RUSIA SE RESERVA LA RESPUESTA NUCLEAR ANTE CUALQUIER AMENAZA A SU SEGURIDAD
Emplearían armas atómicas aunque el ataque enemigo sea con armas convencionales
La disuasión es uno de los instrumentos a disposición de las grandes potencias mundiales para el ejercicio de su poder como forma de influenciar en el comportamiento de otros estados. Este es el fundamento detrás de la “actualización rusa de su política sobre contención nuclear" anunciada por el presidente Putin
Por FERMÍN DOMÍNGUEZ PARA CANARIAS SEMANAL. ORG.-
No caben dudas -como se expresa en la actualizada política rusa sobre contención nuclear- de que el armamento atómico es una pieza clave en las relaciones entre las principales potencias mundiales, como factor disuasorio de una confrontación sobre la base de una respuesta con este tipo de armamento a las agresiones enemigas.
“Rusia se reserva el derecho de ser el primero en usar su arsenal nuclear ante una agresión, incluso de llevarse a cabo con armas convencionales, si ésta representa un riesgo para la existencia misma del Estado”- anunció el martes pasado fuentes del Kremlin.
En este sentido, se precisa en el decreto dado a conocer por las autoridades rusas, que el armamento nuclear es exclusivamente un recurso de disuasión, cuya utilización se concibe sólo en calidad de medida “extrema y obligada” después de realizar todos los esfuerzos necesarios para reducir la amenaza nuclear y no permitir que la tensión en las relaciones entre los Estados desemboque en conflictos militares, incluidos los nucleares.
Para Rusia, su arsenal de contención nuclear sirve para neutralizar las amenazas que, dependiendo de cómo evolucionen política, militar y estratégicamente, podrían derivar en una agresión en su contra. Al respecto caracteriza seis riesgos principales:
1) Que el enemigo potencial ( se sugiere que pueda ser Estados Unidos o la OTAN la Organización del Tratado del Atlántico Norte), aumenten el número de sus tropas, en especial las unidades capaces de portar armamento nuclear, en los territorios limitrofes con Rusia;
2) Que los países que califican a Rusia de “enemigo potencial” emplacen misiles balísticos o armamento supersónico;
3) Cuando se creen y desplieguen en el espacio artefactos de defensa antimisiles o sistemas de ataque;
4) Que cualquiera país posea armamento nuclear o medios de exterminio masivo que puedan ser usados contra Rusia y sus aliados;
5) Que prolifere sin control el armamento nuclear y los medios para su fabricación; y por último
6) Que se instalen armas nucleares en Estados “desnuclearizados”.
De acuerdo con Juan Pablo Duch, corresponsal del diario La jornada, en Rusia, “no es casual que el documento firmado por el presidente Vladimir Putin se haya difundido ahora, justo cuando las noticias que llegan de Washington infunden poco optimismo respecto de la posibilidad de continuar el control de armamentos y menos aún de iniciar una nueva etapa de desarme, mientras ocupe la Casa Blanca el actual presidente estadunidense, Donald Trump.
Lo cierto es, en cualquier caso, –según altos funcionarios de la Cancillería rusa citados por el corresponsal– que las exigencias previas que plantea Estados Unidos para negociar, hacen poco probable que pueda llegarse a un acuerdo para renovar la vigencia del Tratado START, que vence el 5 de febrero siguiente.
Sin embargo, debe recordarse que las negociaciones en materia de control de armamentos, mas concretamente las discusiones en torno a la eliminación, en proporciones sustanciales, de armas nucleares estratégicas de las dos superveniencias, no persigue la eliminación total de este tipo de armas. En realidad, persiguen fines infinitamente más modestos. Su objetivo principal no es otro que el de estabilizar la relación nuclear entre ellos. En este sentido, los obstáculos son enormes.
Por FERMÍN DOMÍNGUEZ PARA CANARIAS SEMANAL. ORG.-
No caben dudas -como se expresa en la actualizada política rusa sobre contención nuclear- de que el armamento atómico es una pieza clave en las relaciones entre las principales potencias mundiales, como factor disuasorio de una confrontación sobre la base de una respuesta con este tipo de armamento a las agresiones enemigas.
“Rusia se reserva el derecho de ser el primero en usar su arsenal nuclear ante una agresión, incluso de llevarse a cabo con armas convencionales, si ésta representa un riesgo para la existencia misma del Estado”- anunció el martes pasado fuentes del Kremlin.
En este sentido, se precisa en el decreto dado a conocer por las autoridades rusas, que el armamento nuclear es exclusivamente un recurso de disuasión, cuya utilización se concibe sólo en calidad de medida “extrema y obligada” después de realizar todos los esfuerzos necesarios para reducir la amenaza nuclear y no permitir que la tensión en las relaciones entre los Estados desemboque en conflictos militares, incluidos los nucleares.
Para Rusia, su arsenal de contención nuclear sirve para neutralizar las amenazas que, dependiendo de cómo evolucionen política, militar y estratégicamente, podrían derivar en una agresión en su contra. Al respecto caracteriza seis riesgos principales:
1) Que el enemigo potencial ( se sugiere que pueda ser Estados Unidos o la OTAN la Organización del Tratado del Atlántico Norte), aumenten el número de sus tropas, en especial las unidades capaces de portar armamento nuclear, en los territorios limitrofes con Rusia;
2) Que los países que califican a Rusia de “enemigo potencial” emplacen misiles balísticos o armamento supersónico;
3) Cuando se creen y desplieguen en el espacio artefactos de defensa antimisiles o sistemas de ataque;
4) Que cualquiera país posea armamento nuclear o medios de exterminio masivo que puedan ser usados contra Rusia y sus aliados;
5) Que prolifere sin control el armamento nuclear y los medios para su fabricación; y por último
6) Que se instalen armas nucleares en Estados “desnuclearizados”.
De acuerdo con Juan Pablo Duch, corresponsal del diario La jornada, en Rusia, “no es casual que el documento firmado por el presidente Vladimir Putin se haya difundido ahora, justo cuando las noticias que llegan de Washington infunden poco optimismo respecto de la posibilidad de continuar el control de armamentos y menos aún de iniciar una nueva etapa de desarme, mientras ocupe la Casa Blanca el actual presidente estadunidense, Donald Trump.
Lo cierto es, en cualquier caso, –según altos funcionarios de la Cancillería rusa citados por el corresponsal– que las exigencias previas que plantea Estados Unidos para negociar, hacen poco probable que pueda llegarse a un acuerdo para renovar la vigencia del Tratado START, que vence el 5 de febrero siguiente.
Sin embargo, debe recordarse que las negociaciones en materia de control de armamentos, mas concretamente las discusiones en torno a la eliminación, en proporciones sustanciales, de armas nucleares estratégicas de las dos superveniencias, no persigue la eliminación total de este tipo de armas. En realidad, persiguen fines infinitamente más modestos. Su objetivo principal no es otro que el de estabilizar la relación nuclear entre ellos. En este sentido, los obstáculos son enormes.































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