¿ESTUVIMOS HACE UNOS DÍAS A "UN TRIS" DE UNA HECATOMBE ATÓMICA?
La Administración estadounidense preferiría un presidente borracho como Yeltsin en el Kremlin.
Según el ex teniente del Ejército español Luis Gonzalo Segura, la nueva "guerra fría" en la que parece que estamos inaugurando, estuvo a punto de entrar en estado de ebullición hace apenas una semana cuando un buque de guerra y un avión ruso lanzaron disparos de advertencia en contra de un destructor británico que se había adentrado en sus aguas territoriales sin autorización.
REDACCION CANARIAS SEMANAL
Según mantiene el ex teniente del Ejército español Luis Gonzalo Segura en un artículo suyo titulado "Occidente contra Rusia, ¿un conflicto irresoluble?", la suerte de "mini Guerra Fría" en la que parece estar envuelto nuestro planeta en la actualidad, estuvo cerca de entrar en estado de peligrosa ebullición hace apenas una semana. Concretamente el pasado jueves 23 de junio, cuando un buque de guerra y un avión rusos lanzaron disparos de advertencia contra un destructor británico HMS Defender para disuadirlo de que continuará navegando dentro de las aguas territoriales rusas, muy cercanas a las costas de Crimea.
No es esta, sin embargo, la primera oelcasión en la que Rusia utiliza munición real para persuadir a un buque de guerra occidental desde que concluyera la Guerra Fría. Ciertamente que la escaramuza citada no llegó a mayores, pero no puede de considerarse este incidente como "menor", ni tampoco aislado
Lo ocurrido en las costas rusas ya se ha repetido en decenas de incidentes entre la OTAN y Rusia en las proximidades de territorios de este último país.
La cuestión es que si la OTAN y sus integrantes realizan ejercicios mastodónticos junto a la frontera rusa, con el despliegue de cuantiosos efectivos, vehículos, buques y aeronaves, según los comunicados de esa organización militar y de los medios de comunicación que los comentan, se trata invariablemente de maniobras legítimas, habituales e inocuas. Pero si, en cambio, son los rusos los que realizan ejercicios militares en el marco de su propio territorio, entonces son acusados de estar provocando el estallido de una Tercera Guerra Mundial.
No obstante, en Occidente existen países, y no de "segundo orden", sino Francia o Alemania, que en las últimas fechas, conscientes de los peligros que entrañan la repetición de estas circunstancias, han abogado por el diálogo con Rusia, una propuesta que no fue aceptada, sin embargo, por la mayoría de los países europeos, muchos de ellos más obedientes a los designios marcados por los Estados Unidos, que realmente involucrados en el proyecto de crear una Unión europea independiente.
La cuestión es que la solución que proponen los Estados Unidos para resolver este tipo de conflictos consiste, más o menos, en que Rusia se someta a su voluntad, como el resto de Europa, se integre en la OTAN tras entregarle todos sus recursos y poner a su servicio sus fuerzas militares. A partir de entonces, todo podría ir sobre ruedas. Rusia sería bienvenida en la Unión Europea, en los paraísos fiscales y en el expolio latinoamericano y mundial.
Ni que decir tiene que este sueño norteamericano, muy frecuente durante los años 90 del pasado siglo, necesitaría, al menos, de un presidente borracho en ropa interior en la avenida Pennsylvania, mientras detiene un taxi para comprar una pizza – y no es broma, algo parecido parece que le sucedió a Yeltsin–. Y la verdad es que ese no parece ser el caso de Putin. Quizás sea esa la razón por la que le resulta tan poco gracioso a la Administración estadounidense.
REDACCION CANARIAS SEMANAL
Según mantiene el ex teniente del Ejército español Luis Gonzalo Segura en un artículo suyo titulado "Occidente contra Rusia, ¿un conflicto irresoluble?", la suerte de "mini Guerra Fría" en la que parece estar envuelto nuestro planeta en la actualidad, estuvo cerca de entrar en estado de peligrosa ebullición hace apenas una semana. Concretamente el pasado jueves 23 de junio, cuando un buque de guerra y un avión rusos lanzaron disparos de advertencia contra un destructor británico HMS Defender para disuadirlo de que continuará navegando dentro de las aguas territoriales rusas, muy cercanas a las costas de Crimea.
No es esta, sin embargo, la primera oelcasión en la que Rusia utiliza munición real para persuadir a un buque de guerra occidental desde que concluyera la Guerra Fría. Ciertamente que la escaramuza citada no llegó a mayores, pero no puede de considerarse este incidente como "menor", ni tampoco aislado
Lo ocurrido en las costas rusas ya se ha repetido en decenas de incidentes entre la OTAN y Rusia en las proximidades de territorios de este último país.
La cuestión es que si la OTAN y sus integrantes realizan ejercicios mastodónticos junto a la frontera rusa, con el despliegue de cuantiosos efectivos, vehículos, buques y aeronaves, según los comunicados de esa organización militar y de los medios de comunicación que los comentan, se trata invariablemente de maniobras legítimas, habituales e inocuas. Pero si, en cambio, son los rusos los que realizan ejercicios militares en el marco de su propio territorio, entonces son acusados de estar provocando el estallido de una Tercera Guerra Mundial.
No obstante, en Occidente existen países, y no de "segundo orden", sino Francia o Alemania, que en las últimas fechas, conscientes de los peligros que entrañan la repetición de estas circunstancias, han abogado por el diálogo con Rusia, una propuesta que no fue aceptada, sin embargo, por la mayoría de los países europeos, muchos de ellos más obedientes a los designios marcados por los Estados Unidos, que realmente involucrados en el proyecto de crear una Unión europea independiente.
La cuestión es que la solución que proponen los Estados Unidos para resolver este tipo de conflictos consiste, más o menos, en que Rusia se someta a su voluntad, como el resto de Europa, se integre en la OTAN tras entregarle todos sus recursos y poner a su servicio sus fuerzas militares. A partir de entonces, todo podría ir sobre ruedas. Rusia sería bienvenida en la Unión Europea, en los paraísos fiscales y en el expolio latinoamericano y mundial.
Ni que decir tiene que este sueño norteamericano, muy frecuente durante los años 90 del pasado siglo, necesitaría, al menos, de un presidente borracho en ropa interior en la avenida Pennsylvania, mientras detiene un taxi para comprar una pizza – y no es broma, algo parecido parece que le sucedió a Yeltsin–. Y la verdad es que ese no parece ser el caso de Putin. Quizás sea esa la razón por la que le resulta tan poco gracioso a la Administración estadounidense.































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