
AZERBAIYÁN Y ARMENIA: UN CONFLICTO HISTÓRICO CON NUEVAS IMPLICACIONES GEOSTRATÉGICAS
"La situación en Nagorno-Karabaj podría derivar en un conflicto mayor entre actores mucho más poderosos"
Azerbaiyán mantiene estrechas relaciones con Turquía, con la que comparte la raíz étnica túrquica y se ha posicionado claramente del lado azerí. Por su parte, Armenia ha contado tradicionalmente con el favor ruso, aunque las relaciones se enfriaron desde la conocida como Revolución de Terciopelo de 2018, que dio al traste con el gobierno pro-ruso anterior.
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Las repúblicas de Armenia y Azerbaiyán se conformaron durante la Revolución Rusa y la posterior guerra civil. Con la Unión Soviética, Nagorno-Karabaj y el territorio de Najicheván -hoy una república autónoma de Azerbaiyán- quedaron dentro de la administración azerí. De este modo, Karabaj, actualmente de mayoría armenia cristiana, pasaba a formar parte del territorio oficial de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán -de mayoría túrquica chií- pero con un autogobierno reconocido.
En la década de 1980, con el auge del nacionalismo en la URSS, se produjeron brotes de violencia inter-étnica en la región de Nagorno-Karabaj, que ya se hallaban en germen desde la década de 1960. Esta violencia afectó sobre todo a las comunidades armenias de Azerbaiyán y a las azeríes de la región del Nagorno-Karabaj, también llamada Alto Karabaj.
El conflicto alcanzó una tensión máxima en 1988, aún dentro de la URSS, cuando la región autónoma del Alto Karabaj votó a favor de la unión con Armenia y la secesión de Azerbaiyán. Sin embargo, en 1991, con la disolución de la URSS, tanto Armenia como Azerbaiyán se convertían en Estados soberanos independientes, y Azerbaiyán decidió suspender el gobierno autónomo del Alto Karabaj.
El 10 de diciembre de 1991, la población del enclave, mayoritariamente de origen armenio, votó en un 99% a favor de la creación de la República independiente. Aunque el enfrentamiento bélico venía creciendo en este periodo, las hostilidades entre Armenia y Azerbaiyán llegaron a un punto álgido en 1992.
En 1994, con la mediación de Rusia y el Grupo de Minsk de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa), Armenia y Azerbaiyán acordaron un alto el fuego por el cual Armenia no reconocería la independencia de Nagorno-Karabaj, pero el Estado autoproclamado no solo logró controlar todo el Alto Karabaj, sino también una parte importante del territorio de Azerbaiyán, conectando con Armenia. A pesar de ello, tras más de 30.000 muertes y miles de desplazados en ambos bandos, el conflicto quedó congelado.
En 2016 se reactivaron las hostilidades en la conocida como Guerra de los 4 días. En 2017, la República de Nagorno-Karabaj decidió cambiar su nombre oficial a República de Artsaj, que era el nombre utilizado por la Gran Armenia siglos antes, renunciando a su denominación azerí. La República de Artsaj no ha sido reconocida por ningún país a nivel internacional. Ya en el año 2020 ha habido múltiples enfrentamientos entre Armenia y Azerbaiyán, destacando las escaramuzas en Tavush/Tovuz en el mes de julio.
Desde 1994, el desequilibrio entre las dos repúblicas de Armenia y Azerbaiyán se ha saldado a favor de esta última, dado que su población es 3’3 veces superior, su PIB 5’5 veces superior y su presupuesto militar 3’5 veces superior al de Armenia. De hecho, el presupuesto militar de Azerbaiyán supera todo el gasto público de Armenia.
Azerbaiyán mantiene estrechas relaciones con Turquía, con la que comparte la raíz étnica túrquica y se ha posicionado claramente del lado azerí. Por su parte, Armenia ha contado tradicionalmente con el favor ruso, pero las relaciones se han enfriado desde la conocida como Revolución de Terciopelo de 2018, que llevó al gobierno al actual Primer Ministro, Nikol Pashinyan, y terminó con el gobierno pro-ruso anterior. En la actualidad Armenia y Rusia forman parte de la misma alianza económica, la Unión Económica Euroasiática, y la alianza militar CSTO.
