MÓNICA OLTRA DESVELA AL MUNDO QUE "NO ES MUJER POR SUS GENITALES" (VÍDEO)
"Pensar y comportarse como una mujer": la progresía postmoderna reproduce los estereotipos rancios de toda la vida
En un reciente acto sobre el proyecto de Ley Trans, Mónica Oltra, vicepresidenta, portavoz y consejera de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalidad Valenciana por el partido Compromís, dijo que ella no es mujer “por sus genitales”, sino porque “piensa y se comporta como una mujer”. Esta sorprendente declaración suscita preguntas que seguramente Oltra no sabría responder, pero deja también la sensación de que la pseudo-izquierda posmoderna nos quiere vender el sexismo tradicional como algo novedoso y un “derecho humano”.
Por TITA BARAHONA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Cuando creíamos que estábamos ya en camino de superar los estereotipos sexistas, la introducción de la agenda transgenerista, patrocinada por la pseudo-izquierda posmoderna, ha vuelto a remover el polvo de las disquisiciones metafísicas sobre qué es ser mujer y ser hombre.
Digo metafísicas, porque van realmente más allá de la física. Ésta no les vale. Para el transgenerismo no es de recibo que las mujeres y los hombres somos personas de uno u otro sexo que, como seres humanos, somos iguales en raciocinio y emociones.
No; para el transgenerismo, influido por la teoría queer, los sexos no son una realidad biológica, sino algo que se nos “asigna” al nacer (o antes, desde que existen las ecografías), por lo que ser mujer o varón es sentirse mujer o varón -o ambas cosas a la vez o ninguna de ellas.
Que Mónica Oltra diga que es mujer porque piensa y se comporta como mujer no es otra cosa que un retorno a las esencias, a ese “eterno femenino” en el que se nos encerró a las mujeres durante tanto tiempo para mantenernos sometidas al varón
Como Mónica Oltra apoya incondicionalmente la Ley Trans, que intenta dar fuerza legal a ese sentimiento, en la jornada que se celebró en su Comunidad Autónoma sobre dicha ley no podía decir que ella es mujer porque haya nacido con unos determinados órganos reproductores -algo que es anatema para el transgenerismo. De ahí que soltara, en su lugar, la primera majadería que le vino en mente:
"Soy mujer, no por mis genitales, sino porque pienso y me comporto como mujer".
El mismo ridículo hizo el año pasado la ministra de Igualdad, Irene Montero. Cuando le preguntaron ¿Qué es ser mujer u hombre? No supo contestar y recurrió a preguntas absurdas en respuesta:
“...¿Cuál es el nivel de hormonas que tenemos que tener para ser consideradas hombres o mujeres?” “¿Cuánta talla de pecho tenemos que tener para ser hombre o mujer?...”.
Estas no son, sin embargo, majaderías triviales; tienen consecuencias políticas. Que Mónica Oltra diga que es mujer porque piensa y se comporta como mujer no es otra cosa que un retorno a las esencias, a ese “eterno femenino” en el que se nos encerró a las mujeres durante tanto tiempo para mantenernos sometidas al varón. Porque esas diferencias entre los sexos, que se nos dijo que eran “naturales” o “esenciales”, no eran sino producto de la educación sexista que se nos inculcaba desde la cuna y que ahora el transgenerismo quiere reintroducir por la puerta de atrás.
Como no podía ser de otro modo, el comentario de Mónica
Oltra suscitó una catarata de críticas en las redes sociales así como la pregunta que a cualquiera le viene a la cabeza en este caso: ¿Cómo piensa y se comporta una mujer?
Nadie en la audiencia de aquel evento se lo preguntó y ella tampoco lo ha desvelado, no porque no quiera sino porque no sabe. Puesta en esa tesitura, no sabría responder sin poner en evidencia la crasa contradicción que entraña -o debería entrañar- considerarse de izquierdas y feminista y al mismo tiempo defender los estereotipos rancios de toda la vida de Dios y su Santa Iglesia.
¿Pensaba igual Clara Campoamor que Pilar Primo de Rivera? ¿Piensa igual Mónica Oltra que Rocío Monasterio? ¿Se comportaba igual Gloria Fuertes que Carmen Polo de Franco?
