
ENTREVISTA A KOHAN: "LA HEGEMONÍA IDEOLÓGICA SE LOGRA TAMBIÉN A TRAVÉS DE PELICULAS ROMÁNTICAS, LA MÚSICA, LA VESTIMENTA Y LOS GUSTOS PERSONALES"
Las pretensiones imperiales han tratado de «crear artificialmente una jabonosa y falsa “izquierda” no revolucionaria"
Según manifiesta en esta entrevista Néstor Kohan, el sistema capitalista no sólo asesina, tortura, hace desaparecera gente, sino que trata además de imponer su influencia y dominación, no sólo a través de "las ideas" sino también sobre los sentimientos, las emociones, de los valores y las vivencias de la cotidianeidad, que no tienen una apariencia estrictamente “política” o vinculadas a "discursos políticos", pero que calan y se recrean cotidianamente en los ámbitos más íntimos de la subjetividad popular.
ENTREVISTA RESUMIDA POR LA REDACCIÓN DE CANARIAS SEMANAL
Antonio Gramsci ha sido manipulado al infinito. Desde la socialdemocracia y el liberalismo hasta el autodenominado “posmarxismo” (en realidad…. ex marxismo) y los llamados “estudios poscoloniales”.
A Gramsci se lo ha intentado convertir en un tímido partidario de los acuerdos parlamentarios y en un inofensivo posmoderno que especula en forma diletante sobre “asuntos culturales”, desvinculándolo de todo proyecto revolucionario y estrategia de confrontación. ¡Como si su encarcelamiento y lento asesinato, ejercido con crueldad y a cuentagotas, a manos del fascismo italiano, hubieran sucedido “de casualidad”!
Tratando de rescatar su pensamiento revolucionario nos hemos opuesto a los intentos de pasteurizarlo, descafeinarlo y volverlo un ícono “light”, fácilmente domesticable y adaptable para los fines más diversos. Como pensador revolucionario, ardiente admirador de Lenin y la revolución bolchevique, pensador de las periferias y las clases subalternas, militante clandestino durante años de la Internacional Comunista, Gramsci reflexionó a partir de una derrota, la del movimiento de los consejos de fábrica de Turín.
Y en esa reflexión que parte de la interrogación: “¿Por qué perdimos?” llega a indagaciones que poseen una actualidad escandalosa. Adoptando la teoría leninista de la hegemonía, Gramsci la perfecciona, la pule, la desarrolla y la convierte en clave de bóveda del marxismo revolucionario. Rompiendo el dualismo entre “la alta cultura” y el sentido común popular, sus principales conclusiones apuntan a que la hegemonía debe recrearse cotidianamente. El sistema capitalista, el imperialismo, los diferentes fascismos y la contrainsurgencia no sólo asesinan, torturan, hacen desaparecer gente, vigilan, persiguen, censuran y encarcelan a la militancia revolucionaria. Al mismo tiempo construyen hegemonía. No sólo en el plano más fácilmente observable de “las grandes ideologías” sino en los ámbitos minimalistas pero no menos efectivos de la vida cotidiana.
La influencia y la dominación de las clases dominantes y las potencias imperialistas no sólo se ejerce sobre “las ideas”, sino también sobre los sentimientos, emociones, valores y vivencias de la cotidianeidad, aparentemente “no políticas” y presuntamente ajenas a los discursos políticos. La hegemonía no sólo constituye una dirección política y moral sobre los sectores populares subalternos y los pueblos oprimidos sino también una estructura de sentimientos que se recrea cotidianamente en los ámbitos más íntimos de la subjetividad popular.
El tristemente célebre “american way of life” no se logra sólo con grandes hipótesis y teorías ni con sistemas formales de ideas. Tampoco con una editorial de un periódico oficial, sea el Washington Post o el Miami Herald. Se logra a través de películas románticas y de acción, a través de la música, la vestimenta y los gustos personales, inducidos mediante el marketing y toda una ingeniería de propaganda que opera en el campo del inconsciente colectivo, prostituyendo, incluso, los mejores descubrimientos de Freud. ¡Todo está sometido a la disputa y la confrontación! Hasta las fantasías y los sueños más íntimos. El capitalismo no respeta nada, ni siquiera los ámbitos más privados de la intimidad que, para el sentido común, quedarían al margen de cualquier disputa geopolítica, cuando en la vida real eso no sucede.
EL CASO CUBANO
Para el caso específico de Cuba, la inmensa red de telaraña
contrainsurgente que se emplea cotidianamente desde instituciones oficiales o para estatales de Estados Unidos, con una masa gigantesca de dinero que se le roba a la ciudadanía estadounidense y se emplea para aplastar toda disidencia, ha perseguido y continúa intentando ganar las emociones, los sentimientos y las fantasías del pueblo cubano.
Ese accionar ha empleado todas las formas de lucha, apelando a diversos estilos y combinando distintos modos operativos. Desde los más violentos y terroristas como poner una bomba en un hotel turístico o hacer explotar en el aire un avión civil hasta los más “inocentes” que recurren a masificar símbolos nacionales norteamericanos en camisetas y pañuelos o promocionando música comercial de muy baja calidad, colonial, misógina y machista. El objetivo apunta a deslegitimar la Revolución Cubana mientras se trata de vender la peregrina ilusión de que La Florida es “La Nueva Tierra Prometida”. Un lugar relativamente cercano (90 millas) donde se puede llegar a ser fácilmente “norteamericano” sin saber hablar inglés, jugando al dominó con los pies descalzos y en camiseta. Una pretendida “utopía” de mesa de saldos, que reaparece en mil películas aparentemente “apolíticas”.
