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Miércoles, 02 de Octubre de 2019 Tiempo de lectura:

SOBORNOS Y CHANTAJES: LO QUE NO TE CUENTAN SOBRE EL "IMPEACHMENT" A DONALD TRUMP

En el escándalo Trump-Ucrania hay una historia que los medios silencian

Los aspectos más cruciales del “escándalo” Trump-Ucrania, por el que el Partido Demócrata ha iniciado el proceso de impeachment (moción de censura) contra Donald Trump, no nos los cuentan, ni siquiera el Partido Republicano dice una palabra.

  Por CLARA LÓPEZ GONZÁLEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG

 

   El Partido Demócrata de Estados Unidos alega que Donald Trump, en conversación telefónica con el presidente de Ucrania, Volodymr Zelinsky, ha realizado una especie de pacto: retendrá la ayuda militar a ese país, si las autoridades ucranianas no abren una investigación sobre Joe Biden, ex-vicepresidente con Obama y candidato a las primarias presidenciales del Partido Demócrata. Sin embargo, la transcripción de la llamada, facilitada por la Casa Blanca, no deja claro este quid-pro-quo.

 

 

   De lo que no están hablando los medios corporativos es del contexto de esta historia, ya que, de lo contrario, quedaría patente que Biden, en realidad, debería ser investigado tanto en Ucrania como en Estados Unidos.

 

 

   A comienzos de 2014 supimos, por la filtración de una conversación telefónica entre Victoria Nuland, ayudante de la Secretaría de Estado para los asuntos de Europa y Eurasia, y Geoffrey Pyatt, embajador de EEUU en Ucrania, que el entonces vicepresidente Biden tuvo un papel destacado en la preparación del golpe de estado que derrocó al presidente electo de Ucrania poco después de esta conversación. Este es el mayor delito de esta historia, que no se menciona.

 

 

   A modo de botín del golpe, perpetrado por Estados Unidos y la OTAN, el hijo del vicepresidente, Hunter Biden, ganó un puesto en el consejo de administración del mayor productor de gas de Ucrania, Burisma Holdings. Esto sólo puede interpretarse como una clara maniobra neo-colonial de toma de posesión de un país para instalar a tu gente en él. Pero el hijo de Biden no fue el único.

 

 

   Un amigo de la familia del entonces Secretario de Estado, John Kerry, también se sentó en el consejo de Burisma. El gigante norteamericano Monsanto logró un suculento contrato con Ucrania poco después del golpe. Y la primera ministra de finanzas del gobierno instalado por EEUU y la OTAN en Ucrania fue una ciudadana norteamericana, que había trabajado en el Departamento de Estado, a la que se dio la ciudadanía ucraniana el día antes de que tomara posesión del cargo.

 

 

   Cuando la fiscalía de Ucrania comenzó a investigar un posible caso de corrupción en Burisma Holdings, Joe Biden admitió abiertamente el año pasado en una conferencia que, como vicepresidente de EEUU, advirtió al gobierno de Ucrania que, si no deponía a ese fiscal, iba a retener una línea de crédito de 1.000 millones de dólares a ese país. En palabras del propio Biden, en sólo seis horas logró lo que quería.

 

 

   Precisamente, de lo que Biden se jactaba es lo mismo de lo que ahora los demócratas acusan a Trump, sólo que en este caso no está claro si Trump ha logrado lo que quería igual que Biden.

 

 

   Esto nos lleva a otra parte crucial de la historia no contada: el modo en que EEUU maneja rutinariamente su política exterior: con sobornos, amenazas y chantajes.

 

 

   Es posible que Trump haya retenido la ayuda militar con el fin de que se investigue a Biden, pero que esto lo califiquen los demócratas de abuso de poder fuera de lo común es una hipocresía, aunque esta es mucho más común.

 

 

   Los ejemplos abundan. La amenaza de retirar ayuda exterior la utilizó EEUU en 1991 cuando quiso que el Consejo de Seguridad de la ONU autorizase la Primera Guerra del Golfo. Yemen tuvo la temeridad de votar en contra. Un miembro de la delegación de EEUU dijo al embajador yemení: “Es el voto más caro que habéis emitido”. Poco después, EEUU cortaba la ayuda de 70 millones de dólares de ayuda exterior al país más pobre de Oriente Medio, y Arabia Saudita repatriaba en torno a un millón de trabajadores yemeníes.

 

 

   Lo mismo ocurrió antes de la Segunda Guerra del Golfo en 2003, como reveló la filtradora (o whistleblower) Katharine Gun, cuando dio a conocer un memorial de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) en el que se pedía ayuda a los servicios de inteligencia de Gran Bretaña para espiar a los miembros de las misiones del Consejo de Seguridad de la ONU, con el fin de ejercer “influencia” sobre ellos para que decantasen su voto a favor de la invasión de Iraq.

 

 

   En 2001, EEUU amenazó con cortar toda la ayuda militar y exterior si las naciones no acordaban otorgar inmunidad a las tropas de EEUU ante la Corte Penal Internacional.

 

 

   Más recientemente, EEUU mostró músculo con Ecuador cuando le ofreció a su presidente un préstamo de 10.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI), a cambio de la expulsión del fundador de WikiLeaks, de su embajada en Londres.

 

 

   Así es cómo EEUU conduce la “diplomacia”. Lo dijo el ex-secretario general de la ONU Boutros Boutros Ghali: “La diplomacia la percibe el poder imperial como una pérdida de tiempo y prestigio y un signo de debilidad”.

 

 

 

Referencia:

 

https://consortiumnews.com/2019/09/26/what-isnt-mentioned-about-the-trump-ukraine-scandal-the-routine-corruption-of-us-foreign-policy/

 

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