EL VIRÓLOGO KUCHIPUDI: ¿POR QUÉ LAS PANDEMIAS TIENEN SIEMPRE SU ORIGEN EN ASIA O AFRICA?
" La cuestión es que en nuestro planeta se ha producido cambio sin precedentes en la población humana "
"En los últimos 20 años, - dice Kuchipudi-, solo los coronavirus logrado causar tres brotes importantes en todo el mundo. Pero hay algo más preocupante. El lapso de tiempo entre estas tres pandemias se ha acortado considerablemente..." ¿A qé obedece esa agresividad?
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.COM
Según un artículo publicado en la revista norteamericana "The Conversation", firmado por el profesor estadounidense Suresh V. Kuchipudi , la enfermedad que está provocando el coronavirus es un estremecedor recordatorio de la inminente amenaza global que representan las enfermedades infecciosas que están emergiendo.
En los últimos 20 años, - dice Kuchipudi-, solo los coronavirus logrado causar tres brotes importantes en todo el mundo. Pero hay algo más preocupante. El lapso de tiempo entre estas tres pandemias se ha acortado considerablemente.
La cuestión -prosigue el virólogo- es que en nuestro planeta se ha producido cambio sin precedentes en la población humana es una de las razones por las que se originan más enfermedades en Asia y África.
Por mi profesión de virólogo y director del Laboratorio de Diagnóstico de Animales de la Universidad Estatal de Pensilvania, en Estados Unidos, estudio los virus zoonóticos, es decir, aquellos que saltan de los animales e infectan a las personas. La urbanización rápida que está teniendo lugar en Asia y las regiones del Pacífico, donde ya vive el 60% de la población tiene mucho que ver con las reiteradas apariciones de extensas pandemias.
Según el Banco Mundial, cerca de 200 millones de personas se mudaron a áreas urbanas en el este de Asia durante la primera década del siglo XXI. Una migración a esa escala significa que se destruyen tierras forestales para crear áreas residenciales.
Ello provoca - agrega el virólogo - que los animales salvajes, obligados a estar en mayor proximidad de pueblos y ciudades, se encuentran inevitablemente con animales domésticos y con la población humana. Los animales salvajes frecuentemente albergan virus. Murciélagos, sin ir más lejos, pueden transportar cientos de ellos. Y los virus, que saltan de especie en especie, pueden finalmente infectar a las personas.
La cuestión es que la hiperurbanización se convierte en un círculo vicioso: más personas traen más deforestación, y la expansión humana y la pérdida de hábitat finalmente matan a los depredadores, incluidos los que se alimentan de roedores. Con la desaparición de los depredadores, o al menos con un número muy reducido, la población de roedores explota.
La tendencia es que esta situación se inclina a empeorar. Existe una proporción importante de la población del este de Asia que todavía vive en zonas rurales y la tendencia es que el proceso de urbanización va a continuar por por décadas.
Las regiones tropicales, ricas en biodiversidad, ya albergan numerosos patógenos, lo cual incrementa enormemente las posibilidades de que surja un nuevo patógeno.
Hay que decir que sistema agrícola existente en Asia y África no ayuda. En ambos continentes, muchas familias dependen de la agricultura de subsistencia y de un suministro minúsculo de ganado.
El ganado vacuno, las gallinas y los cerdos, que pueden transmitir enfermedades endémicas, están a menudo en contacto cercano entre sí, y con una variedad de animales no domésticos así como con seres humanos. Y no solo en las granjas: los mercados de animales vivos, muy comunes en Asia y África, suelen estar abarrotados. Allí se mezclan múltiples especies, incluidos los humanos. Ello juega un rol clave en cómo un patógeno mortal puede surgir y propagarse entre especies.
Como lo ha demostrado el brote actual, - concluye escribiendo el profesor Kuchipudi - una enfermedad infecciosa puede empezar en una parte del mundo y propagarse rápidamente por todo el globo. Se necesitan con urgencia estrategias constructivas de conservación para prevenir la deforestación y reducir las interacciones entre animales y humanos.
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.COM
Según un artículo publicado en la revista norteamericana "The Conversation", firmado por el profesor estadounidense Suresh V. Kuchipudi , la enfermedad que está provocando el coronavirus es un estremecedor recordatorio de la inminente amenaza global que representan las enfermedades infecciosas que están emergiendo.
En los últimos 20 años, - dice Kuchipudi-, solo los coronavirus logrado causar tres brotes importantes en todo el mundo. Pero hay algo más preocupante. El lapso de tiempo entre estas tres pandemias se ha acortado considerablemente.
La cuestión -prosigue el virólogo- es que en nuestro planeta se ha producido cambio sin precedentes en la población humana es una de las razones por las que se originan más enfermedades en Asia y África.
Por mi profesión de virólogo y director del Laboratorio de Diagnóstico de Animales de la Universidad Estatal de Pensilvania, en Estados Unidos, estudio los virus zoonóticos, es decir, aquellos que saltan de los animales e infectan a las personas. La urbanización rápida que está teniendo lugar en Asia y las regiones del Pacífico, donde ya vive el 60% de la población tiene mucho que ver con las reiteradas apariciones de extensas pandemias.
Según el Banco Mundial, cerca de 200 millones de personas se mudaron a áreas urbanas en el este de Asia durante la primera década del siglo XXI. Una migración a esa escala significa que se destruyen tierras forestales para crear áreas residenciales.
Ello provoca - agrega el virólogo - que los animales salvajes, obligados a estar en mayor proximidad de pueblos y ciudades, se encuentran inevitablemente con animales domésticos y con la población humana. Los animales salvajes frecuentemente albergan virus. Murciélagos, sin ir más lejos, pueden transportar cientos de ellos. Y los virus, que saltan de especie en especie, pueden finalmente infectar a las personas.
La cuestión es que la hiperurbanización se convierte en un círculo vicioso: más personas traen más deforestación, y la expansión humana y la pérdida de hábitat finalmente matan a los depredadores, incluidos los que se alimentan de roedores. Con la desaparición de los depredadores, o al menos con un número muy reducido, la población de roedores explota.
La tendencia es que esta situación se inclina a empeorar. Existe una proporción importante de la población del este de Asia que todavía vive en zonas rurales y la tendencia es que el proceso de urbanización va a continuar por por décadas.
Las regiones tropicales, ricas en biodiversidad, ya albergan numerosos patógenos, lo cual incrementa enormemente las posibilidades de que surja un nuevo patógeno.
Hay que decir que sistema agrícola existente en Asia y África no ayuda. En ambos continentes, muchas familias dependen de la agricultura de subsistencia y de un suministro minúsculo de ganado.
El ganado vacuno, las gallinas y los cerdos, que pueden transmitir enfermedades endémicas, están a menudo en contacto cercano entre sí, y con una variedad de animales no domésticos así como con seres humanos. Y no solo en las granjas: los mercados de animales vivos, muy comunes en Asia y África, suelen estar abarrotados. Allí se mezclan múltiples especies, incluidos los humanos. Ello juega un rol clave en cómo un patógeno mortal puede surgir y propagarse entre especies.
Como lo ha demostrado el brote actual, - concluye escribiendo el profesor Kuchipudi - una enfermedad infecciosa puede empezar en una parte del mundo y propagarse rápidamente por todo el globo. Se necesitan con urgencia estrategias constructivas de conservación para prevenir la deforestación y reducir las interacciones entre animales y humanos.





























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