El antiguo “sueño americano”, de grandes pretensiones y descomunales promesas, hoy está hecho añicos. El imperialismo estadounidense hace agua por todos los flancos. Vive una crisis humanitaria de envergadura, con cientos de miles de personas abandonadas y fallecidas. Ya nadie se cree el cuento del presunto “reino de LA LIBERTAD”, en una sociedad donde, sin Malcolm X ni las Panteras Negras, a un simple ciudadano estadounidense de piel oscura se le pone una rodilla en el cuello y se lo asesina lentamente y a la vista de todo el mundo. Para que el mundo afrodescendiente y latino aprenda la lección.
Como aquel viejo “sueño americano” ha perdido su antigua credibilidad ante la opinión pública mundial, ha sido reemplazado por el premio consuelo de… La Florida y Miami, donde la cultura no brilla precisamente por su originalidad. Si al pueblo argentino pretendían venderle desde hace un siglo París como imaginaria ensoñación de “capital cultural” de la modernidad eurocéntrica (haciendo abstracción del imperialismo francés, genocida y torturador en Indochina y Argelia); al pueblo cubano hoy pretenden venderle La Florida y Miami como “el mejor de los mundos posibles”. Una mercancía degradada y de cuarta categoría, difícil de comprar hasta en una feria de baratijas.
Las reflexiones de Gramsci nos permiten desmontar semejantes operaciones de guerra psicológica (como las denominarían los teóricos Karl von Clausewitz y Liddell Hart), de fabricación industrial del consenso (como la llamarían Noam Chomsky) y de recreación cotidiana de la hegemonía, para emplear la terminología del marxista italiano.
Las pretensiones imperiales que pretenden minar la hegemonía socialista de la Revolución Cubana, usando sus propias palabras, han tratado de «crear artificialmente una jabonosa y falsa “izquierda” —todas las comillas incluidas—, no revolucionaria, ajena y reacia al legado inasimilable de Fidel Castro y el Che Guevara».
¿Cuán peligrosa es esta falsa izquierda? ¿De qué manera ha pretendido legitimarse? Debemos reconocer en nuestros enemigos cierta cuota de flexibilidad. Utilizando una metáfora derivada del fútbol, el imperialismo ha tenido cierta “cintura política” (alusión a los históricos jugadores de fútbol, como Messi, Maradona, Pelé o Garrincha, que amagan ir por izquierda y luego mueven con habilidad y mucha flexibilidad la cintura y pasan a su adversario por derecha).
La investigadora Frances Stonors Saunders ha demostrado que la CIA, la más famosa de las instituciones de contrainsurgencia a nivel mundial aunque no la única ni la primera, con tal de derrotar a sus enemigos estratégicos (la Revolución Cubana en primer lugar) se ha permitido en no pocas ocasiones apelar a otras “izquierdas” para deslegitimar el paradigma revolucionario.
Para destruir el prestigio y el atractivo de procesos sociales
emancipadores y destruir el carisma de sus principales liderazgos, ¿qué mejor que emplear ciertos discursos aparentemente “progresistas” pero que en el fondo apuntan todos sus cañones a deslegitimar y a destruir el atractivo popular de la tradición anticapitalista y antimperialista.
No es casual que la CIA haya empleado a Daniel Bell, ex marxista, para promover la falsa tesis del “ocaso de las ideologías”. No es tampoco aleatorio que en sus proyectos de penetración imperialista y cooptación de intelectuales, la CIA haya financiado –a través de instituciones para gubernamentales que se presentan como si fueran “la sociedad civil” aunque reciben sus abultados millones siempre del Estado norteamericano- a antiguos sociólogos ex marxistas en proyectos contrainsurgentes. Nadie más útil para el imperialismo que una persona renegada y conversa. Porque los conversos necesitan rendir examen cada día para demostrar que ya no son lo que alguna vez fueron. Y por eso se convierten en los más entusiastas militantes de las causas contrarrevolucionarias.
En Nuestra América hemos asistido en las últimas décadas a la proliferación de ataques y campañas sistemáticas contra todos los procesos con pretensiones emancipatorias (incluso sin ser marxistas, comunistas o socialistas, sino tan sólo con aspiraciones de cambios graduales) llevados a cabo en nombre de…. ¡el ecologismo!... ¡las teorías poscoloniales!... ¡el republicanismo “socialista”!...¡el “feminismo” liberal! y varios otros discursos y constelaciones que a primera vista semejan pertenecer a la misma familia revolucionaria, pero…. cuando se produce un golpe de estado como el que Estados Unidos organizó en Bolivia en noviembre de 2019 (con armamento represivo proporcionado por gobiernos de extrema derecha como el de Mauricio Macri en Argentina), varios exponentes de estos discursos “progres” salieron rápidamente a apoyar y justificar el golpe.
