DE CÓMO EL PRESIDENTE JUDÍO DE UCRANIA HIZO LAS PACES CON NEO-NAZIS
El principal donante de Zelensky, el oligarca judío Igor Kolomoisky, lo ha sido también del Batallón Azov y otras milicias extremistas.
Volodymyr Zelensky estrenó la Presidencia de Ucrania prometiendo “resolver el conflicto del Dombas diplomáticamente”. Sin embargo, cedió a la presión de las fuerzas neo-nazis y ahora depende de ellas en el frente de guerra. Mientras tanto, los medios occidentales utilizan la herencia judía de Zelensky para refutar las acusaciones de la influencia nazi en Ucrania.
Por ALEXANDER RUBINSTEIN Y MAX BLUMENTHAL (*) / THE GRAYZONE
(Traducción de Eva Lagunero para Canarias-Semanal.org)
En octubre de 2019, mientras la guerra en el este ucraniano se enternizaba, el presidente del país, Volodymyr Zelensky, viajó a Zolote, población situada en la “zona gris” del Dombas, donde más de 14.000 personas han muerto, la mayoría del lado ruso. Ahí, el presidente se encontró con las unidades paramilitares, veteranos de extrema derecha, que combatían a los separatistas a unos cuantos kilómetros del punto de reunión.
Elegido por haber prometido desescalar las hostilidades con Rusia, Zelensky estaba dispuesto a reforzar la llamada Fórmula Seinmeier, concebida por el entones ministro de exteriores alemán Walter Steinmeier, que convocaba a elecciones en las regiones ruso parlantes del Dombas (Donetsk y Lugansk).
En un encuentro cara a cara con los militantes del neonazi Batallón Azov, que había lanzado una campaña de sabotaje contra la iniciativa de paz llamada “No a la capitulación”, Zelensky se topó con un muro de intransigencia.
Zelensky se desesperaba ante las cámaras apelando a la retirada del frente: “Soy el presidente de este país, tengo 41 años. No soy un perdedor. Vine hasta ustedes y les he dicho: retiren sus armas”, le imploraba a los combatientes.
Al difundirse el video de este tormentoso enfrentamiento en las redes sociales de toda Ucrania, Zelensky se convirtió en objeto de una furiosa reacción.
![[Img #70892]](https://canarias-semanal.org/upload/images/03_2022/2236_zelensky.jpg)
Andriy Biletsky, líder del Batallón Azov, orgulloso fascista que una vez juró “liderar a las razas blancas del mundo en una cruzada final… contra los Untermenschen (sub-humanos) dirigidos por semitas”, dijo que si Zelensky seguía presionando, prometía llevar a Zolote miles de combatientes.
Mientras tanto, un diputado del partido del ex presidente Petro Poroshenko fantaseaba públicamente sobre un Zelensky volado en pedazos por la granada de un militante.
A pesar de que Zelensky logró un acuerdo menor de alto el fuego, los paramilitares neonazis reforzaron su campaña de “No a la capitulación”. Y, en unos meses, el conflicto comenzó a calentarse de nuevo en Zolote, provocando un nuevo ciclo de violaciones a los Acuerdos de Minsk.
Por entonces el Azov ya había sido formalmente incorporado al ejército ucraniano, y su destacamento de vigilancia callejera, conocido como los Cuerpos Nacionales, fue desplegado por todo el país bajo la supervisión del Ministro de Interior, junto a la Policía Nacional.
En diciembre de 2021, se pudo ver a Zelensky entregándole la condecoración “Héroe de Ucrania” a un dirigente del fascista Sector Derecho (Pravy Sektor), en una ceremonia en el parlamento del país.
Se acercaba un conflicto a gran escala con Rusia, y la distancia entre Zelensky y los paramilitares extremistas se reducía rápidamente.
Cuando el presidente ruso Vladimir Putin envió tropas al territorio ucraniano el 24 de febrero, con la alegada misión de “desmilitarizar y desnazificar” el país, los medios estadounidenses se embarcaron en otra misión: negar el poder de los paramilitares neonazis en la esfera política y militar ucraniana.
Tal como insistía la Radio Pública Nacional (NPR), financiada por el gobierno de Washington, “el lenguaje de Putin [sobre la desnazificación] es ofensivo y, de hecho, equivocado”.
En este intento por desviar la atención sobre la influencia del nazismo contemporáneo en Ucrania, los medios estadounidenses hallaron la herramienta más eficaz en la figura de Zelensky, ex estrella televisiva y comediante con trasfondo judío. Este ha sido un papel que el actor convertido a político ha representado con ahínco.
