
¿DE QUÉ TERRORISMO HABLA AZNAR?
"Es insultante que este individuo no haya sido nunca investigado por la corrupta justicia española"
El desparpajo y la desvergüenza de José María Aznar ha traspasado la línea roja -escribe Tomás F. Ruiz - cuando se ha atrevido a afirmar que los indultos de ciudadanos catalanes se producen como consecuencia de un gobierno que pacta con terroristas para mantenerse en el poder (...).
Por TOMÁS F. RUIZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El desparpajo y la desvergüenza de José María Aznar ha traspasado la línea roja cuando se ha atrevido a afirmar que los indultos de ciudadanos catalanes se producen como consecuencia de un gobierno que pacta con terroristas para mantenerse en el poder.
Y esa desvergüenza viene de un individuo que, según sugieren algunas informaciones al respecto, puede haber sido el principal instigador, bajo consejo de George W. Bush, de los atentados terroristas que provocaron las terribles matanzas del 11-M en España.
A 17 años de aquel terrible día, la población española ha tenido tiempo más que suficiente para reflexionar y atar cabos en cómo, por qué y de la mano de qué degenerado personaje vinieron dichos atentados. En lo que se refiere a los atentados de las Torres Gemelas y del Pentágono, existen ya irrefutables pruebas que demuestran que el 11-S fue fomentado, promovido y hasta organizado por el gobierno del presidente George W. Bush. Esa despiada matanza, que costó a Estados Unidos cerca de tres mil víctimas, fue la ominosa mentira que utilizó el genocida presidente norteamericano para justificar su invasión a Irak y su imposición del injusto orden mundial del que él mismo se autoproclamó fhürer.
En España todo el mundo conoce -unos lo aceptan y otros no- la sesgada participación del entonces gobierno de Aznar en los conocidos como “Atentados del 11-M”. Entre los documentos que el Reichstag norteamericano oculta sobre estos atentados en Madrid (algunos pendientes de ser corroborados por WikiLeaks), existen pruebas más que consistentes de cómo el presidente George W. Bush mantuvo frecuentes conversaciones con José María Aznar previas a la comisión de los atentados. En esas conversaciones, secretas al más alto nivel, se sospecha que el presidente norteamericano estaría invitando a su homónimo español a repetir su gesta de simular un sangriento atentado terrorista y acallar así las protestas masivas que se estaban produciendo en España por su participación en la guerra contra Irak.
Aznar supo desde el principio, pues fue avisado hasta en tres ocasiones (dos por el Centro Nacional de Inteligencia y una tercera por el Instituto de Investigación de Defensa de Noruega) de que un comando yihadista estaba preparando en España un atentado de dimensiones desconocidas. Aznar parece que fue también informado de que estos terroristas estaban consiguiendo los explosivos que necesitaban en canteras del norte de España; de hecho, consta que recibió informes policiales donde le mostraban su preocupación ante la libertad de movimientos de que gozaban individuos calificados como peligrosos yihadistas. Entre otros, el reconocido como portavoz militar de Al Qaeda en Europa, Youssef Belhajd, quien alquiló el piso de Leganés el 8 de marzo, tres días antes de los atentados. Parece ser que, a través de conversación telefónica (para evitar registros escritos), la misma Presidencia de gobierno habría cursado instrucciones para que se los dejara actuar libremente, alegando que todo formaba parte de un plan más ambicioso que podría abortarse en caso de ser detenidos. Cuando se desclasificaron los documentos secretos del CNI sobre este asunto, varios párrafos de estos documentos habían sido tachados.
En un obsceno intento de descargo de José María Aznar, algunos plantean la posibilidad de que el presidente de España supusiera que el atentado que se estaba preparando se limitaría a una sola estación de tren y que el coste humano de la operación no sobrepasaría la docena de muertos. A cambio de esa masacre, se levantaría una ola de indignación y venganza tal contra los yihadistas que lograría el apoyo popular que necesitaba para continuar con la presencia de tropas españolas en las guerras de Irak y de Afganistán.
Es muy posible que, el día que se produjo el atentado en Madrid -el 11 de marzo de 2004-, José María Aznar se diera cuenta del desorbitado coste en vidas humanas que le había supuesto seguir los depravados consejos de George W. Bush, al que se le podría considerar directo instigador de las matanzas. Rápidamente, pretendiendo ganar tiempo para destruir todas las pruebas que lo implicaran en el atentado, Aznar derivó la autoría de los atentados hacia ETA y procedió a la detención, encarcelamiento y tortura de todos los etarras libres, simpatizantes o simples independentistas vascos que se le pusieron a tiro. Así dio tiempo más que suficiente a los auténticos terroristas para abandonar España. La voladura del piso conocido como “comando de Leganés” fue el broche de oro a las matanzas de las estaciones ferroviarias. De esta forma, sin ningún superviviente, no hubo interrogatorios que sacaran a la luz la diabólica participación que el gobierno español podría haber tenido en estos luctuosos acontecimientos.
Que un individuo sobre el que recaen todas estas sospechas no haya sido nunca investigado por la corrupta justicia española es francamente insultante. Que la podrida mente que amparó aquellos atentados se atreva hoy a hablar de terrorismo resulta ya intolerable. Hubo un tiempo en el que, cada vez que acudía a un acto de homenaje a las víctimas de un atentado que él mismo pudo haber consentido, Aznar era insultado y abucheado. Ahora se merece lo mismo por esas despreciables declaraciones sobre terrorismo que se ha atrevido a hacer públicas. Los monstruos son siempre abominables.
