MIGUEL ÁNGEL RAMÍREZ EXPULSA A UN SOCIO DE LA UD PALMAS POR UN "DELITO DE ODIO" (VÍDEO)

  Por EUGENIO FERNÁNDEZ / CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

    El pasado lunes, la Fiscalía General  del Estado ponía crudamente de manifiesto el peligro inherente a la promulgación de leyes destinadas no a penalizar acciones supuestamente ilícitas, sino sentimientos tales como "el odio"; al decretar que en el Reino de España cometerían un delito de este tipo quienes sientan algo tan legítimo hacia una ideología criminal como el nazismo. En ese caso, para conseguir la aceptación de los sectores progresistas de la población ante la inclusión en el Código Penal de un delito semejante, se vendió inicialmente como una medida destinada a defender a colectivos susceptibles de ser agredidos, como los homosexuales o los inmigrantes. Un procedimiento exitoso gracias a la ausencia de organizaciones populares capaces de alertar de que nos encontrábamos frente a un  auténtico Caballo de Troya,  y de que el Estado, llegado el caso, siempre utilizará contra las minorías disidentes una legislación contra el pensamiento y las emociones, de esta naturaleza.  

    Pero si en el caso de los llamados "delitos de odio" solo era necesario no ser excesivamente ingenuo para prever por dónde podrían venir los tiros en cuanto las contradicciones sociales se agudizarán mínimamente, hay que reconocer que la pirueta realizada por el presidente de la UD Las Palmas, para utilizar a su antojo la normativa establecida para "la prevención de la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte", es digna de un sinvergüenza de altura, como sin duda es Miguel Ángel Ramírez.

  Y si no, que se lo pregunten al aficionado futbolero J.M. Ramírez,  presidente de la peña "Sentimiento Amarillo, al que han sancionado con nueve meses de suspensión de su abono y la prohibición de acceder a cualquier acto que organice el club, incluyendo los partidos oficiales del primer equipo.

   El forofo en cuestión cometió el terrible delito de colocar  una pancarta  en lo alto de una de las lomas que circundan la Ciudad Deportiva de la Unión Deportiva, en la que podía leerse "Ramírez, vende ya". Una petición explícita al empresario para que se deshaga del paquete accionarial mayoritario que el convierte en dueño absoluto de ese club.  Después de que este lema se hiciera uno de los más populares entre los aficionados de Las Palmas que acudían cada fin se semana al Estadio de Gran Canaria, la entidad amarilla, por orden expresa de Miguel Ángel Ramírez, adoptó  la decisión de prohibir que se pudiera acceder al recinto deportivo con cualquier pancarta que expresara ese deseo. Ahora, sin embargo,  el empresario y presidente, conocido también por dejar de abonar durante meses los salarios de sus trabajadores y por sus imputaciones por presuntos delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social, ha dado un paso más, para ejercer la represión directa incluso contra aquellos que osan expresarse en este sentido fuera del Estadio. Para ello, sus hombres buscaron las imágenes de las cámaras de seguridad hasta dar con el portador de la pancarta, un aficionado que lleva 32 años como socio de la entidad. 

   Según cuenta el damnificado que, de manera lamentable, envió previamente una carta al órgano Social del Club para mostrar “su más sentido arrepentimiento”, la directiva de la UD Las Palmas no solo no le concedió ninguna clemencia, sino que le comunicó, mediante un escrito firmado,  la citada sanción por 9 meses, hasta el 13 de julio de 2020, por "cometer una infracción grave del Reglamento de Régimen Interno sobre las medidas destinadas a la prevención de la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte".

    El forofo, que lejos de reaccionar con el pundonor que un caso como este requeriría, solo ha manifestado sentirse  "hecho una mierda y  muy decepcionado con el club porque no esperaba una sanción tan excesiva", no ha dejado de reconocer, sin embargo, que "si esto no es una venganza, lo parece" y  denuncia que "se han cebado en mi persona al aplicarme una infracción muy grave por poner una pancarta".

   Sin duda, resulta escandaloso que el mandamás de la U.D. Las Palmas se permita ejercer como un auténtico “führercito" sin bigote, aprovechando el tratamiento genuflexo de la mayor parte de la prensa local corporativa, a la que financia generosamente por vía publicitaria.  No obstante, lo que verdaderamente pone de manifiesto la conciencia de impunidad con la que actúa el empresario es que, para justificar su acción, se permita acusar al sancionado de haber ejercido algún tipo de "violencia o intolerancia".  Amparado en esta impunidad, el poderoso, además de reprimir, utiliza su poder para convertir en víctimas a los victimarios y a los victimarios en supuestas víctimas, del mismo modo que, con especial énfasis en estos días, podemos observar que hace el Estado español.

    Y todo, en el caso del "Presi" Miguel Ángel Ramírez, porque un humilde aficionado se atrevió a  pedirle que venda las acciones de un Club que ha utilizado para blanquear su maltrecha imagen de empresario y para cultivar las relaciones de políticos, de todo el arco parlamentario, a los que  nada parecen importar las tropelías que comete con sus miles de empleados.

    Vean, si aún no están al tanto de las mismas, el siguiente vídeo reportaje.

VÍDEO: