
LUIS ALMAGRO REELEGIDO SECRETARIO GENERAL DE LA OEA
Nuevo mandato que promete más corrupción, amiguismo y conspiración golpista
Lo que sigue es un resumen de un artículo anónimo de alguien que parece conocer bien los asuntos internos de la OEA. Ha sido ampliamente difundido por varios medios en español y en inglés.
Por CLARA LÓPEZ GONZÁLEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
A nadie ha sorprendido el resultado. El candidato favorito de Estados Unidos, Luis Almagro, ha sido reelegido como Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA). Durante los próximos cinco años, Almagro dirigirá la organización multilateral más veterana del mundo.
Almagro ha sido el Secretario General de la OEA más poco ético e incoherente de los últimos tiempos. Dentro de la propia organización se le cuestiona; pero teniendo a Estados Unidos -principal sostén económico de la OEA- de su parte, ha pasado olímpicamente de toda oposición a su programa.
El Secretario General suele invocar los principios de la democracia y los derechos humanos con pasión, citando la Convención Americana de Derechos Humanos, la Carta Democrática y la Convención Inter-Americana contra la Corrupción. Pero sus actos contradicen totalmente su retórica.
Cada postura que toma Almagro parece diseñada para cultivar una imagen personal que le facilite sus ambiciones profesionales, y en la arena internacional cumple el papel que sus amos estadounidenses le dictan.
El ansia de poder de Almagro le aupó al liderazgo de la OEA. En 2015, su campaña coincidió con la primera fase del conflicto abierto entre Estados Unidos y Venezuela, y con el optimismo internacional por la reapertura de los contactos diplomáticos entre Washington y La Habana. Almagro se presentó como el único candidato capaz de trascender las diferencias políticas e ideológicas entre los varios miembros de la organización. Almagro gozaba por entonces de buena reputación a nivel internacional. Había sido Ministro de Exteriores del gobierno izquierdista de José Mújica en Uruguay, y se ganó el apoyo de otros dirigentes del Hemisferio, tanto de la izquierda como de la derecha.
En varios momentos durante su campaña de 2015 dijo que, para recuperar la credibilidad de la OEA, renunciaría a presentarse a las elecciones de 2020, porque así la organización se beneficiaría de nuevas perspectivas y dinámicas. Hoy, sin embargo, vemos a Almagro inaugurando su segundo mandato como Secretario General.
La dirección de Almagro ha agravado la larga crisis institucional de la organización. El presupuesto no se ha incrementado; por el contrario, sigue dependiendo de las contribuciones del gobierno de Estados Unidos. Con la intención de garantizar la independencia de la OEA, los Estados miembros propusieron cuotas, pero Almagro puso todo su empeño en evitar el tema, de modo que hoy ya no se habla más de ello dentro de la organización. Esto es en gran medida consecuencia de su obsesión por derrocar al actual gobierno de Venezuela.
Bajo el mandato de Almagro, el hemisferio se ha polarizado en torno al tema de Venezuela. Las estrategias unilaterales de la organización y las acciones de su Secretario General han demostrado ser un colosal fracaso. La confrontación y polarización han demolido la confianza de las partes en la OEA y cerrado los espacios de diálogo.
Quebrando el mandato diplomático, Almagro amenazó con una intervención militar para derrocar al gobierno electo de Venezuela en septiembre de 2018. Esto supuso una violación explícita de la carta de la OEA, cuyo Artículo 21 dice: “El territorio de un Estado es inviolable y no puede ser objeto, aun temporalmente, de ocupación militar u otras medidas de fuerza tomadas por otro Estado, directa o indirectamente, por ninguna razón”. El Artículo 3 estipula que la personalidad, soberanía e independencia de los Estados debe respetarse.
Desde un punto de vista diplomático, el mandato de Almagro ha estado plagado de impresionanes errores, la mayoría con serias implicaciones para la situación interna de los países de la OEA:
1- Almagro generó un conflicto entre Haití y la República Dominicana al no reconocer los espacios soberanos de ambos países que comparten la isla.
