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Martes, 04 de Junio de 2019 Tiempo de lectura:

LA PRISIÓN ILEGAL DE GUANTÁNAMO SIGUE SIENDO UN CAMPO DE TORTURA

De los 40 prisioneros que permanecen en condiciones inhumanas, 26 ni siquiera han sido acusados de ningún delito y menos juzgados

Los que tanto gritan pidiendo democracia y respeto por los derechos humanos, y tanto se indignan contra los mandatarios que supuestamente “masacran a su pueblo”, no expresan la misma indignación por la situación de quienes Estados Unidos mantiene ilegalmente y tortura en la prisión de Guantánamo, que en poco se distingue de las históricas mazmorras de la Inquisición. Al sufrimiento de los allí detenidos le ha caído encima una losa de silencio y olvido.

  

   Por CLARA LÓPEZ GONZÁLEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

 

       Hace poco, el Pentágono ha despedido al comandante que estaba al cargo de la infame Base Naval de Guantánamo, situada en tierra robada a Cuba. Al parecer, el Comando Sur de los Estados Unidos ha “perdido la confianza en la habilidad” del comandante John C. Ring para seguir dirigiendo unas instalaciones que emplean a 1.800 personas entre personal civil y militar, y donde aún permanecen 40 prisioneros. Sin embargo, la razón real de esa pérdida de confianza radica en las declaraciones que ha venido haciendo Ring a diversos medios. En diciembre pasado, en una entrevista concedida a NBC News, Ring protestó por el deterioro de las infraestructuras y la falta de fondos para su reparación. Pero también advirtió que el envejecimiento de los prisioneros hará que pronto el centro de tortura, rendición y detención ilegal se convierta en algo parecido a un asilo.

 

 

       El despido de Ring se produjo el mismo día en que el New York Times publicaba un largo artículo titulado “Guantánamo Bay as Nursing Home: Military Envisions Hospice Care as Terrorism Suspects Age” (La Bahía de Guantánamo como asilo: El personal militar se lo imagina como hospicio a medida que envejecen los sospechosos de terrorismo). El artículo citaba las declaraciones del comandante Ring respecto a que muchos prisioneros son pre-diabéticos y padecen otras enfermedades que se supone deben ser tratadas allí, sin que existan medios para ello.

 

 

       De los 40 prisioneros hay 15 llamados “detenidos de alto valor” que fueron transferidos a Guantánamo en 2006-2007 tras ser apresados y torturados en los “sitios negros” que tiene la CIA en varios lugares del mundo. El prisionero de más edad tiene 71 años, y la media es de 46. Muchos están allí desde 2002 y la mayoría, 26 en total, nunca han sido acusados y mucho menos juzgados por delito alguno. Mientras que el personal militar de Guantánamo que contrae una enfermedad grave es trasladado en avión al Hospital Naval de Estados Unidos en Jacksonville (Florida), las leyes aprobadas por el Congreso no permiten que los detenidos pisen tierra estadounidense bajo ningún concepto. De ahí que los que sufren graves dolencias, en muchos casos consecuencia de la tortura sistemática, o reciben tratamiento inadecuado o ninguno en absoluto.

 

 

   El artículo del New York Times citaba el caso de Abd al Hadi al Iraqi, acusado de dirigir la resistencia contra las tropas estadounidense que invadieron Afganistán. No le trataron de una lesión de disco degenerativa y de heridas en la espalda producidas por la tortura, hasta que perdió la movilidad de las piernas y sufrió de incontinencia. Entonces le practicaron una serie de operaciones chapuza en la misma prisión, que han dejado a Hadi, de 58 años, en una silla de ruedas y enganchado a los calmantes. Otro caso citado es el de Mustafa al Hawsawi, un saudí acusado de haber asistido a los que perpetraron los atentados del 11 de Septiembre. Este “lleva varios años padeciendo tal dolor rectal, por haber sido sodomizado en las prisiones de la CIA, que se sienta con mucho cuidado sobre un cojín y hace ayuno para limitar el tránsito intestinal”. Otro prisionero, el indonesio conocido como Hambali, acusado de liderar el grupo Jemaah Islamiyah, necesita una prótesis en la rodilla a consecuencia de las heridas sufridas durante la tortura en los sitios negros de la CIA, y haber estado permanentemente engrilletado por los tobillos.

 

 

      Sin duda, las declaraciones de Ring a los medios han dolido tanto a la Administración Trump como a los jefes del Pentágono, sobre todo porque ha puesto en evidencia que Washington continúa cometiendo crímenes de guerra contra los que sometió a tortura, negándoles el tratamiento médico estipulado en la Convención de Ginebra.

 

 

   Abierto durante la administración Bush, Guantánamo se mantuvo operativo bajo la presidencia de Barack Obama -el flamante Premio Nobel de la Paz que emprendió siete guerras-, a pesar de que durante la campaña electoral había prometido cerrarlo. Obama convirtió en ley el sistema de consejos de guerra sumarísimos que niegan al acusado cualquier derecho fundamental de los reconocidos en la Constitución de EEUU. Obama pasó este bárbaro legado a Trump, pero a diferencia de aquél, este no hizo falsas promesas; al contrario: prometió llenar Guantánamo de “tipos malos” y reintroducir el infame waterboarding (tortura por ahogamiento) y “cosas peores”. En enero de 2018, firmó una orden para mantener abierta la prisión ilegal.

 

 

   Aunque hasta el momento no se ha llevado a más detenidos a Guantánamo, el Pentágono ha recibido el encargo de elaborar planes para mantener las instalaciones durante 25 años más. En mayo se supo que el Department of Homeland Security (Ministerio de Interior) estaba considerando la posibilidad de enviar a Guantánamo a los niños inmigrantes detenidos en la frontera sur. No sería la primera vez que esta prisión es usada para tales fines delictivos. En 1991, unos 12.000 haitianos, que huyeron de la represión desatada tras el golpe de Estado contra el presidente electo Jean-Bertrand Aristide, fueron encarcelados allí, y las cifras se elevaron a 50.000 hacia 1994 bajo la administración Clinton. La medida fue introducida por el entonces Fiscal General, William Barr, que ahora ocupa el mismo cargo con Trump.

 

 

   Entre las primeras investigaciones realizadas por WikiLeaks en 2007 estuvo la publicación del “Standard Operating Procedures for Camp Delta”, documento que detallaba la política oficial de EEUU respecto a la prisión de la Bahía de Guantánamo. Los políticos y funcionarios del gobierno estadounidense califican a Julian Assange de “terrorista” y “enemigo combatiente”, y a “WikiLeaks de “agencia de inteligencia hostil no estatal”. La orden de mantener Guantánamo en funcionamiento por otros 25 años no está dirigida tanto a encerrar a peligrosos terroristas de al-Qaeda, como a mantener un centro de detención y tortura al margen de toda legalidad, destinado a aquellos que, dentro o fuera de los Estados Unidos, sean acusados de exponer sus crímenes y de oponerse a los intereses de la oligarquía capitalista que gobierna.


 

 

 

 

Fuente:

https://www.wsws.org/en/articles/2019/04/30/guan-a30.html

 

 

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