
¿Tiene un contenido político-ideológico la contienda Sánchez-Iglesias?
Estaba cantado. No había más posibilidades. Sí o sí. Sólo dos teclas del ordenador estaban disponibles para los "militantes-inscritos" o, si se prefiere, los "inscritos-militantes" de Podemos (...).
Estaba cantado. No había más posibilidades. Sí o sí. Sólo dos teclas del ordenador estaban disponibles para los "militantes-inscritos" o, si se prefiere, los "inscritos-militantes" de Podemos.
Quien un día se auto adjudicara el sobrenombre de "macho alfa" de esa formación política, no concedía otras opciones a la peculiar "base" de su organización. Según los datos proporcionados en la tarde del pasado jueves, el 70% de los votos de la consulta fueron a parar a un "sí" a la investidura de Pedro Sánchez, siempre que su Ejecutivo incluya a ministros de Podemos.
Pero estas "consultas teledirigidas" ha terminado cargándolas el
mismísimo diablo. Los porcentajes de los resultados pueden ser un aviso a navegantes en relación con lo que podría pasar en el futuro. Nada menos que un 30% de los "votantes" de Podemos se han decantado por la opción de votar al candidato del PSOE, sin exigir nada a cambio. Ni ministros, ni programas. No es baladí el mensaje subliminal que contiene este porcentaje. Con él se refuerza la hipótesis de que ante una futura convocatoria electoral se podría producir una suerte de tsunami que inunde las urnas del PSOE, dejando en dique seco las de Unidas Podemos.
La "consulta" telemática estaba abierta a las 517.484 personas que se han inscrito en la web de Podemos para disponer de la posibilidad de "votar". Sin embargo, la participación en la misma no ha superado las 138.488 personas. Un dato que a estas alturas no constituye una sorpresa. De manera progresiva, pero también vertiginosa, la formación política que hoy mandan y orientan en solitario Pablo Iglesias y su compañera, Irene Montero, ha ido perdiendo fuelle en los sucesivos "referéndums", de manera directamente proporcional a su pérdida de votos en las urnas.
Pablo Iglesias planteó a sus "inscritos" la siguiente interrogante:
"¿Cómo deben votar las diputadas y diputados de Podemos en las sesiones de investidura de la XIII legislatura?
Las opciones de las que estos disponían eran dos:
A) Un sí a hacer presidente a Pedro Sánchez con la entrada de Unidas Podemos en el Gobierno de forma proporcional a sus votos.
B) Un sí al candidato del PSOE sin necesidad de que haya ministros de la formación de Iglesias.
Al decir de la etérea "disidencia" podemita, con la consulta se habría hurtado a la "base inscrita" una tercera opción: la de no apoyar en ningún caso la investidura del PSOE. Una opción que los discrepantes razonaban a la luz de la nula manifiesta intención de la socialdemocracia oficial de no defender siquiera cambios de tan escasísimo calado como pudieran ser la liquidación de la Reforma Laboral de Rajoy, la desaparición de Ley Mordaza, la revalorización de las pensiones u ofrecer un tratamiento político, y no represivo, a la cuestión catalana.
¿UNA CRUENTA BATALLA IDEOLÓGICA ENTRE UNA PRESUNTA "IZQUIERDA RADICAL" PODEMITA Y UN PSOE DERECHOSO?
Sea como fuere, el presidente interino Pedro Sánchez no ha desaprovechado la oportunidad que le ha ofrecido el resultado de un referéndum que decía condenar, para plantear lo que había estado ocultando de forma perseverante: que bajo ninguna circunstancia desea la presencia de Pablo Iglesias en su gabinete.
