente cierto que la clase trabajadora ha desaparecido como el gran sujeto que protagonizará las transformaciones sociales por conquistar? ¿A estas alturas del siglo XXI carecerá realmente de sentido la afirmación de que el futuro pertenece a la clase trabajadora?

 

     En torno a este supuesto, el sociólogo belga Peter Mertens, cuya lectura recomiendo encarecidamente a los lectores de Canarias Semanal, realiza, en un artículo titulado “¿El fin de la clase obrera?”, un interesante análisis del  que trataremos de hacer aquí un apretado resumen.

 

     “A comienzos del siglo XX, –escribe Mertens en su [Img #72768]artículo- los grandes monopolios capitalistas empezaron a dominar sectores en cada país. Hoy, un siglo después, esos monopolios no sólo regulan esos sectores a escala nacional, sino que lo hacen a escala mundial. Las fusiones y adquisiciones de compañías estatales han alcanzado una enorme concentración en las últimas décadas. Algunas empresas transnacionales controlan sectores enteros de la economía mundial”.

 

    Según mantiene Mertens, nunca antes en la historia de la humanidad había habido tanta gente trabajando en un solo producto –sea éste un automóvil, un avión o un derivado del petróleo. Las cifras de que disponemos en este sentido, aún pareciendo asombrosas, forman parte del paisaje laboral de nuestros días:

 

      “Entre un cuarto y medio millón de personas está trabajando día a día para alguna de las veinte empresas transnacionales más grandes. Nunca antes en la historia hubo tan pocos protagonistas regulando la producción: han sobrevivido tres en el sector petrolero, seis en la industria automotriz, dos en el mercado del maíz, cuatro en el mercado de soja, seis en la industria agroquímica y dos en la aviación civil”.

 

    En la actualidad - subraya Mertens - este envoltorio está constituido por solo algunos miles de familias, los propietarios privados de las mil empresas transnacionales más grandes que, con estas mil empresas, controlan prácticamente toda la producción mundial.

 

    Estas mismas familias controlan también, directa o indirectamente, el empleo de los cerca de mil millones de personas que venden su fuerza de trabajo y de las familias que dependen de ellas. Controlan, además, la tecnología, la comunicación, el transporte y la organización, que son su propiedad privada. Controlan todo esto, y no en beneficio del desarrollo o del progreso social.

 

 

¿HAN MUERTO "LOS SEPULTUREROS" DEL CAPITALISMO?

 

     Pero, ¿qué fuerza, en el seno de la sociedad, es capaz de romper este dominio sofocante sobre la producción y la vida?, se pregunta Mertens. Para contestarse a continuación:

 

     “Uno de los elementos fundamentales puestos a debate por Carlos Marx y Federico Engels en la naciente Asociación Internacional de Trabajadores fue la idea de que la revolución social sólo podría ser tarea de la misma clase obrera. Los ‘sepultureros’ de este sistema de explotación son los mismos trabajadores, escribieron Marx y Engels en el "Manifiesto Comunista".

 

¿Han muerto o desaparecido esos sepultureros en la actualidad?”

 

LO QUE NOS DICEN LOS DATOS

 

    Los datos, subraya Peter Mertens, resaltan estos tres hechos significativos.

 

      En primer lugar: el empleo en la agricultura disminuyó durante el último medio siglo del 67% al 38,7%. Los agricultores están siendo sistemáticamente arruinados.  En Europa,  ese proceso  se ha ido produciendo a lo largo de los últimos tres siglos. Hoy, en cambio,  ese mismo fenómeno está teniendo lugar a escala mundial.

 

     En segundo lugar: se produce, en efecto, un incremento  del empleo en el sector servicios”. Se observa, paralelamente, un estancamiento e, incluso, un ligero incremento del empleo en el sector industrial a escala mundial. Que este fenómeno tenga estas características no es más que  la expresión de la disminución del empleo industrial en los países desarrollados, así como el de su aumento en otras partes del mundo.

 

       Teniendo como base estos datos estadísticos clásicos, Mertens hace, además, las siguientes cruciales matizaciones en relación con estas estadísticas:

 

       La distinción entre las diferentes actividades económicas es totalmente arbitraria. Lo correcto es distinguir entre sectores primario, secundario y terciario. El sector primario la agricultura, equivaldría a la extracción de recursos de la naturaleza. El sector secundario, la industria, equivaldría a la transformación de la naturaleza. Y el sector terciario, a lo que queda.