![[Img #64351]](https://canarias-semanal.org/upload/images/10_2020/8369_mapat.jpg)
Mapa de Armenia y Azerbaiyán, con los enclaves de Nagorno-Karabaj y de Najicheván señalados. En naranja los territorios azeríes ocupados por Nagorno-Karabaj, en azul los territorios armenios ocupados por Azerbaiyán y en rojo los territorios de Nagorno-Karabaj ocupados por Azerbaiyán.
Las relaciones entre Armenia y Turquía son muy tensas. El genocidio armenio, que se produjo entre 1915 y 1923 durante la etapa final del Imperio Otomano, expulsó a gran parte de la población armenia de Anatolia oriental, continuó bajo la Turquía moderna y se cobró la vida de un millón de armenios. A diferencia de otros países, Turquía no reconoce la categoría de genocidio a esta matanza. Sin embargo, las limpiezas étnicas se han dado en ambos bandos: los armenios de Nagorno-Karabaj fueron marginados bajo administración azerí, los azeríes de la misma región fueron desplazados bajo la administración armenia y la tensión se ha reproducido a ambos lados de la frontera entre Armenia y Azerbaiyán, como se ve en la limpieza étnica que ha tenido lugar en el Najicheván azerí contra los armenios.
En cuanto a la República de Artsaj (ex-Nagorno-Karavaj), cuenta con el apoyo de Armenia a pesar de que no reconoce su independencia. Pero Azerbaiyán no considera a Artsaj un interlocutor válido ya que le ha acusado de ser una junta militar títere de Armenia.
Los enfrentamientos que se han recrudecido desde el pasado septiembre son aprovechados por actores externos para avanzar en sus agendas geopolíticas. Hace pocos días se halló intacto un dron “kamikaze” 1K Orbiter en una de las calles de un enclave armenio cercano a la frontera de Azerbaiyán. Se trata de un tipo de vehículos aéreos no tripulados (UAV por sus siglas en inglés), dotados de cargas explosivas.
El 1K Orbiter fue desarrollado por una empresa israelí de armas aéreas no tripuladas, Aeronautics Defense Systems, que desde 2011 tiene abierta una planta en Azerbaiyán. El descubrimiento del uso de este dron por las fuerzas azeríes ha destapado el papel que Israel está jugando en este conflicto, que va más allá de un simple enfrentamiento de tipo étnico-religioso.
Tengamos en cuenta que, en la actualidad, Israel obtiene el 40 por ciento de su petróleo de Bakú, capital de Azerbaiyán, lo que despeja algunas dudas en cuanto a sus intereses en el conflicto regional. Para proteger esos intereses, Israel se ha convertido en uno de los principales suministradores de armas a Azerbaiyán. Según el Instituto Internacional de Investigación por la Paz de Estocolmo, en el año pasado hasta el 61 por ciento de todas las armas importadas por Azerbayián procedieron de Israel.
A mediados de este mes de octubre, Rusia instó a las dos partes en conflicto a respetar un segundo armisticio, que fue negociado el 10 del mismo mes en Moscú. La tregua se supone que entraba en vigor el sábado 17, pero al día siguiente proseguía el fuego de artillería, misiles y drones. Ambas partes se acusaron de violar el intento de armisticio.
La situación en Nagorno-Karabaj podría fácilmente derivar en un conflicto mayor entre actores más poderosos, como Turquía y Rusia. Cada día aparecen señales más claras de que el conflicto no camina en la buena dirección. El 16 de octubre Rusia anunció ejercicios militares de su flota en el mar Caspio, hacia el norte de Bakú. Al día siguiente, el presidente armenio, Armen Sarkissian, dijo que está dispuesto a viajar a los cuarteles generales de la UE en Bruselas con el fin de interpelar a la OTAN sobre las acciones de Turquía, que incluyen la transferencia de mercenarios desde Siria a Azerbayián.
Más aún, el vecino Irán comparte una herencia cultural con Armenia, a pesar de las diferencias religiosas, y cuenta con la nación cristiana como socio estratégico. Un día antes de que el segundo alto el fuego se suponía que entraba en vigor, el ministro de exteriores de Azerbaiyán acusó a las fuerzas armenias de lanzar ataques con cohetes en territorio iraní a modo de provocación, lo que motivó la declaración de su homólogo iraní en cuanto a que no tolerará ninguna “agresión contra los territorios de nuestro país”.
