
HONDURAS: ACUSACIONES DE TRÁFICO DE COCAÍNA ACORRALAN AL PRESIDENTE JUAN ORLANDO HERNÁNDEZ
Se han redoblado las manifestaciones exigiendo la renuncia del presidente apoyado por Washington
La desclasificación de un documento judicial de un tribunal de Estados Unidos, que implica al presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, en el tráfico de cocaína, ha avivado las masivas protestas que se vienen produciendo en el país desde el fraude electoral de 2017.
Por EVA LAGUNERO / REDACCIÓN CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Rodeado de sus ministros y de los jefes de los cuerpos de seguridad, Juan Orlando Hernández (JOH para los hondureños) dio el pasado 3 de agosto una rueda de prensa para declarar su inocencia después de conocerse la investigación judicial que lo incrimina. Se le acusa, entre otras cosas, de haber desviado dinero del tráfico de drogas para financiar su campaña electoral de 2013.
Durante los dos mandatos consecutivos de JOH, Honduras se ha convertido en la mayor autopista de la droga -en dirección al Norte- de todo el continente. Sin embargo, según dijo JOH en la rueda de prensa, lo que ocurre es que sus enemigos -los líderes de la oposición- están rabiosos por los éxitos que ha logrado en su lucha contra el narcotráfico y de ahí que hayan levantado cargos falsos contra él.
Que Juan Orlando Hernández y su hermano Tony Hernández -que marca los bloques de cocaína con sus iniciales "TH"- son traficantes de drogas no sorprende a nadie en Honduras. En el documento referido, de 47 páginas, JOH es designado como “CC [co-conspirador] 4”. Estas revelaciones llegan poco después de que el MACCIH, un organismo anti-corrupción, pidiera a la judicatura de Hunduras que confisque los bienes de personas allegadas a JOH, entre ellas su propia esposa, Ana Rosalinda García Carías, acusada del robo de más de 1,7 millones de dólares de las arcas públicas, en lo que se conoce como “Caso Pandora”.
Mientras el comercio de drogas ha transformado el sector financiero de la nación en una gigantesca lavadora de billetes de 20 dólares, los preferidos por los narcotraficantes, sus dos mandatos ilegales, pues la Constitución hondureña prohíbe la reelección, han sido un completo desastre para las clases populares hondureñas.
Conocidas son las masivas caravanas de emigrantes que se han producido en los dos últimos años en dirección a la frontera sur de Estados Unidos, a pesar de que saben de lo peligroso del camino y que lo que les espera al otro lado de la frontera puede ser el campo de concentración y la separación de sus seres queridos. Ello debido a la violenta represión del régimen de JOH y las políticas ultra-liberales, dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que han convertido a Honduras en el país más pobre del continente. Un 42,5 por ciento de personas viven en pobreza extrema.
Las condiciones que encaran las clases populares hondureñas incluyen: la criminalización y asesinato de individuos y grupos opuestos a la administración de JOH; la impunidad de que gozan los escuadrones de la muerte y las bandas que extorsionan a los pequeños negocios; la falta de acceso a los hospitales y clínicas como resultado de la privatización de la sanidad, cuando, además, el país sufre el peor brote de dengue de toda su historia; la reducción de los programas educativos como parte de un plan más amplio de privatización de la enseñanza pública; y la pérdida sin precedentes de puestos de trabajo.
Desde abril, los trabajadores de la sanidad y la educación, junto con los estudiantes, han estado movilizándose casi a diario contra las políticas privatizadoras del FMI pactadas con JOH. Este, además, ha rehusado sentarse a dialogar con la oposición o reconocer las demandas legítimas del pueblo hondureño, redoblando en su lugar el ataque al sector público, la militarización y la represión.
A la luz del desarrollo del Caso Pandora y el papel de JOH como co-conspirador en el tráfico de drogas, los hondureños sostienen la hipótesis de que el poder real del país, la embajada de EEUU, puede haberle retirado finalmente su apoyo. El reemplazo en dicha embajada de Heide Fulton, estrecho aliado de JOH, por Lawrence J. Gumbiner, ha reforzado estas teorías. En 2017, la administración estadounidense sabía que a JOH se le estaba investigando por su participación en los carteles de la droga, como informamos en su día. Sin embargo, a pesar del patente fraude electoral, apostó por su reelección. Ahora, todo parece indicar que las tornas han cambiado. Para los hondureños, la incriminación de JOH y su círculo íntimo parece anunciar un cambio de tendencia, pero también plantea la pregunta: ¿Qué tipo de cambio se producirá?
Los líderes de la Plataforma para la Defensa de la Salud y la Educación convocaron protestas locales en todo el país para el lunes y el martes, 5 y 6 de agosto, y una nacional centralizada en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) en Tegucigalpa para exigir la inmediata renuncia del comandante en jefe de la droga. Durante estas jornadas hubo violentos enfrentamientos con la policía, que se empleó a fondo con cañones de agua y gases lacrimógenos, y varios edificios fueron incendiados.
Todas las organizaciones opositoras se adhirieron a la convocatoria, que se suma a la semana de acción en apoyo de los presos políticos Edwin Espinal, Raúl Álvarez y Rommel Herrera, que viven en condiciones extremas en una prisión militar de máxima seguridad. Las acciones incluyen una huelga de hambre en la que se comprometieron a participar, entre otros, Mel Zelaya, el presidente depuesto en el golpe de estado de 2009 alentado por Washington, y Salvador Nasralla, candidato de la Alianza de Oposición que fue el ganador real de las pasadas elecciones.