¿No resulta curioso? ¿Qué izquierda genuina se sumaría tan livianamente a un golpe de estado contra el movimiento indígena que vejaba mujeres quechuas y aymaras y quemaba en público la bandera de los pueblos originarios? Cuando uno se pone a indagar sobre los y las personajes en cuestión, presuntamente “ecologistas-ambientalistas”, supuestamente “feministas poscoloniales”, “autonomistas situacionistas” etc, etc… que apoyaron abierta y automáticamente el golpe de estado contra Evo Morales , ¿qué encuentra? Que todos ellos y ellas, de modo invariable, habían recibido previamente becas Guggenheim, “ayudas desinteresadas” de la Fundación Ford, “pasantías académicas” en Gringolandia y otras escorias de la misma calaña. En el caso de los “progres” devenidos abruptamente en antichavistas y antibolivarianos, sucedió exactamente lo mismo.
Siempre aparece el mismo dinerillo asomando la punta de sus billetes en los bolsillos de esta exótica “izquierda” que no es izquierda y que ha funcionado y opera como el Caballo de Troya del imperialismo. El supuesto “progresismo” cubano, con dinero de la Fundación de Soros y la Fundación Ebert en sus cuentas bancarias o debajo del colchón no es la excepción. Todo lo contario. ¡Confirma la regla!
Eso sí, cuando se los pone al descubierto chillan, se victimizan, se ubican en el rol de “incomprendidas” o “perseguidos”… Pretenden no pagar un costo político por ponerse al servicio del Imperio y terminar viviendo de ese dinero sucio. ¡Pobre gente! No saben que el imperialismo los utiliza un tiempo y los descarta. Roma (y Washington) no respetan a los desertores ni a las personas conversas. Los usan y los tiran al poco tiempo al tacho de basura. Viven sus cinco minutos de fama. Se compran un departamento y algunos objetos suntuarios, hacen tres o cuatro viajes lujosos, visitan un par de universidades prestigiosas (creyendo que los convocan porque son “brillantes” y van para el Premio Nobel…). Pero cuando ya no son útiles, quedan automáticamente fuera de escena y
terminan sus vidas de manera triste y mediocre, porque renegaron de su propia identidad y su propia historia. El caso emblemático del intelectual cubano Jesús Díaz es arquetípico. Fue brillante y acabó triste y solitario. Hoy proliferan otros de menor valía que ni siquiera llegan al nivel de Jesús Díaz, quien coronó su periplo renegando de su propia obra y como un peón servil del PSOE español, la socialdemocracia de la OTAN.
Los pequeñísimos núcleos que hoy intentan venderse como una “izquierda novedosa” a través de un formato “socialdemócrata” y “republicano” en la feria de las ideologías, se esfuerzan por desmontar esa prolongada acumulación político-cultural de masas pacientemente construida por Fidel. Y los caracterizamos como “pequeñísimos núcleos” porque son realmente microscópicos, y ni siquiera han logrado formar una organización sólida, con un programa unificado, una ideología coherente, un liderazgo de masas. Hablemos con claridad. Tres blogs y dos páginas de internet son tan volátiles y efímeras como una nube en medio de una tormenta caribeña, aunque cuenten con mucho dinero proveniente de Estados Unidos y Alemania y propaganda de La Florida.
¿POR QUÉ FIDEL CONTINÚA SIENDO INTANGIBLE PARA LA "IZQUIERDA JABONOSA"?
No se animan a atacar con nombre y apellido a Fidel simplemente porque –si se me permite una expresión argentina- no les da el cuero. Es decir, no les alcanza la gasolina. No tienen espalda. Pero está claro que su objetivo es tumbar todo lo que Fidel enseñó (no sólo en sus infinitos y kilométricos discursos sino en su práctica política). Como Fidel, a diferencia de Stalin o de otros líderes lejanos, no dejó monumentos grandilocuentes ni ciudades con su nombre ni nada similar… ¡difícil atacarlo! ¿Qué estatua de Fidel van a intentar demoler si Fidel no dejó estatuas y así lo hizo saber en sus últimos días de vida? Entonces la operación les resulta más complicada y difícil.
Pero su intento solapado, apenas disimulado y con bastante torpeza, consiste básicamente en:
(a) desmembrar la unidad de la diversidad lograda bajo el liderazgo de Fidel;
(b) dentro de ese arcoíris revolucionario que en Cuba asumió el nombre de “comunismo” pero que encierra muchos universos culturales diferentes, pretenden, con un macartismo muy difícil de esconder, apelar al cuchillo y el escalpelo para diseccionar, extirpando de raíz todo lo que tenga perfume comunista y tirarlo a la letrina;
(c) al interior de esa galaxia polifacética que Fidel logró agrupar, eligen destacar las vertientes políticamente más moderadas y timoratas, aquellas que en los años ’60 fueron hegemonizadas por las posiciones más radicales de Fidel, Raúl y el Che Guevara;
(d) llegado este punto, se esfuerzan por pegar un saltito un poco más audaz todavía: pretenden reflotar todo lo que existía ANTES del triunfo revolucionario de 1959, idealizando la república neocolonial (se niegan a reconocer el carácter neocolonial de esa república, la disfrazan y encubren, afirmando tramposamente que sueñan con una “república” social al estilo de los países nórdicos…. pero debajo de la vestimenta se nota la hilacha);
(e) al idealizar el mundo previo a 1959, no vuelven a Mella y Guiteras, antiimperialistas radicales (¡que jamás hubieran recibido un billete yanqui!), partidarios de la revolución socialista y la lucha armada, sino que se detienen en la constitución de 1940 como presunta “panacea” jurídica que resolvería mágicamente todos los males, deficiencias, falta de comida, petróleo y jeringuillas, producto del bloqueo ya sexagenario;
(f) y en todo ese intento de disección y desarticulación del proyecto aglutinador, antiimperialista y anticapitalista, condensado bajo el símbolo de Fidel (aunque en realidad siempre ha sido y es un proceso colectivo, pues “Fidel” es el nombre con el que se conoció a nivel mundial un proceso colectivo y de masas), niegan el papel del imperialismo en las dificultades cotidianas del sistema político y social cubano.
