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Jueves, 18 de Febrero de 2021 Tiempo de lectura:

UN POLÉMICO LIBRO: "¿POR QUÉ LAS MUJERES DISFRUTAN MÁS DEL SEXO BAJO EL SOCIALISMO?"

¿Qué factores determinaron que las cosas sucedieran así en los países ex socialistas? Los resultados de un riguroso estudio científico

Según consigna en su libro "Por qué las mujeres disfrutan más del sexo bajo el socialismo". la etnógrafa estadounidense Kristen Rogheh Ghodsee después de una década de investigaciones en los países del este europeo que vivieron bajo el régimen socialista, evidencias empíricas indican que los niveles de satisfacción sexual de las mujeres de esos países eran considerablemente más altos que los que se producían y se producen en los países capitalistas. ¿ Que factores contribuían a que se produjera tal fenómeno?

   

 

POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL

 

 

  Kristen Rogheh Ghodsee es una acreditada etnógrafa estadounidense y profesora de estudios rusos y de la Europa del Este en la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos.

 

    Su más reciente libro se titula "Por qué las mujeres [Img #65926]disfrutan más del sexo bajo el socialismo".  En este  libro, la investigadora estadounidense defiende, sin ningún tipo ambages, la gran contribución prestada por los antiguos países socialistas a la emancipación femenina. Sin que, ni mucho menos, la condición de las mujeres fuera la ideal en aquellas sociedades, era, con mucho, infinitamente mejor que la de las mujeres occidentales de hoy. No se trata sólo de una opinión. El abundante uso de estadísticas, entrevistas y encuestas realizadas por la investigadora lo ponen de manifiesto.

 


     En su libro, Kristen Ghodsee va exponiendo, capítulo tras capítulo, las razones por las que se producen la diferencias entre una sociedad de carácter socialista y aquellas que están regidas por las leyes del mercado.  Cientos de millones de europeos del Este, –incluidos  aquellos que discrepaban de aquel régimen político–, afirman hoy que su nivel de vida básico era más alto en el socialismo que bajo el capitalismo de libre mercado en el que viven en la actualidad.

 

   Una de las características más positivas del socialismo de Estado- mantiene Ghodsee- es que dio a las mujeres independencia económica de los hombres. Se les garantizaba la educación pública, el trabajo, la vivienda, la asistencia sanitaria, licencia materna, las prestaciones por hijos, el cuidado de los niños, etc.

 

 

    Esta situación no sólo liberó a las mujeres y a los hombres por igual de las ansiedades y presiones del capitalismo del “sálvese-quién-pueda”, sino que también significó que las mujeres fueran mucho menos propensas a depender de sus parejas masculinas para la satisfacción de sus necesidades básicas.  Esto, a su vez, significó que las relaciones románticas de las mujeres heterosexuales con los hombres eran opcionales, menos limitadas por consideraciones económicas y más igualitarias.

 
 

    Kristen Rogheh Ghodsee mantiene que cuando las mujeres disfrutan de sus propias fuentes de ingresos y el Estado garantiza la seguridad social en la vejez, la enfermedad y la discapacidad, las mujeres no tienen ninguna razón económica para permanecer en relaciones abusivas, insatisfactorias o poco saludables.

 

    Uno de los conceptos más controvertidos que derivó del libre mercado cuando éste se implantó en las sociedades del Este, según ella, fue la economía sexual. Mientras que en el capitalismo el sexo de las mujeres es un activo que se ven obligadas a vender o regalar para satisfacer sus necesidades básicas, en el socialismo pueden satisfacerlas por sus propios medios y, por ende, serán menos reticentes a venderlo y "más dispuestas estarán a disfrutarlo por placer".
 

 

    Partiendo de la base de que el sexo y el cuerpo femenino hace tiempo que abandonaron la esfera privada, y que incluso los orgasmos fingidos son políticos, la autora encuentra en el capitalismo el peor yugo para la mujer. Su teoría es que, "cuando se desarrolla correctamente", el socialismo conduce a la independencia económica, al equilibrio entre el trabajo y la vida, a mejoras laborales "y, sí, a un mejor sexo".

 

    Hay evidencias empíricas de que, en el contexto de la Alemania Oriental y Occidental, las mujeres de la República Democrática alemana indicaron niveles mucho más altos de satisfacción sexual que las mujeres de la República Federal alemana, explica la investigadora. En concreto, dos tercios de las jóvenes afirmaban llegar al orgasmo "casi siempre" y un 18% "con frecuencia".


 

    En las antiguas sociedades socialistas, mantiene Ghodsee, el Estado garantizaba a todos un empleo, un alto nivel de protección social y servicios públicos de calidad que favorecían mucho su independencia económica. Liberados del veneno del dinero, las relaciones emocionales y el sexo eran más igualitarias y satisfactorias.

 

     Los gobiernos socialistas hicieron un esfuerzo concertado, que se remonta a los años treinta en la Unión Soviética y a los cincuenta en Europa del Este, para integrar a las mujeres en sectores de la economía que antes eran más masculinos: el derecho, la medicina, el mundo académico y la banca. Las mujeres  llegaron a obtener formación en el seno del Ejército, como pilotos, francotiradoras y también como paracaidistas.

 

 

    Bajo el socialismo del siglo XX surgió una nueva división del trabajo en función del género. Las economías socialistas valoraban el trabajo duro y físico por encima de lo que consideraríamos un trabajo de cuello blanco. Los hombres eran más propensos a realizar el primero y las mujeres el segundo.   El trabajo masculino solía estar mejor remunerado, sí,  pero, por otra parte, los salarios no  importaban tanto cuando era el Estado  el que proporcionaba una enorme gama de servicios sociales.

