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Lunes, 22 de Abril de 2019 Tiempo de lectura:

¿QUÉ SE PUEDE ESPERAR DE LA RECIENTE REELECCIÓN DE NETANYAHU EN ISRAEL?

"Netanyahu y su futuro gobierno de extremistas están ahora escudados en el mandato popular para satisfacer todas sus promesas electorales"

La indignación -más teatral que real- de las elites políticas de los Estados Unidos por la supuesta injerencia de Rusia en sus pasadas elecciones, no se aplica a lo que parece cierta interferencia de Trump en las recientes elecciones israelíes (...).

  EVA LAGUNERO PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

  La indignación -más teatral que real- de las elites políticas de los Estados Unidos por la supuesta injerencia de Rusia en sus pasadas elecciones, no se aplica a lo que parece cierta interferencia de Trump en las recientes elecciones israelíes dando por escrito su bendición a la pretendida soberanía de Israel sobre los Altos del Golán. Todo con el fin de dar un empujoncito a la campaña de Netanyahu, ahogado por acusaciones de corrupción. Y tampoco parece darle a éste el marchamo de dictador -ni a su elección de fraudulenta- el hecho de que hilvana ya su quinto mandato consecutivo.

 

 

   La responsable de política exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, ha dicho alto y claro, y en más de una ocasión, que los 28 Estados miembros son unánimes en rechazar la pretensión soberanista de Israel sobre los Altos del Golán, arrebatados ilegalmente a Siria durante la Guerra de los Seis Días de 1967, como no la reconoce sobre ninguno de los territorios ocupados de Palestina, porque contraviene las leyes internacionales y las Resoluciones 242 y 497 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Pero ¿De qué sirven las leyes y resoluciones internacionales si Estados Unidos vetará -como lo ha hecho reiteradamente en el pasado- cualquier intento de condena y sanciones a Israel? ¿De qué le sirven al pueblo palestino unas leyes y resoluciones internacionales que no van a parar la empresa genocida de Israel?

 

   Mucho nos tememos que no va a haber un cambio de rumbo en este sentido, si atendemos a las conclusiones de los analistas que han seguido de cerca la campaña electoral israelí. Uno de ellos es Ramzi Boroud, periodista, autor y editor de Palestine Chronicle, de cuyo último artículo “War versus Peace: Israel Has Decided And So Should We” ofrecemos a continuación un extracto:

 

 

   Para empezar, no debemos dejarnos engañar por la “ajustada contienda” que hubo durante la campaña entre el primer ministro Benjamin Netanyahu y su principal rival, Benny Gantz. Es verdad que los israelíes tienen diferencias en temas sociales y económicos, pero son unánimes en lo que debería preocuparnos más: la continua subyugación del pueblo palestino. Ajustada o no, al final, Israel ha votado por cimentar el Apartheid, apoyar la anexión de la ocupada Cisjordania y seguir sitiando Gaza.

 

 

   Netanyahu salió reforzado de estas elecciones. Su partido, el Likud, las ha ganado con 36 escaños frente a los 35 de su rival, el partido Kahol Lavan (Azul y Blanco) de Gantz. Este fue presentado durante toda la campaña como político centrista, designación que más bien parece pensada para arrojar un salvavidas a la derrotada “izquierda” -de la que no queda ya mucho en cualquier caso. Dicha etiqueta contribuyó a alimentar la breve ilusión de que había una alternativa a la extrema derecha de Netanyahu. Sin embargo, nunca hubo motivo para pensar que Gantz habría sido mejor en lo tocante a acabar con la ocupación israelí, desmantelar el régimen de Apartheid y romper con el  discurso racista dominante en el país. Todo lo contrario. 

 

 

   Gantz ha criticado en varias ocasiones a Netanyahu por ser blando con Gaza, y ha prometido más muerte y destrucción en una región donde, según las Naciones Unidas, en 2020 será imposible vivir. Durante la campaña electoral, el equipo de Gantz editó una serie de vídeos titulados “Sólo los fuertes sobreviven”, en los que se representa a Gantz como un salvador nacional que mató a muchos palestinos cuando ocupó el cargo de jefe de personal del ejército entre 2011 y 2015. De hecho, se muestra especialmente orgulloso de haber atacado Gaza “hasta devolverla a la Edad de Piedra”.