A las que tocó sufrir la escuela franquista, segregada por sexos, la frase de Mónica Oltra las retrotrae a aquellos tiempos. Entonces las adoctrinadoras de niñas, que eran las falangistas de la Sección Femenina, les decían que, como mujeres, sus pensamientos eran triviales, porque la inteligencia era virtud masculina; que su misión en la vida era ser servidoras del varón en todos los aspectos y, por eso, su comportamiento debía ser dulce, humilde, abnegado, con entrega total a los demás y sin quejarse.
Ahora vean en qué se diferencia esto del eslogan que Compromís, partido de Mónica Oltra, eligió para el 8 de Marzo de este presente año: “Per la igualtat d'alló essencial. Criar, Cuidar, Curar”.
Por desgracia, el sexismo tiene raíces profundas. En la década de 1990, recuerdo que Televisión Española entrevistaba a Tita Cervera, baronesa Thyssen. A la pregunta de cómo había logrado conquistar a un barón, ella contestó: “muy sencillo, siendo mujer”. En aquella ocasión -exactamente igual que ahora con la ocurrencia de Oltra- fuimos muchas y muchos quienes nos quedamos con las ganas de que se le planteara la pregunta pertinente: “¿Y qué es para usted ser mujer, señora baronesa consorte?”
Bastantes años después, el intento fallido de Alberto Ruiz Gallardón, entonces ministro de Justicia por el Partido Popular, de recortar la ley de interrupción voluntaria del embarazo generó mucha polémica. Y, en otra entrevista televisiva se atrevió a decir que sólo la mujer que es madre es “mujer, mujer” o “mujer de verdad”.
Sostener que hay un pensamiento y un comportamiento de mujer y de hombre es seguir dando vida a los estereotipos que han reproducido durante siglos nuestra opresión
Si estábamos bastante hartas de ser definidas desde las instituciones de poder laicas y eclesiásticas -compuestas sólo de hombres en el pasado, pero ahora también de mujeres- y nos rebelábamos contra ello, ahora el transgenerismo pretende también redefinirnos a su conveniencia. Y seguimos rebelándonos.
Para la pseudo-izquierda posmo-queer, ser mujer o ser hombre no es más que el resultado del sentimiento de cada individuo, incluso si tiene pocos años de edad, porque siempre habrá alguien que interpretará y decidirá por él o ella.
Y, si es una asunción universal que para ser mujer o varón -o ninguna de las dos cosas o ambas- basta con el mero hecho de sentirlo y validarlo con la sola manifestación ¿Por qué el adjetivo trans? Si el sexo es un “constructo social” ¿Por qué repiten que hay mujeres con pene y hombres con vagina? ¿Por qué se hormonan? Si dicen que también son contrarios a los estereotipos de género ¿Por qué unos se maquillan, visten ropa femenina y se calzan tacones? ¿Por qué otras se visten con ropa masculina? ¿Por qué se cambian el nombre? ¿Por qué sostienen que un niño que se viste de hada es una niña, como hemos oído en el Parlamento?
![[Img #67350]](https://canarias-semanal.org/upload/images/05_2021/474_photot.jpg)
Son preguntas para las que no tienen respuestas razonadas ni razonables. La razón la han arrojado al basurero. Pero tanto Mónica Oltra como otros partidarios de los vientres de alquiler saben muy bien dónde se halla el aparato reproductor indispensable para este negocio infame.
Parece mentira que a estas alturas tengamos que seguir incidiendo en lo obvio: que somos hombres y mujeres porque nacemos con órganos reproductivos diferenciados. Nuestra especie, como otras, posee eso que se llama dimorfismo sexual, pero todo el resto de nuestras funciones psíquicas y físicas son iguales. Que la diferencia sexual se tomara como base para construir relaciones sociales de desigualdad es un hecho histórico, no natural, que debemos combatir si aspiramos a una sociedad igualitaria donde cada individuo, independientemente de su sexo, sea libre de construirse como persona.
Sostener que hay un pensamiento y un comportamiento de mujer y de hombre es seguir dando vida a los estereotipos que han reproducido durante siglos nuestra opresión. El producto que la pseudo-izquierda posmo-queer pretende vendernos es, por tanto, uno que ha sobrepasado de largo la fecha de caducidad y apesta a rancio.
