
¿POR QUÉ LOS VENEZOLANOS SON REFUGIADOS Y NO EMIGRANTES?
El trasfondo del llamado “éxodo venezolano” del que los medios hegemónicos no hablan.
Los últimos datos de emigración y refugiados publicados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha sido el detonante para que gran prensa occidental vuelva sobre el denominado «éxodo venezolano» con los sesgos, tópicos y manipulaciones conque habitualmente politizan los movimientos migratorios desde Venezuela.
Por FERMÍN DOMÍNGUEZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
Los últimos datos de emigración y refugiados publicados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) han sido el detonante para que la gran prensa occidental vuelva a la carga con el denominado «éxodo venezolano» con los sesgos, tópicos y manipulaciones con que habitualmente politizan los movimientos migratorios desde ese país.
La cifra de 4 millones de venezolanos emigrados se utiliza para "acreditar" un fenómeno que se presenta como hecho irrebatible: un problema excepcional en la región latinoamericana. Pero con un matiz importante para dicho propósito, en lugar de "emigrantes" se les define como “refugiados”. Mientras que el primer término hace referencia a un fenómeno habitual de los territorios globalizados, que se produce por causas disímiles, el segundo alude a un desalojo forzado de la población hacia los países de asilo, por causas de persecución política.
Dicho de otra manera, según esta interpretación los venezolanos "escaparían" de su país, mientras que las personas que abandonan otras naciones lo hacen por motivos económicos, sin el menor viso político.
De lo que no hablaran por principio los medios oligárquicos es de las especificidades del caso venezolano. Jamás relacionarán dicho fenómeno, por ejemplo, con el saboteo de los servicios eléctricos del mes de marzo o la intensificación del bloqueo financiero que impidea el acceso a medicinas y alimentos al Estado venezolano. En definitiva, no dirán ni una palabra de la implacable guerra económica que por varios años se viene implementado contra el pueblo venezolano.
La intencionalidad política de este tratamiento mediático resulta evidente. Los recursos que en nombre de las derechos humanos se movilizan para procurar asistencia en áreas de salud, educación y protección social a los “refugiados”, soliviantados por las consecuencias económicas de la guerra económica y la idealización de la situación de los países vecinos a donde se dirigen, no han servido para mejorar en lo más mínimo las condiciones de los miles de venezolanos en el exterior.
Lo que en realidad encierra esta operación mediática –que intenta convencer a las poblaciones occidentales de que los venezolanos son refugiados y no emigrantes- es el intento de justificar ante la opinión pública cualquier tipo de acción coercitiva –incluida la fuerza militar- para destruir el proyecto bolivariano.
Por FERMÍN DOMÍNGUEZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
Los últimos datos de emigración y refugiados publicados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) han sido el detonante para que la gran prensa occidental vuelva a la carga con el denominado «éxodo venezolano» con los sesgos, tópicos y manipulaciones con que habitualmente politizan los movimientos migratorios desde ese país.
La cifra de 4 millones de venezolanos emigrados se utiliza para "acreditar" un fenómeno que se presenta como hecho irrebatible: un problema excepcional en la región latinoamericana. Pero con un matiz importante para dicho propósito, en lugar de "emigrantes" se les define como “refugiados”. Mientras que el primer término hace referencia a un fenómeno habitual de los territorios globalizados, que se produce por causas disímiles, el segundo alude a un desalojo forzado de la población hacia los países de asilo, por causas de persecución política.
Dicho de otra manera, según esta interpretación los venezolanos "escaparían" de su país, mientras que las personas que abandonan otras naciones lo hacen por motivos económicos, sin el menor viso político.
De lo que no hablaran por principio los medios oligárquicos es de las especificidades del caso venezolano. Jamás relacionarán dicho fenómeno, por ejemplo, con el saboteo de los servicios eléctricos del mes de marzo o la intensificación del bloqueo financiero que impidea el acceso a medicinas y alimentos al Estado venezolano. En definitiva, no dirán ni una palabra de la implacable guerra económica que por varios años se viene implementado contra el pueblo venezolano.
La intencionalidad política de este tratamiento mediático resulta evidente. Los recursos que en nombre de las derechos humanos se movilizan para procurar asistencia en áreas de salud, educación y protección social a los “refugiados”, soliviantados por las consecuencias económicas de la guerra económica y la idealización de la situación de los países vecinos a donde se dirigen, no han servido para mejorar en lo más mínimo las condiciones de los miles de venezolanos en el exterior.
Lo que en realidad encierra esta operación mediática –que intenta convencer a las poblaciones occidentales de que los venezolanos son refugiados y no emigrantes- es el intento de justificar ante la opinión pública cualquier tipo de acción coercitiva –incluida la fuerza militar- para destruir el proyecto bolivariano.
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