 

 

   Parece que a los centristas y restos de la izquierda israelí les importa poco que, durante la guerra de 2014 en Gaza, apodada “Operación Filo Protector”, murieran más de 2.200 palestinos, entre ellos más de 500 niños, y que más de 11.000 resultaran heridos, aparte de la destrucción de las ya de por sí débiles infraestructuras de la Franja.

 

 

   Pero ¿Por qué votar por Gantz cuando Netanyahu y su partido de extrema derecha ya están haciendo el trabajo? Por desgracia, la futura coalición de Netanyahu es probable que sea aún más extremista que la anterior. Además, gracias a previsibles nuevas alianzas, es posible que Netanyahu  se libre de aliados molestos, como el anterior Ministro de Defensa, Avigdor Lieberman. En la nueva configuración de la derecha israelí seguramente brillarán por su ausencia figuras destacadas que, aparte de Lieberman, incluyen al anterior Ministro de Educación, Naftali Bennet y la anterior Ministra de Justicia, Ayelet Shaked (la misma que abogó por la eliminación de las madres palestinas). Estos últimos, que recientemente formaron un partido llamado “La Nueva Derecha”, no han superado el umbral de votos para obtener escaño en el Parlamento israelí, el Knesset. El fracaso del infame dúo es revelador: los símbolos de la extrema derecha israelí ya no alcanzan a satisfacer las expectativas de los grupos extremistas de Israel.

 

 

  Ahora el escenario se abre para los partido ultra-ortodoxos. El Shas ha logrado ocho escaños, y Judaísmo Unido Torah, siete. Mientras tanto, la izquierda -si alguna vez mereció ese nombre- ha recibido su golpe final: el Partido Laborista, que una vez fuera prominente, apenas consiguió seis escaños.

 

 

   Por otro lado, los partidos árabes que concurrieron en 2015 en una “Lista Conjunta”, se dividieron de nuevo y, en conjunto, han obtenido 10 escaños. Han perdido tres respecto a las anteriores elecciones. Ello puede deberse en parte a las diferencias personales y programáticas, pero no es suficiente para explicar la gran caída del voto árabe: 48 por ciento, comparado con el 68 por ciento de 2015. Este récord de baja participación sólo puede explicarse por la racista “Ley de la Nación Estado”, que aprobó el ala derechista del Knesset el 19 de julio de 2018. La nueva Ley de Bases declara a Israel “nación-estado del pueblo judío”, relegando los derechos de los palestinos, su historia, cultura y lengua, mientras hace de la auto-determinación del Estado un derecho exclusivo de los judíos. Las instituciones políticas israelíes ya no ofrecen ni siquiera un margen simbólico de verdadera democracia y justa representación.

 

 

   Pero quizás la lección más importante que se puede extraer de estas elecciones es que, en el Israel de hoy, la ocupación militar y el apartheid se han interiorizado y normalizado como realidades incontestables, que no merecen ser objeto de debate nacional. Esto en particular es lo que debería llamar nuestra inmediata atención. Durante la campaña electoral, ningún gran partido habló de paz, no digamos de ofrecer una propuesta razonable para alcanzarla. Ningún líder político llamó al desmantelamiento de los asentamientos ilegales que se han construido en tierra palestina en violación de las leyes internacionales. Más importante y elocuente: nadie habló de la solución de los dos Estados. Por lo que concierne a los israelíes, esta solución está muerta. Aunque también lo está para muchos palestinos, la alternativa israelí no es la co-existencia en un estado secular democrático. La alternativa israelí es al Apartheid.

 

 

  Netanyahu y su futuro gobierno de extremistas están ahora escudados en el mandato popular para satisfacer todas sus promesas electorales, incluida la anexión de Cisjordania. Además, con una envalentonada y reforzada coalición de derechas, probablemente seremos testigos de una intensificación de la violencia sobre Gaza en el verano próximo.

 

 

  Todo ello indica que las políticas ilegales de Israel en Palestina no tendrán resistencia en la sociedad israelí. El fin de la ocupación y del apartheid sólo puede provenir de la resistencia interna palestina y la presión exterior a través de la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).

 

Fuentes:

https://imemc.org/article/eu-rejects-israeli-claim-to-syrian-golan/

https://www.counterpunch.org/2019/04/19/war-versus-peace-israel-has-decided-and-so-should-we/

 

 

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