¿QUÉ TIPO DE VALORES CREMATÍSTICOS MOTIVAN A LA "IZQUIERDA JABONOSA"?
Alguno tiene debilidad por el dinero o los objetos de consumo suntuario. Aquella otra persona se deja seducir por alguien con mucha belleza y sensualidad. La de más allá muere por el protagonismo y “la fama”. ¡Muchos talones de Aquiles! El enemigo estudia con paciencia y clasifica en forma singular. Y opera sobre esas debilidades personales de cada quien. Y comienza a operar en el momento oportuno. Quien se desespera por estar en el centro de la escena, le ofrecerán un lugar destacado. Lo invitarán, lo pasearán y lo harán “sentir importante”. No le darán el dinero en el primer encuentro, no son tontos. Son pacientes. Dejan que la comida se cocine lentamente. Trabajan a largo plazo.
El enemigo mezclará la seducción intelectual y una remuneración acorde (¡justo en una época de grandes necesidades económicas para los sectores populares!), el ofrecimiento “altruista y sin pedir nada a cambio” de un sitio pago de internet “para decir lo que venga en gana” (pero sabiendo que hay que decir ciertas cosas… y no hay que decir otras…, porque sino se acaba el financiamiento del sitio web). Además de todo eso, probablemente haya existido alguna torpeza en algunas autoridades circunstanciales, algún funcionario que no trató con suficiente respeto y eso generó rencores (el enemigo lo sabe, lo estudia y lo aprovecha).
Y envolviendo esas múltiples circunstancias, estos giros políticos se producen en un momento histórico donde las ideas revolucionarias y los proyectos socialistas y comunistas no son hegemónicos. Creo que no hay entonces una explicación unívoca sino una acumulación de múltiples condicionantes. Pero… si una persona es revolucionaria y está
completamente segura de sí misma, por más discusiones que haya con un funcionario, por más necesidades materiales que se atraviesen, jamás se aceptaría la manzana envenenada del enemigo. Apelo a un nombre que lo explica todo para el caso cubano. Fernando Martínez Heredia. Murió como vivió: de pie. Sin ceder jamás medio milímetro. Tuvo muchas discusiones. Tuvo necesidades materiales en su vida cotidiana (recuerdo su baño... recuerdo su cocina… recuerdo su vestimenta…). Pero si alguna vez le acercaron una manzana envenenada, estoy segurísimo que la debe haber escupido. ¡Un maestro!
En Argentina he conocido mucha gente similar, incluyendo a
mi padre, quien murió trabajando en tres empleos al mismo tiempo. Sin humillarse jamás y rechazando cargos de suma importancia para no traicionar las enseñanzas del Che y de Fidel, a quienes juntos admiramos y quisimos.
Cada uno elige el camino de su vida. Que se haga cargo. Y que no se queje luego, si decide morder la manzana envenenada, de que le hacen “asesinato de reputación”. Es decir, si lo critican por trabajar codo a codo con el enemigo. La expresión “asesinato de reputación” me suena a una bufonada. Una falta de respeto a nuestros y nuestras miles y miles de asesinados en la vida real.
En Cuba ocurre un fenómeno interesante: periodistas, intelectuales, cientistas sociales, artistas, niegan recibir el apoyo de la Agencia —que tiene un pasado sanguinario como para que alguien admita con orgullo que recibe sus fondos—; en cambio, reconocen ser asalariados de determinadas ONGs, cuyos vínculos con la CIA han quedado en evidencia en disímiles ocasiones.
¿CRISIS IDEOLÓGICA Y DESARME MORAL?
No soy quien para dar lecciones al pueblo cubano. Pero si sucede eso, evidentemente hay una crisis ideológica. Y yo agregaría: un desarme moral (como lo denominaría Karl von Clausewitz). Se puede trabajar en muchos lugares. La historia de la clase trabajadora es la historia del trabajo en lugares incómodos. ¿O a los obreros y obreras les encanta fabricar automóviles para un empresario millonario, dejando parte de su vida en esa faena? Pero hay límites, ¿no es cierto? Quien pierda esos límites, ha perdido la brújula de su vida. Le puede pasar a cualquiera. Pero eso sí. Que no pretenda hacerlo livianamente y con cara de feliz cumpleaños. Quien toma la decisión de trabajar para las fachadas culturales de la CIA que se haga cargo. El enemigo le palmeará la espalda. Y le brindará sonrisas. Pero el campo revolucionario, como mínimo, lo criticará. ¿Puede sorprenderse de esa crítica? ¿Eso implica que estamos ante un “régimen totalitario” porque se critica a quien colabora con el imperialismo a cambio de dinero? ¡Tremenda desfachatez! Quien cruce el charco, quien muerda la manzana envenenada, pagará un costo político.