Pero, tal como veremos, Zelensky no sólo les cedió terreno a los neonazis, sino que también les ha otorgado un importante papel en el frente de la guerra de su país contra las fuerzas rusas y pro-rusas.
La identidad judía del presidente como instrumento de los medios occidentales
Horas antes del discurso del presidente Putin el 24 de febrero, donde declaraba la desnazificación como el objetivo de las operaciones rusas, Volodymyr Zelensky, según la BBC, “preguntó cómo un pueblo que ha perdido ocho millones de sus ciudadanos combatiendo a los nazis pudiera apoyar al nazismo”.
Criado en el seno de una familia judía no religiosa en la Unión Soviética de los años 80, en el pasado Zelensky matizó su herencia. “El hecho de que sea judío difícilmente es un ítem más en mi larga lista de faltas”, bromeó en una entrevista realizada en 2019 en la que declinaba profundizar en los detalles de su entorno religioso.
Hoy, mientras las tropas rusas presionan con fuerza en ciudades como Mariupol, que efectivamente estaba bajo el control del Batallón Azov, Zelensky ya no tiene reparo alguno en promover su ascendencia judía.
“¿Cómo podría y ser un nazi?” se preguntaba en voz alta en una intervención pública. Para los medios estadounidenses imbuidos en una guerra total contra Rusia, la identidad religiosa del presidente pasó a ser una herramienta esencial para las relaciones públicas.
Pese a todo, en el despliegue mediático del judío Zelensky, subyace la compleja y la cada vez más estrecha relación del gobierno de Zelensky con las fuerzas neo-nazis, situadas en puestos políticos y militares claves del estado ucraniano, así como el poder que estos fascistas sin careta han ejercido desde que Washington instalara un régimen favorable a Occidente mediante el golpe de estado de 2014.
De hecho, el principal donante de Zelensky, el oligarca judío Igor Kolomoisky, ha sido también un benefactor clave del Batallón Azov y otras milicias extremistas.
El principal donante de Zelensky también financia a los neonazis
Incorporado a la Guardia Nacional ucraniana, al Batallón Azov se le considera el destacamento de ideología más fanática y con mayor motivación militar de los que combaten a los separatistas pro-rusos de la región del Dombas.
Con insignias de inspiración nazi, como el Wolfsangel en los uniformes de sus combatientes, y fotografiados con símbolos nazis en sus cascos, el Azov “es conocido por su asociación a la ideología neonazi… y se cree que ha participado en entrenamientos y radicalización de organizaciones supremacistas blancas en los Estados Unidos”, según reza en una acusación del FBI contra varios nacionalistas blancos de los Estados Unidos que viajaron a Kiev a recibir entrenamiento del Azov.
El oligarca de la energía, de ascendencia judía, Igor Kolomoisky ha sido uno de los principales donantes del Azov desde su formación en 2014. También ha inyectado dinero a milicias privadas como los Batallones Aidar y Dnipro, a los que usa como escuadra de choque personal para la protección de sus intereses financieros.
En 2019, Kolomoisky se destacó como principal apoyo a la iniciativa presidencial de Zelensky. Aunque éste hizo de la lucha contra la corrupción el tema insignia de su campaña, los Papeles de Pandora revelaron que él e integrantes de su círculo íntimo habían recibido sustanciosas cantidades de Kolomoisky a través de una red de cuentas offshore.
Cuando Zelensky llegó al poder en mayo de 2019, el Batallón Azov mantuvo el control de facto de la estratégica ciudad portuaria de Mariupol, en el sureste del país, además de sus poblados aledaños. Como señaló Open Democracy:
"El Azov ha tomado sin duda el control político en las calles de Mariupol. Para mantener este control, han reaccionado violentamente, aunque no de forma oficial, contra cualquier evento público que se saliese mínimamente de la agenda política de la organización”.
Entre otros incidentes, los ataques del Batallón Azov en Mariupol se han extendido a “feministas e izquierdistas” que se manifestaron el Día Internacional de la Mujer.
En marzo de 2019, miembros del Cuerpo Nacional del Batallón Azov atacaron la casa de Viktor Medvedchuk, principal figura de la oposición en Ucrania, acusándolo de traición por sus relaciones amistosas con Vladimir Putin, padrino en el bautismo de su hija.
El gobierno de Zelensky intensificó el ataque a Medvedchuk clausurando en febrero de 2020 varios de los medios que controlaba, con la aprobación explícita del Departamento de Estado, y encarcelándolo por traición tres meses después. Zelensky justificó estas acciones alegando que necesitaba “combatir el peligro de la agresión rusa en la arena informativa”.
