ISRAEL ENVENENA LENTAMENTE A UN MILLÓN DE NIÑOS PALESTINOS
Continúa el genocidio sistemático en la Franja de Gaza ante el silencio ensordecedor del mundo
Ni la Comunidad Internacional, ni sus Leyes, están evitando este desastre humanitario. Nosotros sí podemos pararlo -como se hizo con el apartheid en Sudáfrica- mediante el Boicot a Israel.
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
Hemos estrenado el 2020, año en que los expertos de la ONU decían que Gaza sería inhabitable. Lo cierto es que ahora los dos millones de personas que viven en la Franja se hallan en peligro real de genocidio por el agua contaminada que se ven precisadas a consumir.
Sara Roy, del Centro de estudios de Oriente Medio de la Universidad de Harvard, considerada la mayor experta en la economía de Gaza, ha declarado que:
“En Gaza, seres humanos inocentes, la mayoría jóvenes, están siendo envenenados lentamente por el agua que beben y probablemente por la tierra en la que plantan”.
La población de la Franja de Gaza sobrepasa los dos millones. De ellos, más del 50% son niños (menores de 18 años). Por otro lado, el 97% del agua de Gaza no es potable, sólo el 10% de la población tiene acceso a agua limpia, según la ONU. Estas estadísticas indican que, estimando al alza, sólo el 40% de los niños de Gaza beben agua en buenas condiciones para el consumo humano; es decir: sus padres no tienen más opción que dar a sus hijos agua contaminada para su supervivencia.
Israel, que desde 2006 impuso el bloqueo ilegal a Gaza, está obligado por las leyes internacionales a facilitar que la población de la Franja pueda sostenerse por sí misma. Gaza no es un Estado, no es en sí un territorio soberano. Según la ONU, Gaza es parte de los denominados “territorios ocupados” de Palestina.
Según la Cuarta Convención de Ginebra, Israel debe hacer todo lo posible para que Gaza y Cisjordania gocen de un medio ambiente saludable. Israel argumenta que Gaza no es, específicamente, un territorio ocupado, ya que se retiró de allí en 2005. Sin embargo, Israel todavía controla el registro de la población, sus entradas y salidas, todas las importaciones y exportaciones, el campo electromagnético, las líneas del armisticio (lo que Israel llama la frontera), las aguas territoriales, el espacio aéreo, y ostenta el monopolio de la electricidad de Gaza. Israel controla Gaza de parte a parte, lo cual implica que, si Israel no lo declara territorio ocupado, es de hecho un territorio anexionado.
Gaza expulsa al Mediterráneo más de 108.000 metros cúbicos de aguas residuales no tratadas. Ello es debido a la carencia de energía para hacer funcionar una planta desalinizadora, así como a la falta de los materiales de construcción necesarios. En ambos casos, la causa es el estado de sitio en que Israel mantiene el enclave costero. La situación es tan mala, que no sólo es que el agua del mar de Gaza esté contaminada, lo que provoca muertes como las del año pasado, sino también que la planta desalinizadora que tiene Israel en Ascalón se ve precisada a parar las operaciones periódicamente debido a la polución, lo que demuestra que Israel está dispuesta a poner en peligro la purificación del 20% de su propia agua con tal de castigar a los gazatíes.
La contaminación del agua deriva en enfermedades. Gidon Grumberg, fundador y director del 'Ecopeace' de Israel, dijo al Jerusalem Post en 2016 que Gaza es una bomba de relojería para los episodios de cólera y tifus. Desde entonces ha habido repetidos llamamientos para revertir la situación; porque, de lo contrario, en 2020, Gaza puede convertirse en un semillero de enfermedades similar al del Yemen, de nuevo debido a la imposición de un bloqueo ilegal.
