GUERRA DE SIRIA: TODAS LAS MIRADAS PUESTAS EN IDLIB
El gobierno de Siria intenta recuperar el último reducto en poder de los yihadistas apoyados por Occidente    
   
	    
	
    
        
    
    
        
          
		
    
        			        			        			        			        			        			        			        	
                                
                    			        			        
    
    
    La región de Idlib, en el noroeste de Siria, es noticia destacada en los grandes medios por los duros combates entre los ejércitos de Siria y Rusia y las milicias de Hayat  Tahrir al Sham, afines a al-Qaeda.
	
	
        
        
        			        			        			        			        			        			        	
                                
                    			        			        			        
        
                
        
        ![[Img #58753]](http://canarias-semanal.org/upload/images/07_2019/5797_yihadistast.jpg)
  Terroristas islámicos en Idlib, Siria
 
 
   Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
 
   Idlib siempre fue una pequeña zona agrícola, aunque hoy los medios corporativos la agigantan hasta parecer que no hay más región en el mundo, ni más bajas civiles que las provocadas por los bombardeos del ejército sirio y su aliado ruso. En Idlib había 34 hospitales, pero a diario escuchamos que decenas de hospitales son bombardeados. La Sociedad Médica Sirio-Americana (SAMS por sus siglas en inglés) es un grupo de la oposición siria financiado por la USAID (US Agency for International Development), que tiene su cuartel general en Washington DC., y sólo opera en las zonas ocupadas por grupos terroristas. Algunos ex-miembros de esta organización la llaman “La unidad MASH de al-Qaeda”.
 
 
  El condado de Bexar, en Texas (Estados Unidos), es comparable a Idlib en número de habitantes: unos dos millones. Ahora imaginemos que un grupo terrorista armado, financiado por los enemigos de Estados Unidos, ocupara el condado e hiciese rehén a su población civil ¿Cómo reaccionarían las autoridades? ¿Harían llamamientos al alto el fuego mientras los terroristas recibieran armas y refuerzos del otro lado de la frontera?
 
 
   En marzo de 2011, los habitantes de la provincia de Idlib eran agricultores, tenderos y otras ocupaciones corrientes en cualquier lugar. La agricultura era el principal sector, ya que en su suelo crecían algunos de los mejores olivos y pistachos, contribuyendo a que Siria fuese, antes de la guerra, el séptimo país del mundo productor de aceite de oliva.
 
   A medida que la guerra en Siria se fue intensificando, muchos habitantes de Idlib huyeron a zonas más seguras. Em Ahmad, por ejemplo, cuenta que ella se acostó una noche y cerca de la madrugada oyó a alguien por megafonía decir que Jabhat al Nusra había tomado el control de la región. Se levantó, agarró su monedero y las llaves del coche y se fue a Latakia. Mucha gente cuenta la misma historia: "nos fuimos con lo puesto, pues estábamos seguros de que volveríamos en pocos días".
 
 
   No todo el mundo tomó esa decisión. Algunos se quedaron confiando en que la situación se calmaría pronto y sus vidas volverían a la normalidad. Pero los días se transformaron en años y, mientras tanto, se fue haciendo más y más difícil vivir bajo el yugo de los terroristas. Estos ocuparon todas las casas vacías y, cuando se les unieron los miles que llegaron en los “autobuses verdes” desde Turquía, lo quisieron todo. Eran asesinos armados. Llegaban a una casa y esperaban que sus ocupantes la abandonasen inmediata y silenciosamente, perdiendo así en un instante el trabajo de muchos años. A veces era peor, porque también se llevaban a las mujeres como esclavas sexuales. Era inútil pensar en oponer resistencia.
 
 
   De esos “autobuses verdes” se apearon en Idlib millares de yihadistas armados, con sus esposas e hijos, como parte de los armisticios acordados entre el gobierno de Siria y los terroristas; pero lo mismo sucedió en Homs, Alepo, Deraá y Ghouta oriental. Eran filiales de al-Qaeda y en algunos casos del Estado Islámico. Ninguno de estos grupos se componía de “rebeldes moderados” aun cuando previamente habían sido financiados y apoyados por Estados Unidos, el Reino Unido, la OTAN, la Unión Europea y las monarquías del Golfo.
 
 
 
   Algunos de los habitantes originales de Idlib se unieron a las fuerzas ocupantes porque eran seguidores de su ideología islámica radical. Estos fueron quizás los más afortunados: podían llamar “hermanos” a los terroristas, adaptarse a su estilo de vida, servir como informantes de cada detalle de sus vecinos, con la esperanza de que, mientras fuesen azotados, violados o mutilados, ellos saldrían ilesos. Algunos sacaron provecho económico de los suministros que mandaban a los terroristas. En la guerra todo se vende.
 
 
 
   Idlib está hoy llena de extranjeros sin vinculación alguna con la región. El gobierno chino sabe que hay casi 5.000 de sus ciudadanos, de la etnia Uyghur, en Idlib. La lista de nacionalidades abarca todo el mundo occidental, África y Asia. Los grandes medios hablan de que los “rebeldes” responden a los ataques del ejército sirio y su aliado ruso; que el misericordioso de Donald Trump ha pedido a gritos que paren los bombardeos; que hay muchas bajas civiles en Idlib. Cuando Estados Unidos y sus aliados pierden la guerra, todo se vuelve catástrofe humanitaria; cuando la apoyan -como en el Yemen- o la ganan -como en Iraq-, las víctimas civiles no parecen importar.
 