Después, en agosto del mismo año, los Cuerpos Nacionales abrieron fuego contra un autobús que trasladaba a miembros de Patriotas por la Vida, el partido de Medvedchuk, hiriendo a varios con balas de goma.
De fracasar en su intento de controlar a los neonazis, Zelensky pasó a colaborar con ellos
Tras su intento fallido de desmovilizar a los militantes neonazis en la población de Zolote en octubre de 2019, el presidente ucraniano hizo un llamamiento al diálogo con los combatientes. Ante los periodistas dijo: “me reuní ayer con los veteranos. Todos estaban ahí: el Cuerpo Nacional, Azov, todos los demás”.
A poca distancia del presidente judío estaba Yehven Karas, líder del grupo neonazi C14.
En el transcurso de la “Revolución de la Dignidad” del Maidán que derrocó al presidente electo de Ucrania en 2014, activistas del C14 tomaron el ayuntamiento de Kiev cubriendo sus paredes con insignias neonazis antes de refugiarse en la embajada canadiense.
Antigua ala juvenil del partido ultranacionalista Svoboda, C14 parece que toma su nombre de las infames 14 palabras (en inglés) del dirigente neonazi (estadounidense) David Lane: “Tenemos que asegurar la existencia de nuestro pueblo y el futuro de los niños blancos”.
Al haberse ofrecido a llevar a cabo acciones violentas para cualquiera que esté dispuesto a pagar, C14 ha establecido relaciones bastante fluidas con varias instituciones del gobierno y élites poderosas de toda Ucrania.
Un reportaje de Reuters de marzo 2018 manifestaba que “C14 y el gobierno de la ciudad de Kiev firmaron recientemente un acuerdo que le permite a C14 establecer una ‘guardia municipal’ para patrullar las calles”, efectivamente, con aprobación estatal para llevar a cabo pogromos.
Tal como informó The Grayzone, C14 llevó a cabo un ataque para “purgar” de gitanos romaníes la estación ferroviaria de Kiev, en colaboración con la policía de la ciudad.
Esta actividad no sólo fue decidida por el gobierno de la ciudad de Kiev, sino que el propio gobierno de los Estados Unidos no vio ningún problema en ello, ya que recibió al activista de C14, Serhiy Bondar, en una institución oficial del gobierno estadounidense en Kiev, donde se jactó de esos mismos pogromos. C14 siguió recibiendo financiación del gobierno durante todo 2018 para la “educación nacional-patriótica”.
Karas ha dicho que los servicios de seguridad ucranianos “le pasan” información sobre las manifestaciones pro-separatistas “no sólo a nosotros, sino también al Azov, a Sector Derecho, y así”.
En general, diputados de todas las facciones, de la Guardia Nacional, del Servicio de Seguridad de Ucrania y el Ministerio de Interior trabajan para nosotros. Puedes darte el lujo de hacer bromas con esto”, dijo Karas.
A lo largo de 2019, Zelensky y su administración estrecharon relaciones con los elementos ultranacionalistas de Ucrania
Tras la asistencia del Primer Ministro a un concierto neonzai, éste honra al líder de Sector Derecho
A pocos días de la reunión de Zelensky con Karas y otros líderes neonazis en noviembre de 2019, Oleksiy Honcharuk –por entonces primer ministro y segundo al mando de la oficina presidencial de Zelensky– apareció en un concierto neonazi organizado por Andriy Medvedko, figura del C14 acusado de asesinato.
La ministra de Zelensky para Asuntos de los Veteranos asistió al concierto y lo promovió en Facebook.
También en 2019, Zelensky defendió al futbolista Roman Zolzulya de los hinchas españoles, que lo acusaban de “nazi”. Zolzulya se ha retratado con fotos de Stepan Bandera, el colaboracionista nazi de la Segunda Guerra Mundial, y también ha manifestado públicamente su apoyo al Batallón Azov.
Zelensky respondió a la controversia proclamando que toda Ucrania apoyaba a Zolzulya, describiéndolo “no sólo como un futbolista fino, sino también como un verdadero patriota”.
En noviembre de 2021, uno de los milicianos ultranacionalistas más notables, Dmytro Yarosh, anunció que había sido nombrado asesor del comandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas. Yarosh es un reconocido seguidor del colaboracionista Bandera y lideró el Sector Derecho desde 2013 a 2015, jurando ponerse al frente la “des-rusificación” de Ucrania.
Un mes después, mientras la guerra con Rusia se aproximaba, Zelensky premió al comandante del Sector Derecho Dmytro Kotsyubaylo con la condecoración “Héroes de Ucrania”.
