LAS GRANDES MARCAS DE ROPA ROBAN SUS SALARIOS A LAS TRABAJADORAS MÁS EXPLOTADAS DEL SUR
Una campaña internacional con el nombre de PayUp (Paga lo que debes) las pone en evidencia
Cuando la pandemia de Covid-19 comenzó a recortar beneficios, las marcas de moda textil occidentales, entre ellas, Nike, Adidas y H&H, con el fin de compensar sus pérdidas, tomaron la decisión de robar unos 40.000 millones de dólares a los trabajadores de las fábricas que producen para ellas en países del Sur Global como Bagladesh, Sri Lanka o Camboya. La campaña internacional PayUp ha logrado recuperar la mitad de esa deuda.
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Cuando la crisis derivada de la pandemia de Covid-19 comenzó a repercutir en las cadenas de tiendas de las grandes marcas de ropa, estas impusieron a las fábricas que producen para ellas en el Sur Global contratos con cláusulas que les permitían cancelar pedidos en cualquier momento, incluso los que se hubieran encargado antes de la pandemia, y no tener que pagarlos aunque el producto ya estuviese fabricado tras cientos de horas de duro trabajo.
La decisión de cancelar pedidos sin pagarlos la tomaron algunas de las marcas más importantes, de las cuales solo 20 absorben el 97 por ciento de los beneficios que rinde esta industria. Entre ellas se encuentran Walmart, Sears, Kohl's, Nike, Forever 21, H&M, Gap, Adidas, The Children's Place y Ross Stores.
Las consecuencias fueron inmediatas: las fábricas, que dejaron de poder pagar a sus trabajadores, echaron el cierre y pusieron en la calle sin paga ni indemnizaciones a millones de trabajadores, la mayoría mujeres jóvenes. Mientras las marcas seguían repartiendo dividendos a sus accionistas, los trabajadores, ya pobres de por sí, caían aun más en el pozo de la miseria y el endeudamiento.
Pero en cuestión de días, surgió un movimiento variopinto de organizaciones cívicas, trabajadores y consumidores que lanzaron una campaña internacional con el nombre de PayUp (Paga lo que debes). Desde el inicio, su estrategia fue averiguar qué marcas eran las morosas y cuánto debía cada una.
Para llevar a cabo esta investigación fue crucial el testimonio de los propios trabajadores. En noviembre de 2020, Worker Rights Consortium (Consorcio de Derechos del Trabajador) publicó un informe sobre los trabajadores del textil que habían perdido sus empleos en Camboya, Bangladesh, El Salvador, Etiopía, Haití, Indonesia, Lesoto y Myanmar (antigua Birmania).
Casi el 75 por ciento de estos trabajadores declararon que habían tenido que endeudarse para comprar comida. Muchos renunciaban a alguna comida diaria para poder alimentar a sus familias, no podían adquirir alimentos con proteína y se veían compelidos a sacar a sus hijos de las escuelas por falta de medios.
Los trabajadores de la industria textil que mantuvieron sus empleos, muchos de los cuales hicieron horas extras para producir equipos protectores destinados a los países de Occidente, también cayeron en la miseria. Mientras el año pasado las marcas de moda más rentables del mundo veían aumentar su valor en un 11 por ciento, los salarios de los trabajadores sufrieron recortes de un 21 por ciento aproximadamente.
Durante el verano del año pasado, el hashtag #PayUp se compartió millones de veces en las redes sociales. Hubo una petición en Change.org, que recogió casi 300.000 firmas exigiendo a las marcas el pago de los pedidos cancelados, que se enviaron directamente a 200 de sus ejecutivos. Simultáneamente, grupos como Remake, Worker Rights Consortium y Clean Clothes Campaign se sentaron a negociar con estas empresas.
Esta presión se combinó con la acción directa de los trabajadores en varias partes del mundo. En protesta por los cierres patronales que dejaron a miles sin empleo, hubo concentraciones, manifestaciones y huelgas en Myanmar, Camboya, Bangladesh, Pakistán, entre otros países, que fueron reprimidas por las fuerzas policiales, en ocasiones brutalmente.
Hasta la fecha, 21 marcas se han comprometido a pagar por las cancelaciones de pedidos, desembolsando un total de 22 millones de dólares destinados a las fábricas y sus trabajadores. Pero otras 18 marcas se han negado a desembolsar -y muchas han borrado los comentarios de PayUp en sus cuentas de redes sociales.
Casi todo el dinero asegurado por PayUp ha ido a las fábricas para que puedan saldar la deuda con sus trabajadores y permanecer abiertas. Aunque ello ha evitado más cierres y despidos en masa, la mayoría de trabajadores aún no han recibido los salarios que se les adeudan, mientras la crisis de la industria se profundiza.
Está también el tema de la seguridad en el trabajo. En Sri Lanka, se sabe que el origen de más de 7.000 casos de contagio de coronavirus -más de la mitad del total de la nación- fue una fábrica que produce para la marca Victoria's Secret. En muchos países productores de ropa, los trabajadores que exigen medidas de seguridad han sido objeto de amenazas, agresiones físicas, despidos y encarcelamiento.