2- Rogó que se perdonara al ex-dictador de Perú, Alberto Fujimori, dañando con ello a las víctimas de la violencia de su régimen. Almagro lo hizo a pesar de haberse pronunciado contra dicho perdón días antes.
3- Pidió nuevas elecciones en Honduras en 2017, para después reconocer al gobierno respaldado por Estados Unidos, incluso después de que la OEA hallara evidencias de fraude.
4- Almagro descabezó al jefe de la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), Juan Jiménez Mayor, en una acción sorpresa, a la que siguió una contundente carta de Jiménez Mayor acusando a Almagro de estar esencialmente abandonando a la misión.
5- Negoció secretamente el apoyo del gobierno de Honduras en la OEA a las sanciones contra Venezuela a cambio de debilitar a la MACCIH, que la propia OEA estableció, cuyas investigaciones comenzaban a poner en vergüenza al presidente de Honduras y sus compinches, apoyados por Estados Unidos.
6- En 2017 hizo un trato con el entonces presidente de Brasil, Michael Temer, para usar el dinero de la enorme deuda del país con la OEA en financiar acciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos contra Venezuela. A cambio, la OEA hacía la vista gorda sobre la grave situación social y los numerosos escándalos de corrupción que tenían lugar en Brasil.
7- Almagro reconoció a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela sin el consentimiento de la mayoría de Estados miembros.
8- Publicó un informe declarando que había habido irregularidades en el proceso electoral de Bolivia, lo que llevó directamente al golpe de Estado en el país y un conflicto interno que acabó con la vida de 36 bolivianos. Este informe ya está completamente desacreditado, tanto por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) como por el Center for Economic and Policy Research.
Durante los últimos cinco años, Almagro ha servido al gobierno de los Estados Unidos y a su propia ambición personal. Sus opiniones y acciones no han derivado de las consultas con la mayoría de Estados miembros de la OEA, sino de sus posiciones personales y las de Washington.
Almagro ha llevado a la organización a un punto muerto, destrozando las posibilidades de integración de América Latina y el Caribe. Elegido para un segundo mandato, es casi seguro que sumergirá al hemisferio en una confrontación regional sin precedentes.
Fuente:
https://thegrayzone.com/2020/03/23/oas-luis-almagros-corruption-cronyism-coup-plotting/#more-22428
Por CLARA LÓPEZ GONZÁLEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
A nadie ha sorprendido el resultado. El candidato favorito de Estados Unidos, Luis Almagro, ha sido reelegido como Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA). Durante los próximos cinco años, Almagro dirigirá la organización multilateral más veterana del mundo.
Almagro ha sido el Secretario General de la OEA más poco ético e incoherente de los últimos tiempos. Dentro de la propia organización se le cuestiona; pero teniendo a Estados Unidos -principal sostén económico de la OEA- de su parte, ha pasado olímpicamente de toda oposición a su programa.
El Secretario General suele invocar los principios de la democracia y los derechos humanos con pasión, citando la Convención Americana de Derechos Humanos, la Carta Democrática y la Convención Inter-Americana contra la Corrupción. Pero sus actos contradicen totalmente su retórica.
Cada postura que toma Almagro parece diseñada para cultivar una imagen personal que le facilite sus ambiciones profesionales, y en la arena internacional cumple el papel que sus amos estadounidenses le dictan.
El ansia de poder de Almagro le aupó al liderazgo de la OEA. En 2015, su campaña coincidió con la primera fase del conflicto abierto entre Estados Unidos y Venezuela, y con el optimismo internacional por la reapertura de los contactos diplomáticos entre Washington y La Habana. Almagro se presentó como el único candidato capaz de trascender las diferencias políticas e ideológicas entre los varios miembros de la organización. Almagro gozaba por entonces de buena reputación a nivel internacional. Había sido Ministro de Exteriores del gobierno izquierdista de José Mújica en Uruguay, y se ganó el apoyo de otros dirigentes del Hemisferio, tanto de la izquierda como de la derecha.
En varios momentos durante su campaña de 2015 dijo que, para recuperar la credibilidad de la OEA, renunciaría a presentarse a las elecciones de 2020, porque así la organización se beneficiaría de nuevas perspectivas y dinámicas. Hoy, sin embargo, vemos a Almagro inaugurando su segundo mandato como Secretario General.