Conocido como “Da Vinci”, Kotsyubaylo tiene un lobo de mascota en el frente, y le gusta hacer chistes con los periodistas que visitan el comando contándoles que sus combatientes “lo alimentan con huesos de niños rusoparlantes”.
Líder neonazi apoyado por el gobierno alardea de su influencia en vísperas de la guerra con Rusia
El 5 de febrero de 2022, pocos días antes de que estallara la guerra con Rusia, Yevhen Karas del C14 dio un largo y aburrido discurso en Kiev para resaltar la influencia de que gozaba su organización y otras similares en la política ucraniana.
“Los LGBT y las embajadas extranjeras dicen que no fueron tantos los nazis que participaron en Maidán, si acaso un 10 por ciento eran verdaderamente ideológicos”, señaló Karas. “Si no fuera por ese ocho por ciento [de neonazis] la efectividad [del golpe del Maidán] hubiera caído un 90 por ciento”.
La “Revolución de la Dignidad” del Maidán en 2014 se hubiera reducido a un “desfile gay” de no ser por el papel instrumental de los neonazis, proclamó.
De ahí Karas se puso a señalar que Ocidente armó a los ultranacionalistas ucranianos “porque nos divertimos matando”. También fantaseó sobre la balcanización de Rusia, declarando que sería fragmentada en “cinco países diferentes.”
“Si nos matan, moriremos librando una guerra santa”
Cuando el 24 de febrero de este año las fuerzas rusas entraron en Ucrania, rodeando al ejército en el este y avanzando hacia Kiev, el presidente Zelensky declaró movilización nacional incluyendo la liberación de delincuentes, varios entre ellos acusados de asesinato y buscados por Rusia.
También dio su bendición a la distribución de armamento a los civiles, además de entrenamiento a cargo de los paramilitares con experiencia de combate, como el Batallón Azov.
Una vez iniciados los enfrentamientos, el Cuerpo Nacional del Azov reunió a cientos de ciudadanos comunes, incluyendo abuelas y niños, para entrenarlos en plazas y almacenes de Jarkov pasando por Kiev y llegando hasta Lvov.
El 27 de febrero, la cuenta oficial de Twitter de la Guardia Nacional ucraniana publicó un video de “combatientes del Azov” engrasando sus balas con grasa de cerdo para humillar a los combatientes musulmanes ruso chechenos.
La Policía Regional de Jarkov del Batallón Azov comenzaría a usar el edificio del gobierno regional como cuartel general. Al día siguiente, un archivo audiovisual publicado por Telegram mostraba el edificio ocupado por el Azov recibiendo el impacto de un ataque aéreo ruso.
Además de autorizar la liberación de connotados criminales para que se unieran a la batalla contra Rusia, Zelensky ordenó que toda la población masculina con edad para combatir permaneciera en el país. Los militantes del Azov procedieron a reforzar esa política brutalizando civiles que intentaban huir de los combates en los alrededores de la ciudad de Mariupol.
Según declaraciones de un residente griego de Mariupol a un medio de Grecia, “cuando tratas de huir corres el riesgo de cruzarte con una patrulla de fascistas ucranianos, el Batallón Azov”, dijo, agregando que “ellos me matarían y son los responsables de todo”.
Un archivo publicado online parece mostrar a miembros uniformados de una milicia fascista en Mariupol sacando de sus vehículos, a punta de pistola y violentamente, a residentes de la ciudad.
Otro video filmado en uno de los puntos de control en torno a la misma ciudad mostraba a combatientes del Azov disparando y matando a civiles que intentaban huir.
El 1 de marzo, Zelensky sustituyó al administrador regional de Odesa por Maksym Marchenko, un ex comandante del Batallón Aidar (de extrema derecha) acusado de una serie de crímenes de guerra en la región del Dombas.
Mientras tanto, en medio de una ofensiva rusa sobre Kiev, Yehven Karas subió un video a YouTube desde dentro de un vehículo que supuestamente transportaba combatientes:
“Si nos matan sería putísimamente maravilloso, porque significa que morimos librando una guerra santa”, exclamó Karas. “Si sobrevivimos, será incluso mejor. Por eso no le vemos un lado negativo a esto, ¡sólo uno positivo!”.
(*) Alex Rubinstein es periodista independiente en Substack. Max Blumenthal es director jefe de The Grayzone, periodista galardonado y autor de varios libros sobre el conflicto palestino-israelí. Fundó The Grayzone en 2015 para arrojar una luz periodística sobre el perpetuo estado de guerra de EE.U U y sus repercusiones en el interior del país.
