
¿JAQUE MATE EN VENEZUELA?
Rusia cambia el tablero en Venezuela
La proverbial falta de habilidad del gobierno yanqui de Donald Trump ha terminado empeorando sus perspectivas de recuperación integral del "patio trasero" latinoamericano, aunque los movimientos finales no han tenido lugar todavía. La ofensiva anti-venezolana de la Casa Blanca ha contribuido a abrir las puertas de América Latina a Rusia.
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL
John Bolton y Elliot Abrams, respectivamente asesor de Seguridad Nacional y enviado de EEUU a Venezuela, dos figuras de la extrema derecha, ubicadas en el marco de la administración estadounidense y a los que los expertos atribuyen al doble ataque cibernético contra el sector eléctrico venezolano, lanzaron la pasada semana una dura advertencia en contra de Moscú: Rusia pagará un alto precio por el despliegue de sus tropas en Venezuela. Sin embargo, los hechos indican que quien parece estarlos pagando son los propios Estados Unidos
De acuerdo con diferentes informaciones, se han desplegado diferentes baterías de misiles S-300 en la ciudad de Caracas , así como también asesores militares rusos en el territorio venezolano.
El pasado viernes tuvo lugar en Venezuela la ceremonia de inauguración de un “Centro de Entrenamiento ruso-venezolano para pilotos de helicópteros”, según la información proporcionada por la agencia rusa de exportación de armas Rosoboronexport, que pertenece a compañía estatal rusa Rostec. Se trata de un moderno centro de capacitación y entrenamiento construido bajo un contrato firmado entre Rosoboronexport y la empresa venezolana CAVIM.
Según el acuerdo alcanzado entre las partes, el personal del Centro venezolano recibió capacitación en Rusia para aprender a operar los simuladores rusos y el equipo de entrenamiento. El nuevo centro permite a los pilotos venezolanos familiarizarse con los helicópteros Mi-17V-5, Mi-35 y Mi-26T y prepararse para todas las situaciones que puedan producirse durante el vuelo.
El despliegue del S-300 en la capital venezolana también está vinculado con la llegada de especialistas rusos que obviamente tienen la misión de entrenar a las fuerzas militares venezolanas para el uso de estas armas.
Un escenario similar al sirio no se puede descartar en la República Bolivariana, según algunos comentaristas políticos. Pero, a diferencia de Siria, en esta ocasión los EEUU ha quedado privado del llamado “factor sorpresa”. El gobierno de Maduro y sus aliados están procediendo a prepararse con toda rapidez, para estar en condiciones de enfrentar cualquier tipo de eventualidad militar. De ahí el soberano cabreo de Bolton y Abrams .
“Los rusos pagarán el precio de una presencia militar en Venezuela”, manifestó un Abrams editado a la británica BBC. Abrams manifestó que el secretario de Estado, Mike Pompeo, tenía “una lista de las opciones de reacción posibles dentro del campo de las relaciones ruso-estadounidenses”.
Este tipo de amenaza refleja la mágica combinación entre la ira y la sorpresa. Los estrategas de la Casa Blanca están sorprendidos, por qué probablemente no calcularon que el Estado venezolano pudiera reorganizarse tan rápidamente. Tras los fracasos en la provocación de las fronteras, los llamamientos al ejército venezolano para que se rebelara y los dos ataques cibernéticos a gran escala, Guaido se ha convertido en un "peón quemado". Por lo pronto ya hay un primer gobierno occidental, Alemania, que le acaba de retirar su apoyo al presidente "autoproclamado".
La proverbial falta de habilidad del gobierno yanqui de Donald Trump ha terminado empeorando sus perspectivas de recuperación integral del "patio trasero" latinoamericano, aunque Los movimientos finales no han tenido lugar todavía. La ofensiva anti-venezolana de la Casa Blanca ha contribuído a abrir las puertas de América Latina a Rusia, país que no ha ocultado su aparentemente firme intención de contrarrestar la ofensiva estadounidense contra Venezuela y su petróleo.