Este mismo jueves, el presidente del ejecutivo declaró que "no se dan las
condiciones para que Iglesias sea miembro de ese Gobierno". Sánchez confesó, por fin, que "el principal escollo con el que hemos tropezado estaba siendo la participación de Iglesias en el Ejecutivo". Se trata de otro dardo envenenado que el PSOE dirige a la nuca de Iglesias. Sánchez, ahora no se niega a la inserción de ministros de Podemos, pero sin la presencia de Pablo Iglesias. Lo que, de acuerdo con los resultados de la consulta, permitiría a Podemos participar en el Ejecutivo. Con esta hábil maniobra, Pedro Sánchez deja a Iglesias fuera de combate, ya que lo imposibilita para defender su presencia en su cuadrilátero ministerial. Una maniobra digna de "Juego de Tronos"; precisamente la serie televisiva que tanto deleitaba a Pablo Iglesias. ¿No habrá aprendido Iglesias nada de aquella macabra superproducción norteamericana, que incluso llegó a regalar, obsequioso, al joven Borbón para que le ayudara a habilitarse en las "malas artes" de la politica postmoderna?
Leía hace unos días que un lector de este mismo digital se interrogaba sobre cuáles eran las razones ideológicas de los peros de Pedro Sánchez hacia Podemos. ¿Podrían estar representando los principios políticos del ideario Podemos un obstáculo por la "izquierda" para la formación del gobierno?
La verdad es que la evidencia indica que no ha existido ninguna "razón ideológica" que impidiera la constitución del Ejecutivo. Y ello ha quedado perfectamente claro a lo largo de las tediosas negociaciones que han tenido lugar durante los dos últimos meses. Detrás de esta críptica contienda, en la que siempre aparecían deliberadamente ausentes las razones que la provocaban, no ha existido ninguna disputa de carácter programático, ni tampoco sobre contenidos ideológicos.
El mismo Pablo Iglesias se ha encargado diligentemente de aclarar este extremo, cuando de forma miserable confesaba que "hemos cedido en todo". Y era verdad. Lo que realmente les ha impedido llegar a un acuerdo no ha sido aquello de "programa, programa, programa", sino más bien lo de "vicepresidencia, vicepresidencia, vicepresidencia". Se ha tratado tan sólo de una bulliciosa pelea entre dos gallitos que se disputaban la autoridad del mismo corral.
Pero, afortunadamente, la gente lo ha entendido así, presenciando sin emoción alguna el espectáculo, como algo que le esera ajeno. Como una cuestión en la que sus intereses cotidianos no caben en el lleva y trae de la trifulca. Y tienen razón.
Ahí continúa el juego. Ahora todo dependerá de la capacidad de resistencia de los "machos alfa", ambos obnubilados por el frenesí que les provocan sus gónadas crispadas y efervescentes. Pero eso solo será una cuestión de tiempo.
POSTDATA: En la mañana de este viernes 21 de julio, Pablo Iglesias declaraba públicamente que ha renunciado a su reivindicación de ocupar la vicepresidencia del Gobierno español. Con ello se confirma que la hábil celada que le tendió Pedro Sánchez ha dado sus esperados resultados. Difícilmente, dado el carácter de heterogeneidad ideológica de Podemos, podía haber sucedido otra cosa. Una formación como la que dirige Iglesias - integrada por cabezas de grupo con intereses encontrados y carente de una base orgánica sólida - no hubiera podido resistir, sin fraccionarse por enésima vez, el órdago ponzoñoso que le lanzó el socioliberal presidente Sánchez. Lo que ahora le queda por delante a Podemos es sólo un lento y penoso proceso de fagotización por parte del PSOE, que concluirá con el inexorable retorno a la Casa común de la socialdemocracia neoliberal, el PSOE. Y esto no es un augurio. Es simplemente lo que nos enseña la experiencia histórica.
Estaba cantado. No había más posibilidades. Sí o sí. Sólo dos teclas del ordenador estaban disponibles para los "militantes-inscritos" o, si se prefiere, los "inscritos-militantes" de Podemos.