Fuente:
https://thegrayzone.com/2022/03/04/nazis-ukrainian-war-russia/
Por ALEXANDER RUBINSTEIN Y MAX BLUMENTHAL (*) / THE GRAYZONE
(Traducción de Eva Lagunero para Canarias-Semanal.org)
En octubre de 2019, mientras la guerra en el este ucraniano se enternizaba, el presidente del país, Volodymyr Zelensky, viajó a Zolote, población situada en la “zona gris” del Dombas, donde más de 14.000 personas han muerto, la mayoría del lado ruso. Ahí, el presidente se encontró con las unidades paramilitares, veteranos de extrema derecha, que combatían a los separatistas a unos cuantos kilómetros del punto de reunión.
Elegido por haber prometido desescalar las hostilidades con Rusia, Zelensky estaba dispuesto a reforzar la llamada Fórmula Seinmeier, concebida por el entones ministro de exteriores alemán Walter Steinmeier, que convocaba a elecciones en las regiones ruso parlantes del Dombas (Donetsk y Lugansk).
En un encuentro cara a cara con los militantes del neonazi Batallón Azov, que había lanzado una campaña de sabotaje contra la iniciativa de paz llamada “No a la capitulación”, Zelensky se topó con un muro de intransigencia.
Zelensky se desesperaba ante las cámaras apelando a la retirada del frente: “Soy el presidente de este país, tengo 41 años. No soy un perdedor. Vine hasta ustedes y les he dicho: retiren sus armas”, le imploraba a los combatientes.
Al difundirse el video de este tormentoso enfrentamiento en las redes sociales de toda Ucrania, Zelensky se convirtió en objeto de una furiosa reacción.
![[Img #70892]](https://canarias-semanal.org/upload/images/03_2022/2236_zelensky.jpg)
Andriy Biletsky, líder del Batallón Azov, orgulloso fascista que una vez juró “liderar a las razas blancas del mundo en una cruzada final… contra los Untermenschen (sub-humanos) dirigidos por semitas”, dijo que si Zelensky seguía presionando, prometía llevar a Zolote miles de combatientes.
Mientras tanto, un diputado del partido del ex presidente Petro Poroshenko fantaseaba públicamente sobre un Zelensky volado en pedazos por la granada de un militante.
A pesar de que Zelensky logró un acuerdo menor de alto el fuego, los paramilitares neonazis reforzaron su campaña de “No a la capitulación”. Y, en unos meses, el conflicto comenzó a calentarse de nuevo en Zolote, provocando un nuevo ciclo de violaciones a los Acuerdos de Minsk.
Por entonces el Azov ya había sido formalmente incorporado al ejército ucraniano, y su destacamento de vigilancia callejera, conocido como los Cuerpos Nacionales, fue desplegado por todo el país bajo la supervisión del Ministro de Interior, junto a la Policía Nacional.
En diciembre de 2021, se pudo ver a Zelensky entregándole la condecoración “Héroe de Ucrania” a un dirigente del fascista Sector Derecho (Pravy Sektor), en una ceremonia en el parlamento del país.
Se acercaba un conflicto a gran escala con Rusia, y la distancia entre Zelensky y los paramilitares extremistas se reducía rápidamente.
Cuando el presidente ruso Vladimir Putin envió tropas al territorio ucraniano el 24 de febrero, con la alegada misión de “desmilitarizar y desnazificar” el país, los medios estadounidenses se embarcaron en otra misión: negar el poder de los paramilitares neonazis en la esfera política y militar ucraniana.
Tal como insistía la Radio Pública Nacional (NPR), financiada por el gobierno de Washington, “el lenguaje de Putin [sobre la desnazificación] es ofensivo y, de hecho, equivocado”.
En este intento por desviar la atención sobre la influencia del nazismo contemporáneo en Ucrania, los medios estadounidenses hallaron la herramienta más eficaz en la figura de Zelensky, ex estrella televisiva y comediante con trasfondo judío. Este ha sido un papel que el actor convertido a político ha representado con ahínco.
Pero, tal como veremos, Zelensky no sólo les cedió terreno a los neonazis, sino que también les ha otorgado un importante papel en el frente de la guerra de su país contra las fuerzas rusas y pro-rusas.
La identidad judía del presidente como instrumento de los medios occidentales
Horas antes del discurso del presidente Putin el 24 de febrero, donde declaraba la desnazificación como el objetivo de las operaciones rusas, Volodymyr Zelensky, según la BBC, “preguntó cómo un pueblo que ha perdido ocho millones de sus ciudadanos combatiendo a los nazis pudiera apoyar al nazismo”.
