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Lunes, 31 de Agosto de 2020 Tiempo de lectura:

REINO UNIDO: EL MODELO DE “ESTADO DE BIENESTAR” QUE SE DESMORONA

No es el Coronavirus. Es el capitalismo.

Reino Unido es uno de los países más ricos de Europa donde la desigualdad social avanza a mayor ritmo. Ya en 2016, más de 16 millones de trabajadores no tenían ahorros superiores a las 100 libras esterlinas, lo que de acuerdo al índice de precios, daba para cubrir apenas el alimento semanal. Pero es una pauta que podemos hallar en todos los países considerados “más avanzados”.

 

   Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

 

 

   Es cierto que la pandemia del COVID-19 ha dejado al descubierto la debilidad del sistema institucional de los países capitalistas más avanzados. Pero no es menos cierto que el capitalismo global está aprovechando la pandemia para acelerar un proceso que se viene desenvolviendo en las últimas décadas: aumentar la tasa de ganancia incrementando la explotación del trabajo, lo que implica privatizar el sector público y despojar a la clase trabajadora de los derechos sociales (sanidad, educación, prestaciones por desempleo, jubilaciones...) que había ganado tiempo atrás con sus luchas.

 

 

   Un buen ejemplo es el Reino Unido, uno de los países más ricos de Europa donde la desigualdad social avanza a mayor ritmo. Ya en 2016, según el Money Advice Service, más de 16 millones de sus habitantes tenían ahorros inferiores a las 100 libras, lo que equivalía a cubrir apenas el alimento de una semana.

 

 

   Según un artículo publicado por The Guardian en junio de 2019, el famoso Welfare State (sistema de servicios sociales) del Reino Unido sufría una aguda “crisis financiera” que había puesto a “decenas de miles de personas mayores y discapacitadas en riesgo de ver denegadas las prestaciones sociales”. La noticia señalaba que, desde 2010, el presupuesto social para adultos en Inglaterra se había recortado en 7.700 millones de libras, y se preveía que para los años 2019-20 se recortasen otros 700 millones. Ello significa que, desde marzo de 2017, “627.000 personas -casi 900 al día- se han visto privadas de estas ayudas sociales”.

 

 

   Las personas mayores de 65 años, con pensiones cada vez más reducidas, se ven obligadas a buscar el apoyo de sus familiares o ingresar en una residencia cuyo coste obliga a muchos a vender sus casas, que han estado pagando durante buena parte de sus vidas. Cabe recordar que en noviembre de 2019, el actual Primer Ministro, el conservador Boris Johnson, prometió que, bajo su gobierno, los pensionistas “no tendrían que vender sus casas para pagar los cuidados”. También prometió otras mejoras para el conjunto de la población, sin que hasta el momento se hayan materializado, como ocurre en otros países europeos gobierne quien gobierne.

 

 

   Según el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, la crisis económica provocada por la cuarentena del coronavirus fue “más profunda en Gran Bretaña que en cualquier otro país europeo”. En el segundo cuarto de 2020, la economía de Reino Unido se contrajo un 20,4%, excediendo la caída del PIB de España e Italia, los dos países más afectados por el COVID-19, durante el mismo período.

 

 

   El mismo artículo señala que el Banco de Inglaterra había previsto que la tasa de desempleo en Reino Unido se duplicaría, pasando del 4% al 7,5% hacia finales de año, lo que significa que muchas familias trabajadoras verán drásticamente reducidos sus ingresos. El programa de apoyo al empleo -o lo que en España se conoce como Expedientes de Regulación Temporal del Empleo (ERTE's)- expirará a finales de octubre y se espera que las empresas “despidan a cientos o miles de trabajadores que ahora se hallan en paro temporal”.

 

 

   Todos estos trabajadores desempleados tendrán que acudir a los job centres (oficinas de empleo), donde, en el país que alardea de “inclusividad” de sexo, raza, orientación sexual y transgenerismo, desde hace tiempo se les somete a un trato humillante, degradante y punitivo, más parecido a las “leyes de pobres” de la Inglaterra victoriana que a un moderno Estado del Bienestar. Pero esto no para con los desempleados.

 

 

   Según France 24 (canal parisino de TV), en la ciudad británica de Leicester, hasta 10.000 personas podían estar trabajando en condiciones de semi-esclavitud. Al parecer, durante la cuarentena, “miles de migrantes indocumentados se vieron forzados a trabajar en la industria textil del Reino Unido por menos de la mitad del salario mínimo”, sin equipos protectores y en condiciones que muchos califican de “esclavitud moderna”.

 

 

   Esta esclavitud no es un fenómeno exclusivo del Reino Unido, lo vemos también en el sector agrícola español y en muchos otros países “avanzados”. Pero sus gobiernos prefieren mirar para otro lado.

 

 

   La crítica coyuntura del Reino Unido no es resultado del Brexit. Los países que permanecen en la Unión Europea encaran situaciones parecidas. Buena parte de las ayudas prometidas por la UE habrá que devorverla y, como siempre, esta deuda caerá sobre los hombros de la clase trabajadora. Tampoco es resultado de la conspiración de una poderosa sociedad secreta de magnates que intentan imponer una dictadura mundial, como se difunde por algunas esquinas del ciber-espacio. Es simple y llanamente la lógica capitalista.

 

 

   El capital sólo puede salir de esta crisis -manifiesta desde 2008-, extrayendo más plusvalía. Para ello, el Estado burgués, que es su consejo de administración, considera un derroche el gasto en servicios públicos y una antigüalla los derechos laborales. De ahí que, si no nos organizamos como clase trabajadora, destruirán las prestaciones por desempleo, las jubilaciones, la sanidad universal, la educación pública... quedando en pie un mero sistema asistencial más parecido a la beneficiencia decimonónica.

 

 

   Si no nos unimos para combatirlo, acabaremos como en Estados Unidos, con una deuda sanitaria de por vida, que se sumará a la hipotecaria; sin poder acceder a una educación de calidad, trabajando en empleos precarios hasta que el cuerpo aguante, con una esperanza de vida en caída libre... La mejor manera de deshacerse de los que ya no se inhiben de calificar abiertamente como “dispensables”.

 

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