Quien un día se auto adjudicara el sobrenombre de "macho alfa" de esa formación política, no concedía otras opciones a la peculiar "base" de su organización. Según los datos proporcionados en la tarde del pasado jueves, el 70% de los votos de la consulta fueron a parar a un "sí" a la investidura de Pedro Sánchez, siempre que su Ejecutivo incluya a ministros de Podemos.
Pero estas "consultas teledirigidas" ha terminado cargándolas el mismísimo diablo. Los porcentajes de los resultados pueden ser un aviso a navegantes en relación con lo que podría pasar en el futuro. Nada menos que un 30% de los "votantes" de Podemos se han decantado por la opción de votar al candidato del PSOE, sin exigir nada a cambio. Ni ministros, ni programas. No es baladí el mensaje subliminal que contiene este porcentaje. Con él se refuerza la hipótesis de que ante una futura convocatoria electoral se podría producir una suerte de tsunami que inunde las urnas del PSOE, dejando en dique seco las de Unidas Podemos.
La "consulta" telemática estaba abierta a las 517.484 personas que se han inscrito en la web de Podemos para disponer de la posibilidad de "votar". Sin embargo, la participación en la misma no ha superado las 138.488 personas. Un dato que a estas alturas no constituye una sorpresa. De manera progresiva, pero también vertiginosa, la formación política que hoy mandan y orientan en solitario Pablo Iglesias y su compañera, Irene Montero, ha ido perdiendo fuelle en los sucesivos "referéndums", de manera directamente proporcional a su pérdida de votos en las urnas.
Pablo Iglesias planteó a sus "inscritos" la siguiente interrogante:
"¿Cómo deben votar las diputadas y diputados de Podemos en las sesiones de investidura de la XIII legislatura?
Las opciones de las que estos disponían eran dos:
A) Un sí a hacer presidente a Pedro Sánchez con la entrada de Unidas Podemos en el Gobierno de forma proporcional a sus votos.
B) Un sí al candidato del PSOE sin necesidad de que haya ministros de la formación de Iglesias.
Al decir de la etérea "disidencia" podemita, con la consulta se habría hurtado a la "base inscrita" una tercera opción: la de no apoyar en ningún caso la investidura del PSOE. Una opción que los discrepantes razonaban a la luz de la nula manifiesta intención de la socialdemocracia oficial de no defender siquiera cambios de tan escasísimo calado como pudieran ser la liquidación de la Reforma Laboral de Rajoy, la desaparición de Ley Mordaza, la revalorización de las pensiones u ofrecer un tratamiento político, y no represivo, a la cuestión catalana.
¿UNA CRUENTA BATALLA IDEOLÓGICA ENTRE UNA PRESUNTA "IZQUIERDA RADICAL" PODEMITA Y UN PSOE DERECHOSO?
Sea como fuere, el presidente interino Pedro Sánchez no ha desaprovechado la oportunidad que le ha ofrecido el resultado de un referéndum que decía condenar, para plantear lo que había estado ocultando de forma perseverante: que bajo ninguna circunstancia desea la presencia de Pablo Iglesias en su gabinete.
Este mismo jueves, el presidente del ejecutivo declaró que "no se dan las condiciones para que Iglesias sea miembro de ese Gobierno". Sánchez confesó, por fin, que "el principal escollo con el que hemos tropezado estaba siendo la participación de Iglesias en el Ejecutivo". Se trata de otro dardo envenenado que el PSOE dirige a la nuca de Iglesias. Sánchez, ahora no se niega a la inserción de ministros de Podemos, pero sin la presencia de Pablo Iglesias. Lo que, de acuerdo con los resultados de la consulta, permitiría a Podemos participar en el Ejecutivo. Con esta hábil maniobra, Pedro Sánchez deja a Iglesias fuera de combate, ya que lo imposibilita para defender su presencia en su cuadrilátero ministerial. Una maniobra digna de "Juego de Tronos"; precisamente la serie televisiva que tanto deleitaba a Pablo Iglesias. ¿No habrá aprendido Iglesias nada de aquella macabra superproducción norteamericana, que incluso llegó a regalar, obsequioso, al joven Borbón para que le ayudara a habilitarse en las "malas artes" de la politica postmoderna?
