
ISTVÁN MÉSZÁROS: “QUERER REFORMAR EL CAPITALISMO ES UNA QUIMERA IRREALIZABLE”
Reflexiones acerca del Estado del filósofo marxista (1930-2017)
El economista e investigador Rafael Enciso da a conocer una entrevista concedida por el filósofo marxista István Mészáros, fallecido en el año 2017, al periodista brasileño Leonardo Cazes, en el marco de la publicación del libro del profesor Mészáros, “La montaña que debemos conquistar: reflexiones acerca del Estado” (...).
Por JULIO ANDRÉZ CAPEY / CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Hace unos días el economista e investigador Rafael Enciso daba a conocer una entrevista concedida por el filósofo marxista István Mészáros, fallecido en el año 2017, al periodista brasileño Leonardo Cazes. Dicha entrevista fue realizada en el marco de la publicación del libro del profesor Mészáros, “La montaña que debemos conquistar: reflexiones acerca del Estado”.
Enciso consideró oportuno publicar la extensa conversación por razones de actualidad, dado que el destacado intelectual abordó varias ideas importantes acerca del Estado en términos generales.
Una de estas ideas es la que tiene que ver con las concepciones del reformismo socialdemócrata que hoy es absolutamente en los ámbitos de "izquierda" de todo el mundo.
Mészáros destaca que la idea de reformar el capitalismo es una ingenuidad extrema de parte de quienes sostienen estas premisas, confiando ciegamente en las instituciones que el propio sistema ha dado de sí.
“La idea de que, en la tentativa de superar las desigualdades estructuralmente arraigadas y repararlas de una forma duradera las personas podrían usar la “sociedad civil” contra el poder del Estado es extremamente ingenua, para decir lo menos”.
En su exposición, el autor del texto “Más allá del Capital” se sirvió del ejemplo por excelencia para evidenciar el fracaso de las políticas de inspiración socialdemócrata.
“Tal como la presunción de llamar ONGs” -esto es- “Organizaciones No Gubernamentales”, a esas organizaciones patéticamente limitadas que dependen para su financiamiento y funcionamiento, de los recursos concedidos por el Estado. Esas mitologías auto-contradictorias no pueden ofrecer soluciones para nuestros peores problemas”.
La causa de la inviabilidad de estas quimeras –abunda el filósofo- es el mismo Estado Burgués, porque “el Estado es una estructura política global de comando del sistema del capital en cualquiera de sus formas conocidas o concebibles. En las condiciones actuales no puede ser de otra manera”.
Pero la argumentación del teórico no termina aquí. Mészáros llega a plantear el argumento más certero y demoledor en la lucha contra el reformismo: el estrecho margen de tiempo de que dispone la especie humana para evitar su autodestrucción de continuar el rumbo que marca el capitalismo. Incluso, reelabora la conocida disyuntiva que en su día proclamara Rosa Luxemburgo.
“Es por ello que la famosa frase de Rosa Luxemburgo, “socialismo o barbarie”, necesita ser reformulada para nuestro tiempo en: “barbarie, si tuviéramos suerte”. La aniquilación de la humanidad es nuestro destino si fallamos en la conquista de esa montaña que es el poder destructivo y autodestructivo de las formaciones estatales del sistema del capital”.
Más adelante, Mészáros responde a una situación que le plantea el entrevistador como disyuntiva: ¿habrá que transformar la sociedad para que se creen las condiciones que permitan la transformación del Estado, o será “preciso conquistar el Estado para transformar” el orden actual”?
“El Estado en sí no puede rehacer el orden social reproductivo del capital porque es una parte integrante de él. El gran desafío de nuestra época es la necesaria erradicación del capital de nuestro orden socio metabólico. Y eso es inconcebible sin erradicar, al mismo tiempo, las formaciones estatales del capital históricamente constituidas en conjunción con la dimensión de reproducción material del sistema e inseparable de ella” – responde el filósofo.
De lo que se trata -dice el profesor emérito en la Universidad de Sussex- es de que “la crisis de que estamos hablando es también una crisis profunda del Estado. Los defensores del sistema pasarán a promover la ilusión y el autoengaño de que el Estado resolvió la crisis, entregando fondos astronómicos de trillones de dólares en el barril sin fondo del capital quebrado”.