 
Fuente:
https://www.globalresearch.ca/look-inside-real-idlib-today/5682114
 
        
        
    
       
            
    
        
        
	
    
                                                                                            	
                                        
                                                                                                                                                                                                    
    
    
	
    
![[Img #58753]](http://canarias-semanal.org/upload/images/07_2019/5797_yihadistast.jpg)
Terroristas islámicos en Idlib, Siria
Por EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Idlib siempre fue una pequeña zona agrícola, aunque hoy los medios corporativos la agigantan hasta parecer que no hay más región en el mundo, ni más bajas civiles que las provocadas por los bombardeos del ejército sirio y su aliado ruso. En Idlib había 34 hospitales, pero a diario escuchamos que decenas de hospitales son bombardeados. La Sociedad Médica Sirio-Americana (SAMS por sus siglas en inglés) es un grupo de la oposición siria financiado por la USAID (US Agency for International Development), que tiene su cuartel general en Washington DC., y sólo opera en las zonas ocupadas por grupos terroristas. Algunos ex-miembros de esta organización la llaman “La unidad MASH de al-Qaeda”.
El condado de Bexar, en Texas (Estados Unidos), es comparable a Idlib en número de habitantes: unos dos millones. Ahora imaginemos que un grupo terrorista armado, financiado por los enemigos de Estados Unidos, ocupara el condado e hiciese rehén a su población civil ¿Cómo reaccionarían las autoridades? ¿Harían llamamientos al alto el fuego mientras los terroristas recibieran armas y refuerzos del otro lado de la frontera?
En marzo de 2011, los habitantes de la provincia de Idlib eran agricultores, tenderos y otras ocupaciones corrientes en cualquier lugar. La agricultura era el principal sector, ya que en su suelo crecían algunos de los mejores olivos y pistachos, contribuyendo a que Siria fuese, antes de la guerra, el séptimo país del mundo productor de aceite de oliva.
 
A medida que la guerra en Siria se fue intensificando, muchos habitantes de Idlib huyeron a zonas más seguras. Em Ahmad, por ejemplo, cuenta que ella se acostó una noche y cerca de la madrugada oyó a alguien por megafonía decir que Jabhat al Nusra había tomado el control de la región. Se levantó, agarró su monedero y las llaves del coche y se fue a Latakia. Mucha gente cuenta la misma historia: "nos fuimos con lo puesto, pues estábamos seguros de que volveríamos en pocos días".
 
No todo el mundo tomó esa decisión. Algunos se quedaron confiando en que la situación se calmaría pronto y sus vidas volverían a la normalidad. Pero los días se transformaron en años y, mientras tanto, se fue haciendo más y más difícil vivir bajo el yugo de los terroristas. Estos ocuparon todas las casas vacías y, cuando se les unieron los miles que llegaron en los “autobuses verdes” desde Turquía, lo quisieron todo. Eran asesinos armados. Llegaban a una casa y esperaban que sus ocupantes la abandonasen inmediata y silenciosamente, perdiendo así en un instante el trabajo de muchos años. A veces era peor, porque también se llevaban a las mujeres como esclavas sexuales. Era inútil pensar en oponer resistencia.
De esos “autobuses verdes” se apearon en Idlib millares de yihadistas armados, con sus esposas e hijos, como parte de los armisticios acordados entre el gobierno de Siria y los terroristas; pero lo mismo sucedió en Homs, Alepo, Deraá y Ghouta oriental. Eran filiales de al-Qaeda y en algunos casos del Estado Islámico. Ninguno de estos grupos se componía de “rebeldes moderados” aun cuando previamente habían sido financiados y apoyados por Estados Unidos, el Reino Unido, la OTAN, la Unión Europea y las monarquías del Golfo.
Algunos de los habitantes originales de Idlib se unieron a las fuerzas ocupantes porque eran seguidores de su ideología islámica radical. Estos fueron quizás los más afortunados: podían llamar “hermanos” a los terroristas, adaptarse a su estilo de vida, servir como informantes de cada detalle de sus vecinos, con la esperanza de que, mientras fuesen azotados, violados o mutilados, ellos saldrían ilesos. Algunos sacaron provecho económico de los suministros que mandaban a los terroristas. En la guerra todo se vende.
Idlib está hoy llena de extranjeros sin vinculación alguna con la región. El gobierno chino sabe que hay casi 5.000 de sus ciudadanos, de la etnia Uyghur, en Idlib. La lista de nacionalidades abarca todo el mundo occidental, África y Asia. Los grandes medios hablan de que los “rebeldes” responden a los ataques del ejército sirio y su aliado ruso; que el misericordioso de Donald Trump ha pedido a gritos que paren los bombardeos; que hay muchas bajas civiles en Idlib. Cuando Estados Unidos y sus aliados pierden la guerra, todo se vuelve catástrofe humanitaria; cuando la apoyan -como en el Yemen- o la ganan -como en Iraq-, las víctimas civiles no parecen importar.
Fuente:
https://www.globalresearch.ca/look-inside-real-idlib-today/5682114






























Maria Jesus | Martes, 06 de Agosto de 2019 a las 11:39:03 horas
Muchas, gracias, menos mal que queda algo de prensa independiente
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