 

 

     El Estado garantizaba el empleo, la vivienda, la salud, la educación y cosas como las guarderías y los sabáticos de maternidad remunerados. Las mujeres no estaban tan bien remuneradas como los hombres, ciertamente, pero seguían teniendo un mayor grado de independencia económica con respecto a los hombres que en la actualidad.

 


    Aunque el patriarcado no llegó a desaparecer totalmente en los países socialistas del Este, mantiene la investigadora estadounidense,  su poder se vio marcadamente atenuado por la independencia económica y un compromiso fundamental con la emancipación de las mujeres . Aunque no se lograra que los hombres contribuyeran al cuidado de los niños y al trabajo doméstico, intentaron apoyar a las mujeres ampliando la red de seguridad social para proporcionar estos servicios públicamente.

 

 

    En las sociedades capitalistas, el trabajo de las mujeres en el hogar carece de valor en la economía formal, y los capitalistas pueden aumentar sus ganancias porque las mujeres dan a luz y crían a la próxima generación de trabajadores y contribuyentes de forma gratuita.  Cuando el trabajo de cuidar a los niños, a los enfermos y a los ancianos ahora ocurre en el hogar, la carga de ese trabajo recae sobre los hombros de las mujeres.

 

 

    Por tanto, el patriarcado en las sociedades capitalistas es mucho más insidioso que el patriarcado no extinguido en las sociedades donde hay más provisión pública de servicios sociales.

 

 

    Con la  implosión del socialismo en los países del Este, y  el regreso de las madres al hogar fue acompañado por la multiplicación de las Agencias matrimoniales y la prostitución.  "Tengo más poder como hombre en la Alemania reunificada, del que nunca  había tenido antes en la RDA ”- reconocía un ex ciudadano de Alemania Oriental.

 

 

     Uno de los conceptos más controvertidos que derivó del libre mercado, según ella, fue la economía sexual. Mientras que en el capitalismo el sexo de las mujeres es un activo que se ven obligadas a vender o regalar para satisfacer sus necesidades básicas, en el socialismo pueden satisfacerlas por sus propios medios y, por ende, serán más reticentes a venderlo y "más dispuestas estarán a disfrutarlo por placer".
 

 


     Kristen Rogheh Ghodsee mantiene que cuando las mujeres disfrutan de sus propias fuentes de ingresos y el Estado garantiza la seguridad social en la vejez, la enfermedad y la discapacidad, las mujeres no tienen ninguna razón económica para permanecer en relaciones abusivas, insatisfactorias o poco saludables.  Bajo el socialismo, en países como Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, Yugoslavia y Alemania del Este, la independencia económica de las mujeres se tradujo en una cultura en la que las relaciones personales podían liberarse de las influencias del mercado. Las mujeres no tenían que casarse por dinero.

 

 

   Lo que vemos es que cuando las mujeres tienen independencia económica de los hombres –en el sentido de que pueden mantener a los hijos fuera del matrimonio, tienen trabajo, tienen pensiones, tienen acceso a la vivienda y sus necesidades básicas, como los servicios públicos y la comida, están subvencionados– no se quedan en relaciones que son insatisfactorias. Cuando pueden irse, no se quedan con hombres que no las tratan bien.

 

 

    Así que si un hombre es heterosexual y quiere tener una relación con una mujer, no es tan fácil conseguir una mujer proporcionándole una seguridad económica que no tiene, o comprándole algo que necesita. Tiene que ser amable, atento y atractivo. Y resulta que cuando los hombres tienen que ser “interesantes” para atraer a las mujeres, lo son. En realidad terminan siendo mejores hombres. No es un concepto tan difícil. No sé por qué la gente encuentra esta idea tan asombrosa.

 


     Quien piense que Ghodsee llega a éstas conclusiones a través de una lluvia de frivolidades o anécdotas, se equivoca de medio a medio. Su ensayo  es un auténtico "tratado académico",  en el que incluye sucesos históricos, encuestas, conceptos económicos y textos sociológicos del siglo XX que conforman de todo menos una lectura ligera.

 

 

    Ghodsee reitera en su libro que su propósito que no ha sido idealizar  la situación de la mujer en los países del socialismo. En ellos no dejaban de haber algunos aspectos que se podrían considerar negativos , obviamente. Pero la emancipación económica de las mujeres tuvo efectos sociales clarísimamente positivos, aunque de manera perseverante hayan tratado de ocultarse.

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  • maribel santana

    maribel santana | Jueves, 18 de Febrero de 2021 a las 16:15:43 horas

    Hombre lógico que en cuanto mas libres eres en facetas como la economía, la educación, tienes tus necesidades cubiertas, tambien, tienes mas posibilidad en otros campos con el sexo u otros... Estuve en el 89 meses antes de la caída del muro, en Checoslovaquia, me enteré allí que las mujeres que parían tenían dos opciones: 1) seguir trabajando y por supuestos con guarderías del estado, 2) cogerte 3 años para estar con tu hijo pagados los salarios íntegros por el estado. Pero ya usted ve que a todos les gusta el capitalismo aunque les de por el saco. También tenemos que apuntar que ya los últimos coletazos de estos paises del este estaba apuntando a decaer, porque poco a poco los traidores fueron desmantelando los "socialismos" y los trabajadores no tenían el control. Tenemos que aprender de los errores, todo hay que decirlo y que si no son los trabajadores y las masas populares la que no controla, ni partido comunista ni mierda.

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