Más allá del problema del agua, hay otros muchos factores que ponen en peligro a la población de la Franja, todos ellos derivados del bloqueo ilegal, que dura ya casi 15 años. Más del 80% de la población depende para su supervivencia de los alimentos enviados por la ayuda internacional. Israel, además, controla esta ayuda e incluso saca beneficio de ella. Las restricciones que aplica a la comida que entra en Gaza las usa como arma política para castigar a los palestinos por sus actos de resistencia contra Israel.
Según la ONU, el desempleo de la juventud de Gaza está cercano al 70%, y el general al 50%. Israel también prohíbe repetidamente a los pacientes de cáncer que entren en Israel para recibir tratamiento. No sólo eso. Debido a la escasez de energía en Gaza, los monitores cardiológicos y las máquinas de rayos X no son fiables. En la primera mitad de 2019, el Ministerio de Salud de Gaza, que tiene un presupuesto regular de 40 millones de dólares al año -y en julio del año pasado sólo contaba con 10 millones de dólares en suministros- declaró una alerta por la falta de medicinas y equipamientos médicos. Según la Organización Mundial de la Salud, en 2018 el 39% de las peticiones para salir de la Franja con objeto de tratar un cáncer fueron denegadas.
Las aguas residuales de Gaza inundan las calles cuando se dan fuertes lluvias, lo cual causa enfermedades, especialmente entre la población más pobre. Incluso la población más acaudalada, que reside en zonas como la ciudad de Gaza (al Noreste), está perdiendo sus propiedades debido a la falta de ingresos. Los residentes de al-Rimal, que muchos consideran un área privilegiada, tienen que huir a lugares como Estambul o convertirse en refugiados en países extranjeros.
Gaza sólo cuenta con unas pocas horas de electricidad al día, debido a que Israel pone un tope a la cantidad de electricidad que le permite, y a que ha bombardeado y destruido la red eléctrica de Gaza en varias ocasiones. La única planta con que cuenta Gaza, destruida parcialmente por bombardeo, sólo funciona en parte debido a los cortes en el suministro de diesel que comenzaron a principios de 2018, después de que la Autoridad Palestina dejara de pagar el combustible.
Gaza se encuentra en “estado de emergencia”. Desde que dura el sitio a que le tiene sometida Israel, ha soportado ocho ofensivas militares israelíes de gran escala y cientos de bombardeos menores entre medias. Una persona de 17 años en Gaza ha conocido la ocupación interna de Israel, un bloqueo asfixiante que dura 15 años, 8 masacres, cientos de otros ataques, tres guerras, el constante zumbido de los drones, las muertes de amigos y familiares, desplazamiento temporal o permanente y la lista no para ahí.
Para colmo, desde que el 30 de marzo de 2018 se iniciaran las manifestaciones periódicas no violentas de cientos de miles de gazatíes, el mundo las ha ignorado y no ha hecho nada por evitar que Israel matase a más de 330 manifestantes desarmados y herido a unos 40.000. Las manifestaciones continúan semanalmente y ningún soldado israelí ha muerto o sufrido heridas graves.
Según las leyes internacionales, el pueblo de Gaza tiene todo el derecho a usar una fuerza armada para luchar por su autodeterminación y acabar con el estado de sitio. Israel no puede reclamar “el derecho a la defensa” al igual que los violadores no tienen derecho a la auto-defensa contra sus víctimas, y la próxima vez que oigamos hablar del “derecho” de Israel a usar la fuerza de cualquier modo, debemos saber que ello contradice la Cuarta Convención de Ginebra.
¿Qué podrá evitar que Israel perpetre un completo genocidio sobre el pueblo de Gaza? ¿Cómo nos mirarán las futuras generaciones por haber permitido que suceda este holocausto? Hay un millón de niños palestinos a los que Israel está envenenando sistemáticamente y lo único que esto provoca es un ensordecedor silencio.
Fuente:
Robert Inlakesh: https://desertpeace.wordpress.com/2020/01/21/as-if-bombing-is-not-enough-poison-is-the-new-israeli-weapon-in-gaza/
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
Hemos estrenado el 2020, año en que los expertos de la ONU decían que Gaza sería inhabitable. Lo cierto es que ahora los dos millones de personas que viven en la Franja se hallan en peligro real de genocidio por el agua contaminada que se ven precisadas a consumir.