La dirección de Almagro ha agravado la larga crisis institucional de la organización. El presupuesto no se ha incrementado; por el contrario, sigue dependiendo de las contribuciones del gobierno de Estados Unidos. Con la intención de garantizar la independencia de la OEA, los Estados miembros propusieron cuotas, pero Almagro puso todo su empeño en evitar el tema, de modo que hoy ya no se habla más de ello dentro de la organización. Esto es en gran medida consecuencia de su obsesión por derrocar al actual gobierno de Venezuela.
Bajo el mandato de Almagro, el hemisferio se ha polarizado en torno al tema de Venezuela. Las estrategias unilaterales de la organización y las acciones de su Secretario General han demostrado ser un colosal fracaso. La confrontación y polarización han demolido la confianza de las partes en la OEA y cerrado los espacios de diálogo.
Quebrando el mandato diplomático, Almagro amenazó con una intervención militar para derrocar al gobierno electo de Venezuela en septiembre de 2018. Esto supuso una violación explícita de la carta de la OEA, cuyo Artículo 21 dice: “El territorio de un Estado es inviolable y no puede ser objeto, aun temporalmente, de ocupación militar u otras medidas de fuerza tomadas por otro Estado, directa o indirectamente, por ninguna razón”. El Artículo 3 estipula que la personalidad, soberanía e independencia de los Estados debe respetarse.
Desde un punto de vista diplomático, el mandato de Almagro ha estado plagado de impresionanes errores, la mayoría con serias implicaciones para la situación interna de los países de la OEA:
1- Almagro generó un conflicto entre Haití y la República Dominicana al no reconocer los espacios soberanos de ambos países que comparten la isla.
2- Rogó que se perdonara al ex-dictador de Perú, Alberto Fujimori, dañando con ello a las víctimas de la violencia de su régimen. Almagro lo hizo a pesar de haberse pronunciado contra dicho perdón días antes.
3- Pidió nuevas elecciones en Honduras en 2017, para después reconocer al gobierno respaldado por Estados Unidos, incluso después de que la OEA hallara evidencias de fraude.
4- Almagro descabezó al jefe de la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), Juan Jiménez Mayor, en una acción sorpresa, a la que siguió una contundente carta de Jiménez Mayor acusando a Almagro de estar esencialmente abandonando a la misión.
5- Negoció secretamente el apoyo del gobierno de Honduras en la OEA a las sanciones contra Venezuela a cambio de debilitar a la MACCIH, que la propia OEA estableció, cuyas investigaciones comenzaban a poner en vergüenza al presidente de Honduras y sus compinches, apoyados por Estados Unidos.
6- En 2017 hizo un trato con el entonces presidente de Brasil, Michael Temer, para usar el dinero de la enorme deuda del país con la OEA en financiar acciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos contra Venezuela. A cambio, la OEA hacía la vista gorda sobre la grave situación social y los numerosos escándalos de corrupción que tenían lugar en Brasil.
7- Almagro reconoció a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela sin el consentimiento de la mayoría de Estados miembros.
8- Publicó un informe declarando que había habido irregularidades en el proceso electoral de Bolivia, lo que llevó directamente al golpe de Estado en el país y un conflicto interno que acabó con la vida de 36 bolivianos. Este informe ya está completamente desacreditado, tanto por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) como por el Center for Economic and Policy Research.
Durante los últimos cinco años, Almagro ha servido al gobierno de los Estados Unidos y a su propia ambición personal. Sus opiniones y acciones no han derivado de las consultas con la mayoría de Estados miembros de la OEA, sino de sus posiciones personales y las de Washington.
Almagro ha llevado a la organización a un punto muerto, destrozando las posibilidades de integración de América Latina y el Caribe. Elegido para un segundo mandato, es casi seguro que sumergirá al hemisferio en una confrontación regional sin precedentes.
Fuente:
https://thegrayzone.com/2020/03/23/oas-luis-almagros-corruption-cronyism-coup-plotting/#more-22428
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