Vídeo relacionado: ¿Será esto "pensar y comportarse como una mujer"?
Por TITA BARAHONA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Cuando creíamos que estábamos ya en camino de superar los estereotipos sexistas, la introducción de la agenda transgenerista, patrocinada por la pseudo-izquierda posmoderna, ha vuelto a remover el polvo de las disquisiciones metafísicas sobre qué es ser mujer y ser hombre.
Digo metafísicas, porque van realmente más allá de la física. Ésta no les vale. Para el transgenerismo no es de recibo que las mujeres y los hombres somos personas de uno u otro sexo que, como seres humanos, somos iguales en raciocinio y emociones.
No; para el transgenerismo, influido por la teoría queer, los sexos no son una realidad biológica, sino algo que se nos “asigna” al nacer (o antes, desde que existen las ecografías), por lo que ser mujer o varón es sentirse mujer o varón -o ambas cosas a la vez o ninguna de ellas.
Que Mónica Oltra diga que es mujer porque piensa y se comporta como mujer no es otra cosa que un retorno a las esencias, a ese “eterno femenino” en el que se nos encerró a las mujeres durante tanto tiempo para mantenernos sometidas al varón
Como Mónica Oltra apoya incondicionalmente la Ley Trans, que intenta dar fuerza legal a ese sentimiento, en la jornada que se celebró en su Comunidad Autónoma sobre dicha ley no podía decir que ella es mujer porque haya nacido con unos determinados órganos reproductores -algo que es anatema para el transgenerismo. De ahí que soltara, en su lugar, la primera majadería que le vino en mente:
"Soy mujer, no por mis genitales, sino porque pienso y me comporto como mujer".
El mismo ridículo hizo el año pasado la ministra de Igualdad, Irene Montero. Cuando le preguntaron ¿Qué es ser mujer u hombre? No supo contestar y recurrió a preguntas absurdas en respuesta:
“...¿Cuál es el nivel de hormonas que tenemos que tener para ser consideradas hombres o mujeres?” “¿Cuánta talla de pecho tenemos que tener para ser hombre o mujer?...”.
Estas no son, sin embargo, majaderías triviales; tienen consecuencias políticas. Que Mónica Oltra diga que es mujer porque piensa y se comporta como mujer no es otra cosa que un retorno a las esencias, a ese “eterno femenino” en el que se nos encerró a las mujeres durante tanto tiempo para mantenernos sometidas al varón. Porque esas diferencias entre los sexos, que se nos dijo que eran “naturales” o “esenciales”, no eran sino producto de la educación sexista que se nos inculcaba desde la cuna y que ahora el transgenerismo quiere reintroducir por la puerta de atrás.
Como no podía ser de otro modo, el comentario de Mónica
Oltra suscitó una catarata de críticas en las redes sociales así como la pregunta que a cualquiera le viene a la cabeza en este caso: ¿Cómo piensa y se comporta una mujer?
Nadie en la audiencia de aquel evento se lo preguntó y ella tampoco lo ha desvelado, no porque no quiera sino porque no sabe. Puesta en esa tesitura, no sabría responder sin poner en evidencia la crasa contradicción que entraña -o debería entrañar- considerarse de izquierdas y feminista y al mismo tiempo defender los estereotipos rancios de toda la vida de Dios y su Santa Iglesia.
¿Pensaba igual Clara Campoamor que Pilar Primo de Rivera? ¿Piensa igual Mónica Oltra que Rocío Monasterio? ¿Se comportaba igual Gloria Fuertes que Carmen Polo de Franco?
A las que tocó sufrir la escuela franquista, segregada por sexos, la frase de Mónica Oltra las retrotrae a aquellos tiempos. Entonces las adoctrinadoras de niñas, que eran las falangistas de la Sección Femenina, les decían que, como mujeres, sus pensamientos eran triviales, porque la inteligencia era virtud masculina; que su misión en la vida era ser servidoras del varón en todos los aspectos y, por eso, su comportamiento debía ser dulce, humilde, abnegado, con entrega total a los demás y sin quejarse.
