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Lunes, 23 de Noviembre de 2020 Tiempo de lectura:

IÑAKI BILBAO "TXIKITO": EL SENTIDO DE SU HUELGA DE HAMBRE Y DE SED

"Todo sugiere que ha asumido llevar su militancia al grado extremo, a la inmolación"

Iñaki Bilbao, más conocido por Txikito, es -escribe Iñaki Gil de San Vicente - un revolucionario vasco de 65 años de edad, profundo admirador del “Che” y de Argala, militantes asesinados por fuerzas represivas bolivianas y españolas en 1967 y 1978 (...).

Por IÑAKI GIL DE SAN VICENTE PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

 

   Iñaki Bilbao, más conocido por Txikito, es un revolucionario [Img #64716]vasco de 65 años de edad, profundo admirador del “Che” y de Argala, militantes asesinados por fuerzas represivas bolivianas y españolas en 1967 y 1978, respectivamente. Desde septiembre de 2020 sostiene una huelga de hambre y comunicación entrecortada por las intervenciones del Estado para mantenerle vivo, como su hospitalización forzosa a las casi tres semanas de iniciada la huelga, para entubarle en el hospital.

 

 

    Txikito volvió a la huelga y además la endureció sumándole otra de sed, mantenida hasta que de nuevo el Estado le ha negado el elemental derecho a decidir sobre su propia vida. Al rechazar las comunicaciones, son muy escasas las noticias sobre su salud; además, con la excusa del Covid-19 se han dificultado mucho las comunicaciones con otros prisioneros vascos, lo que aumenta la incertidumbre sobre la situación.

 

 

   Txikito sufrió cárcel entre 1982 y 2000, siendo detenido de nuevo en 2002 y condenado a 45 años de prisión, más los que le fueron añadidos por sus resistencias a los abusos carcelarios y por su defensa de la libertad de expresión ante los jueces. La mayoría del tiempo ha estado en celdas de aislamiento. A lo largo de su militancia en la cárcel ha realizado huelgas de hambre y varias de hambre y de sed, siendo las más conocidas la de treinta días en el mes de mayo de 1992, que pasó a ser de sed en los últimos días. En 2007 hizo otra de hambre y sed durante 15 días. En 2014 una semana de hambre y sed, y en 2017 un mes de hambre y sed. Como hemos dicho, estas y otras huelgas eran simultáneas a muchas estancias en celdas de aislamiento, lo que multiplicaba su dureza.

 

 

   Txikito ha practicado varias de ellas de forma ascendente. El sistema carcelario está pensado para atemorizar a la sociedad y anular la conciencia y libertad subjetiva del recluso y la reclusa, destruirla como persona y su libertad de decisión, su capacidad crítica. Es decir: Normalizarla, reducirla a una pieza más del engranaje del orden imperialista. La cárcel multiplica exponencialmente todo el poder triturador que aplica el capitalismo en la calle, lo eleva a su máxima potencia. Txikito ha ido venciendo cada vuelta de tuerca de la trituradora. Muy pocos son los medios de defensa que tienen los y las prisioneras políticas. Tras agotar las limitadas vías legales, cuando las hay, y otras formas de presión que dependen de los regímenes carcelarios y de la estrategia política de las y los prisioneros, estos solo disponen del motín en varias formas, la huelga de higiene, etc., y la huelga de hambre y sed.

 

 

   Según sean sus estrategias de liberación, cada colectivo desarrolla formas de resistencias que ahora no podemos explicitar, pero todas ellas responden a una visión política y ética, siendo poquísimos los casos de suicidio individual desligado de la coherencia colectiva; incluso así, sus razones verdaderas no son otras que la apisonadora carcelaria. Txikito no quiere suicidarse en el sentido oficial, reaccionario, del término; si lo hubiera deseado, lo hubiese hecho. Todo sugiere que ha asumido llevar su militancia al grado extremo, a la inmolación. Desde la ética revolucionaria, hay una imperceptible línea, reversible y bidireccional, entre el suicidio revolucionario por el bien colectivo y la inmolación por el mismo bien. Hay personas que se suicidan al llegar al límite de su capacidad creativa, quitándose la vida para no degenerar en una carga pasiva, onerosa, que merma la libertad colectiva. Es una forma de inmolación por los demás, no extraña a la corriente estoico-epicureana, cuyo tenue murmullo podemos oír en alguna de las raíces de la atea ética marxista.

 

 

   La inmolación no es rara en las guerras revolucionarias, sobre todo en sus situaciones críticas. Podemos decir incluso que la inmolación aletea en los eternos momentos más salvajes de la tortura. Si bien ETA, como complejo fenómeno popular y obrero de larga data, ha optado por la resistencia en la cárcel antes que por la última acción colectiva mediante el suicidio revolucionario y la inmolación en grupo, no es menos cierto que Txikito ha quedado libre de esta disciplina consciente una vez disuelta su organización. Desde ese momento solo le guía su conciencia revolucionaria y su visión histórica. Es por tanto una decisión muy racional con una admirable carga ética de autodominio, de libertad-de-sí pero no para-sí, sino para la humanidad trabajadora, en aras de un futuro muy lejano.
 

 

El pueblo vasco revolucionario acompaña y reivindica a “Txikito” y exige su libertad

 

   Txikito es muy consciente de la distancia cósmica que todavía nos separa de los objetivos últimos por y para los que toma esta decisión: La Independencia y el Socialismo. Bastante más consciente que la mayoría. Por eso ya desde 2017 insiste con más fuerza en ellos; tanto, que los reivindica en el comienzo mismo de la huelga desde septiembre de 2020.  Txikito asume el principio siempre válido de la “actualidad de la revolución”, por muy lejana que parezca estar, principio que aplicado a Euskal Herria significa la actualidad del Socialismo y de la Independencia, o, si se quiere, la actualidad de la República Socialista Vasca. Que nadie desprecie su capacidad política y estratégica, porque ello es ignorar por qué siempre siguen luchando militantes que alimentan nuevas resistencias. No podemos saber ahora cómo terminará su titánica lucha contra la injusticia, puede que continúe hasta la inmolación, puede que deje la huelga para recuperarse con el objetivo de iniciarla más adelante, con más fuerza y una vez extraídas las lecciones pertinentes.

 

Euskal Herria, 17 de noviembre de 2020.

 

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