Fuentes:
https://www.descifrandolaguerra.es/la-frontera-imposible-artsaj/
https://www.mintpressnews.com/iran-israel-drones-arms-sales-violence-azerbaijan/272131/
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Las repúblicas de Armenia y Azerbaiyán se conformaron durante la Revolución Rusa y la posterior guerra civil. Con la Unión Soviética, Nagorno-Karabaj y el territorio de Najicheván -hoy una república autónoma de Azerbaiyán- quedaron dentro de la administración azerí. De este modo, Karabaj, actualmente de mayoría armenia cristiana, pasaba a formar parte del territorio oficial de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán -de mayoría túrquica chií- pero con un autogobierno reconocido.
En la década de 1980, con el auge del nacionalismo en la URSS, se produjeron brotes de violencia inter-étnica en la región de Nagorno-Karabaj, que ya se hallaban en germen desde la década de 1960. Esta violencia afectó sobre todo a las comunidades armenias de Azerbaiyán y a las azeríes de la región del Nagorno-Karabaj, también llamada Alto Karabaj.
El conflicto alcanzó una tensión máxima en 1988, aún dentro de la URSS, cuando la región autónoma del Alto Karabaj votó a favor de la unión con Armenia y la secesión de Azerbaiyán. Sin embargo, en 1991, con la disolución de la URSS, tanto Armenia como Azerbaiyán se convertían en Estados soberanos independientes, y Azerbaiyán decidió suspender el gobierno autónomo del Alto Karabaj.
El 10 de diciembre de 1991, la población del enclave, mayoritariamente de origen armenio, votó en un 99% a favor de la creación de la República independiente. Aunque el enfrentamiento bélico venía creciendo en este periodo, las hostilidades entre Armenia y Azerbaiyán llegaron a un punto álgido en 1992.
En 1994, con la mediación de Rusia y el Grupo de Minsk de la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa), Armenia y Azerbaiyán acordaron un alto el fuego por el cual Armenia no reconocería la independencia de Nagorno-Karabaj, pero el Estado autoproclamado no solo logró controlar todo el Alto Karabaj, sino también una parte importante del territorio de Azerbaiyán, conectando con Armenia. A pesar de ello, tras más de 30.000 muertes y miles de desplazados en ambos bandos, el conflicto quedó congelado.
En 2016 se reactivaron las hostilidades en la conocida como Guerra de los 4 días. En 2017, la República de Nagorno-Karabaj decidió cambiar su nombre oficial a República de Artsaj, que era el nombre utilizado por la Gran Armenia siglos antes, renunciando a su denominación azerí. La República de Artsaj no ha sido reconocida por ningún país a nivel internacional. Ya en el año 2020 ha habido múltiples enfrentamientos entre Armenia y Azerbaiyán, destacando las escaramuzas en Tavush/Tovuz en el mes de julio.
Desde 1994, el desequilibrio entre las dos repúblicas de Armenia y Azerbaiyán se ha saldado a favor de esta última, dado que su población es 3’3 veces superior, su PIB 5’5 veces superior y su presupuesto militar 3’5 veces superior al de Armenia. De hecho, el presupuesto militar de Azerbaiyán supera todo el gasto público de Armenia.
Azerbaiyán mantiene estrechas relaciones con Turquía, con la que comparte la raíz étnica túrquica y se ha posicionado claramente del lado azerí. Por su parte, Armenia ha contado tradicionalmente con el favor ruso, pero las relaciones se han enfriado desde la conocida como Revolución de Terciopelo de 2018, que llevó al gobierno al actual Primer Ministro, Nikol Pashinyan, y terminó con el gobierno pro-ruso anterior. En la actualidad Armenia y Rusia forman parte de la misma alianza económica, la Unión Económica Euroasiática, y la alianza militar CSTO.
Mapa de Armenia y Azerbaiyán, con los enclaves de Nagorno-Karabaj y de Najicheván señalados. En naranja los territorios azeríes ocupados por Nagorno-Karabaj, en azul los territorios armenios ocupados por Azerbaiyán y en rojo los territorios de Nagorno-Karabaj ocupados por Azerbaiyán.