“Pero -sigue diciendo el profesor- ¿de dónde vienen esos trillones astronómicos? El Estado como inventor de esos fondos no es productor de ninguno de ellos, aunque finja ser el distribuidor soberano con sus dispositivos, más o menos abiertamente cínicos, de “quantitative easing [flexibilización cuantitativa]” etc. Mientras tanto, la amarga verdad es que la aplastante mayoría de los Estados está quebrada – la cuantía llega a 57 trillones de dólares de acuerdo con las cifras más recientes –, sin importar, cuánto consigan disimular su magnitud.
Ya casi al final de la entrevista dos ideas se suman al ya largo debate acerca de la extinción del Estado como necesidad.
“Decir que la “desaparición del Estado” es necesaria significa apenas que se trata de una condición vital exigida para la solución de los problemas en cuestión”.
“La historia es un destino abierto para bien o para mal. Resaltar la necesidad de la “desaparición” del Estado fue, en primer lugar, un medio de contestar la ilusión anarquista de que el “derribamiento del Estado” puede resolver los problemas en disputa”.
Por JULIO ANDRÉZ CAPEY / CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Hace unos días el economista e investigador Rafael Enciso daba a conocer una entrevista concedida por el filósofo marxista István Mészáros, fallecido en el año 2017, al periodista brasileño Leonardo Cazes. Dicha entrevista fue realizada en el marco de la publicación del libro del profesor Mészáros, “La montaña que debemos conquistar: reflexiones acerca del Estado”.
Enciso consideró oportuno publicar la extensa conversación por razones de actualidad, dado que el destacado intelectual abordó varias ideas importantes acerca del Estado en términos generales.
Una de estas ideas es la que tiene que ver con las concepciones del reformismo socialdemócrata que hoy es absolutamente en los ámbitos de "izquierda" de todo el mundo.
Mészáros destaca que la idea de reformar el capitalismo es una ingenuidad extrema de parte de quienes sostienen estas premisas, confiando ciegamente en las instituciones que el propio sistema ha dado de sí.
“La idea de que, en la tentativa de superar las desigualdades estructuralmente arraigadas y repararlas de una forma duradera las personas podrían usar la “sociedad civil” contra el poder del Estado es extremamente ingenua, para decir lo menos”.
En su exposición, el autor del texto “Más allá del Capital” se sirvió del ejemplo por excelencia para evidenciar el fracaso de las políticas de inspiración socialdemócrata.
“Tal como la presunción de llamar ONGs” -esto es- “Organizaciones No Gubernamentales”, a esas organizaciones patéticamente limitadas que dependen para su financiamiento y funcionamiento, de los recursos concedidos por el Estado. Esas mitologías auto-contradictorias no pueden ofrecer soluciones para nuestros peores problemas”.
La causa de la inviabilidad de estas quimeras –abunda el filósofo- es el mismo Estado Burgués, porque “el Estado es una estructura política global de comando del sistema del capital en cualquiera de sus formas conocidas o concebibles. En las condiciones actuales no puede ser de otra manera”.
Pero la argumentación del teórico no termina aquí. Mészáros llega a plantear el argumento más certero y demoledor en la lucha contra el reformismo: el estrecho margen de tiempo de que dispone la especie humana para evitar su autodestrucción de continuar el rumbo que marca el capitalismo. Incluso, reelabora la conocida disyuntiva que en su día proclamara Rosa Luxemburgo.
“Es por ello que la famosa frase de Rosa Luxemburgo, “socialismo o barbarie”, necesita ser reformulada para nuestro tiempo en: “barbarie, si tuviéramos suerte”. La aniquilación de la humanidad es nuestro destino si fallamos en la conquista de esa montaña que es el poder destructivo y autodestructivo de las formaciones estatales del sistema del capital”.
Más adelante, Mészáros responde a una situación que le plantea el entrevistador como disyuntiva: ¿habrá que transformar la sociedad para que se creen las condiciones que permitan la transformación del Estado, o será “preciso conquistar el Estado para transformar” el orden actual”?