Ahora vean en qué se diferencia esto del eslogan que Compromís, partido de Mónica Oltra, eligió para el 8 de Marzo de este presente año: “Per la igualtat d'alló essencial. Criar, Cuidar, Curar”.
Por desgracia, el sexismo tiene raíces profundas. En la década de 1990, recuerdo que Televisión Española entrevistaba a Tita Cervera, baronesa Thyssen. A la pregunta de cómo había logrado conquistar a un barón, ella contestó: “muy sencillo, siendo mujer”. En aquella ocasión -exactamente igual que ahora con la ocurrencia de Oltra- fuimos muchas y muchos quienes nos quedamos con las ganas de que se le planteara la pregunta pertinente: “¿Y qué es para usted ser mujer, señora baronesa consorte?”
Bastantes años después, el intento fallido de Alberto Ruiz Gallardón, entonces ministro de Justicia por el Partido Popular, de recortar la ley de interrupción voluntaria del embarazo generó mucha polémica. Y, en otra entrevista televisiva se atrevió a decir que sólo la mujer que es madre es “mujer, mujer” o “mujer de verdad”.
Sostener que hay un pensamiento y un comportamiento de mujer y de hombre es seguir dando vida a los estereotipos que han reproducido durante siglos nuestra opresión
Si estábamos bastante hartas de ser definidas desde las instituciones de poder laicas y eclesiásticas -compuestas sólo de hombres en el pasado, pero ahora también de mujeres- y nos rebelábamos contra ello, ahora el transgenerismo pretende también redefinirnos a su conveniencia. Y seguimos rebelándonos.
Para la pseudo-izquierda posmo-queer, ser mujer o ser hombre no es más que el resultado del sentimiento de cada individuo, incluso si tiene pocos años de edad, porque siempre habrá alguien que interpretará y decidirá por él o ella.
Y, si es una asunción universal que para ser mujer o varón -o ninguna de las dos cosas o ambas- basta con el mero hecho de sentirlo y validarlo con la sola manifestación ¿Por qué el adjetivo trans? Si el sexo es un “constructo social” ¿Por qué repiten que hay mujeres con pene y hombres con vagina? ¿Por qué se hormonan? Si dicen que también son contrarios a los estereotipos de género ¿Por qué unos se maquillan, visten ropa femenina y se calzan tacones? ¿Por qué otras se visten con ropa masculina? ¿Por qué se cambian el nombre? ¿Por qué sostienen que un niño que se viste de hada es una niña, como hemos oído en el Parlamento?
![[Img #67350]](https://canarias-semanal.org/upload/images/05_2021/474_photot.jpg)
Son preguntas para las que no tienen respuestas razonadas ni razonables. La razón la han arrojado al basurero. Pero tanto Mónica Oltra como otros partidarios de los vientres de alquiler saben muy bien dónde se halla el aparato reproductor indispensable para este negocio infame.
Parece mentira que a estas alturas tengamos que seguir incidiendo en lo obvio: que somos hombres y mujeres porque nacemos con órganos reproductivos diferenciados. Nuestra especie, como otras, posee eso que se llama dimorfismo sexual, pero todo el resto de nuestras funciones psíquicas y físicas son iguales. Que la diferencia sexual se tomara como base para construir relaciones sociales de desigualdad es un hecho histórico, no natural, que debemos combatir si aspiramos a una sociedad igualitaria donde cada individuo, independientemente de su sexo, sea libre de construirse como persona.
Sostener que hay un pensamiento y un comportamiento de mujer y de hombre es seguir dando vida a los estereotipos que han reproducido durante siglos nuestra opresión. El producto que la pseudo-izquierda posmo-queer pretende vendernos es, por tanto, uno que ha sobrepasado de largo la fecha de caducidad y apesta a rancio.
Vídeo relacionado: ¿Será esto "pensar y comportarse como una mujer"?





























Maribel Santana | Viernes, 28 de Mayo de 2021 a las 02:54:22 horas
Vaya vomitivos estos progres de solemnidad, por favor. ¿Qué carajo tienen metido en la cabeza de aserrín?
Vaya unos totorotas impresentables, ¿se ha creído que son muy avanzados, modernos y cultos?
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