CUANDO LOS "INOCENTES INTÉRPRETES" ERAN ADEMÁS CRIMINALES DE GUERRA

  POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL

   Hace apenas una década, informaciones del tipo de la ahora vamos a comentar, tardaban años sin que fueran públicamente conocidas. Hoy, en cambio, el amplio nudo de comunicaciones y conexiones mundiales se ha multiplicado de tal forma que hace difícil que datos de estas características no sean rápidamente desveladas total o parcialmente. A veces, su transmisión  resulta tan fulminante que sólo en cuestión de semanas o, incluso, horas, los más recónditos secretos pueden ser puestos al alcance de  millones de lectores.

    Después de los días de la debacle final norteamericana en Afganistán, los grandes medios de comunicación occidentales  intentaron  conmovernos con  la suerte que podían correr los "intérpretes" y "ayudantes" que habían prestado sus "servicios" tanto al Ejército norteamericano como a los de sus aliados en la ocupación del territorio afgano, entre ellos el de España.

    Pues bien, dado que resulta extraordinariamente difícil mantener la "discreción" cuando  lo que se intenta es mover a  miles de individuos de un lugar a otro, finalmente se ha logrado saber que  esos  presuntos"intérpretes" no eran otra cosa que miembros de las llamadas "Unidades Cero", una fuerza paramilitar secreta de origen étnico afgano, patrocinada y organizada por la CIA.

   Ahora también sabemos  que alrededor de 7.000 de esos soldados colaboracionistas, a los que se suman otros tantos miles de sus familiares, fueron evacuados desde Afganistán con dirección a Qatar, para ser  posteriormente distribuidos  hacia bases militares estadounidenses en Virginia, New Jersey (Estados Unidos), Ramstein (Alemania) y  Emiratos Árabes Unidos.

     Que los miembros de la "Quinta columna" afgana al servicio de los EEUU y sus aliados intentaran ser trasladados a toda velocidad hacia puntos geográficos seguros,  tiene poco de extraño. Los imperios  pueden ser generosos incluso hasta con los que se comportan de manera traidora hacia sus respectivos paises, aunque a lo largo de la historia los ocupantes no siempre se han ofrecido a pagar los servicios prestados. De ahí  la famosa frase de "Roma no paga traidores"

   Pero ¿cuál era el historial de estos  presuntos "intérpretes" que los convertía en blanco de la furibundia talibán?  ¿Quienes eran y que papel jugaron el la guerra afgana  los componentes de estas misteriosas "Unidades Cero" que tan apresuradamente trataron de ser evacuados de Afganistán ante  el postrero y vertiginoso avance del Ejército talibán?.

    Hoy ya se dispone de datos de total sovencia que  ponen en evidencia que esta ingente cantidad de "intérpretes" no eran otra cosa que componentes de una fuerza paramilitar afgana al servicio de la CIA, y bajo las órdenes  directas del Pentágono.  Oficialmente conocidas  con el nombre de  "Unidades Nacionales de Ataque", estos extraños "intérpretes" tenían como función patrullar el territorio afgano, acompañados por agentes de la CIA o por tropas especiales de EE.UU. Durante los 20 años que permanecieron los norteamericanos ocupando Afganistán, las mentadas "Unidades Cero" se ganaron un merecido desprestigio entre el pueblo afgano por el uso de una  voolencia desmedida en contra de la población no combatiente. La brutalidad ejercida en el curso de sus tareas de "colaboración" con la tropas estadounidenses fueron denunciadas por organizaciones tan poco sospechosas como "Human Rights Watch" y otras asociaciones defensoras de los Derechos Humanos, que  denunciaron públicamente a sus  integrantes por crímenes de guerra, en los que se incluía la ejecución de civiles adultos y niños durante sus  macabras redadas nocturnas.

      Con la reconocida habilidad para convertir lo blanco y negro,  y lo negro en blanco, los medios occidentales  intentaron  reconfigurar la auténtica estampa de los 7.000 componentes de estos escuadrones paramilitares, convirtiéndolos  a través del arte de magia de los grandes titulares, en "inocentes intérpretes", que con toda la ingenuidad del mundo no habían hecho otra cosa que ayudar desinteresadamente  a los soldados yanquis a comprender el complejo idioma afgano. 

   La realidad era, no obstante,  muy diferente y aquella operación mediática en la que participaron, además de los medios más destacados, representantes oficiales del Ejecutivo español "más progresista de la historia" resultó tan ridícula e inverosímil como lo habría sido intentar presentar en 1945 a los colaboracionistas franceses de la quinta columna proalemana  en  una suerte de inofensivos "guías turísticos" del  Ejército nazi que sólo pretendían mostrar a los militares germanos las bellezas arquitectónicas de la cultura francesa.