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ENTREVISTA RESUMIDA POR LA REDACCIÓN DE CANARIAS SEMANAL
Antonio Gramsci ha sido manipulado al infinito. Desde la socialdemocracia y el liberalismo hasta el autodenominado “posmarxismo” (en realidad…. ex marxismo) y los llamados “estudios poscoloniales”.
A Gramsci se lo ha intentado convertir en un tímido partidario de los acuerdos parlamentarios y en un inofensivo posmoderno que especula en forma diletante sobre “asuntos culturales”, desvinculándolo de todo proyecto revolucionario y estrategia de confrontación. ¡Como si su encarcelamiento y lento asesinato, ejercido con crueldad y a cuentagotas, a manos del fascismo italiano, hubieran sucedido “de casualidad”!
Tratando de rescatar su pensamiento revolucionario nos hemos opuesto a los intentos de pasteurizarlo, descafeinarlo y volverlo un ícono “light”, fácilmente domesticable y adaptable para los fines más diversos. Como pensador revolucionario, ardiente admirador de Lenin y la revolución bolchevique, pensador de las periferias y las clases subalternas, militante clandestino durante años de la Internacional Comunista, Gramsci reflexionó a partir de una derrota, la del movimiento de los consejos de fábrica de Turín.
Y en esa reflexión que parte de la interrogación: “¿Por qué perdimos?” llega a indagaciones que poseen una actualidad escandalosa. Adoptando la teoría leninista de la hegemonía, Gramsci la perfecciona, la pule, la desarrolla y la convierte en clave de bóveda del marxismo revolucionario. Rompiendo el dualismo entre “la alta cultura” y el sentido común popular, sus principales conclusiones apuntan a que la hegemonía debe recrearse cotidianamente. El sistema capitalista, el imperialismo, los diferentes fascismos y la contrainsurgencia no sólo asesinan, torturan, hacen desaparecer gente, vigilan, persiguen, censuran y encarcelan a la militancia revolucionaria. Al mismo tiempo construyen hegemonía. No sólo en el plano más fácilmente observable de “las grandes ideologías” sino en los ámbitos minimalistas pero no menos efectivos de la vida cotidiana.
La influencia y la dominación de las clases dominantes y las potencias imperialistas no sólo se ejerce sobre “las ideas”, sino también sobre los sentimientos, emociones, valores y vivencias de la cotidianeidad, aparentemente “no políticas” y presuntamente ajenas a los discursos políticos. La hegemonía no sólo constituye una dirección política y moral sobre los sectores populares subalternos y los pueblos oprimidos sino también una estructura de sentimientos que se recrea cotidianamente en los ámbitos más íntimos de la subjetividad popular.
El tristemente célebre “american way of life” no se logra sólo con grandes hipótesis y teorías ni con sistemas formales de ideas. Tampoco con una editorial de un periódico oficial, sea el Washington Post o el Miami Herald. Se logra a través de películas románticas y de acción, a través de la música, la vestimenta y los gustos personales, inducidos mediante el marketing y toda una ingeniería de propaganda que opera en el campo del inconsciente colectivo, prostituyendo, incluso, los mejores descubrimientos de Freud. ¡Todo está sometido a la disputa y la confrontación! Hasta las fantasías y los sueños más íntimos. El capitalismo no respeta nada, ni siquiera los ámbitos más privados de la intimidad que, para el sentido común, quedarían al margen de cualquier disputa geopolítica, cuando en la vida real eso no sucede.
EL CASO CUBANO
Para el caso específico de Cuba, la inmensa red de telaraña contrainsurgente que se emplea cotidianamente desde instituciones oficiales o para estatales de Estados Unidos, con una masa gigantesca de dinero que se le roba a la ciudadanía estadounidense y se emplea para aplastar toda disidencia, ha perseguido y continúa intentando ganar las emociones, los sentimientos y las fantasías del pueblo cubano.
Ese accionar ha empleado todas las formas de lucha, apelando a diversos estilos y combinando distintos modos operativos. Desde los más violentos y terroristas como poner una bomba en un hotel turístico o hacer explotar en el aire un avión civil hasta los más “inocentes” que recurren a masificar símbolos nacionales norteamericanos en camisetas y pañuelos o promocionando música comercial de muy baja calidad, colonial, misógina y machista. El objetivo apunta a deslegitimar la Revolución Cubana mientras se trata de vender la peregrina ilusión de que La Florida es “La Nueva Tierra Prometida”. Un lugar relativamente cercano (90 millas) donde se puede llegar a ser fácilmente “norteamericano” sin saber hablar inglés, jugando al dominó con los pies descalzos y en camiseta. Una pretendida “utopía” de mesa de saldos, que reaparece en mil películas aparentemente “apolíticas”.
