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Jueves, 18 de Junio de 2020 Tiempo de lectura:

LA ESTRUCTURA PÚBLICA EUROPEA ALIMENTA EL OLIGOPOLIO FARMACÉUTICO

La contradicción insalvable entre ciencia para la salud y ciencia para el beneficio

Alemania, Francia, Italia y Países Bajos han suscrito un contrato para el suministro de 400 millones de dosis de la vacunas que está desarrollando la farmacéutica AstraZeneca. Millones de dosis de la vacuna contra el coronavirus que no resolverán los problemas futuros que el mercado farmacéutico no ha resuelto en el presente escenerio de pandemia


 

Por FERMÍN DOMÍNGUEZ PARA CANARIAS SEMANAL. ORG.-


 

    Para muchos, el reciente acuerdo firmado entre Alemania, Francia, Italia y Países Bajos con el grupo farmacéutico privado, AstraZeneca, para el suministro a la Unión Europea (UE) de 400 millones de dosis de una vacuna contra el coronavirus, es una buena noticia. Y es lógico que así sea, dada la gravísima amenaza que representa la Covid-19 para la vida.

 

    De acuerdo con el ministro de Salud alemán, Jens Spahn, dicho contrato “prevé la distribución de las dosis de forma proporcional a la población de cada país de la UE en cuanto esté disponible la vacuna, que en el mejor de los casos se espera para finales de este año.

 

    Sin embargo, si se reflexiona con perspectiva, la buena noticia no lo es tanto. La solución de comprar el lote multimillonario de vacunas para los europeos, reproduce la misma lógica del beneficio económico que llevó a economías aparentemente evolucionadas a enfrentar sin vacunas, ni respiradores, ni mascarillas, ni medicamentos terapéuticos específicos, la pandemia de la covid-19 que tantas vidas se ha cobrado en todo el mudo. Lo que no debería volver a ocurrir  sigue siendo marcando un futuro muy probable, de cara a la amenaza de nuevas y más letales pandemias, ya anunciadas por la comunidad científica.


 

    De acuerdo con el modelo explicativo multi-escala del matemático Martin J. Blazer, de la Universidad de Nueva York, que explica como los seres humanos y ciertos microbios evolucionaron juntos, más y mayores epidemias se desatarán inevitablemente en el futuro. Y para los que piensen en que se trata de una tesis alarmista, el investigador les recuerda lo siguiente: "nosotros no inventamos las leyes de la naturaleza".


 

    Ante tal escenario, ¿cómo es posible entender que se siga apostando por la empresa privada cuando la actual pandemia ha mostrado el fracaso espectacular de la investigación de la industria farmacéutica para resolver los verdaderos problemas socio-sanitarios provocados por fenómenos epidemiológicos del coronavirus?


 

    Para nada la emergencia sanitaria que estamos experimentando se presenta como una oportunidad para repensar -desde las instituciones- las reglas del mercado farmacéutico actual, colocando en el centro del problema, en primer lugar, las necesidades de las poblaciones y no las de la industria farmacéutica.


 

    En este sentido, no es ocioso recordar que en los últimos años las empresas farmacéuticas no solo han invertido en los rubros de mayor beneficios, sino que lo han hecho, además, en las etapas finales de la investigación. En otras palabras, cuando la ganancia parecía estar asegurada. Incluso, invierten mucho más en la compra de pequeñas empresas con medicamentos en una fases avanzadas de desarrollo de la investigación.


 

    Pero, no solo la lógica capitalista explica el fracaso de este modelo para la sociedad, sino que el coste de las etapas iniciales de la investigación, cuando no existen certezas- se llevan a cabo gracias a los recursos públicos. En resumen, es el sector público quien financia la investigación de alto riesgo en las fases iniciales, mientras que los beneficios en las fases posteriores van directamente al sector privado. En este caso particular no es diferente. Diversas fuentes de noticias confirman que la vacuna de AstraZeneca es desarrollada en colaboración con la Universidad de Oxford.


 

    Como es evidente, la apuesta europea para los medicamentos sigue siendo la del oligopolio farmacéutico a pesar de su notable inviabilidad social.
 


 

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