Criado en el seno de una familia judía no religiosa en la Unión Soviética de los años 80, en el pasado Zelensky matizó su herencia. “El hecho de que sea judío difícilmente es un ítem más en mi larga lista de faltas”, bromeó en una entrevista realizada en 2019 en la que declinaba profundizar en los detalles de su entorno religioso.
Hoy, mientras las tropas rusas presionan con fuerza en ciudades como Mariupol, que efectivamente estaba bajo el control del Batallón Azov, Zelensky ya no tiene reparo alguno en promover su ascendencia judía.
“¿Cómo podría y ser un nazi?” se preguntaba en voz alta en una intervención pública. Para los medios estadounidenses imbuidos en una guerra total contra Rusia, la identidad religiosa del presidente pasó a ser una herramienta esencial para las relaciones públicas.
Pese a todo, en el despliegue mediático del judío Zelensky, subyace la compleja y la cada vez más estrecha relación del gobierno de Zelensky con las fuerzas neo-nazis, situadas en puestos políticos y militares claves del estado ucraniano, así como el poder que estos fascistas sin careta han ejercido desde que Washington instalara un régimen favorable a Occidente mediante el golpe de estado de 2014.
De hecho, el principal donante de Zelensky, el oligarca judío Igor Kolomoisky, ha sido también un benefactor clave del Batallón Azov y otras milicias extremistas.
El principal donante de Zelensky también financia a los neonazis
Incorporado a la Guardia Nacional ucraniana, al Batallón Azov se le considera el destacamento de ideología más fanática y con mayor motivación militar de los que combaten a los separatistas pro-rusos de la región del Dombas.
Con insignias de inspiración nazi, como el Wolfsangel en los uniformes de sus combatientes, y fotografiados con símbolos nazis en sus cascos, el Azov “es conocido por su asociación a la ideología neonazi… y se cree que ha participado en entrenamientos y radicalización de organizaciones supremacistas blancas en los Estados Unidos”, según reza en una acusación del FBI contra varios nacionalistas blancos de los Estados Unidos que viajaron a Kiev a recibir entrenamiento del Azov.
El oligarca de la energía, de ascendencia judía, Igor Kolomoisky ha sido uno de los principales donantes del Azov desde su formación en 2014. También ha inyectado dinero a milicias privadas como los Batallones Aidar y Dnipro, a los que usa como escuadra de choque personal para la protección de sus intereses financieros.
En 2019, Kolomoisky se destacó como principal apoyo a la iniciativa presidencial de Zelensky. Aunque éste hizo de la lucha contra la corrupción el tema insignia de su campaña, los Papeles de Pandora revelaron que él e integrantes de su círculo íntimo habían recibido sustanciosas cantidades de Kolomoisky a través de una red de cuentas offshore.
Cuando Zelensky llegó al poder en mayo de 2019, el Batallón Azov mantuvo el control de facto de la estratégica ciudad portuaria de Mariupol, en el sureste del país, además de sus poblados aledaños. Como señaló Open Democracy:
"El Azov ha tomado sin duda el control político en las calles de Mariupol. Para mantener este control, han reaccionado violentamente, aunque no de forma oficial, contra cualquier evento público que se saliese mínimamente de la agenda política de la organización”.
Entre otros incidentes, los ataques del Batallón Azov en Mariupol se han extendido a “feministas e izquierdistas” que se manifestaron el Día Internacional de la Mujer.
En marzo de 2019, miembros del Cuerpo Nacional del Batallón Azov atacaron la casa de Viktor Medvedchuk, principal figura de la oposición en Ucrania, acusándolo de traición por sus relaciones amistosas con Vladimir Putin, padrino en el bautismo de su hija.
El gobierno de Zelensky intensificó el ataque a Medvedchuk clausurando en febrero de 2020 varios de los medios que controlaba, con la aprobación explícita del Departamento de Estado, y encarcelándolo por traición tres meses después. Zelensky justificó estas acciones alegando que necesitaba “combatir el peligro de la agresión rusa en la arena informativa”.
Después, en agosto del mismo año, los Cuerpos Nacionales abrieron fuego contra un autobús que trasladaba a miembros de Patriotas por la Vida, el partido de Medvedchuk, hiriendo a varios con balas de goma.
De fracasar en su intento de controlar a los neonazis, Zelensky pasó a colaborar con ellos
Tras su intento fallido de desmovilizar a los militantes neonazis en la población de Zolote en octubre de 2019, el presidente ucraniano hizo un llamamiento al diálogo con los combatientes. Ante los periodistas dijo: “me reuní ayer con los veteranos. Todos estaban ahí: el Cuerpo Nacional, Azov, todos los demás”.
