
EX TTE. GONZALO SEGURA: "LA BÉLICA PRECAMPAÑA ELECTORAL DE DONALD TRUMP"
Como anteriores presidentes estadounidenses, Donald Trump quiere "trabajarse" a sus electores", matando.
En los Estados Unidos se ganan las elecciones provocando guerras. Y si pareciera exagerada esta afirmación bastaría con recordar que las dos guerras de Irak se produjeron en el año anterior a las elecciones generales. La primeras a comienzos de 1991 cuando las elecciones iban a ser en 1992. Y la segunda, en marzo de 2003 cuando las elecciones eran en 2004 "
[Condensado de articulo "Donald Trump incendia Irán en año electoral", del ex teniente del Ejercito español, Luis Gonzalo Segura]
En un reciente artículo titulado "Donald Trump incendia Irán en año electoral", el ex teniente del Ejército español Luis Gonzalo Segura manifiesta que aunque pueda haber pocas certezas acerca de lo que lo que sucederá en el futuro endiablado escenario de Oriente medio, debido a la siempre imprevisible política de Donald Trump, parece indiscutible que el asesinato del general Soleimani no es más que el primer acto de precampaña de 2020, año electoral en Estados Unidos.
"La cuestión no es menor, -argumenta el ex teniente - porque basta recordar que las dos guerras de Irak se produjeron en el año anterior a las elecciones generales —la primera en el comienzo de 1991 cuando las elecciones eran en 1992 y la segunda en marzo de 2003 cuando las elecciones eran en 2004 "
No obstante, asegura Gonzalo Segura, el general Soleimani fue un objetivo tanto de George W. Bush como de Barack Obama, pero ambos habían renunciado a asesinarlo por miedo a que ello pudiera provocar una guerra con Irán. Cuando Donald Trump ordenó su asesinato, por tanto, fue plenamente consciente del riesgo que suponía su eliminación. Eliminación que, además, se añade a una lista interminable de provocaciones desde que decidiera levantarse del acuerdo nuclear firmado en 2015 con Irán, lo que provocó una escalada de sanciones y tensión.
La belicosa actitud del máximo dirigente norteamericano con Irán —no solo en este caso, sino en los años que lleva al frente de la gestión de Estados Unidos— ha generado numerosas críticas en Occidente, incluidos los máximos mandatarios de Alemania y Francia en los años pasados. En esta ocasión, las críticas, aunque en ocasiones veladas, han sido multitudinarias —Reino Unido, Alemania, Francia, Rusia…—. La Unión Europea no solo ha llamado a la moderación, sino que vuelto a reseñar la importancia del acuerdo nuclear y la necesidad de retornar a la mesa de negociación.
La notable irresponsabilidad del líder norteamericano no sólo está generando desconfianza en casi todo el planeta, incluidos sus propios aliados, sino que también en el interior de los Estados Unidos genera numerosos recelos. La situación alcanza tal calibre que Nancy Pelosi calificó el atentado de desproporcionado y provocador, lo que, según su visión, habría puesto en peligro a diplomáticos y militares norteamericanos.
La situación actual parece que no llegará, de momento, a mayores, pero en el caso de seguir aumentando la tensión ello podría desembocar en una guerra. La cual se caracterizaría a corto plazo por su asimetría y por el potencial iraní, que provocaría ataques de imprevisibles consecuencias en sus enemigos regionales más importantes —Arabia Saudí e Israel—.
Sin embargo, las consecuencias más importantes del conflicto, que quizás permitiera la reelección de Donald Trump, serían devastadoras en Oriente Próximo, una región que todavía no ha conseguido recuperarse de los daños causados por Estados Unidos en Irak, Afganistán y Siria —sin olvidar la creación del Estado Islámico—.
Pero sucede, además, que el conflicto bélico incrementaría en la influencia de Rusia y Vladimir Putin en la región, que si ya a día de hoy se ha erigido en el actor geopolítico más relevante, tras un conflicto bélico provocado reiteradamente por Estados Unidos, quedarían como la única referencia fáctica y moral de la región.
[Condensado de articulo "Donald Trump incendia Irán en año electoral", del ex teniente del Ejercito español, Luis Gonzalo Segura]
En un reciente artículo titulado "Donald Trump incendia Irán en año electoral", el ex teniente del Ejército español Luis Gonzalo Segura manifiesta que aunque pueda haber pocas certezas acerca de lo que lo que sucederá en el futuro endiablado escenario de Oriente medio, debido a la siempre imprevisible política de Donald Trump, parece indiscutible que el asesinato del general Soleimani no es más que el primer acto de precampaña de 2020, año electoral en Estados Unidos.
"La cuestión no es menor, -argumenta el ex teniente - porque basta recordar que las dos guerras de Irak se produjeron en el año anterior a las elecciones generales —la primera en el comienzo de 1991 cuando las elecciones eran en 1992 y la segunda en marzo de 2003 cuando las elecciones eran en 2004 "
No obstante, asegura Gonzalo Segura, el general Soleimani fue un objetivo tanto de George W. Bush como de Barack Obama, pero ambos habían renunciado a asesinarlo por miedo a que ello pudiera provocar una guerra con Irán. Cuando Donald Trump ordenó su asesinato, por tanto, fue plenamente consciente del riesgo que suponía su eliminación. Eliminación que, además, se añade a una lista interminable de provocaciones desde que decidiera levantarse del acuerdo nuclear firmado en 2015 con Irán, lo que provocó una escalada de sanciones y tensión.
La belicosa actitud del máximo dirigente norteamericano con Irán —no solo en este caso, sino en los años que lleva al frente de la gestión de Estados Unidos— ha generado numerosas críticas en Occidente, incluidos los máximos mandatarios de Alemania y Francia en los años pasados. En esta ocasión, las críticas, aunque en ocasiones veladas, han sido multitudinarias —Reino Unido, Alemania, Francia, Rusia…—. La Unión Europea no solo ha llamado a la moderación, sino que vuelto a reseñar la importancia del acuerdo nuclear y la necesidad de retornar a la mesa de negociación.
La notable irresponsabilidad del líder norteamericano no sólo está generando desconfianza en casi todo el planeta, incluidos sus propios aliados, sino que también en el interior de los Estados Unidos genera numerosos recelos. La situación alcanza tal calibre que Nancy Pelosi calificó el atentado de desproporcionado y provocador, lo que, según su visión, habría puesto en peligro a diplomáticos y militares norteamericanos.
La situación actual parece que no llegará, de momento, a mayores, pero en el caso de seguir aumentando la tensión ello podría desembocar en una guerra. La cual se caracterizaría a corto plazo por su asimetría y por el potencial iraní, que provocaría ataques de imprevisibles consecuencias en sus enemigos regionales más importantes —Arabia Saudí e Israel—.
Sin embargo, las consecuencias más importantes del conflicto, que quizás permitiera la reelección de Donald Trump, serían devastadoras en Oriente Próximo, una región que todavía no ha conseguido recuperarse de los daños causados por Estados Unidos en Irak, Afganistán y Siria —sin olvidar la creación del Estado Islámico—.
Pero sucede, además, que el conflicto bélico incrementaría en la influencia de Rusia y Vladimir Putin en la región, que si ya a día de hoy se ha erigido en el actor geopolítico más relevante, tras un conflicto bélico provocado reiteradamente por Estados Unidos, quedarían como la única referencia fáctica y moral de la región.
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