Leía hace unos días que un lector de este mismo digital se interrogaba sobre cuáles eran las razones ideológicas de los peros de Pedro Sánchez hacia Podemos. ¿Podrían estar representando los principios políticos del ideario Podemos un obstáculo por la "izquierda" para la formación del gobierno?
La verdad es que la evidencia indica que no ha existido ninguna "razón ideológica" que impidiera la constitución del Ejecutivo. Y ello ha quedado perfectamente claro a lo largo de las tediosas negociaciones que han tenido lugar durante los dos últimos meses. Detrás de esta críptica contienda, en la que siempre aparecían deliberadamente ausentes las razones que la provocaban, no ha existido ninguna disputa de carácter programático, ni tampoco sobre contenidos ideológicos.
El mismo Pablo Iglesias se ha encargado diligentemente de aclarar este extremo, cuando de forma miserable confesaba que "hemos cedido en todo". Y era verdad. Lo que realmente les ha impedido llegar a un acuerdo no ha sido aquello de "programa, programa, programa", sino más bien lo de "vicepresidencia, vicepresidencia, vicepresidencia". Se ha tratado tan sólo de una bulliciosa pelea entre dos gallitos que se disputaban la autoridad del mismo corral.
Pero, afortunadamente, la gente lo ha entendido así, presenciando sin emoción alguna el espectáculo, como algo que le esera ajeno. Como una cuestión en la que sus intereses cotidianos no caben en el lleva y trae de la trifulca. Y tienen razón.
Ahí continúa el juego. Ahora todo dependerá de la capacidad de resistencia de los "machos alfa", ambos obnubilados por el frenesí que les provocan sus gónadas crispadas y efervescentes. Pero eso solo será una cuestión de tiempo.
POSTDATA: En la mañana de este viernes 21 de julio, Pablo Iglesias declaraba públicamente que ha renunciado a su reivindicación de ocupar la vicepresidencia del Gobierno español. Con ello se confirma que la hábil celada que le tendió Pedro Sánchez ha dado sus esperados resultados. Difícilmente, dado el carácter de heterogeneidad ideológica de Podemos, podía haber sucedido otra cosa. Una formación como la que dirige Iglesias - integrada por cabezas de grupo con intereses encontrados y carente de una base orgánica sólida - no hubiera podido resistir, sin fraccionarse por enésima vez, el órdago ponzoñoso que le lanzó el socioliberal presidente Sánchez. Lo que ahora le queda por delante a Podemos es sólo un lento y penoso proceso de fagotización por parte del PSOE, que concluirá con el inexorable retorno a la Casa común de la socialdemocracia neoliberal, el PSOE. Y esto no es un augurio. Es simplemente lo que nos enseña la experiencia histórica.
amelia hernandez prado | Sábado, 24 de Agosto de 2019 a las 16:22:49 horas
Realmente,mi opinión es la siguiente,no creo ni en uno ni en otro,si hasta hace muy poco,he creído que podemos podía ser una alternativa,ya no lo veo así,si bien ahora hay un cruce de acusaciones,creo que esto el señor iglesias no lo mantendrá hasta el final,por supuesto,el impresentable de sanchez,se merece lo peor ,no es izquierda ni nunca lo ha sido,pero yendo al transfondo de todo esto,hay un detalle que cada vez parece mas evidente,y es que podemos esta haciendo todo lo posible y mas para ocupar el espacio de izquierda unida,de echo,los ministerios que reclama iglesias son para ellos ,y a izquierda unida ni se le nombra,esta diluida en podemos,es por ello que creo que izquierda unida se debe replantear la confluencia con podemos y buscar apoyo en otra parte.
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