
LA NUEVA "TENTACIÓN PRETORIANA" EN AMÉRICA LATINA
Los gobiernos llaman ahora al Ejército para afrontar los problemas generados por sus políticas económicas.
Desde hace unos pocos años para acá los gobiernos latinoamericanos están siendo seducidos por el "pretorianismo" y han entregado la seguridad interna al Ejercito.A diferencia con el pasado, los "pretorianos" no necesitan ahora derrocar gobiernos: son llamados por estos directamente.
Condensado del artículo "América en estado de excepción", del exteniente Luis Gonzalo Segura.
En estos momentos, - escribe el exteniente Luis Gonzalo Segura en un artículo en un artículo titulado "America en estado de excepción"-, puede afirmarse que América Latina se encuentra en Estado de excepción.
Chile, que hasta ahora se exhibía como un modelo latinoamericano del neoliberalismo, acaba de derrumbarse estrepitosamente. A lo largo de décadas el descontento social en ese país ha ido acumulándose paulatinamente hasta explosionar de forma tumultuosa. La confrontación social ha devuelto, una vez más, al Ejército a las calles. El resultado está a la vista: al menos 20 muertos, 473 civiles heridos en apenas una semana y media, y tres muertes atribuidas a las fuerzas armadas
En México, la seguridad ciudadana ha sido militarizada con resultados devastadores. Sin embargo, lejos de fortalecerse la inseguridad no sólo no ha disminuido, sino que se ha multiplicado. Diariamente tenemos constancia de ello a través de las informaciones de prensa. Cada día se perfila con más nitidez la imagen de México como estado fallido, de un estado que no es capaz de mantener el control sobre su propio territorio.
En Ecuador, las reformas concertadas entre el presidente Moreno con el FMI, han actuado como detonante de una imponente insurrección social que ha dejado, al menos, una decena de muertos, 1500 heridos y 1000 detenidos. Las Fuerzas Armadas fueron igualmente utilizadas para la represión social.
En el caso brasileño se produce una variante. No sucede como en otros países, que el gobierno se apoya en los militares para utilizarlo como herramienta represiva, sino que son realmente los militares los que están dirigiendo el gobierno.
En Colombia, el Ejército ha sustituido a los Cuerpos policiales en las misiones de seguridad interior. Sobre las Fuerzas Armadas colombianas recaen probadas acusaciones de asesinatos y torturas, que no han dejado de producirse ni siquiera cuando el gobierno firmó los acuerdos de paz con las FARC
Los ejércitos asaltan las calles
Desde hace unos pocos años para acá los gobiernos de muchos países latinoamericanos están siendo seducidos por el "pretorianismo" y han entregado la seguridad interna de sus países a las Fuerzas Armadas, aun cuando ello, tanto en el pasado como en el curso de los últimos años, se ha demostrado fehacientemente ineficaz.
Pero, existe hoy un indicativo que resulta extraordinariamente elocuente: estos "movimientos pretorianos" al uso, ya no necesitan recurrir al derrocamiento de gobiernos para intervenir en la sociedad, sino que son llamados directamente por los mismos gobernantes.
Ello se debe a dos motivos. En primer lugar, en los momentos actuales no es concebible la existencia de regímenes autoritarios tradicionales, en los que derechos como el sufragio o la libertad de expresión queden cercenados groseramente. Ahora de lo que se trata es de conseguir por medio de otros ejércitos -periodistas y políticos, esencialmente- que el poder continúe acumulando capital en detrimento de la mayoría de la población.
En segundo lugar, los gobiernos son mayoritariamente controlados por las élites económicas, incluso aquellos que pudieran parecer progresistas. Ello hace que no sea necesario derrocarlos, basta con apoyarlos.
Pero la consecuencia final, no obstante, continúa siendo la misma que hace tres décadas: las fuerzas armadas intervienen en asuntos internos de los países en favor de las clases sociales hegemónicas.
Condensado del artículo "América en estado de excepción", del exteniente Luis Gonzalo Segura.
En estos momentos, - escribe el exteniente Luis Gonzalo Segura en un artículo en un artículo titulado "America en estado de excepción"-, puede afirmarse que América Latina se encuentra en Estado de excepción.
Chile, que hasta ahora se exhibía como un modelo latinoamericano del neoliberalismo, acaba de derrumbarse estrepitosamente. A lo largo de décadas el descontento social en ese país ha ido acumulándose paulatinamente hasta explosionar de forma tumultuosa. La confrontación social ha devuelto, una vez más, al Ejército a las calles. El resultado está a la vista: al menos 20 muertos, 473 civiles heridos en apenas una semana y media, y tres muertes atribuidas a las fuerzas armadas
En México, la seguridad ciudadana ha sido militarizada con resultados devastadores. Sin embargo, lejos de fortalecerse la inseguridad no sólo no ha disminuido, sino que se ha multiplicado. Diariamente tenemos constancia de ello a través de las informaciones de prensa. Cada día se perfila con más nitidez la imagen de México como estado fallido, de un estado que no es capaz de mantener el control sobre su propio territorio.
En Ecuador, las reformas concertadas entre el presidente Moreno con el FMI, han actuado como detonante de una imponente insurrección social que ha dejado, al menos, una decena de muertos, 1500 heridos y 1000 detenidos. Las Fuerzas Armadas fueron igualmente utilizadas para la represión social.
En el caso brasileño se produce una variante. No sucede como en otros países, que el gobierno se apoya en los militares para utilizarlo como herramienta represiva, sino que son realmente los militares los que están dirigiendo el gobierno.
En Colombia, el Ejército ha sustituido a los Cuerpos policiales en las misiones de seguridad interior. Sobre las Fuerzas Armadas colombianas recaen probadas acusaciones de asesinatos y torturas, que no han dejado de producirse ni siquiera cuando el gobierno firmó los acuerdos de paz con las FARC
Los ejércitos asaltan las calles
Desde hace unos pocos años para acá los gobiernos de muchos países latinoamericanos están siendo seducidos por el "pretorianismo" y han entregado la seguridad interna de sus países a las Fuerzas Armadas, aun cuando ello, tanto en el pasado como en el curso de los últimos años, se ha demostrado fehacientemente ineficaz.
Pero, existe hoy un indicativo que resulta extraordinariamente elocuente: estos "movimientos pretorianos" al uso, ya no necesitan recurrir al derrocamiento de gobiernos para intervenir en la sociedad, sino que son llamados directamente por los mismos gobernantes.
Ello se debe a dos motivos. En primer lugar, en los momentos actuales no es concebible la existencia de regímenes autoritarios tradicionales, en los que derechos como el sufragio o la libertad de expresión queden cercenados groseramente. Ahora de lo que se trata es de conseguir por medio de otros ejércitos -periodistas y políticos, esencialmente- que el poder continúe acumulando capital en detrimento de la mayoría de la población.
En segundo lugar, los gobiernos son mayoritariamente controlados por las élites económicas, incluso aquellos que pudieran parecer progresistas. Ello hace que no sea necesario derrocarlos, basta con apoyarlos.
Pero la consecuencia final, no obstante, continúa siendo la misma que hace tres décadas: las fuerzas armadas intervienen en asuntos internos de los países en favor de las clases sociales hegemónicas.
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