
REINO UNIDO ENCARCELA A OTRO 'JULIAN ASSANGE'
Craig Murray se une al fundador de WikiLeaks tras las rejas
Craig Murray, ex-diplomático británico, periodista y bloguero de 62 años, destapó en 2002, siendo embajador en Uzbekistán, las salvajadas que, con la complicidad de los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses, se estaban cometiendo con los prisioneros para extraerles confesiones falsas y justificar las invasiones y ocupaciones de Afganistán e Irak. Ahora el Estado británico ha hallado una rendija legal para encarcelarlo durante 8 meses, a pesar de su delicada salud.
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Craig Murray es uno de los llamados whistleblowers [lit., “quien toca el silbato” ante irregularidades, es decir, un soplón en el buen sentido de la palabra], al igual que su amigo Julian Assange. Un tribunal escocés lo ha sentenciado a ocho meses de prisión por desacato al tribunal durante la vista del juicio contra el ex-líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP por sus siglas en inglés), Alex Salmond, por presuntas agresiones sexuales.
En realidad, el encarcelamiento de Murray es una especie de venganza. Desde 2002 se ha venido ganando la enemistad del Estado británico, los servicios de inteligencia, la judicatura y los medios corporativos por desvelar los crímenes cometidos por el imperialismo británico y estadounidense.
Un año después de la invasión de Afganistán, Murray, que era entonces embajador en Uzbekistán, destapó la complicidad del Reino Unido y EE.UU en las reiteradas torturas que el régimen de Islam Karimov, apoyado por Washington, infligía a prisioneros como parte de la “guerra contra el terrorismo”. Estas torturas incluían “violación con objetos como cuellos de botella rotos, asfixia, extracción de uñas, aplastamiento de brazos y piernas e inmersión del cuerpo entero en líquidos ardiendo”.
Murray puso al descubierto los planes estratégicos que se pusieron en marcha tras los ataques a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. En cuestión de semanas, Karimov permitió a EE.UU establecer una base militar en el sur de Uzbekistán, a cambio de una inyección de 79 millones de dólares a sus fuerzas de seguridad. La tortura se aplicaba para extraer falsas confesiones con la información proporcionada por los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses, y para justificar la invasión y ocupación militar de Afganistán e Irak.
En 2018, Murray se valió de su conocimiento de los servicios de inteligencia para exponer la utilización del envenenamiento del doble agente ruso Sergei Skripal y su hija Yulia por parte del imperialismo británico, que tenía como fin atizar las hostilidades contra Rusia bajo la absurda asunción de que Moscú había fabricado y expandido “Novichoks” (agentes nerviosos) en suelo británico.
Pero fue en 2019 cuando Craig Murray salió a la luz pública por su elocuente defensa del fundador de WikiLeaks y periodista, Julian Assange. Tras arrancarle la policía británica en abril de ese año de la embajada de Ecuador en Londres, y tras su posterior procesamiento bajo la Ley de Espionaje por sus revelaciones de los crímenes de guerra de EE.UU, Murray lo ha defendido sin descanso.
Sus informes de las vistas de febrero y septiembre de 2020 para la extradición de Assange, en los que Murray ponía en evidencia las mentiras, artimañas e hipocresía de los jueces británicos supervisados por la CIA, atrajeron a una audiencia de millones de personas. En ese mismo año, el juicio estilo #MeToo contra Salmond, en el que Murray testificaba, dio a la clase dominante británica la oportunidad de ajustarle cuentas.
Salmond, ex-líder del Partido Nacionalista Escocés, fue acusado de violación y agresión sexual en 2019 sobre la base de informaciones pasadas a la policía por el gobierno de Escocia. Murray después informó “con alto grado de certidumbre” que un año antes Liz Lloyd, jefa de gabinete de la Primera Ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, había estado tras las filtraciones de esas informaciones a la prensa escocesa.
A pesar de la operación policial que se puso en marcha para animar a las mujeres a testificar contra Salmond, incluidas unas 400 entrevistas hechas por la policía, el jurado lo declaró inocente. Los testigos hicieron afirmaciones imposibles de verificar, con frecuencia no plausibles y de las que a veces se probó su falsedad en el propio juicio.
Pero, aunque se probó la inocencia de Salmond, Murray fue acusado de desacato por lo que allí se llama "jigsaw identification" (lit., “identificación de rompecabezas”), es decir, identificar a alguien usando datos de dos o más fuentes, para impedir la publicación de los nombres o cualquier dato que pudiera revelar la identidad de los denunciantes, algo que Murray ha refutado exhaustivamente. También ha apelado su sentencia y solicitado una remisión de pena debido a su delicado estado de salud, lo que los tribunales de Escocia e Inglaterra han denegado.
Esta acusación y condena por desacato permite, además, al tribunal escocés privar a Murray de su pasaporte, por lo que no podrá viajar a España para testificar en el procedimiento seguido aquí por el juez José de la Mata en el caso de Julian Assange; algo que es bastante embarazoso para el gobierno británico y el de Estados Unidos, ya que presenta un montón de pruebas de que EE.UU espió ilegalmente a Assange dentro de la embajada ecuatoriana en Londres, lo que podría evitar su extradición. Murray iba a testificar que sus propias conversaciones confidenciales con Assange fueron filmadas, como lo fueron las reuniones de éste con sus abogados.
El encarcelamiento de Murray es otro indicio más de cómo la fachada de la democracia burguesa se cae a pedazos. La sentencia supone un peligroso precedente sobre todo por el señalamiento que hace de los medios independientes, en este caso el blog del propio Murray. Según los jueces, “es importante distinguir su posición [la de Murray] de la de los grandes medios, que están regulados y sujetos a unos códigos de prácticas y éticas ausentes en las publicaciones del solicitante”.
Esto es hipocresía vomitiva ¿Qué códigos y éticas exhibió la prensa corporativa cuando recicló la propaganda del Estado sobre las “armas de destrucción masiva” de Irak -mentiras usadas para invadir ilegalmente, ocupar y destruir un país y matar a un millón de personas?
El jueves pasado Murray publicó una nota de prensa que fue omitida por los medios corporativos: “Creo que esto responde a que el Estado lleva mucho tiempo buscando venganza por mi exposición de la complicidad de nuestros servicios de seguridad en las torturas y mi larga colaboración con WikiLeaks y otros whistleblowers. Por desgracia, el tema crucial de la libertad de expresión queda como un daño colateral”.
Murray se entregó a la policía de Edimburgo el domingo pasado, rodeado de quienes le apoyan y tras abrazar a su esposa y sus dos hijos.
Fuentes:
https://www.wsws.org/en/articles/2021/08/04/pers-a04.html
https://thegrayzone.com/2021/07/31/craig-murrays-jailing-national-security-state-independent-journalism/
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Craig Murray es uno de los llamados whistleblowers [lit., “quien toca el silbato” ante irregularidades, es decir, un soplón en el buen sentido de la palabra], al igual que su amigo Julian Assange. Un tribunal escocés lo ha sentenciado a ocho meses de prisión por desacato al tribunal durante la vista del juicio contra el ex-líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP por sus siglas en inglés), Alex Salmond, por presuntas agresiones sexuales.
En realidad, el encarcelamiento de Murray es una especie de venganza. Desde 2002 se ha venido ganando la enemistad del Estado británico, los servicios de inteligencia, la judicatura y los medios corporativos por desvelar los crímenes cometidos por el imperialismo británico y estadounidense.
Un año después de la invasión de Afganistán, Murray, que era entonces embajador en Uzbekistán, destapó la complicidad del Reino Unido y EE.UU en las reiteradas torturas que el régimen de Islam Karimov, apoyado por Washington, infligía a prisioneros como parte de la “guerra contra el terrorismo”. Estas torturas incluían “violación con objetos como cuellos de botella rotos, asfixia, extracción de uñas, aplastamiento de brazos y piernas e inmersión del cuerpo entero en líquidos ardiendo”.
Murray puso al descubierto los planes estratégicos que se pusieron en marcha tras los ataques a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. En cuestión de semanas, Karimov permitió a EE.UU establecer una base militar en el sur de Uzbekistán, a cambio de una inyección de 79 millones de dólares a sus fuerzas de seguridad. La tortura se aplicaba para extraer falsas confesiones con la información proporcionada por los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses, y para justificar la invasión y ocupación militar de Afganistán e Irak.
En 2018, Murray se valió de su conocimiento de los servicios de inteligencia para exponer la utilización del envenenamiento del doble agente ruso Sergei Skripal y su hija Yulia por parte del imperialismo británico, que tenía como fin atizar las hostilidades contra Rusia bajo la absurda asunción de que Moscú había fabricado y expandido “Novichoks” (agentes nerviosos) en suelo británico.
Pero fue en 2019 cuando Craig Murray salió a la luz pública por su elocuente defensa del fundador de WikiLeaks y periodista, Julian Assange. Tras arrancarle la policía británica en abril de ese año de la embajada de Ecuador en Londres, y tras su posterior procesamiento bajo la Ley de Espionaje por sus revelaciones de los crímenes de guerra de EE.UU, Murray lo ha defendido sin descanso.
Sus informes de las vistas de febrero y septiembre de 2020 para la extradición de Assange, en los que Murray ponía en evidencia las mentiras, artimañas e hipocresía de los jueces británicos supervisados por la CIA, atrajeron a una audiencia de millones de personas. En ese mismo año, el juicio estilo #MeToo contra Salmond, en el que Murray testificaba, dio a la clase dominante británica la oportunidad de ajustarle cuentas.
Salmond, ex-líder del Partido Nacionalista Escocés, fue acusado de violación y agresión sexual en 2019 sobre la base de informaciones pasadas a la policía por el gobierno de Escocia. Murray después informó “con alto grado de certidumbre” que un año antes Liz Lloyd, jefa de gabinete de la Primera Ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, había estado tras las filtraciones de esas informaciones a la prensa escocesa.
A pesar de la operación policial que se puso en marcha para animar a las mujeres a testificar contra Salmond, incluidas unas 400 entrevistas hechas por la policía, el jurado lo declaró inocente. Los testigos hicieron afirmaciones imposibles de verificar, con frecuencia no plausibles y de las que a veces se probó su falsedad en el propio juicio.
Pero, aunque se probó la inocencia de Salmond, Murray fue acusado de desacato por lo que allí se llama "jigsaw identification" (lit., “identificación de rompecabezas”), es decir, identificar a alguien usando datos de dos o más fuentes, para impedir la publicación de los nombres o cualquier dato que pudiera revelar la identidad de los denunciantes, algo que Murray ha refutado exhaustivamente. También ha apelado su sentencia y solicitado una remisión de pena debido a su delicado estado de salud, lo que los tribunales de Escocia e Inglaterra han denegado.
Esta acusación y condena por desacato permite, además, al tribunal escocés privar a Murray de su pasaporte, por lo que no podrá viajar a España para testificar en el procedimiento seguido aquí por el juez José de la Mata en el caso de Julian Assange; algo que es bastante embarazoso para el gobierno británico y el de Estados Unidos, ya que presenta un montón de pruebas de que EE.UU espió ilegalmente a Assange dentro de la embajada ecuatoriana en Londres, lo que podría evitar su extradición. Murray iba a testificar que sus propias conversaciones confidenciales con Assange fueron filmadas, como lo fueron las reuniones de éste con sus abogados.
El encarcelamiento de Murray es otro indicio más de cómo la fachada de la democracia burguesa se cae a pedazos. La sentencia supone un peligroso precedente sobre todo por el señalamiento que hace de los medios independientes, en este caso el blog del propio Murray. Según los jueces, “es importante distinguir su posición [la de Murray] de la de los grandes medios, que están regulados y sujetos a unos códigos de prácticas y éticas ausentes en las publicaciones del solicitante”.
Esto es hipocresía vomitiva ¿Qué códigos y éticas exhibió la prensa corporativa cuando recicló la propaganda del Estado sobre las “armas de destrucción masiva” de Irak -mentiras usadas para invadir ilegalmente, ocupar y destruir un país y matar a un millón de personas?
El jueves pasado Murray publicó una nota de prensa que fue omitida por los medios corporativos: “Creo que esto responde a que el Estado lleva mucho tiempo buscando venganza por mi exposición de la complicidad de nuestros servicios de seguridad en las torturas y mi larga colaboración con WikiLeaks y otros whistleblowers. Por desgracia, el tema crucial de la libertad de expresión queda como un daño colateral”.
Murray se entregó a la policía de Edimburgo el domingo pasado, rodeado de quienes le apoyan y tras abrazar a su esposa y sus dos hijos.
Fuentes:
https://www.wsws.org/en/articles/2021/08/04/pers-a04.html
https://thegrayzone.com/2021/07/31/craig-murrays-jailing-national-security-state-independent-journalism/
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