Por TOMÁS F. RUIZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El desparpajo y la desvergüenza de José María Aznar ha traspasado la línea roja cuando se ha atrevido a afirmar que los indultos de ciudadanos catalanes se producen como consecuencia de un gobierno que pacta con terroristas para mantenerse en el poder.
Y esa desvergüenza viene de un individuo que, según sugieren algunas informaciones al respecto, puede haber sido el principal instigador, bajo consejo de George W. Bush, de los atentados terroristas que provocaron las terribles matanzas del 11-M en España.
A 17 años de aquel terrible día, la población española ha tenido tiempo más que suficiente para reflexionar y atar cabos en cómo, por qué y de la mano de qué degenerado personaje vinieron dichos atentados. En lo que se refiere a los atentados de las Torres Gemelas y del Pentágono, existen ya irrefutables pruebas que demuestran que el 11-S fue fomentado, promovido y hasta organizado por el gobierno del presidente George W. Bush. Esa despiada matanza, que costó a Estados Unidos cerca de tres mil víctimas, fue la ominosa mentira que utilizó el genocida presidente norteamericano para justificar su invasión a Irak y su imposición del injusto orden mundial del que él mismo se autoproclamó fhürer.
En España todo el mundo conoce -unos lo aceptan y otros no- la sesgada participación del entonces gobierno de Aznar en los conocidos como “Atentados del 11-M”. Entre los documentos que el Reichstag norteamericano oculta sobre estos atentados en Madrid (algunos pendientes de ser corroborados por WikiLeaks), existen pruebas más que consistentes de cómo el presidente George W. Bush mantuvo frecuentes conversaciones con José María Aznar previas a la comisión de los atentados. En esas conversaciones, secretas al más alto nivel, se sospecha que el presidente norteamericano estaría invitando a su homónimo español a repetir su gesta de simular un sangriento atentado terrorista y acallar así las protestas masivas que se estaban produciendo en España por su participación en la guerra contra Irak.
Aznar supo desde el principio, pues fue avisado hasta en tres ocasiones (dos por el Centro Nacional de Inteligencia y una tercera por el Instituto de Investigación de Defensa de Noruega) de que un comando yihadista estaba preparando en España un atentado de dimensiones desconocidas. Aznar parece que fue también informado de que estos terroristas estaban consiguiendo los explosivos que necesitaban en canteras del norte de España; de hecho, consta que recibió informes policiales donde le mostraban su preocupación ante la libertad de movimientos de que gozaban individuos calificados como peligrosos yihadistas. Entre otros, el reconocido como portavoz militar de Al Qaeda en Europa, Youssef Belhajd, quien alquiló el piso de Leganés el 8 de marzo, tres días antes de los atentados. Parece ser que, a través de conversación telefónica (para evitar registros escritos), la misma Presidencia de gobierno habría cursado instrucciones para que se los dejara actuar libremente, alegando que todo formaba parte de un plan más ambicioso que podría abortarse en caso de ser detenidos. Cuando se desclasificaron los documentos secretos del CNI sobre este asunto, varios párrafos de estos documentos habían sido tachados.
En un obsceno intento de descargo de José María Aznar, algunos plantean la posibilidad de que el presidente de España supusiera que el atentado que se estaba preparando se limitaría a una sola estación de tren y que el coste humano de la operación no sobrepasaría la docena de muertos. A cambio de esa masacre, se levantaría una ola de indignación y venganza tal contra los yihadistas que lograría el apoyo popular que necesitaba para continuar con la presencia de tropas españolas en las guerras de Irak y de Afganistán.
Es muy posible que, el día que se produjo el atentado en Madrid -el 11 de marzo de 2004-, José María Aznar se diera cuenta del desorbitado coste en vidas humanas que le había supuesto seguir los depravados consejos de George W. Bush, al que se le podría considerar directo instigador de las matanzas. Rápidamente, pretendiendo ganar tiempo para destruir todas las pruebas que lo implicaran en el atentado, Aznar derivó la autoría de los atentados hacia ETA y procedió a la detención, encarcelamiento y tortura de todos los etarras libres, simpatizantes o simples independentistas vascos que se le pusieron a tiro. Así dio tiempo más que suficiente a los auténticos terroristas para abandonar España. La voladura del piso conocido como “comando de Leganés” fue el broche de oro a las matanzas de las estaciones ferroviarias. De esta forma, sin ningún superviviente, no hubo interrogatorios que sacaran a la luz la diabólica participación que el gobierno español podría haber tenido en estos luctuosos acontecimientos.
Que un individuo sobre el que recaen todas estas sospechas no haya sido nunca investigado por la corrupta justicia española es francamente insultante. Que la podrida mente que amparó aquellos atentados se atreva hoy a hablar de terrorismo resulta ya intolerable. Hubo un tiempo en el que, cada vez que acudía a un acto de homenaje a las víctimas de un atentado que él mismo pudo haber consentido, Aznar era insultado y abucheado. Ahora se merece lo mismo por esas despreciables declaraciones sobre terrorismo que se ha atrevido a hacer públicas. Los monstruos son siempre abominables.
jose antonio | Lunes, 28 de Junio de 2021 a las 13:20:59 horas
¿ desde cuando en españa, no hay justicia real?. pues mi respuesta es clara y contundente, desde que franco el genocida tomo el poder sus aliados clero bancos, terratenientes. la justicia de españa de este sistema corrompido. solo hay mano dura, con los don nadies que roben o maten, el tal aznar, no le hacen falta abogacia, sus defensores jueces y fisclales corruptos. como el.
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