Las relaciones entre Armenia y Turquía son muy tensas. El genocidio armenio, que se produjo entre 1915 y 1923 durante la etapa final del Imperio Otomano, expulsó a gran parte de la población armenia de Anatolia oriental, continuó bajo la Turquía moderna y se cobró la vida de un millón de armenios. A diferencia de otros países, Turquía no reconoce la categoría de genocidio a esta matanza. Sin embargo, las limpiezas étnicas se han dado en ambos bandos: los armenios de Nagorno-Karabaj fueron marginados bajo administración azerí, los azeríes de la misma región fueron desplazados bajo la administración armenia y la tensión se ha reproducido a ambos lados de la frontera entre Armenia y Azerbaiyán, como se ve en la limpieza étnica que ha tenido lugar en el Najicheván azerí contra los armenios.
En cuanto a la República de Artsaj (ex-Nagorno-Karavaj), cuenta con el apoyo de Armenia a pesar de que no reconoce su independencia. Pero Azerbaiyán no considera a Artsaj un interlocutor válido ya que le ha acusado de ser una junta militar títere de Armenia.
Los enfrentamientos que se han recrudecido desde el pasado septiembre son aprovechados por actores externos para avanzar en sus agendas geopolíticas. Hace pocos días se halló intacto un dron “kamikaze” 1K Orbiter en una de las calles de un enclave armenio cercano a la frontera de Azerbaiyán. Se trata de un tipo de vehículos aéreos no tripulados (UAV por sus siglas en inglés), dotados de cargas explosivas.
El 1K Orbiter fue desarrollado por una empresa israelí de armas aéreas no tripuladas, Aeronautics Defense Systems, que desde 2011 tiene abierta una planta en Azerbaiyán. El descubrimiento del uso de este dron por las fuerzas azeríes ha destapado el papel que Israel está jugando en este conflicto, que va más allá de un simple enfrentamiento de tipo étnico-religioso.
Tengamos en cuenta que, en la actualidad, Israel obtiene el 40 por ciento de su petróleo de Bakú, capital de Azerbaiyán, lo que despeja algunas dudas en cuanto a sus intereses en el conflicto regional. Para proteger esos intereses, Israel se ha convertido en uno de los principales suministradores de armas a Azerbaiyán. Según el Instituto Internacional de Investigación por la Paz de Estocolmo, en el año pasado hasta el 61 por ciento de todas las armas importadas por Azerbayián procedieron de Israel.
A mediados de este mes de octubre, Rusia instó a las dos partes en conflicto a respetar un segundo armisticio, que fue negociado el 10 del mismo mes en Moscú. La tregua se supone que entraba en vigor el sábado 17, pero al día siguiente proseguía el fuego de artillería, misiles y drones. Ambas partes se acusaron de violar el intento de armisticio.
La situación en Nagorno-Karabaj podría fácilmente derivar en un conflicto mayor entre actores más poderosos, como Turquía y Rusia. Cada día aparecen señales más claras de que el conflicto no camina en la buena dirección. El 16 de octubre Rusia anunció ejercicios militares de su flota en el mar Caspio, hacia el norte de Bakú. Al día siguiente, el presidente armenio, Armen Sarkissian, dijo que está dispuesto a viajar a los cuarteles generales de la UE en Bruselas con el fin de interpelar a la OTAN sobre las acciones de Turquía, que incluyen la transferencia de mercenarios desde Siria a Azerbayián.
Más aún, el vecino Irán comparte una herencia cultural con Armenia, a pesar de las diferencias religiosas, y cuenta con la nación cristiana como socio estratégico. Un día antes de que el segundo alto el fuego se suponía que entraba en vigor, el ministro de exteriores de Azerbaiyán acusó a las fuerzas armenias de lanzar ataques con cohetes en territorio iraní a modo de provocación, lo que motivó la declaración de su homólogo iraní en cuanto a que no tolerará ninguna “agresión contra los territorios de nuestro país”.
Fuentes:
https://www.descifrandolaguerra.es/la-frontera-imposible-artsaj/
https://www.mintpressnews.com/iran-israel-drones-arms-sales-violence-azerbaijan/272131/
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