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Miércoles, 12 de Junio de 2019 Tiempo de lectura:

LA CENSURA EN LA RED COMO UNA DE LAS BELLAS ARTES

Las grandes empresas mediáticas contraatacan ante la pérdida de confianza que sufren sus noticias online

El Trust Project (Proyecto Confianza) es la nueva herramienta de censura de las páginas web de noticias que no son del agrado de los grandes medios corporativos y los poderes a los que sirven. La periodista Whitney Webb ha realizado un profundo análisis de esta entidad. Por su indudable interés, ofrecemos a continuación un extracto del mismo.

   Por EVA LAGUNERO / REDACCIÓN CANARIAS-SEMANAL.ORG.- 

 

  La evaluación o índice de impacto (rating) de las noticias en Internet, que realizan determinadas agencias, lleva tiempo utilizándose como forma de censura de las páginas que ofrecen información alternativa y generalmente crítica con la publicada en los grandes medios. La Newsguard (Guardián de Noticias) fue una de estas agencias, que acabó provocando numerosos conflictos de interés debido a un sistema de evaluación fuertemente sesgado en favor de los medios corporativos, aun cuando algunos de ellos se han destacado por la difusión de las llamadas fake news (noticias falsas).

 

 

 

   Tras el fracaso de Newsguard, ha tomado el relevo otra agencia, llamada Trust Project (Proyecto Confianza), encargada de manejar los algoritmos de las noticias ofrecidas por los gigantes tecnológicos Google, Facebook y Microsoft. No debe sorprender, por tanto, que el objetivo de dicho Proyecto sea incrementar la confianza del público en esos mismos medios corporativos y que use códigos incrustados en el HTML de los artículos para promover su contenido a expensas del que ofrecen otros medios.

 

 

 

   Para restaurar la “confianza” en los principales medios corporativos, el Trust Project aplica “indicadores de confianza” a los algoritmos de las noticias que aparecen en las redes sociales, aunque utiliza un método muy poco transparente. Estos indicadores ya se están usando para decidir qué noticias son promovidas o suprimidas por los grandes buscadores, como Google y Bing, y redes sociales como Facebook. Aunque la descripción de estos “indicadores de confianza” -ocho de los cuales ya están en uso- se muestran al público, no así el modo en que son aplicados por esas grandes compañías. Incluso si fracasan en su intento de promover “confianza” en los medios corporativos, el código incrustado en el HTML de las noticias publicadas por los medios que participan en el Proyecto les permite puentear los algoritmos que suprimen las noticias de los medios independientes.

 

 

 

   En opinión de la directora del Trust Project, Sally Lehrman, la falta de confianza del público en los grandes medios y su pérdida de lectores derivan de una indeseada “competición entre empresas carentes de principios, que socavan el papel del periodismo como motor de la democracia”. El Proyecto se describe a sí mismo como un “consorcio de empresas punteras” comprometidas en el desarrollo de “estándares transparentes que les ayuden a valorar fácilmente la calidad y credibilidad del periodismo”. Pero sus indicadores más parecen ir dirigidos a manipular los buscadores y los algoritmos de las noticias en redes sociales para beneficio de los socios del proyecto.

 

 

 

   Curiosamente, los socios del Trust Project ocupados en la creación de estos nuevos “estándares” para los algoritmos de las noticias son grandes medios propiedad de ricos oligarcas: el Washington Post, cuyo propietario es Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo; el Economist, dirigido por la millonaria familia Rothschild; y el Globe and Mail, que posee otra familia millonaria, los Thomson, dueños de la agencia de noticias Thomson Reuters. Otros socios son el New York Times, Mic, Hearst Telelevision, la BBC y la red USA Today. Otros están representados en el Consejo para el Liderazgo de las Noticias, del Centro Markkula, que incluye al Financial Times, Gizmodo Media, y el Wall Street Journal. Dicho Consejo -en el que están Richard Gingras, ejecutivo de Google, y Andrew Anker, director de producción de Facebook, “orienta al Proyecto sobre nuestros indicadores de confianza”.

 

 

 

   La cuestión de fondo es que estos indicadores incrustados permiten a ciertos medios eludir los devastadores efectos que los recientes cambios en los algoritmos han provocado en ciertos medios online, que han visto cómo su tráfico se ha desplomado en los últimos años. Estas tácticas conducen a una homogeneización del panorama informativo a base de constreñir el tráfico de competidores independientes, mientras que a los aprobados por el Trust Project se les proporciona una válvula de escape a través de la manipulación algorítmica. Por ello, no sorprende que el Proyecto esté financiado por poderosas entidades con clara vocación de controlar el flujo de noticias online.

