BOMBARDEO DE GAZA: LA MAYOR ESCALADA REPRESIVA DE ISRAEL DESDE 2015 (VÍDEO)
La provocación de la extrema derecha sionista desencadena los disturbios
Mientras escribimos estas líneas, el Estado de Israel sigue bombardeando esa cárcel a cielo abierto que se llama Franja de Gaza. Los medios corporativos, sirvientes en gran medida de los grupos de presión sionistas, suelen hablar de “enfrentamientos”, intentando dar una imagen falsa de equilibrio de fuerzas y responsabilidades de los dos bandos en contienda. Pero los sucesos de las últimas semanas hay que ponerlos en contexto.
Por CLARA LÓPEZ GONZÁLEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
La actual escalada del conflicto en la Palestina ocupada, la mayor desde 2015, tuvo su origen el pasado 22 de abril, cuando la organización judía de extrema derecha Lehava convocó una marcha en Jersulén en la que gritaban “muerte” y “expulsión de los árabes”. Los residentes palestinos respondieron a la provocación enfrentándose a las fuerzas policiales israelíes.
Los hechos se pueden resumir brevemente como sigue: varios días de tensión y choques en Jerusalén entre bandas de sionistas, fuerzas israelíes y residentes palestinos, especialmente en el barrio de Sheikh Jarrah, donde docenas de familias palestinas corren el riesgo de ser expulsados de sus casas, desembocaron el 8 de mayo en la entrada de la policía israelí en la mezquita de Al-Aqsa, disparando granadas aturdidoras y balas de goma contra los musulmanes que allí rezaban. El ataque se saldó con 178 heridos, según la Media Luna Roja. Esto reavivó los enfrentamientos, que continuaron en los alrededores de la mezquita, provocando decenas más de heridos.
Desde Gaza, Hamas respondía lanzando cohetes contra Israel, la mayoría de los cuales, como es habitual, fueron interceptados por el sistema de defensa isralelí. Y a continuación la fuerza aérea de Israel bombardeaba la Franja de Gaza. El saldo hasta ahora es, del lado palestino, de 20 muertos, entre ellos 9 niños.
No obstante, como afirma el escritor Miko Peled, nacido en Jerusalén e hijo de un general israelí, los recientes acontecimientos se deben contemplar en el contexto más amplio de la limpieza étnica que se lleva a cabo en Palestina en general, y en Jerusalén en particular; así como también en el contexto de la política interior israelí.
No es coincidencia que el ataque a los residentes del vecindario de Sheikh Jerrah en Jerusalén -que tiene especial importancia histórica, cultural y política- esté sucediendo en este preciso momento. Expulsar palestinos y dejar que los colonos ocupen sus casas es siempre bueno para la política israelí, particularmente si se desata la “violencia”. Ahora las autoridades israelíes pueden mostrar a sus ciudadanos que saben cómo tratar a los “árabes”.
En este vecindario se ubica la Casa de Oriente, bello edificio que es símbolo de la independencia palestina en la ciudad. También se encuentra allí el Dar Al-Tifl Al-Arabi, que fue en su origen una escuela e internado para los huéranos que sobrevivieron a la masacre sionista de Deir Yassin. Hoy funciona todavía como escuela y como recuerdo constante de las atrocidades sionistas y la resistencia palestina.
La ciudad de Silwan -donde se ubica el barrio de Sheikh Jerrah-, también conocida como Wadi Hilweh, se halla justo adyacente a la Ciudad Vieja. Ha sido víctima de una campaña especialmente brutal de limpieza étnica, violencia y destrucción. Durante años sus residentes han visto cómo sus casas eran demolidas para que los colonos judíos se apropiaran de los solares y poder llevar a cabo excavaciones arqueológicas. Huelga decir que las familias palestinas desalojadas de sus hogares no han recibido ninguna compensación.
Todo esto se hace por supuestas “razones científicas”, para desenterrar hallazgos “arqueológicos”. Hasta ahora no se ha encontrado allí ni una sola evidencia del Rey David. Sin embargo, ya se ha construido un parque arqueológico llamado La Ciudad de David. Esto ha generado mucha tensión en Silwan. Los colonos judíos ocupan las casas palestinas y las fuerzas de seguridad israelíes así como el ejército privado que protege a los colonos aterrorizan a los residentes palestinos de la ciudad.
![[Img #67129]](https://canarias-semanal.org/upload/images/05_2021/8668_mezquita-al-aqsa.jpg)
Los sionistas no reconocen el hecho de que la ciudad de Jerusalén, particularmente la Ciudad Vieja, ha sido durante gran parte de los últimos 2.000 años una ciudad árabe de mayoría musulmana. La cultura, la arquitectura, los monumentos y los residentes de la ciudad son mayoritariamente musulmanes, que siempre coexistieron con las minorías cristiana y judía.
