
EL CONFINAMIENTO CONDUCE A UNA SITUACIÓN EXTREMA A LOS REFUGIADOS SAHARAUIS
La tasa de anemia entre mujeres embarazadas y lactantes supera el 73%
La crisis sanitaria del COVID-19, según las autoridades saharauis, “conlleva una crisis aún mayor con impacto en aspectos socioeconómicos para la población refugiada saharaui en los campamentos de Tinduf, donde sobreviven cerca de 173.000 refugiadas y refugiados (...).
El plan integral llevado a cabo por las autoridades sanitarias saharauis para controlar la expansión de la pandemia del COVID-19, según informa la delegación saharaui en el Estado español, “ha resultado positivo ya que hasta el momento no se ha registrado ningún caso de contagio, lo cual es un gran logro, pero como era de esperar las consecuencias del cierre de las fronteras, la falta de llegada de ayuda humanitaria y la disminución de actividades comerciales y económicas se han puesto de manifiesto de manera considerable”.
La crisis sanitaria del COVID-19, según las autoridades saharauis, “conlleva una crisis aún mayor con impacto en aspectos socioeconómicos para la población refugiada saharaui en los campamentos de Tinduf, donde sobreviven cerca de 173.000 refugiadas y refugiados, tal y como refleja el comunicado de la Media Luna Roja saharaui”.
En este contexto, desde la delegación saharaui hacen un llamamiento urgente a todas las instituciones, entidades y organizaciones sociales para “actuar con urgencia y así evitar un mayor deterioro en la situación humanitaria”.
Cabe destacar que la tasa de anemia entre mujeres embarazadas y lactantes supera el 73% y la malnutrición en niños menores de 5 años es del 25%, existiendo además un alto porcentaje de población con diabetes y problemas de presión arterial.
De la misma forma, se advierte de la particular situación que viven los 60.000 saharauis que habitan en los territorios liberados del Sahara Occidental a causa de la sequía que golpea la zona desde hace dos años.
El plan integral llevado a cabo por las autoridades sanitarias saharauis para controlar la expansión de la pandemia del COVID-19, según informa la delegación saharaui en el Estado español, “ha resultado positivo ya que hasta el momento no se ha registrado ningún caso de contagio, lo cual es un gran logro, pero como era de esperar las consecuencias del cierre de las fronteras, la falta de llegada de ayuda humanitaria y la disminución de actividades comerciales y económicas se han puesto de manifiesto de manera considerable”.
La crisis sanitaria del COVID-19, según las autoridades saharauis, “conlleva una crisis aún mayor con impacto en aspectos socioeconómicos para la población refugiada saharaui en los campamentos de Tinduf, donde sobreviven cerca de 173.000 refugiadas y refugiados, tal y como refleja el comunicado de la Media Luna Roja saharaui”.
En este contexto, desde la delegación saharaui hacen un llamamiento urgente a todas las instituciones, entidades y organizaciones sociales para “actuar con urgencia y así evitar un mayor deterioro en la situación humanitaria”.
Cabe destacar que la tasa de anemia entre mujeres embarazadas y lactantes supera el 73% y la malnutrición en niños menores de 5 años es del 25%, existiendo además un alto porcentaje de población con diabetes y problemas de presión arterial.
De la misma forma, se advierte de la particular situación que viven los 60.000 saharauis que habitan en los territorios liberados del Sahara Occidental a causa de la sequía que golpea la zona desde hace dos años.
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