Según distintas fuentes, los dos aviones rusos que transportaban a unos 100 militares rusos y 35 toneladas de equipo a Caracas procedían de la base militar de Basil Al Assad en Hamaimim, Siria, donde hicieron una escala. Los militares rusos habrían llevado a Venezuela un sofisticado nuevo tipo de radar, muy especial, que desean probar en el Caribe.
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL
John Bolton y Elliot Abrams, respectivamente asesor de Seguridad Nacional y enviado de EEUU a Venezuela, dos figuras de la extrema derecha, ubicadas en el marco de la administración estadounidense y a los que los expertos atribuyen al doble ataque cibernético contra el sector eléctrico venezolano, lanzaron la pasada semana una dura advertencia en contra de Moscú: Rusia pagará un alto precio por el despliegue de sus tropas en Venezuela. Sin embargo, los hechos indican que quien parece estarlos pagando son los propios Estados Unidos
De acuerdo con diferentes informaciones, se han desplegado diferentes baterías de misiles S-300 en la ciudad de Caracas , así como también asesores militares rusos en el territorio venezolano.
El pasado viernes tuvo lugar en Venezuela la ceremonia de inauguración de un “Centro de Entrenamiento ruso-venezolano para pilotos de helicópteros”, según la información proporcionada por la agencia rusa de exportación de armas Rosoboronexport, que pertenece a compañía estatal rusa Rostec. Se trata de un moderno centro de capacitación y entrenamiento construido bajo un contrato firmado entre Rosoboronexport y la empresa venezolana CAVIM.
Según el acuerdo alcanzado entre las partes, el personal del Centro venezolano recibió capacitación en Rusia para aprender a operar los simuladores rusos y el equipo de entrenamiento. El nuevo centro permite a los pilotos venezolanos familiarizarse con los helicópteros Mi-17V-5, Mi-35 y Mi-26T y prepararse para todas las situaciones que puedan producirse durante el vuelo.
El despliegue del S-300 en la capital venezolana también está vinculado con la llegada de especialistas rusos que obviamente tienen la misión de entrenar a las fuerzas militares venezolanas para el uso de estas armas.
Un escenario similar al sirio no se puede descartar en la República Bolivariana, según algunos comentaristas políticos. Pero, a diferencia de Siria, en esta ocasión los EEUU ha quedado privado del llamado “factor sorpresa”. El gobierno de Maduro y sus aliados están procediendo a prepararse con toda rapidez, para estar en condiciones de enfrentar cualquier tipo de eventualidad militar. De ahí el soberano cabreo de Bolton y Abrams .
“Los rusos pagarán el precio de una presencia militar en Venezuela”, manifestó un Abrams editado a la británica BBC. Abrams manifestó que el secretario de Estado, Mike Pompeo, tenía “una lista de las opciones de reacción posibles dentro del campo de las relaciones ruso-estadounidenses”.
Este tipo de amenaza refleja la mágica combinación entre la ira y la sorpresa. Los estrategas de la Casa Blanca están sorprendidos, por qué probablemente no calcularon que el Estado venezolano pudiera reorganizarse tan rápidamente. Tras los fracasos en la provocación de las fronteras, los llamamientos al ejército venezolano para que se rebelara y los dos ataques cibernéticos a gran escala, Guaido se ha convertido en un "peón quemado". Por lo pronto ya hay un primer gobierno occidental, Alemania, que le acaba de retirar su apoyo al presidente "autoproclamado".
La proverbial falta de habilidad del gobierno yanqui de Donald Trump ha terminado empeorando sus perspectivas de recuperación integral del "patio trasero" latinoamericano, aunque Los movimientos finales no han tenido lugar todavía. La ofensiva anti-venezolana de la Casa Blanca ha contribuído a abrir las puertas de América Latina a Rusia, país que no ha ocultado su aparentemente firme intención de contrarrestar la ofensiva estadounidense contra Venezuela y su petróleo.
Según distintas fuentes, los dos aviones rusos que transportaban a unos 100 militares rusos y 35 toneladas de equipo a Caracas procedían de la base militar de Basil Al Assad en Hamaimim, Siria, donde hicieron una escala. Los militares rusos habrían llevado a Venezuela un sofisticado nuevo tipo de radar, muy especial, que desean probar en el Caribe.
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