
LAS "COMISIONES", EL IMPUESTO ATERRORIZADOR DE LOS BANCOS ESPAÑOLES
¿No llegado ya la hora de que los clientes empecemos a organizarnos para la defensa de nuestros intereses frente al terror bancario?
Los grandes bancos han encontrado la fórmula mágica para sufragar no las pérdidas -que no las tienen- sino lo que han dejado de ingresar a través de los márgenes que les permitían los altos tipos de interés. se trata de un impuesto que provoca el terror entre los atribulados depositantes: ¡las comisiones!
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL
Los grandes bancos españoles han estado sobreviviendo felizmente durante decadas de los enormes márgenes les permitían los altos tipos de interés. Sin embargo, aquellos tiempos se acabaron desde que la crisis hizo su voraz aparición a finales de la primera década del 2000.
¿Cómo mitigar durante este período de "vacas flacas" que los cuantiosos beneficios bancarios se vieran afectados?
La alternativa estaba clara: inflando comisiones a sus clientes por aquellos servicios que antes prestaban gratuitamente. Uno de ellos, el más generalizado, es el de la comisión por mantenimiento de las cuentas corrientes. Un gravamen impensable durante boom de la banca comercial. Hoy, esta suerte de impuesto con el que los bancos cargan a sus clientes se ha convertido en moneda común - nunca mejor dicho - entre los depositantes.
La voracidad bancaria trata de justificar el expolio de su clientela con dos argumentos.
Uno, de los clientes deben acostumbrarse a pagar por los servicios bancarios que reciben, como sucede -dicen- con la electricidad, el teléfono o el agua.
La segunda razón es que estos esgrimen es que con el colapso de los tipos de interés se ha reducido el margen de intermediación de estas. Y desde la perspectiva altamente codiciosa de un negocio súpercapitalista por excelencia como es el de los bancos, los que deben pagar por ello son los clientes.
Y existe una tercera, que guardan sigilosamente en silencio, pero que se apreciada claramente por los clientes cada vez que se acercan a una sucursal: despido masivo de empleados, cierre de sucursales y digitalización de los servicios por los que, naturalmente cobran.
Para muestra, vale un botón. El pasado año los seis principales grupos bancarios españoles (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell y Bankinter) se engulleron la increíble cantidad de 27.959 millones de euros en concepto de comisiones, de acuerdo con la información financiera ellos mismos proporcionaron a la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Eso supone, ni más ni menos que un 32,9% más que la cifra registrada en 2013, año en que las comisiones les reportaron 21.036 millones, o sea, 6.922,7 millones de euros menos.
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL
Los grandes bancos españoles han estado sobreviviendo felizmente durante decadas de los enormes márgenes les permitían los altos tipos de interés. Sin embargo, aquellos tiempos se acabaron desde que la crisis hizo su voraz aparición a finales de la primera década del 2000.
¿Cómo mitigar durante este período de "vacas flacas" que los cuantiosos beneficios bancarios se vieran afectados?
La alternativa estaba clara: inflando comisiones a sus clientes por aquellos servicios que antes prestaban gratuitamente. Uno de ellos, el más generalizado, es el de la comisión por mantenimiento de las cuentas corrientes. Un gravamen impensable durante boom de la banca comercial. Hoy, esta suerte de impuesto con el que los bancos cargan a sus clientes se ha convertido en moneda común - nunca mejor dicho - entre los depositantes.
La voracidad bancaria trata de justificar el expolio de su clientela con dos argumentos.
Uno, de los clientes deben acostumbrarse a pagar por los servicios bancarios que reciben, como sucede -dicen- con la electricidad, el teléfono o el agua.
La segunda razón es que estos esgrimen es que con el colapso de los tipos de interés se ha reducido el margen de intermediación de estas. Y desde la perspectiva altamente codiciosa de un negocio súpercapitalista por excelencia como es el de los bancos, los que deben pagar por ello son los clientes.
Y existe una tercera, que guardan sigilosamente en silencio, pero que se apreciada claramente por los clientes cada vez que se acercan a una sucursal: despido masivo de empleados, cierre de sucursales y digitalización de los servicios por los que, naturalmente cobran.
Para muestra, vale un botón. El pasado año los seis principales grupos bancarios españoles (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell y Bankinter) se engulleron la increíble cantidad de 27.959 millones de euros en concepto de comisiones, de acuerdo con la información financiera ellos mismos proporcionaron a la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Eso supone, ni más ni menos que un 32,9% más que la cifra registrada en 2013, año en que las comisiones les reportaron 21.036 millones, o sea, 6.922,7 millones de euros menos.
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