Sara Roy, del Centro de estudios de Oriente Medio de la Universidad de Harvard, considerada la mayor experta en la economía de Gaza, ha declarado que:
“En Gaza, seres humanos inocentes, la mayoría jóvenes, están siendo envenenados lentamente por el agua que beben y probablemente por la tierra en la que plantan”.
La población de la Franja de Gaza sobrepasa los dos millones. De ellos, más del 50% son niños (menores de 18 años). Por otro lado, el 97% del agua de Gaza no es potable, sólo el 10% de la población tiene acceso a agua limpia, según la ONU. Estas estadísticas indican que, estimando al alza, sólo el 40% de los niños de Gaza beben agua en buenas condiciones para el consumo humano; es decir: sus padres no tienen más opción que dar a sus hijos agua contaminada para su supervivencia.
Israel, que desde 2006 impuso el bloqueo ilegal a Gaza, está obligado por las leyes internacionales a facilitar que la población de la Franja pueda sostenerse por sí misma. Gaza no es un Estado, no es en sí un territorio soberano. Según la ONU, Gaza es parte de los denominados “territorios ocupados” de Palestina.
Según la Cuarta Convención de Ginebra, Israel debe hacer todo lo posible para que Gaza y Cisjordania gocen de un medio ambiente saludable. Israel argumenta que Gaza no es, específicamente, un territorio ocupado, ya que se retiró de allí en 2005. Sin embargo, Israel todavía controla el registro de la población, sus entradas y salidas, todas las importaciones y exportaciones, el campo electromagnético, las líneas del armisticio (lo que Israel llama la frontera), las aguas territoriales, el espacio aéreo, y ostenta el monopolio de la electricidad de Gaza. Israel controla Gaza de parte a parte, lo cual implica que, si Israel no lo declara territorio ocupado, es de hecho un territorio anexionado.
Gaza expulsa al Mediterráneo más de 108.000 metros cúbicos de aguas residuales no tratadas. Ello es debido a la carencia de energía para hacer funcionar una planta desalinizadora, así como a la falta de los materiales de construcción necesarios. En ambos casos, la causa es el estado de sitio en que Israel mantiene el enclave costero. La situación es tan mala, que no sólo es que el agua del mar de Gaza esté contaminada, lo que provoca muertes como las del año pasado, sino también que la planta desalinizadora que tiene Israel en Ascalón se ve precisada a parar las operaciones periódicamente debido a la polución, lo que demuestra que Israel está dispuesta a poner en peligro la purificación del 20% de su propia agua con tal de castigar a los gazatíes.
La contaminación del agua deriva en enfermedades. Gidon Grumberg, fundador y director del 'Ecopeace' de Israel, dijo al Jerusalem Post en 2016 que Gaza es una bomba de relojería para los episodios de cólera y tifus. Desde entonces ha habido repetidos llamamientos para revertir la situación; porque, de lo contrario, en 2020, Gaza puede convertirse en un semillero de enfermedades similar al del Yemen, de nuevo debido a la imposición de un bloqueo ilegal.
Más allá del problema del agua, hay otros muchos factores que ponen en peligro a la población de la Franja, todos ellos derivados del bloqueo ilegal, que dura ya casi 15 años. Más del 80% de la población depende para su supervivencia de los alimentos enviados por la ayuda internacional. Israel, además, controla esta ayuda e incluso saca beneficio de ella. Las restricciones que aplica a la comida que entra en Gaza las usa como arma política para castigar a los palestinos por sus actos de resistencia contra Israel.