Así fue cómo se consumó una de las mayores transferencias de riqueza del Sur al Norte de la historia reciente.
Fuente:
https://blackagendareport.com/garment-workers-win-22-billion-historic-victory-against-wage-theft
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Cuando la crisis derivada de la pandemia de Covid-19 comenzó a repercutir en las cadenas de tiendas de las grandes marcas de ropa, estas impusieron a las fábricas que producen para ellas en el Sur Global contratos con cláusulas que les permitían cancelar pedidos en cualquier momento, incluso los que se hubieran encargado antes de la pandemia, y no tener que pagarlos aunque el producto ya estuviese fabricado tras cientos de horas de duro trabajo.
La decisión de cancelar pedidos sin pagarlos la tomaron algunas de las marcas más importantes, de las cuales solo 20 absorben el 97 por ciento de los beneficios que rinde esta industria. Entre ellas se encuentran Walmart, Sears, Kohl's, Nike, Forever 21, H&M, Gap, Adidas, The Children's Place y Ross Stores.
Las consecuencias fueron inmediatas: las fábricas, que dejaron de poder pagar a sus trabajadores, echaron el cierre y pusieron en la calle sin paga ni indemnizaciones a millones de trabajadores, la mayoría mujeres jóvenes. Mientras las marcas seguían repartiendo dividendos a sus accionistas, los trabajadores, ya pobres de por sí, caían aun más en el pozo de la miseria y el endeudamiento.
Pero en cuestión de días, surgió un movimiento variopinto de organizaciones cívicas, trabajadores y consumidores que lanzaron una campaña internacional con el nombre de PayUp (Paga lo que debes). Desde el inicio, su estrategia fue averiguar qué marcas eran las morosas y cuánto debía cada una.
Para llevar a cabo esta investigación fue crucial el testimonio de los propios trabajadores. En noviembre de 2020, Worker Rights Consortium (Consorcio de Derechos del Trabajador) publicó un informe sobre los trabajadores del textil que habían perdido sus empleos en Camboya, Bangladesh, El Salvador, Etiopía, Haití, Indonesia, Lesoto y Myanmar (antigua Birmania).
Casi el 75 por ciento de estos trabajadores declararon que habían tenido que endeudarse para comprar comida. Muchos renunciaban a alguna comida diaria para poder alimentar a sus familias, no podían adquirir alimentos con proteína y se veían compelidos a sacar a sus hijos de las escuelas por falta de medios.
Los trabajadores de la industria textil que mantuvieron sus empleos, muchos de los cuales hicieron horas extras para producir equipos protectores destinados a los países de Occidente, también cayeron en la miseria. Mientras el año pasado las marcas de moda más rentables del mundo veían aumentar su valor en un 11 por ciento, los salarios de los trabajadores sufrieron recortes de un 21 por ciento aproximadamente.
Durante el verano del año pasado, el hashtag #PayUp se compartió millones de veces en las redes sociales. Hubo una petición en Change.org, que recogió casi 300.000 firmas exigiendo a las marcas el pago de los pedidos cancelados, que se enviaron directamente a 200 de sus ejecutivos. Simultáneamente, grupos como Remake, Worker Rights Consortium y Clean Clothes Campaign se sentaron a negociar con estas empresas.
Esta presión se combinó con la acción directa de los trabajadores en varias partes del mundo. En protesta por los cierres patronales que dejaron a miles sin empleo, hubo concentraciones, manifestaciones y huelgas en Myanmar, Camboya, Bangladesh, Pakistán, entre otros países, que fueron reprimidas por las fuerzas policiales, en ocasiones brutalmente.
Hasta la fecha, 21 marcas se han comprometido a pagar por las cancelaciones de pedidos, desembolsando un total de 22 millones de dólares destinados a las fábricas y sus trabajadores. Pero otras 18 marcas se han negado a desembolsar -y muchas han borrado los comentarios de PayUp en sus cuentas de redes sociales.
Casi todo el dinero asegurado por PayUp ha ido a las fábricas para que puedan saldar la deuda con sus trabajadores y permanecer abiertas. Aunque ello ha evitado más cierres y despidos en masa, la mayoría de trabajadores aún no han recibido los salarios que se les adeudan, mientras la crisis de la industria se profundiza.
Está también el tema de la seguridad en el trabajo. En Sri Lanka, se sabe que el origen de más de 7.000 casos de contagio de coronavirus -más de la mitad del total de la nación- fue una fábrica que produce para la marca Victoria's Secret. En muchos países productores de ropa, los trabajadores que exigen medidas de seguridad han sido objeto de amenazas, agresiones físicas, despidos y encarcelamiento.
Así fue cómo se consumó una de las mayores transferencias de riqueza del Sur al Norte de la historia reciente.
Fuente:
https://blackagendareport.com/garment-workers-win-22-billion-historic-victory-against-wage-theft





























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