El antiguo “sueño americano”, de grandes pretensiones y descomunales promesas, hoy está hecho añicos. El imperialismo estadounidense hace agua por todos los flancos. Vive una crisis humanitaria de envergadura, con cientos de miles de personas abandonadas y fallecidas. Ya nadie se cree el cuento del presunto “reino de LA LIBERTAD”, en una sociedad donde, sin Malcolm X ni las Panteras Negras, a un simple ciudadano estadounidense de piel oscura se le pone una rodilla en el cuello y se lo asesina lentamente y a la vista de todo el mundo. Para que el mundo afrodescendiente y latino aprenda la lección.
Como aquel viejo “sueño americano” ha perdido su antigua credibilidad ante la opinión pública mundial, ha sido reemplazado por el premio consuelo de… La Florida y Miami, donde la cultura no brilla precisamente por su originalidad. Si al pueblo argentino pretendían venderle desde hace un siglo París como imaginaria ensoñación de “capital cultural” de la modernidad eurocéntrica (haciendo abstracción del imperialismo francés, genocida y torturador en Indochina y Argelia); al pueblo cubano hoy pretenden venderle La Florida y Miami como “el mejor de los mundos posibles”. Una mercancía degradada y de cuarta categoría, difícil de comprar hasta en una feria de baratijas.
Las reflexiones de Gramsci nos permiten desmontar semejantes operaciones de guerra psicológica (como las denominarían los teóricos Karl von Clausewitz y Liddell Hart), de fabricación industrial del consenso (como la llamarían Noam Chomsky) y de recreación cotidiana de la hegemonía, para emplear la terminología del marxista italiano.
Las pretensiones imperiales que pretenden minar la hegemonía socialista de la Revolución Cubana, usando sus propias palabras, han tratado de «crear artificialmente una jabonosa y falsa “izquierda” —todas las comillas incluidas—, no revolucionaria, ajena y reacia al legado inasimilable de Fidel Castro y el Che Guevara».
¿Cuán peligrosa es esta falsa izquierda? ¿De qué manera ha pretendido legitimarse? Debemos reconocer en nuestros enemigos cierta cuota de flexibilidad. Utilizando una metáfora derivada del fútbol, el imperialismo ha tenido cierta “cintura política” (alusión a los históricos jugadores de fútbol, como Messi, Maradona, Pelé o Garrincha, que amagan ir por izquierda y luego mueven con habilidad y mucha flexibilidad la cintura y pasan a su adversario por derecha).
La investigadora Frances Stonors Saunders ha demostrado que la CIA, la más famosa de las instituciones de contrainsurgencia a nivel mundial aunque no la única ni la primera, con tal de derrotar a sus enemigos estratégicos (la Revolución Cubana en primer lugar) se ha permitido en no pocas ocasiones apelar a otras “izquierdas” para deslegitimar el paradigma revolucionario.
Para destruir el prestigio y el atractivo de procesos sociales emancipadores y destruir el carisma de sus principales liderazgos, ¿qué mejor que emplear ciertos discursos aparentemente “progresistas” pero que en el fondo apuntan todos sus cañones a deslegitimar y a destruir el atractivo popular de la tradición anticapitalista y antimperialista.
No es casual que la CIA haya empleado a Daniel Bell, ex marxista, para promover la falsa tesis del “ocaso de las ideologías”. No es tampoco aleatorio que en sus proyectos de penetración imperialista y cooptación de intelectuales, la CIA haya financiado –a través de instituciones para gubernamentales que se presentan como si fueran “la sociedad civil” aunque reciben sus abultados millones siempre del Estado norteamericano- a antiguos sociólogos ex marxistas en proyectos contrainsurgentes. Nadie más útil para el imperialismo que una persona renegada y conversa. Porque los conversos necesitan rendir examen cada día para demostrar que ya no son lo que alguna vez fueron. Y por eso se convierten en los más entusiastas militantes de las causas contrarrevolucionarias.
En Nuestra América hemos asistido en las últimas décadas a la proliferación de ataques y campañas sistemáticas contra todos los procesos con pretensiones emancipatorias (incluso sin ser marxistas, comunistas o socialistas, sino tan sólo con aspiraciones de cambios graduales) llevados a cabo en nombre de…. ¡el ecologismo!... ¡las teorías poscoloniales!... ¡el republicanismo “socialista”!...¡el “feminismo” liberal! y varios otros discursos y constelaciones que a primera vista semejan pertenecer a la misma familia revolucionaria, pero…. cuando se produce un golpe de estado como el que Estados Unidos organizó en Bolivia en noviembre de 2019 (con armamento represivo proporcionado por gobiernos de extrema derecha como el de Mauricio Macri en Argentina), varios exponentes de estos discursos “progres” salieron rápidamente a apoyar y justificar el golpe.
¿No resulta curioso? ¿Qué izquierda genuina se sumaría tan livianamente a un golpe de estado contra el movimiento indígena que vejaba mujeres quechuas y aymaras y quemaba en público la bandera de los pueblos originarios? Cuando uno se pone a indagar sobre los y las personajes en cuestión, presuntamente “ecologistas-ambientalistas”, supuestamente “feministas poscoloniales”, “autonomistas situacionistas” etc, etc… que apoyaron abierta y automáticamente el golpe de estado contra Evo Morales , ¿qué encuentra? Que todos ellos y ellas, de modo invariable, habían recibido previamente becas Guggenheim, “ayudas desinteresadas” de la Fundación Ford, “pasantías académicas” en Gringolandia y otras escorias de la misma calaña. En el caso de los “progres” devenidos abruptamente en antichavistas y antibolivarianos, sucedió exactamente lo mismo.
