
REBELIÓN EN LA ESCUELA INGLESA: DOCENTES, CIENTIFICOS Y AUTORIDADES LOCALES CONTRA LA "INMUNIDAD DE REBAÑO"
Los docentes británicos se resisten de manera contumaz a secundar los proyectos gubernamentales.
El gobierno de Boris Johnson pese catástrofe humanitaria que ha supuesto en Reino Unido la "inmunidad del rebaño" de Boris Johnson, que pretendió aplicar desde principios de la pandemia, este no ha renunciado a seguir aplicandola. El gobierno británico, al igual que el español, el francés y el italiano no sólo han cedido a las presiones de los grandes consorcios económicos, sino que se han convertido en principales gestores de la incorporación de de los asalariados al trabajo sin contar con ningún tipo de seguridad.
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL
Una auténtica rebelión se está produciendo en las escuelas inglesas. Cientos de ellas han advertido al gobierno que se niegan a seguir las recomendaciones del Ejecutivo del conservador Boris Johnson, y que no abrirán sus puertas a principios de junio, tal y como pretende el gobierno conservador, porque tienen la convicción de que no se van a cumplir las mínimas medidas de seguridad, y que ello provocaría virulentos rebrotes de la pandemia del coronavirus.
El Ejecutivo británico, al igual que otros gobiernos europeos, pretende proceder a la incorporación de niños y adolescentes a las escuelas, pues es consciente de que sólo una medida drástica e irresponsable de este tipo facilitaría la incorporación de sus padres a sus respectivos puestos de trabajo.
La cuestión es, sin embargo, que los propios asesores científicos del Gobierno británico han advertido que los planes para reabrir las escuelas antes del 1 de junio van a presentar serios riesgos, y que retrasar ese propósito podría salvar muchas vidas.
Por otra parte, un Comité científico independiente (Sage), creado ad hoc para seguir críticamente las decisiones gubernamentales, concluyó que el riesgo para los niños se reduciría a la mitad si las autoridades competentes demoraran la fecha prevista de apertura de las escuelas.
La secretaria general conjunta de la Unión Nacional de Educación (NEU), Mary Bousted, manifestó que "Sage" no había logrado modificar los planes del Primer Ministro, Boris Johnson, que mostró una "actitud arrogante" en relación con el reforzamiento de la seguridad de los niños británicos".
LOS DOCENTES CONTRA LA APERTURA
Los docentes ingleses son conscientes de que con la decisión gubernamental de incorporar a los escolares a los colegios se corre un enorme riesgo, teniendo en cuenta que la pasada semana el Reino Unido alcanzó la cifra de más de 36.000 fallecidos totales, contabilizándose además 338 muertos el pasado jueves. A estas dos cifras se agregaron 2617 nuevos contagios.
El gobierno británico, al igual que el español, el francés y el italiano no sólo han cedido a las presiones de los grandes consorcios económicos, sino que además están asumiendo un auténtico protagonismo en el forzamiento de la incorporación total de la mano de obra asalariada al trabajo.
En el caso de España, el empuje de la patronal hotelera está siendo tan fuerte que ha llevado los proyectos del "Ejecutivo progresista" a límites increíbles. El pasado sábado, el presidente Sánchez anunció, como si se tratara de un evento digno de celebración, que próximamente daría por iniciada la temporada de verano -hoteleramente hablando -con la apertura presuntamente "segura" de las fronteras españolas.
Sin embargo, pese a la pretensión del gobierno de Boris Johnson de abrir los colegios, los docentes británicos se resisten de manera contumaz a secundar los proyectos gubernamentales. Y no es para menos. Reino Unido ha vivido una auténtica catástrofe como consecuencia del intento de Johnson de no dañar los intereses de la industria de ese país. De manera que Escocia, Gales e Irlanda del Norte se han distanciado de los planes del Ejecutivo londinense y pretenden seguir sus propios diseños de "desescalada" y "desconfinamiento".
Sin ir más lejos, el pasado jueves la nacionalista escocesa Nicola Sturgeon, ministra principal de la región, adelantó el que los colegios sólo recuperarán alguna de sus actividades a partir del 11 de agosto, con un sistema mixto entre clases presenciales y aprendizaje doméstico.
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL
Una auténtica rebelión se está produciendo en las escuelas inglesas. Cientos de ellas han advertido al gobierno que se niegan a seguir las recomendaciones del Ejecutivo del conservador Boris Johnson, y que no abrirán sus puertas a principios de junio, tal y como pretende el gobierno conservador, porque tienen la convicción de que no se van a cumplir las mínimas medidas de seguridad, y que ello provocaría virulentos rebrotes de la pandemia del coronavirus.
El Ejecutivo británico, al igual que otros gobiernos europeos, pretende proceder a la incorporación de niños y adolescentes a las escuelas, pues es consciente de que sólo una medida drástica e irresponsable de este tipo facilitaría la incorporación de sus padres a sus respectivos puestos de trabajo.
La cuestión es, sin embargo, que los propios asesores científicos del Gobierno británico han advertido que los planes para reabrir las escuelas antes del 1 de junio van a presentar serios riesgos, y que retrasar ese propósito podría salvar muchas vidas.
Por otra parte, un Comité científico independiente (Sage), creado ad hoc para seguir críticamente las decisiones gubernamentales, concluyó que el riesgo para los niños se reduciría a la mitad si las autoridades competentes demoraran la fecha prevista de apertura de las escuelas.
La secretaria general conjunta de la Unión Nacional de Educación (NEU), Mary Bousted, manifestó que "Sage" no había logrado modificar los planes del Primer Ministro, Boris Johnson, que mostró una "actitud arrogante" en relación con el reforzamiento de la seguridad de los niños británicos".
LOS DOCENTES CONTRA LA APERTURA
Los docentes ingleses son conscientes de que con la decisión gubernamental de incorporar a los escolares a los colegios se corre un enorme riesgo, teniendo en cuenta que la pasada semana el Reino Unido alcanzó la cifra de más de 36.000 fallecidos totales, contabilizándose además 338 muertos el pasado jueves. A estas dos cifras se agregaron 2617 nuevos contagios.
El gobierno británico, al igual que el español, el francés y el italiano no sólo han cedido a las presiones de los grandes consorcios económicos, sino que además están asumiendo un auténtico protagonismo en el forzamiento de la incorporación total de la mano de obra asalariada al trabajo.
En el caso de España, el empuje de la patronal hotelera está siendo tan fuerte que ha llevado los proyectos del "Ejecutivo progresista" a límites increíbles. El pasado sábado, el presidente Sánchez anunció, como si se tratara de un evento digno de celebración, que próximamente daría por iniciada la temporada de verano -hoteleramente hablando -con la apertura presuntamente "segura" de las fronteras españolas.
Sin embargo, pese a la pretensión del gobierno de Boris Johnson de abrir los colegios, los docentes británicos se resisten de manera contumaz a secundar los proyectos gubernamentales. Y no es para menos. Reino Unido ha vivido una auténtica catástrofe como consecuencia del intento de Johnson de no dañar los intereses de la industria de ese país. De manera que Escocia, Gales e Irlanda del Norte se han distanciado de los planes del Ejecutivo londinense y pretenden seguir sus propios diseños de "desescalada" y "desconfinamiento".
Sin ir más lejos, el pasado jueves la nacionalista escocesa Nicola Sturgeon, ministra principal de la región, adelantó el que los colegios sólo recuperarán alguna de sus actividades a partir del 11 de agosto, con un sistema mixto entre clases presenciales y aprendizaje doméstico.
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