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Artículos de Tita Barahona
Domingo, 31 de Enero de 2021 Tiempo de lectura:

Las "rompetechos de cristal" de lujo y sus palmeros "progresistas"

La toma de posesión del nuevo gobierno de Estados Unidos nos ha traído otra gran fiesta de la “diversidad”. Los grandes medios se han deshecho en alabanzas a la primera mujer vicepresidenta de EE.UU -además, no blanca- y a los nombramientos de afroamericanos, gays y trans para puestos claves de la nueva administración.

TITA BARAHONA / REDACCIÓN CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

 

   Se empeñan en seguir tratando de engañarnos con el circo de las identidades para tapar la creciente desigualdad social, la destrucción ambiental y la de pueblos enteros sobre los que ahora caerán bombas “diversas” e “interseccionales”, que matan igual pero son más cool.

 

 

   Si hoy bajo la etiqueta “izquierda” se auto-incluyen formaciones políticas que no se diferencian de las de derechas en lo fundamental (ser soporte del sistema capitalista -y no hace falta dar nombres) lo mismo sucede con la etiqueta “feminismo”.

 

 

   Viene esto a recordar que hay un llamado “feminismo neoliberal” (la cuadratura del círculo), en el que es muy fácil participar: sólo hace falta ser mujer de elite (social, política, empresarial...), hacer gestos [Img #65528]simbólicos como decir que se trabajará por la igualdad -siempre dentro de su clase- o vestirse de color lila, como ha hecho la nueva vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, en su jura del pasado día 20 de enero.

 

 

 

 
 

   Según la articulista del diario La Vanguardia, el nombramiento de una mujer afro-asiática para tan importante cargo “rompe así esta doble discriminación [sexo y raza]” y con ello “Avanza el feminismo interseccional llegando a todas, y a todas las razas”.

 

 

  

   Es decir: basta con que doña Kamala esté ahí, para que a partir de ahora las mujeres pobres estadounidenses, incluso las que viven en la calle en tiendas de campaña, tengan las mismas oportunidades que las ricas y los negros pobres dejen de ser pasto de la policía y las prisiones. Esto recuerda mucho al antiguo poder taumatúrgico (curativo) que se atribuía a las figuras de la realeza.

 

 

   Para la articulista de El País, Kamalase vistió de feminismo” y “ha hecho historia”; porque ha roto “tres techos de cristal”: primera mujer vicepresidenta, primera negra vicepresidenta y primera asiática vicepresidenta (que Kamala lleva dos en uno). Por si fuera poco, ha convertido a su marido, Douglas Emhoff, en el primer “segundo caballero”, y su “carrera de éxitos se contará en los libros de Historia: fiscal de distrito, fiscal del Estado, senadora y ahora vicepresidenta”.

 

 

   Si por éxito se entiende el haber contribuido al sostenimiento de uno de los sistemas judiciales más injustos, racistas y clasistas del mundo, merece, en efecto, mención especial.

 

 

   Una se pregunta si estos y estas periodistas tienen la inteligencia así de limitada o es que les pagan bien para parecerlo. Algo que podríamos hacer extensivo a los políticos, aunque en este caso no es tanto cortedad intelectiva como charlatanería y pura hipocresía.

 

 

   El gobierno español, como esbirro adelantado del imperio USA, se ha apresurado a aplaudir a los nuevos inquilinos de la Casa Blanca. La ministra de Igualdad, Irene Montero, expresó tanto su honda “emoción” por “ver a Kamala Harris prometer su cargo”, como su esperanza de que “el cambio, con el nuevo presidente Joe Biden abra una nueva etapa de tolerancia, justicia social e igualdad”.

 

 

   Tendrá que explicarnos la señora Montero cómo logra hacer compatible la idea de que el “feminismo es poner la vida en el centro” con felicitar a la elite de un partido político que se ha dedicado -y seguirá dedicándose- a destrozar vidas dentro y fuera de Estados Unidos.

 

 

   Y es que, cuando se entra en la dinámica institucional, el tigre feminista se convierte en un gatito en el regazo del capital. Hace poco hemos visto en la Forbes Summit Women 2021, a la ministra de Igualdad junto a la de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, defendiendo la “diversidad de género” en las cúpulas empresariales y financieras, como si el haber hombres y mujeres en ellas al fifty-fifty fuera a aliviar la explotación del trabajo.

 

 

   Eso sí, la señora Montero tuvo palabras para recordar que la desigualdad afecta "de forma más determinante" a aquellas mujeres que "ni atisban el techo cristal", porque se encuentran en un "suelo de precariedad por el hecho de ser mujeres". Mujeres, por cierto, olvidadas por las políticas del Ministerio de Igualdad -que sólo se ocupa de la ficción de las “identidades de género”- y que no viven en la precariedad porque sean mujeres, sino porque son mujeres que sólo poseen su fuerza de trabajo para subsistir.

 

 

   Porque de eso se trata: ocultar la existencia real de las clases sociales con el manto de la “diversidad” que venden l@s comerciales del capitalismo woke como la señora Montero y todos los palmeros de doña Kamala.

 

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