Siempre aparece el mismo dinerillo asomando la punta de sus billetes en los bolsillos de esta exótica “izquierda” que no es izquierda y que ha funcionado y opera como el Caballo de Troya del imperialismo. El supuesto “progresismo” cubano, con dinero de la Fundación de Soros y la Fundación Ebert en sus cuentas bancarias o debajo del colchón no es la excepción. Todo lo contario. ¡Confirma la regla!
Eso sí, cuando se los pone al descubierto chillan, se victimizan, se ubican en el rol de “incomprendidas” o “perseguidos”… Pretenden no pagar un costo político por ponerse al servicio del Imperio y terminar viviendo de ese dinero sucio. ¡Pobre gente! No saben que el imperialismo los utiliza un tiempo y los descarta. Roma (y Washington) no respetan a los desertores ni a las personas conversas. Los usan y los tiran al poco tiempo al tacho de basura. Viven sus cinco minutos de fama. Se compran un departamento y algunos objetos suntuarios, hacen tres o cuatro viajes lujosos, visitan un par de universidades prestigiosas (creyendo que los convocan porque son “brillantes” y van para el Premio Nobel…). Pero cuando ya no son útiles, quedan automáticamente fuera de escena y terminan sus vidas de manera triste y mediocre, porque renegaron de su propia identidad y su propia historia. El caso emblemático del intelectual cubano Jesús Díaz es arquetípico. Fue brillante y acabó triste y solitario. Hoy proliferan otros de menor valía que ni siquiera llegan al nivel de Jesús Díaz, quien coronó su periplo renegando de su propia obra y como un peón servil del PSOE español, la socialdemocracia de la OTAN.
Los pequeñísimos núcleos que hoy intentan venderse como una “izquierda novedosa” a través de un formato “socialdemócrata” y “republicano” en la feria de las ideologías, se esfuerzan por desmontar esa prolongada acumulación político-cultural de masas pacientemente construida por Fidel. Y los caracterizamos como “pequeñísimos núcleos” porque son realmente microscópicos, y ni siquiera han logrado formar una organización sólida, con un programa unificado, una ideología coherente, un liderazgo de masas. Hablemos con claridad. Tres blogs y dos páginas de internet son tan volátiles y efímeras como una nube en medio de una tormenta caribeña, aunque cuenten con mucho dinero proveniente de Estados Unidos y Alemania y propaganda de La Florida.
¿POR QUÉ FIDEL CONTINÚA SIENDO INTANGIBLE PARA LA "IZQUIERDA JABONOSA"?
No se animan a atacar con nombre y apellido a Fidel simplemente porque –si se me permite una expresión argentina- no les da el cuero. Es decir, no les alcanza la gasolina. No tienen espalda. Pero está claro que su objetivo es tumbar todo lo que Fidel enseñó (no sólo en sus infinitos y kilométricos discursos sino en su práctica política). Como Fidel, a diferencia de Stalin o de otros líderes lejanos, no dejó monumentos grandilocuentes ni ciudades con su nombre ni nada similar… ¡difícil atacarlo! ¿Qué estatua de Fidel van a intentar demoler si Fidel no dejó estatuas y así lo hizo saber en sus últimos días de vida? Entonces la operación les resulta más complicada y difícil.
Pero su intento solapado, apenas disimulado y con bastante torpeza, consiste básicamente en:
(a) desmembrar la unidad de la diversidad lograda bajo el liderazgo de Fidel;
(b) dentro de ese arcoíris revolucionario que en Cuba asumió el nombre de “comunismo” pero que encierra muchos universos culturales diferentes, pretenden, con un macartismo muy difícil de esconder, apelar al cuchillo y el escalpelo para diseccionar, extirpando de raíz todo lo que tenga perfume comunista y tirarlo a la letrina;
(c) al interior de esa galaxia polifacética que Fidel logró agrupar, eligen destacar las vertientes políticamente más moderadas y timoratas, aquellas que en los años ’60 fueron hegemonizadas por las posiciones más radicales de Fidel, Raúl y el Che Guevara;
(d) llegado este punto, se esfuerzan por pegar un saltito un poco más audaz todavía: pretenden reflotar todo lo que existía ANTES del triunfo revolucionario de 1959, idealizando la república neocolonial (se niegan a reconocer el carácter neocolonial de esa república, la disfrazan y encubren, afirmando tramposamente que sueñan con una “república” social al estilo de los países nórdicos…. pero debajo de la vestimenta se nota la hilacha);
(e) al idealizar el mundo previo a 1959, no vuelven a Mella y Guiteras, antiimperialistas radicales (¡que jamás hubieran recibido un billete yanqui!), partidarios de la revolución socialista y la lucha armada, sino que se detienen en la constitución de 1940 como presunta “panacea” jurídica que resolvería mágicamente todos los males, deficiencias, falta de comida, petróleo y jeringuillas, producto del bloqueo ya sexagenario;
(f) y en todo ese intento de disección y desarticulación del proyecto aglutinador, antiimperialista y anticapitalista, condensado bajo el símbolo de Fidel (aunque en realidad siempre ha sido y es un proceso colectivo, pues “Fidel” es el nombre con el que se conoció a nivel mundial un proceso colectivo y de masas), niegan el papel del imperialismo en las dificultades cotidianas del sistema político y social cubano.