Tras la ofensiva israelí de 1967 (Guerra de los Seis Días), Jerusalén oriental junto con la Ciudad Vieja cayó en manos sionistas. Desde entonces, el Estado de Israel se empeña en esparcir el mito de que hay una conexión entre el sionismo y el bíblico Rey David.
La antigua judería de la ciudad ha adquirido proporciones monstruosas, a base de expulsar a los palestinos de sus hogares para que sean ocupados por colonos judíos, como han hecho en otras partes. La presencia masiva de ejército y policía israelí en la ciudad sirve para intimidar a los palestinos y envalentonar a los colonos, creando un ambiente que convierte ser palestino en algo muy peligroso.
Laylat-al-Qadr se considera una de las noches sagradas del calendario islámico. Cae en los últimos diez días del Ramadán. Se cree que fue la noche en que le fueron revelados a Mahoma los versos sagrados del Corán. Los devotos llenan las mezquitas durante largas horas de culto y meditación.
En Palestina, los devotos de todas partes del país viajan a Jerusalén a rezar en la mezquita de Al-Aqsa. Este año, sin embargo, la policía israelí bloqueó las carreteras, denegó la entrada, y atacó a los devotos dentro de la propia mezquita.
Por otro lado, el “Día de Jerusalén”, en el que los sionistas celebran la conquista de 1967 de la ciudad, este año pone broche a la campaña de terror emprendida por las autoridades israelíes y las bandas sionistas armadas, con redadas en la Ciudad Vieja para atemorizar a los residentes y comerciantes palestinos. De ahí los llamamientos a “matar a los árabes” que hemos oído en estos días.
Los sionistas llevan casi cien años robando tierra palestina. Sostienen que los judíos vivieron una vez donde ahora residen los palestinos y, por tanto, es correcto echarlos y tomar sus tierras y casas. Es el caso de Sheikh Jerrah, en Silwan, y es el caso de toda Jerusalén y toda Palestina.
El Estado de Israel, con sus políticos compitiendo por popularidad y sus bandas armadas de sionistas, no descansará hasta expulsar al último palestino de Jerusalén y derribar la mezquita de Al-Aqsa. Con la impunidad que le otorga la “comunidad internacional” a su genocidio, este será su momento de “misión cumplida”.
Las imágenes de la policía israelí disparando granadas lacrimógenas y balas de goma dentro de la mezquita de Al-Aqsa y sus alrededores no deja lugar a duda de que un fuego “accidental” -como el que ha estado ardiendo estos días en el recinto exterior del templo, podría derruir la antigua y emblemática mezquita, mientras las fanáticas masas sionistas brincan y bailan en señal del triunfo de su odio, como también hemos visto en estos dramáticos días en Jerusalén.
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Por CLARA LÓPEZ GONZÁLEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
La actual escalada del conflicto en la Palestina ocupada, la mayor desde 2015, tuvo su origen el pasado 22 de abril, cuando la organización judía de extrema derecha Lehava convocó una marcha en Jersulén en la que gritaban “muerte” y “expulsión de los árabes”. Los residentes palestinos respondieron a la provocación enfrentándose a las fuerzas policiales israelíes.
Los hechos se pueden resumir brevemente como sigue: varios días de tensión y choques en Jerusalén entre bandas de sionistas, fuerzas israelíes y residentes palestinos, especialmente en el barrio de Sheikh Jarrah, donde docenas de familias palestinas corren el riesgo de ser expulsados de sus casas, desembocaron el 8 de mayo en la entrada de la policía israelí en la mezquita de Al-Aqsa, disparando granadas aturdidoras y balas de goma contra los musulmanes que allí rezaban. El ataque se saldó con 178 heridos, según la Media Luna Roja. Esto reavivó los enfrentamientos, que continuaron en los alrededores de la mezquita, provocando decenas más de heridos.
Desde Gaza, Hamas respondía lanzando cohetes contra Israel, la mayoría de los cuales, como es habitual, fueron interceptados por el sistema de defensa isralelí. Y a continuación la fuerza aérea de Israel bombardeaba la Franja de Gaza. El saldo hasta ahora es, del lado palestino, de 20 muertos, entre ellos 9 niños.
No obstante, como afirma el escritor Miko Peled, nacido en Jerusalén e hijo de un general israelí, los recientes acontecimientos se deben contemplar en el contexto más amplio de la limpieza étnica que se lleva a cabo en Palestina en general, y en Jerusalén en particular; así como también en el contexto de la política interior israelí.
No es coincidencia que el ataque a los residentes del vecindario de Sheikh Jerrah en Jerusalén -que tiene especial importancia histórica, cultural y política- esté sucediendo en este preciso momento. Expulsar palestinos y dejar que los colonos ocupen sus casas es siempre bueno para la política israelí, particularmente si se desata la “violencia”. Ahora las autoridades israelíes pueden mostrar a sus ciudadanos que saben cómo tratar a los “árabes”.
En este vecindario se ubica la Casa de Oriente, bello edificio que es símbolo de la independencia palestina en la ciudad. También se encuentra allí el Dar Al-Tifl Al-Arabi, que fue en su origen una escuela e internado para los huéranos que sobrevivieron a la masacre sionista de Deir Yassin. Hoy funciona todavía como escuela y como recuerdo constante de las atrocidades sionistas y la resistencia palestina.
La ciudad de Silwan -donde se ubica el barrio de Sheikh Jerrah-, también conocida como Wadi Hilweh, se halla justo adyacente a la Ciudad Vieja. Ha sido víctima de una campaña especialmente brutal de limpieza étnica, violencia y destrucción. Durante años sus residentes han visto cómo sus casas eran demolidas para que los colonos judíos se apropiaran de los solares y poder llevar a cabo excavaciones arqueológicas. Huelga decir que las familias palestinas desalojadas de sus hogares no han recibido ninguna compensación.
Todo esto se hace por supuestas “razones científicas”, para desenterrar hallazgos “arqueológicos”. Hasta ahora no se ha encontrado allí ni una sola evidencia del Rey David. Sin embargo, ya se ha construido un parque arqueológico llamado La Ciudad de David. Esto ha generado mucha tensión en Silwan. Los colonos judíos ocupan las casas palestinas y las fuerzas de seguridad israelíes así como el ejército privado que protege a los colonos aterrorizan a los residentes palestinos de la ciudad.
Los sionistas no reconocen el hecho de que la ciudad de Jerusalén, particularmente la Ciudad Vieja, ha sido durante gran parte de los últimos 2.000 años una ciudad árabe de mayoría musulmana. La cultura, la arquitectura, los monumentos y los residentes de la ciudad son mayoritariamente musulmanes, que siempre coexistieron con las minorías cristiana y judía.
Tras la ofensiva israelí de 1967 (Guerra de los Seis Días), Jerusalén oriental junto con la Ciudad Vieja cayó en manos sionistas. Desde entonces, el Estado de Israel se empeña en esparcir el mito de que hay una conexión entre el sionismo y el bíblico Rey David.
La antigua judería de la ciudad ha adquirido proporciones monstruosas, a base de expulsar a los palestinos de sus hogares para que sean ocupados por colonos judíos, como han hecho en otras partes. La presencia masiva de ejército y policía israelí en la ciudad sirve para intimidar a los palestinos y envalentonar a los colonos, creando un ambiente que convierte ser palestino en algo muy peligroso.
Laylat-al-Qadr se considera una de las noches sagradas del calendario islámico. Cae en los últimos diez días del Ramadán. Se cree que fue la noche en que le fueron revelados a Mahoma los versos sagrados del Corán. Los devotos llenan las mezquitas durante largas horas de culto y meditación.
En Palestina, los devotos de todas partes del país viajan a Jerusalén a rezar en la mezquita de Al-Aqsa. Este año, sin embargo, la policía israelí bloqueó las carreteras, denegó la entrada, y atacó a los devotos dentro de la propia mezquita.
Por otro lado, el “Día de Jerusalén”, en el que los sionistas celebran la conquista de 1967 de la ciudad, este año pone broche a la campaña de terror emprendida por las autoridades israelíes y las bandas sionistas armadas, con redadas en la Ciudad Vieja para atemorizar a los residentes y comerciantes palestinos. De ahí los llamamientos a “matar a los árabes” que hemos oído en estos días.
Los sionistas llevan casi cien años robando tierra palestina. Sostienen que los judíos vivieron una vez donde ahora residen los palestinos y, por tanto, es correcto echarlos y tomar sus tierras y casas. Es el caso de Sheikh Jerrah, en Silwan, y es el caso de toda Jerusalén y toda Palestina.
El Estado de Israel, con sus políticos compitiendo por popularidad y sus bandas armadas de sionistas, no descansará hasta expulsar al último palestino de Jerusalén y derribar la mezquita de Al-Aqsa. Con la impunidad que le otorga la “comunidad internacional” a su genocidio, este será su momento de “misión cumplida”.
Las imágenes de la policía israelí disparando granadas lacrimógenas y balas de goma dentro de la mezquita de Al-Aqsa y sus alrededores no deja lugar a duda de que un fuego “accidental” -como el que ha estado ardiendo estos días en el recinto exterior del templo, podría derruir la antigua y emblemática mezquita, mientras las fanáticas masas sionistas brincan y bailan en señal del triunfo de su odio, como también hemos visto en estos dramáticos días en Jerusalén.
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