 

 

 

   Según su página web, el Proyecto recibe financiación de Craig Newmark Philanthropies, Google, Facebook, el Democracy Fund del fundador de eBay, Pierre Omidyar, la Fundación Knight y la Fundación Markkula. Craig Newmark trabaja en la actualidad con Vivian Schiller, miembro del Council on Foreign Relations, ex-directora de noticias de Twitter y una veterana en medios de renombre como NPR, CNN, The New York Times y NBC News. También es directora del Scott Trust, propietario de The Guardian.

 

 

 

   La Fundación Markkula y su Centro para las Éticas Aplicadas son hijos de A. M. “Mike” Markkula, antiguo ejecutivo de Apple. El programa Éticas del Periodismo del Centro Markkula está actualmente dirigido por Subramaniam Vincent, un antiguo ingeniero de software y consultor de Intel y Cisco Systems. El Democracy Fund fue creación del fundador de eBay y propietario de PayPal, Pierre Omidyar, en 2011 “por profundo respeto a la Constitución de EEUU y los valores democráticos de la nación”. En el Comité del Consejo Nacional del Democracy Fund hay antiguos funcionarios de las administraciones Bush y Obama y representantes de Facebook, Microsoft, NBC News, ABC News y Gizmodo Media. Su implicación en el Trust Project es destacable por los otros proyectos mediáticos que financia, como el nuevo imperio mediático del archi-conservador Bill Kristol, que tiene un largo historial en la creación y diseminación de falsedades que sirvieron de justificación para la guerra de EEUU en Iraq, entre otras aventuras bélicas. Un acólito de Kristol, Jamie Fly, del German Marshall Fund, declaró el pasado octubre que las purgas realizadas en las redes sociales de medios independientes, destacados por sus críticas al imperio estadounidense y la violencia policial, fue “sólo el principio”, e insinuó que el German Mashall Fund, un think tank financiado por la USAID y la OTAN, tuvo mano en dichas purgas como presumiblemente la tendrá en las futuras. De ello informamos en este medio.

 

 

 

   La implicación de Omidayar en el Trust Project es interesante por otra razón. Es quien más aboga por que la Liga Anti-Difamación (ADL por sus siglas en ingĺés) sea la entidad que dictamine qué sitios deben censurar los gigantes tecnológicos de Silicon Valley. La ADL fue inicialmente fundada para “poner freno a la difamación de la gente judía y asegurar justicia y buen tratamiento para todos”. Sin embargo, lleva años etiquetando a los críticos del gobierno israelí de “anti-semitas”. Por ejemplo, la ADL considera “discurso de odio” los contenidos que caracterizan la política israelí hacia Palestina como “racista” o “apartheid”. La ADL ha llegado a tachar de anti-semitas a las organizaciones judías que son críticas con el gobierno de Israel.

 

 

 

   En marzo de 2017, la Omidyar Network aportó el “capital semilla” necesario para lanzar al hijo de la ADL, un “nuevo centro de Silicon Valley dirigido a abordar la creciente ola de intolerancia y colaborar más de cerca con las compañías tecnológicas para promocionar la democracia y la justicia social”. Este centro se asoció a su vez con Facebook, Twitter, Google y Microsoft, todos ellos colaboradores del Trust Project, para crear el Cyberhate Problem-Solving Lab (Laboratorio para Solucionar el Problema del Ciber-Odio). Desde entonces, estas compañías y sus subsidiarias, como YouTube de Google, se han apoyado en la ADL para etiquetar contenido “controvertido”.

 

 

 

   Todos los miembros del Trust Project tienen conexiones con el gobierno de EEUU. Google es uno de sus contratistas y Facebook tiene a buen elenco de funcionarios del gobierno en los altos cargos de la compañía, entre ellos el co-autor de la controvertida Patriot Act. Estos vasos comunicantes entre compañías y oligarcas de Silicon Valley, medios corporativos y gobiernos indican que tienen un interés común en censurar todo tipo de periodismo y fuentes de noticias que desafíen su poder y cuestionen sus discursos.

 


 

Fuente:

https://www.mintpressnews.com/the-trust-project-big-media-and-silicon-valleys-weaponized-algorithms-silence-dissent/259030/

 

 

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