 

     Mertens advierte, además, de que de forma deliberada se ha clasificado como “servicios” a numerosos sectores que pertenecen al sector secundario. Se trata de una falsificación nada casual de lo que realmente sucede.

 

 

 ¿CÓMO ESTÁ DIVIDIDA LA SOCIEDAD EN LA ACTUALIDAD?

 

     En el capitalismo encontramos, grosso modo, a tres clases que se escinden en varias capas.

 

    - La clase de los grandes propietarios, que es la poseedora de las empresas, los bienes raíces, las máquinas y la tecnología (patentes). O sea, es  la clase social propietaria de los grandes medios de producción. Esta clase social se adueña de los bienes producidos.

 

- La clase media, que está constituida por los pequeños propietarios y los pequeños productores independientes.

 

    - Y la clase obrera, que es la clase sin medios de producción; y que sólo dispone de su fuerza de trabajo y de su capacidad de trabajo, que  pone a la venta en el mercado laboral. Los parados también forman parte de la clase obrera. Forman una capa específica de la misma, porque su situación les impide inmovilizar o alcanzar la arteria económica del capitalismo. La naturaleza de su situación - desmembrada, desorganizada y separada del proceso productivo- los separa de la función disciplinaria y organizadora que genera el trabajo productivo. Pero ello no significa que los desempleados  se encuentren al margen de la lucha de la clase obrera. (VER ENLACE)

 

 

¿HA CAMBIADO LA ESENCIA DEL CAPITALISMO EL DESARROLLO FORMIDABLE DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS ?

 

   “Es cierto, – escribe Martensque los cambios ocurridos a lo largo de los últimos 10 años en los sectores de la informática y las comunicaciones representan un prodigioso salto adelante en el desarrollo de las fuerzas productivas. Sin embargo, estas revoluciones tecnológicas no se hacen solas".  Están inmersas en el sistema de producción capitalista. La investigación, la informática, el desarrollo y la genética son ahora propiedades privadas.

 

    En la “sociedad del saber” no son “la inteligencia y la imaginación” las que cuentan, sino la apropiación privada del saber mediante patentes de invención y los copyright. Cada vez que un gigante farmacéutico tiene una patente para una medicina se apropia del saber científico desarrollado en los laboratorios universitarios a lo largo de varias generaciones de investigadores… Al encarcelar el saber en patentes, la sociedad renuncia a sus posibilidades intrínsecas de progresar en el plano social.

 

    Los sepultureros del capitalismo, lejos de estar muertos, continúan, por el contrario, peligrosamente "vivitos y coleando" .

 

    La clase trabajadora europea, en un sentido amplio, estaba formada en el año 2002 por 137.5 millones de personas, de los que 2 millones eran trabajadores del campo. Y a escala mundial, hace casi 15 años, había 884 millones de personas asalariadas de las que 85 millones eran trabajadores agrícolas.

 


 (*) Peter Mertens es un sociólogo belga de 50 años de edad.  Es autor de un conocido libro titulado “La clase obrera en la era de las empresas transnacionales. En el año 2009, editó otro libro de su autoría que obtuvo una gran difusión: “Prioridad de izquierda: pistas rojas para salir de la crisis”. El escritor belga Dimitri Verhulst  expresó que el libro  era de “una lectura indispensable” para  estar en condiciones de poder “abrir los ojosante la crisis económica. 

 

 

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  • Maribel Santana

    Maribel Santana | Martes, 20 de Septiembre de 2022 a las 00:56:18 horas

    Los totorotas dicen: “ No hay trabajadores como antes, no trabajan igual que antes, hay muchos parados y precarizado”: Y que ¿?? Acaso determina la cantidad, La forma del trabajo los parados y precarizados en una sociedad capitalista que extrae plusvalía??? No hay clases sociales por tanto luchas de clases donde estamos ahora mismo??Si no existen los sepultureros de la historia, tampoco existe la historia! Entonces en qué mundo estamos viviendo en el de ciencia ficción. Dicen “los trabajadores no tienen conciencia de clase”, y qué si están embrutecidos y cada vez los engañan mas la sofisticación del sistema, por eso no existen???
    Estos nuevos Fukuyama de la vida cada vez son más oligofrénicos.

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