Según la ONU, el desempleo de la juventud de Gaza está cercano al 70%, y el general al 50%. Israel también prohíbe repetidamente a los pacientes de cáncer que entren en Israel para recibir tratamiento. No sólo eso. Debido a la escasez de energía en Gaza, los monitores cardiológicos y las máquinas de rayos X no son fiables. En la primera mitad de 2019, el Ministerio de Salud de Gaza, que tiene un presupuesto regular de 40 millones de dólares al año -y en julio del año pasado sólo contaba con 10 millones de dólares en suministros- declaró una alerta por la falta de medicinas y equipamientos médicos. Según la Organización Mundial de la Salud, en 2018 el 39% de las peticiones para salir de la Franja con objeto de tratar un cáncer fueron denegadas.
Las aguas residuales de Gaza inundan las calles cuando se dan fuertes lluvias, lo cual causa enfermedades, especialmente entre la población más pobre. Incluso la población más acaudalada, que reside en zonas como la ciudad de Gaza (al Noreste), está perdiendo sus propiedades debido a la falta de ingresos. Los residentes de al-Rimal, que muchos consideran un área privilegiada, tienen que huir a lugares como Estambul o convertirse en refugiados en países extranjeros.
Gaza sólo cuenta con unas pocas horas de electricidad al día, debido a que Israel pone un tope a la cantidad de electricidad que le permite, y a que ha bombardeado y destruido la red eléctrica de Gaza en varias ocasiones. La única planta con que cuenta Gaza, destruida parcialmente por bombardeo, sólo funciona en parte debido a los cortes en el suministro de diesel que comenzaron a principios de 2018, después de que la Autoridad Palestina dejara de pagar el combustible.
Gaza se encuentra en “estado de emergencia”. Desde que dura el sitio a que le tiene sometida Israel, ha soportado ocho ofensivas militares israelíes de gran escala y cientos de bombardeos menores entre medias. Una persona de 17 años en Gaza ha conocido la ocupación interna de Israel, un bloqueo asfixiante que dura 15 años, 8 masacres, cientos de otros ataques, tres guerras, el constante zumbido de los drones, las muertes de amigos y familiares, desplazamiento temporal o permanente y la lista no para ahí.
Para colmo, desde que el 30 de marzo de 2018 se iniciaran las manifestaciones periódicas no violentas de cientos de miles de gazatíes, el mundo las ha ignorado y no ha hecho nada por evitar que Israel matase a más de 330 manifestantes desarmados y herido a unos 40.000. Las manifestaciones continúan semanalmente y ningún soldado israelí ha muerto o sufrido heridas graves.
Según las leyes internacionales, el pueblo de Gaza tiene todo el derecho a usar una fuerza armada para luchar por su autodeterminación y acabar con el estado de sitio. Israel no puede reclamar “el derecho a la defensa” al igual que los violadores no tienen derecho a la auto-defensa contra sus víctimas, y la próxima vez que oigamos hablar del “derecho” de Israel a usar la fuerza de cualquier modo, debemos saber que ello contradice la Cuarta Convención de Ginebra.
¿Qué podrá evitar que Israel perpetre un completo genocidio sobre el pueblo de Gaza? ¿Cómo nos mirarán las futuras generaciones por haber permitido que suceda este holocausto? Hay un millón de niños palestinos a los que Israel está envenenando sistemáticamente y lo único que esto provoca es un ensordecedor silencio.
Fuente:
Robert Inlakesh: https://desertpeace.wordpress.com/2020/01/21/as-if-bombing-is-not-enough-poison-is-the-new-israeli-weapon-in-gaza/

































Gabriela López | Martes, 28 de Enero de 2020 a las 18:16:41 horas
Me llena de tanta rabia saber cómo un pueblo inocente tiene que pagar las consecuencias de los que solo quieren poder a cuesta de lo que sea.
Como es posible que no puedan ser libres? Que no puedan ni siquiera salir y entrar libremente de su ciudad? Que no puedan recibir ayuda directa de la gente que deseamos hacerlo? Y lo peor ver cómo muere la gente a la vista de todos y que nadie pueda hacer nada. Es indignante!!
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