Los movimientos sociales hondureños están aumentando la presión para que JOH abandone el poder y liberarse tanto de los narcotraficantes como del látigo del FMI.
Fuente:
https://www.mintpressnews.com/end-cocaine-fueled-presidency-juan-orlando-hernandez-regime-change-honduras/261134/
Por EVA LAGUNERO / REDACCIÓN CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Rodeado de sus ministros y de los jefes de los cuerpos de seguridad, Juan Orlando Hernández (JOH para los hondureños) dio el pasado 3 de agosto una rueda de prensa para declarar su inocencia después de conocerse la investigación judicial que lo incrimina. Se le acusa, entre otras cosas, de haber desviado dinero del tráfico de drogas para financiar su campaña electoral de 2013.
Durante los dos mandatos consecutivos de JOH, Honduras se ha convertido en la mayor autopista de la droga -en dirección al Norte- de todo el continente. Sin embargo, según dijo JOH en la rueda de prensa, lo que ocurre es que sus enemigos -los líderes de la oposición- están rabiosos por los éxitos que ha logrado en su lucha contra el narcotráfico y de ahí que hayan levantado cargos falsos contra él.
Que Juan Orlando Hernández y su hermano Tony Hernández -que marca los bloques de cocaína con sus iniciales "TH"- son traficantes de drogas no sorprende a nadie en Honduras. En el documento referido, de 47 páginas, JOH es designado como “CC [co-conspirador] 4”. Estas revelaciones llegan poco después de que el MACCIH, un organismo anti-corrupción, pidiera a la judicatura de Hunduras que confisque los bienes de personas allegadas a JOH, entre ellas su propia esposa, Ana Rosalinda García Carías, acusada del robo de más de 1,7 millones de dólares de las arcas públicas, en lo que se conoce como “Caso Pandora”.
Mientras el comercio de drogas ha transformado el sector financiero de la nación en una gigantesca lavadora de billetes de 20 dólares, los preferidos por los narcotraficantes, sus dos mandatos ilegales, pues la Constitución hondureña prohíbe la reelección, han sido un completo desastre para las clases populares hondureñas.
Conocidas son las masivas caravanas de emigrantes que se han producido en los dos últimos años en dirección a la frontera sur de Estados Unidos, a pesar de que saben de lo peligroso del camino y que lo que les espera al otro lado de la frontera puede ser el campo de concentración y la separación de sus seres queridos. Ello debido a la violenta represión del régimen de JOH y las políticas ultra-liberales, dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que han convertido a Honduras en el país más pobre del continente. Un 42,5 por ciento de personas viven en pobreza extrema.
Las condiciones que encaran las clases populares hondureñas incluyen: la criminalización y asesinato de individuos y grupos opuestos a la administración de JOH; la impunidad de que gozan los escuadrones de la muerte y las bandas que extorsionan a los pequeños negocios; la falta de acceso a los hospitales y clínicas como resultado de la privatización de la sanidad, cuando, además, el país sufre el peor brote de dengue de toda su historia; la reducción de los programas educativos como parte de un plan más amplio de privatización de la enseñanza pública; y la pérdida sin precedentes de puestos de trabajo.
Desde abril, los trabajadores de la sanidad y la educación, junto con los estudiantes, han estado movilizándose casi a diario contra las políticas privatizadoras del FMI pactadas con JOH. Este, además, ha rehusado sentarse a dialogar con la oposición o reconocer las demandas legítimas del pueblo hondureño, redoblando en su lugar el ataque al sector público, la militarización y la represión.
A la luz del desarrollo del Caso Pandora y el papel de JOH como co-conspirador en el tráfico de drogas, los hondureños sostienen la hipótesis de que el poder real del país, la embajada de EEUU, puede haberle retirado finalmente su apoyo. El reemplazo en dicha embajada de Heide Fulton, estrecho aliado de JOH, por Lawrence J. Gumbiner, ha reforzado estas teorías. En 2017, la administración estadounidense sabía que a JOH se le estaba investigando por su participación en los carteles de la droga, como informamos en su día. Sin embargo, a pesar del patente fraude electoral, apostó por su reelección. Ahora, todo parece indicar que las tornas han cambiado. Para los hondureños, la incriminación de JOH y su círculo íntimo parece anunciar un cambio de tendencia, pero también plantea la pregunta: ¿Qué tipo de cambio se producirá?
Los líderes de la Plataforma para la Defensa de la Salud y la Educación convocaron protestas locales en todo el país para el lunes y el martes, 5 y 6 de agosto, y una nacional centralizada en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) en Tegucigalpa para exigir la inmediata renuncia del comandante en jefe de la droga. Durante estas jornadas hubo violentos enfrentamientos con la policía, que se empleó a fondo con cañones de agua y gases lacrimógenos, y varios edificios fueron incendiados.
Todas las organizaciones opositoras se adhirieron a la convocatoria, que se suma a la semana de acción en apoyo de los presos políticos Edwin Espinal, Raúl Álvarez y Rommel Herrera, que viven en condiciones extremas en una prisión militar de máxima seguridad. Las acciones incluyen una huelga de hambre en la que se comprometieron a participar, entre otros, Mel Zelaya, el presidente depuesto en el golpe de estado de 2009 alentado por Washington, y Salvador Nasralla, candidato de la Alianza de Oposición que fue el ganador real de las pasadas elecciones.
Los movimientos sociales hondureños están aumentando la presión para que JOH abandone el poder y liberarse tanto de los narcotraficantes como del látigo del FMI.
Fuente:
https://www.mintpressnews.com/end-cocaine-fueled-presidency-juan-orlando-hernandez-regime-change-honduras/261134/
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