“El Estado en sí no puede rehacer el orden social reproductivo del capital porque es una parte integrante de él. El gran desafío de nuestra época es la necesaria erradicación del capital de nuestro orden socio metabólico. Y eso es inconcebible sin erradicar, al mismo tiempo, las formaciones estatales del capital históricamente constituidas en conjunción con la dimensión de reproducción material del sistema e inseparable de ella” – responde el filósofo.
De lo que se trata -dice el profesor emérito en la Universidad de Sussex- es de que “la crisis de que estamos hablando es también una crisis profunda del Estado. Los defensores del sistema pasarán a promover la ilusión y el autoengaño de que el Estado resolvió la crisis, entregando fondos astronómicos de trillones de dólares en el barril sin fondo del capital quebrado”.
“Pero -sigue diciendo el profesor- ¿de dónde vienen esos trillones astronómicos? El Estado como inventor de esos fondos no es productor de ninguno de ellos, aunque finja ser el distribuidor soberano con sus dispositivos, más o menos abiertamente cínicos, de “quantitative easing [flexibilización cuantitativa]” etc. Mientras tanto, la amarga verdad es que la aplastante mayoría de los Estados está quebrada – la cuantía llega a 57 trillones de dólares de acuerdo con las cifras más recientes –, sin importar, cuánto consigan disimular su magnitud.
Ya casi al final de la entrevista dos ideas se suman al ya largo debate acerca de la extinción del Estado como necesidad.
“Decir que la “desaparición del Estado” es necesaria significa apenas que se trata de una condición vital exigida para la solución de los problemas en cuestión”.
“La historia es un destino abierto para bien o para mal. Resaltar la necesidad de la “desaparición” del Estado fue, en primer lugar, un medio de contestar la ilusión anarquista de que el “derribamiento del Estado” puede resolver los problemas en disputa”.
Itziar , Amurrio | Miércoles, 28 de Abril de 2021 a las 13:02:29 horas
Gracias compañeros de Canarias Semanal , este estado no nos sirve , todo estado sirve a una clase , y concretamente el estado español es un estado propiedad desde 1939 de la clase dominante , de la burguesía , de las burguesía local y de las imperiales , para más inri esta burguesía española ni ha tenido , ni tiene ningún complejo o rubor con cuando se siente mínimamente «amenazada» de tirar del ejercito y todos los aparatos represivos funcionando a pleno rendimiento , todo estado pertenece a una clase que es a la que sirve , Una cosa es el control del Gobierno y otra el control del Estado y aquí en el control del Estado las oligarquías nacionales y extranjeras que sostienen está «democracia» burguesa o lo que es lo mismo está dictadura del capital burgués como mucho pueden incorporar a la socialdemocracia a Su estado para reformarlo , legitimarlo , hacer que sea la pata " izquierda " de su régimen , pero ni en una sucesión de sueños más o menos húmedos dejarían a los socialdemócratas tocar ninguno de los elementos esenciales del Estado , (los socialdemócratas ni se lo plantean) , sólo podrían en situaciones muy excepcionales ceder en alguno de esos elementos clave de bóveda del régimen si vieran que podría desmoronarse SU estado , como mucho les pueden dejar que sean Gobierno pero con límites y premisas muy claras , es imposible solucionar ni tan si quiera tender a ello ninguno de los gravísimos problemas estructurales que tenemos sin destruir el estado burgués en España y en cualquier otro sitio y sustituir ese estado ( previamente destruido hasta sus cimientos ) por un estado cuyo único y legítimo propietario sea la clase obrera , la clase trabajadora , el pueblo trabajador , eso siendo sinceros a día de hoy parece una quimera , quizás lo sea , quizás sea barbarie y no socialismo nuestro futuro , pero no hay atajos , podemos " aprovechar " los pequeños cambios en este contexto concreto pero a condición de que esos pequeños pasos fueran parte de una táctica y estrategia general de derribar el estado y el orden burgués , no hay atajos , no hay fórmulas mágicas , la transformación o es de base y desde la base o nada , soy poco optimista pero peor que el "pesimismo " es el engaño , el autoengaño propio o "inducido ".
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