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Miércoles, 08 de Mayo de 2019 Tiempo de lectura:

LA GUERRA DE LIBIA EXPANDE EL TERRORISMO EN 14 PAÍSES

El legado de sangre que dejó el derrocamiento de Muamar Gadafi

A ocho años desde que las fuerzas de la OTAN destruyeran el Estado de Libia en 2011, y cuando el país entra en una nueva fase del conflicto, el historiador y analista británico Mark Curtis hace recuento de los países donde se ha expandido el terrorismo como consecuencia directa de esta guerra (...).

Por CLARA LÓPEZ GONZÁLEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

    A ocho años desde que las fuerzas de la OTAN destruyeran el Estado de Libia en 2011, y cuando el país entra en una nueva fase del conflicto, el historiador y analista británico Mark Curtis hace recuento de los países donde se ha expandido el terrorismo como consecuencia directa de esta guerra.

 

 

   El número de estos países es de al menos 14. El legado que dejó el derrocamiento de Muamar Gadafi por parte de David Cameron, Nicolas Sarkozy y Barack Obama lo han sentido de manera trágica las poblaciones de Europa y África. Sin embargo, que estos mandatarios respondan por ello sigue siendo una posibilidad lejana.

 

 

   En septiembre del año pasado, el Representante Especial de la ONU para Libia, Ghassan Salame, dijo al Consejo de Seguridad del mismo organismo que “la presencia del Estado Islámico y sus operaciones en Libia se están extendiendo”.

 

 

   Tras la caída de Gadafi, el Estado Islámico libio estableció campos de entrenamiento cerca de la histórica ciudad de Sabratha (o Saburata) al oeste de Trípoli, desde donde se han planeado una serie de atentados y complots terroristas. Un ex-analista de contra-terrorismo, Cameron Colquhoun, que trabajó para el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno del Reino Unido, declaró al New York Times:

           

 

   “El origen de la sangre derramada en Europa en los atentados más espectaculares con fusiles y bombas, hay que situarlo realmente en el momento en que Katibat al-Battar volvió a Libia [desde Siria], donde tuvieron amplio margen de maniobra”.

 

 

   Salman Abedi, que en 2017 mató a 22 personas en un concierto de música en Manchester, había tenido varios encuentros con miembros del grupo Katibat al-Battar al-Libi (KBL), filial del Estado Islámico, en Sabratha, donde fue probablemente entrenado.

 

 

   Otros miembros de KBL fueron Abdelhamid Abaaoud, que estuvo a la cabeza de los atentados de París en 2015, con un saldo de 130 personas muertas en el club nocturno Bataclan y el estadio deportivo, y los militantes que organizaron el complot Verviers para atentar en Bélgica en 2015.

 

 

   Quienes perpetraron el ataque con camión en Berlín en 2015, que dejó 12 muertos, también tuvieron contactos con libios vinculados al Estado Islámico. Y lo mismo en Italia, donde la actividad terrorista ha estado igualmente ligada al Estado Islámico libio, ya que fueron varios individuos radicados en Italia los que perpetraron el ataque al museo Bardo en la ciudad de Túnez en 2015, en el que fallecieron 22 personas.

 

 

    Túnez sufrió su atentado más sangriento en 2015, cuando un tunecino de 23 años, armado con una ametralladora, acribilló a 39 turistas, la mayoría británicos, en un hotel playero de Port El Kantaoui. El joven se dijo que era seguidor del Estado Islámico y, como Salman Abedi, se había entrenado en el campo de Sabratha, desde donde fue preparado el ataque.

 

 

    El vecino oriental de Libia, Egipto, ha sido también golpeado por el terrorismo emanado de Libia. Los oficiales del Estado Islámico libio estuvieron implicados en las actividades de Wilayat Sinai, el grupo terrorista antes conocido como Ansar Bayt al-Maqdis, que llevó a cabo varios atentados mortales en Egipto. Después de la caída de Gadafi, el desierto occidental se convirtió en un corredor para las armas de contrabando y los operativos en su camino al Sinaí. Egipto bombardeó los campamentos de militantes en Libia en 2015, 2016 y de nuevo en 2017, este último después del asesinato de 20 cristianos coptos cerca de El Cairo.

