
LA ENCARNIZADA BATALLA COMUNICACIONAL DE NUESTROS DÍAS
Dicen querer combatir lo que ahora llaman las "fake news", cuando realmente las noticias falsas aparecieron con la invención de la prensa, la radio y la TV
Según nuestro colaborador Máximo Relti, las clases dominantes del planeta requieren el control urgente de la comunicación. Nunca antes las ideas pudieron difundirse tan rápidamente, ni tampoco alcanzar a tantos millones de personas a la vez. Ésa en la razón por la que desde diferentes instancias, pero todas ellas guiadas por los mismos intereses, se está requiriendo la aplicación de un estrecho dogal a Internet que permita controlar el flujo de la información. Les va en ello nada menos que la supervivencia.
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL
Las clases dominantes occidentales - y no occidentales - están más necesitadas que nunca que los medios de comunicación estén en ajustada sintonía con sus coordenadas ideológicas e intereses económicos.
Es cierto que esa inclinación compulsiva al control, no es sólo una expresión de la sociedad contemporánea. Cualquier formación social histórica anterior -la esclavista y la feudal - necesitaron también dominar la transmisión de ideas. Y no podía ser de otra manera. Lo que los marxistas denominan la "superestructura ideológica", es decir, las ideas políticas y religiosas dominantes, las costumbres, el llamado "sentido común", etc. deben permanecer sometidas al control de las clases sociales hegemónicas, si éstas desean que sus intereses materiales puedan sobrevivir. Si perdieran ese control su propia supervivencia estarían también en peligro.
En una etapa como la que nos ha tocado vivir, sin embargo, en la que la comunicación se mueve con la velocidad comparable a la de la luz y responde a una sofisticada tecnología, estar alerta se convierte en una constante para las clases sociales que detentan el poder, pues los efectos del descontrol pueden tener efectos devastadores .
RT Y TELESUR, DOS TEMIBLES ENEMIGOS A BATIR
Y es que el poder no puede permitirse el lujo de que la comunicación pueda fluir libremente. Ésa es la razón por la que cada vez con mayor frecuencia e intensidad sean puestas en marcha sutiles campañas en contra de la libre circulación de la información a través de Internet. Se intenta transmitir a los ciudadanos la urgente necesidad de penalizar la circulación de lo que ahora se ha dado en llamar los "fake news", es decir, las "noticias falsas", como si la prensa escrita, la radio y la televisión no hubieran constituido desde el mismo momento de su invención, un gigantesco "fake news" en manos del poder económico y político dominante.
De ahí, por ejemplo, la demonización consorcios comunicacionales como la poderosa cadena rusa de radio y televisión RT, que al responder a otros intereses políticos y económicos adversos, sus versiones del acontecer diario no coinciden con la orientación de las grandes agencias occidentales. Con el consorcio de la comunicación latinoamericano TeleSUR sucede algo similar. El cerco y el acoso a las filiales latinoamericanas ya han logrado que en algunos países de ese hemisferio se haya procedido procedido a su cierre. El capitalismo puede resistir la libre circulación de capitales, pero nunca la de las ideas, aunque los mensajes por RT y, en cierta medida, también la difundidas por TeleSUR, no pongan en cuestionamiento las bases del sistema. Así de restrictos son los canales por los que circula la información.
CANADA Y ESPAÑA
Por ello, no debe extrañarnos el hecho de que este mismo fin de semana, el gobierno de Canadá haya decidido negar la acreditación de un grupo de periodistas del canal TeleSUR para asistir la reunión del autodenominado "Grupo de Lima" este 4 de febrero, en Ottawa. Una reunión en la los participantes pretenden "tratar" la actual situación política en Venezuela.
La cuestión es que el momento que vivimos es geopolíticamente importante. Canadá ha demostrado estar - como lo está España - servilmente postrada ante las orientaciones de Washington. En ninguno de los gobiernos de ambos países existe el menor atisbo de mantener sus respectivas soberanías en relación con la política exterior estadounidense. Esa es la razón por la que el gobierno de Canadá ha estimado que de esa reunión de febrero en Ottawa, salga una sola versión: aquella que proporcione el imperio. Una razón similar a la que llevó al socialdemócrata presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, a lanzar su ridículo ultimátum contra el gobierno venezolano para que celebrara elecciones en ocho días.
Patricia Villegas, la directora de ese medio multinacional latinoamericano, que fue fundado por el desaparecido presidente Chávez, ha definido con precisión el significado de la drástica prohibición canadiense: "Quienes hablan de libertad, demuestran en cada acción cuánto desconocen su significado".