¿QUÉ TIPO DE VALORES CREMATÍSTICOS MOTIVAN A LA "IZQUIERDA JABONOSA"?
Alguno tiene debilidad por el dinero o los objetos de consumo suntuario. Aquella otra persona se deja seducir por alguien con mucha belleza y sensualidad. La de más allá muere por el protagonismo y “la fama”. ¡Muchos talones de Aquiles! El enemigo estudia con paciencia y clasifica en forma singular. Y opera sobre esas debilidades personales de cada quien. Y comienza a operar en el momento oportuno. Quien se desespera por estar en el centro de la escena, le ofrecerán un lugar destacado. Lo invitarán, lo pasearán y lo harán “sentir importante”. No le darán el dinero en el primer encuentro, no son tontos. Son pacientes. Dejan que la comida se cocine lentamente. Trabajan a largo plazo.
El enemigo mezclará la seducción intelectual y una remuneración acorde (¡justo en una época de grandes necesidades económicas para los sectores populares!), el ofrecimiento “altruista y sin pedir nada a cambio” de un sitio pago de internet “para decir lo que venga en gana” (pero sabiendo que hay que decir ciertas cosas… y no hay que decir otras…, porque sino se acaba el financiamiento del sitio web). Además de todo eso, probablemente haya existido alguna torpeza en algunas autoridades circunstanciales, algún funcionario que no trató con suficiente respeto y eso generó rencores (el enemigo lo sabe, lo estudia y lo aprovecha).
Y envolviendo esas múltiples circunstancias, estos giros políticos se producen en un momento histórico donde las ideas revolucionarias y los proyectos socialistas y comunistas no son hegemónicos. Creo que no hay entonces una explicación unívoca sino una acumulación de múltiples condicionantes. Pero… si una persona es revolucionaria y está completamente segura de sí misma, por más discusiones que haya con un funcionario, por más necesidades materiales que se atraviesen, jamás se aceptaría la manzana envenenada del enemigo. Apelo a un nombre que lo explica todo para el caso cubano. Fernando Martínez Heredia. Murió como vivió: de pie. Sin ceder jamás medio milímetro. Tuvo muchas discusiones. Tuvo necesidades materiales en su vida cotidiana (recuerdo su baño... recuerdo su cocina… recuerdo su vestimenta…). Pero si alguna vez le acercaron una manzana envenenada, estoy segurísimo que la debe haber escupido. ¡Un maestro!
En Argentina he conocido mucha gente similar, incluyendo a mi padre, quien murió trabajando en tres empleos al mismo tiempo. Sin humillarse jamás y rechazando cargos de suma importancia para no traicionar las enseñanzas del Che y de Fidel, a quienes juntos admiramos y quisimos.
Cada uno elige el camino de su vida. Que se haga cargo. Y que no se queje luego, si decide morder la manzana envenenada, de que le hacen “asesinato de reputación”. Es decir, si lo critican por trabajar codo a codo con el enemigo. La expresión “asesinato de reputación” me suena a una bufonada. Una falta de respeto a nuestros y nuestras miles y miles de asesinados en la vida real.
En Cuba ocurre un fenómeno interesante: periodistas, intelectuales, cientistas sociales, artistas, niegan recibir el apoyo de la Agencia —que tiene un pasado sanguinario como para que alguien admita con orgullo que recibe sus fondos—; en cambio, reconocen ser asalariados de determinadas ONGs, cuyos vínculos con la CIA han quedado en evidencia en disímiles ocasiones.
¿CRISIS IDEOLÓGICA Y DESARME MORAL?
No soy quien para dar lecciones al pueblo cubano. Pero si sucede eso, evidentemente hay una crisis ideológica. Y yo agregaría: un desarme moral (como lo denominaría Karl von Clausewitz). Se puede trabajar en muchos lugares. La historia de la clase trabajadora es la historia del trabajo en lugares incómodos. ¿O a los obreros y obreras les encanta fabricar automóviles para un empresario millonario, dejando parte de su vida en esa faena? Pero hay límites, ¿no es cierto? Quien pierda esos límites, ha perdido la brújula de su vida. Le puede pasar a cualquiera. Pero eso sí. Que no pretenda hacerlo livianamente y con cara de feliz cumpleaños. Quien toma la decisión de trabajar para las fachadas culturales de la CIA que se haga cargo. El enemigo le palmeará la espalda. Y le brindará sonrisas. Pero el campo revolucionario, como mínimo, lo criticará. ¿Puede sorprenderse de esa crítica? ¿Eso implica que estamos ante un “régimen totalitario” porque se critica a quien colabora con el imperialismo a cambio de dinero? ¡Tremenda desfachatez! Quien cruce el charco, quien muerda la manzana envenenada, pagará un costo político.
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