 

 

   Pero Libia también se ha convertido en el corazón de las redes de yihadistas que se expanden por el sur hacia el Sahel. El conflicto de Libia de 2011 abrió el camino a un flujo de armamento en dirección a Mali, que contribuyó a reavivar el conflicto etno-tribal que se ha estado cociendo allí desde la década de 1960. En 2012, aliados locales de Al-Qaeda en el Magreb islámico (AQIM) se han hecho con el control de las ciudades norteñas malinenses de  Gao, Kidal y Tumbuctú.

 

 

   Tras la intervención de Francia en Mali, el desgobierno imperante en Libia propició que varios grupos reubicaran allí sus centros de operaciones, incluidos AQIM y su filial Al-Mourabitoun, donde podían adquirir armas más fácilmente.

 

 

    Con Libia como base de retaguardia, Al-Mourabitoun, al mando de su líder Mokhtar Belmokhtar, estuvo detrás del atentado al complejo de hidrocarburos Amenas en el este de Argelia en enero de 2013, que mató a 40 trabajadores extranjeros; en el ataque con fusiles al hotel Radisson Blu en Bamako, Mali, en noviembre de 2015, que mató a 22 personas; y en los atentados en el hotel Splendid en Ouagadougou, Burkina Faso, donde fallecieron 20 personas en enero de 2016. Al-Mourabitoun también atacó una academia militar y la mina de uranio de propiedad francesa en Níger.

 

 

   No obstante, el saldo libio ha dejado una onda aún más expansiva. En 2016, oficiales de EEUU informaron de que había indicios de que los yihadistas de Boko Haram en Nigeria, responsables de horribles ataques y secuestros, estaban enviando combatientes a unirse al Estado Islámico en Libia, y que había una creciente cooperación entre ambas facciones. El Grupo de Crisis Internacional sostiene que fue la llegada de armamento y entrenamiento desde Libia y el Sahel lo que permitió a Boko Haram configurar la insurgencia que a día de hoy es una auténtica plaga en el noroeste de Nigeria. Se ha dicho asimismo que Boko Haram opera a las órdenes de comandantes del Estado Islámico libio.

 

 

   Además de estos 14 países, combatientes de varios otros Estados se han unido al Estado Islámico de Libia en años recientes. Se estima que casi el 80 por ciento de sus militantes no son libios, sino de países como Kenia, Chad, Senegal y Sudán. Estos combatientes extranjeros están potencialmente listos para regresar a sus respectivos países tras recibir entrenamiento.

 

 

   El verdadero alcance del resultado de la guerra de Libia es extraordinario: ha prendido la chispa del terrorismo en Europa, Siria y el África del Norte y Subsahariana. El Estado Islámico, aunque ya casi derrotado en Siria e Irak, está lejos de ser un cadáver. En efecto, mientras los mandatarios occidentales dicen querer derrotar el terrorismo militante en algunos lugares, su desastrosa política exterior lo ha estimulado en otros.

 

Fuente:

https://www.middleeasteye.net/opinion/how-wests-war-libya-has-spurred-terrorism-14-countries

     De la responsabilidad en ello de algunos intelectuales españoles y de las consecuencias para las mujeres libias, hemos informado puntualmente en este medio. Véase http://canarias-semanal.org/art/25143/la-actual-tragedia-libia-y-la-responsabilidad-de-nuestra-progresia-postmoderna y http://canarias-semanal.org/art/23296/las-mujeres-en-la-libia-pos-gadafi-bajo-una-abaya-de-silencio-complice

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  • jose antonio

    jose antonio | Sábado, 11 de Mayo de 2019 a las 13:36:21 horas

    quien siembra horrores y criminalidad. estados como españ Francia gran Bretaña. países importantes del eje de la invasión. normal que recoja tempestades. ellos se vistiran de miles de formas, ppero si el orden imperialista y capitalismo. toca corneta, todos acallar y obedecer. lo que diga el amo o el tirano. y hay que ahora europa. sufra tales consencuencias de terrorismo. de guentes que nada tienen que perder. pero los que sufren tal terror. son ciudadanos de apie. ya que los mandatarios y sus secretarios de oficina. están bien protejidos en su bunker.¿ entonces los parias europeos que pueden esperar? las horribles consecuencias. y esto es muy fácil de entender. solo un tonto o estomago agradecido, jamas lo entenderá.

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