Algo semejante a lo que se le podría reclamar a Sánchez en relación con las elecciones en España: "Usted se comprometió públicamente ante los españoles a que se iban a celebrar elecciones de inmediato… ¡Cúmplalo!
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL
Las clases dominantes occidentales - y no occidentales - están más necesitadas que nunca que los medios de comunicación estén en ajustada sintonía con sus coordenadas ideológicas e intereses económicos.
Es cierto que esa inclinación compulsiva al control, no es sólo una expresión de la sociedad contemporánea. Cualquier formación social histórica anterior -la esclavista y la feudal - necesitaron también dominar la transmisión de ideas. Y no podía ser de otra manera. Lo que los marxistas denominan la "superestructura ideológica", es decir, las ideas políticas y religiosas dominantes, las costumbres, el llamado "sentido común", etc. deben permanecer sometidas al control de las clases sociales hegemónicas, si éstas desean que sus intereses materiales puedan sobrevivir. Si perdieran ese control su propia supervivencia estarían también en peligro.
En una etapa como la que nos ha tocado vivir, sin embargo, en la que la comunicación se mueve con la velocidad comparable a la de la luz y responde a una sofisticada tecnología, estar alerta se convierte en una constante para las clases sociales que detentan el poder, pues los efectos del descontrol pueden tener efectos devastadores .
RT Y TELESUR, DOS TEMIBLES ENEMIGOS A BATIR
Y es que el poder no puede permitirse el lujo de que la comunicación pueda fluir libremente. Ésa es la razón por la que cada vez con mayor frecuencia e intensidad sean puestas en marcha sutiles campañas en contra de la libre circulación de la información a través de Internet. Se intenta transmitir a los ciudadanos la urgente necesidad de penalizar la circulación de lo que ahora se ha dado en llamar los "fake news", es decir, las "noticias falsas", como si la prensa escrita, la radio y la televisión no hubieran constituido desde el mismo momento de su invención, un gigantesco "fake news" en manos del poder económico y político dominante.
De ahí, por ejemplo, la demonización consorcios comunicacionales como la poderosa cadena rusa de radio y televisión RT, que al responder a otros intereses políticos y económicos adversos, sus versiones del acontecer diario no coinciden con la orientación de las grandes agencias occidentales. Con el consorcio de la comunicación latinoamericano TeleSUR sucede algo similar. El cerco y el acoso a las filiales latinoamericanas ya han logrado que en algunos países de ese hemisferio se haya procedido procedido a su cierre. El capitalismo puede resistir la libre circulación de capitales, pero nunca la de las ideas, aunque los mensajes por RT y, en cierta medida, también la difundidas por TeleSUR, no pongan en cuestionamiento las bases del sistema. Así de restrictos son los canales por los que circula la información.
CANADA Y ESPAÑA
Por ello, no debe extrañarnos el hecho de que este mismo fin de semana, el gobierno de Canadá haya decidido negar la acreditación de un grupo de periodistas del canal TeleSUR para asistir la reunión del autodenominado "Grupo de Lima" este 4 de febrero, en Ottawa. Una reunión en la los participantes pretenden "tratar" la actual situación política en Venezuela.
La cuestión es que el momento que vivimos es geopolíticamente importante. Canadá ha demostrado estar - como lo está España - servilmente postrada ante las orientaciones de Washington. En ninguno de los gobiernos de ambos países existe el menor atisbo de mantener sus respectivas soberanías en relación con la política exterior estadounidense. Esa es la razón por la que el gobierno de Canadá ha estimado que de esa reunión de febrero en Ottawa, salga una sola versión: aquella que proporcione el imperio. Una razón similar a la que llevó al socialdemócrata presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, a lanzar su ridículo ultimátum contra el gobierno venezolano para que celebrara elecciones en ocho días.
Patricia Villegas, la directora de ese medio multinacional latinoamericano, que fue fundado por el desaparecido presidente Chávez, ha definido con precisión el significado de la drástica prohibición canadiense: "Quienes hablan de libertad, demuestran en cada acción cuánto desconocen su significado".
Algo semejante a lo que se le podría reclamar a Sánchez en relación con las elecciones en España: "Usted se comprometió públicamente ante los españoles a que se iban a celebrar elecciones de inmediato… ¡Cúmplalo!
Roberto | Lunes, 04 de Febrero de 2019 a las 14:11:39 horas
Tienes toda la razón, Juanfri . Ha llegado la hora de empezar a señalar con el dedo, con nombres y apellidos, aquellos que han hecho de la política un espectáculo de travestismo. Y no sólo hablo del Canadá… Hablo también de los periodistas y personajes políticos de este país que día sí día también, donde ayer dijeron digo, hoy dicen Diego. Ya está bien, coño, ya está bien
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