A poca distancia del presidente judío estaba Yehven Karas, líder del grupo neonazi C14.
En el transcurso de la “Revolución de la Dignidad” del Maidán que derrocó al presidente electo de Ucrania en 2014, activistas del C14 tomaron el ayuntamiento de Kiev cubriendo sus paredes con insignias neonazis antes de refugiarse en la embajada canadiense.
Antigua ala juvenil del partido ultranacionalista Svoboda, C14 parece que toma su nombre de las infames 14 palabras (en inglés) del dirigente neonazi (estadounidense) David Lane: “Tenemos que asegurar la existencia de nuestro pueblo y el futuro de los niños blancos”.
Al haberse ofrecido a llevar a cabo acciones violentas para cualquiera que esté dispuesto a pagar, C14 ha establecido relaciones bastante fluidas con varias instituciones del gobierno y élites poderosas de toda Ucrania.
Un reportaje de Reuters de marzo 2018 manifestaba que “C14 y el gobierno de la ciudad de Kiev firmaron recientemente un acuerdo que le permite a C14 establecer una ‘guardia municipal’ para patrullar las calles”, efectivamente, con aprobación estatal para llevar a cabo pogromos.
Tal como informó The Grayzone, C14 llevó a cabo un ataque para “purgar” de gitanos romaníes la estación ferroviaria de Kiev, en colaboración con la policía de la ciudad.
Esta actividad no sólo fue decidida por el gobierno de la ciudad de Kiev, sino que el propio gobierno de los Estados Unidos no vio ningún problema en ello, ya que recibió al activista de C14, Serhiy Bondar, en una institución oficial del gobierno estadounidense en Kiev, donde se jactó de esos mismos pogromos. C14 siguió recibiendo financiación del gobierno durante todo 2018 para la “educación nacional-patriótica”.
Karas ha dicho que los servicios de seguridad ucranianos “le pasan” información sobre las manifestaciones pro-separatistas “no sólo a nosotros, sino también al Azov, a Sector Derecho, y así”.
En general, diputados de todas las facciones, de la Guardia Nacional, del Servicio de Seguridad de Ucrania y el Ministerio de Interior trabajan para nosotros. Puedes darte el lujo de hacer bromas con esto”, dijo Karas.
A lo largo de 2019, Zelensky y su administración estrecharon relaciones con los elementos ultranacionalistas de Ucrania
Tras la asistencia del Primer Ministro a un concierto neonzai, éste honra al líder de Sector Derecho
A pocos días de la reunión de Zelensky con Karas y otros líderes neonazis en noviembre de 2019, Oleksiy Honcharuk –por entonces primer ministro y segundo al mando de la oficina presidencial de Zelensky– apareció en un concierto neonazi organizado por Andriy Medvedko, figura del C14 acusado de asesinato.
La ministra de Zelensky para Asuntos de los Veteranos asistió al concierto y lo promovió en Facebook.
También en 2019, Zelensky defendió al futbolista Roman Zolzulya de los hinchas españoles, que lo acusaban de “nazi”. Zolzulya se ha retratado con fotos de Stepan Bandera, el colaboracionista nazi de la Segunda Guerra Mundial, y también ha manifestado públicamente su apoyo al Batallón Azov.
Zelensky respondió a la controversia proclamando que toda Ucrania apoyaba a Zolzulya, describiéndolo “no sólo como un futbolista fino, sino también como un verdadero patriota”.
En noviembre de 2021, uno de los milicianos ultranacionalistas más notables, Dmytro Yarosh, anunció que había sido nombrado asesor del comandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas. Yarosh es un reconocido seguidor del colaboracionista Bandera y lideró el Sector Derecho desde 2013 a 2015, jurando ponerse al frente la “des-rusificación” de Ucrania.
Un mes después, mientras la guerra con Rusia se aproximaba, Zelensky premió al comandante del Sector Derecho Dmytro Kotsyubaylo con la condecoración “Héroes de Ucrania”.
Conocido como “Da Vinci”, Kotsyubaylo tiene un lobo de mascota en el frente, y le gusta hacer chistes con los periodistas que visitan el comando contándoles que sus combatientes “lo alimentan con huesos de niños rusoparlantes”.
Líder neonazi apoyado por el gobierno alardea de su influencia en vísperas de la guerra con Rusia
El 5 de febrero de 2022, pocos días antes de que estallara la guerra con Rusia, Yevhen Karas del C14 dio un largo y aburrido discurso en Kiev para resaltar la influencia de que gozaba su organización y otras similares en la política ucraniana.
“Los LGBT y las embajadas extranjeras dicen que no fueron tantos los nazis que participaron en Maidán, si acaso un 10 por ciento eran verdaderamente ideológicos”, señaló Karas. “Si no fuera por ese ocho por ciento [de neonazis] la efectividad [del golpe del Maidán] hubiera caído un 90 por ciento”.
La “Revolución de la Dignidad” del Maidán en 2014 se hubiera reducido a un “desfile gay” de no ser por el papel instrumental de los neonazis, proclamó.
De ahí Karas se puso a señalar que Ocidente armó a los ultranacionalistas ucranianos “porque nos divertimos matando”. También fantaseó sobre la balcanización de Rusia, declarando que sería fragmentada en “cinco países diferentes.”
“Si nos matan, moriremos librando una guerra santa”
Cuando el 24 de febrero de este año las fuerzas rusas entraron en Ucrania, rodeando al ejército en el este y avanzando hacia Kiev, el presidente Zelensky declaró movilización nacional incluyendo la liberación de delincuentes, varios entre ellos acusados de asesinato y buscados por Rusia.
También dio su bendición a la distribución de armamento a los civiles, además de entrenamiento a cargo de los paramilitares con experiencia de combate, como el Batallón Azov.
Una vez iniciados los enfrentamientos, el Cuerpo Nacional del Azov reunió a cientos de ciudadanos comunes, incluyendo abuelas y niños, para entrenarlos en plazas y almacenes de Jarkov pasando por Kiev y llegando hasta Lvov.
El 27 de febrero, la cuenta oficial de Twitter de la Guardia Nacional ucraniana publicó un video de “combatientes del Azov” engrasando sus balas con grasa de cerdo para humillar a los combatientes musulmanes ruso chechenos.
La Policía Regional de Jarkov del Batallón Azov comenzaría a usar el edificio del gobierno regional como cuartel general. Al día siguiente, un archivo audiovisual publicado por Telegram mostraba el edificio ocupado por el Azov recibiendo el impacto de un ataque aéreo ruso.
Además de autorizar la liberación de connotados criminales para que se unieran a la batalla contra Rusia, Zelensky ordenó que toda la población masculina con edad para combatir permaneciera en el país. Los militantes del Azov procedieron a reforzar esa política brutalizando civiles que intentaban huir de los combates en los alrededores de la ciudad de Mariupol.
Según declaraciones de un residente griego de Mariupol a un medio de Grecia, “cuando tratas de huir corres el riesgo de cruzarte con una patrulla de fascistas ucranianos, el Batallón Azov”, dijo, agregando que “ellos me matarían y son los responsables de todo”.
Un archivo publicado online parece mostrar a miembros uniformados de una milicia fascista en Mariupol sacando de sus vehículos, a punta de pistola y violentamente, a residentes de la ciudad.
Otro video filmado en uno de los puntos de control en torno a la misma ciudad mostraba a combatientes del Azov disparando y matando a civiles que intentaban huir.
El 1 de marzo, Zelensky sustituyó al administrador regional de Odesa por Maksym Marchenko, un ex comandante del Batallón Aidar (de extrema derecha) acusado de una serie de crímenes de guerra en la región del Dombas.
Mientras tanto, en medio de una ofensiva rusa sobre Kiev, Yehven Karas subió un video a YouTube desde dentro de un vehículo que supuestamente transportaba combatientes:
“Si nos matan sería putísimamente maravilloso, porque significa que morimos librando una guerra santa”, exclamó Karas. “Si sobrevivimos, será incluso mejor. Por eso no le vemos un lado negativo a esto, ¡sólo uno positivo!”.
(*) Alex Rubinstein es periodista independiente en Substack. Max Blumenthal es director jefe de The Grayzone, periodista galardonado y autor de varios libros sobre el conflicto palestino-israelí. Fundó The Grayzone en 2015 para arrojar una luz periodística sobre el perpetuo estado de guerra de EE.U U y sus repercusiones en el interior del país.
Fuente:
https://thegrayzone.com/2022/03/04/nazis-ukrainian-war-russia/





























jose antonio | Martes, 15 de Marzo de 2022 a las 12:52:39 horas
no debemos solo en ucrania o usa. hay que ir al llamado gobierno israelita. las atrocidades crimines que hacen con arabes palestinos y cristianos que se pongan en su contra, si lo hacian algunos judios. con los nazis, pues estos son iguales.
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