
Zbigniew Brzezinski: El estratega del imperio yanqui que auguró la actual guerra de Ucrania
Según el autor de este artículo, nuestro colaborador Manuel Medina, el profesor de la Universidad de Harvard y político estadounidense, Zbigniew Brzezinski, fue, sin duda, una auténtica desgracia para millones de habitantes de Oriente medio y otras partes del planeta. Sin embargo, ese haber fallecido ya, el legado de sus teorías geopoliticas políticas continúa dejando un reguero de sangre en diferentes partes del mundo. ¿ Cuál fue el contenido de sus concepciones geopolíticas que provocan tantas adhesiones entre los políticos actuales norteamericanos, independientemente de que estos sean demócratas o republicanos?
Por MANUEL MEDINA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Las palabras "Zbigniew" y "Brzezinski" son dos nombres propios difícilmente pronunciables en lengua castellana. Dada la difilcultad de este evidente trabalenguas, el portador de los mismos seguramente hubiera pasado desapercibido para todos ![[Img #72221]](https://canarias-semanal.org/upload/images/07_2022/1395_brrrr.jpg)
aquellos hispanohablantes interesados en política internacional, de no darse en el personaje que los portó circunstancias realmente muy especiales.
La notoriedad del político que así se apellidaba, al igual que la influencia que irradió sobre los planes geoestratégicos de las diferentes Administraciones estadounidenses, fueron de tal calibre que su fama le permitió exceder cualquier tipo de obstáculos que los distanciara del conocimiento público, incluso, el de su propio apellido.
Zbigniew Brzezinski fue un polaco, nacionalizado en los Estados Unidos, que estudió en ese país, doctorándose en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard, en 1953. Ya desde entonces, el joven Brzezinski mostró un interés muy especial por todos los temas que se relacionaran con la URSS y la historia de la Revolución de Octubre. Hasta tal punto llegó su curiosidad por esa temática, que al finalizar sus estudios universitarios hizo que su tesis doctoral versara justamente sobre esa cuestión.
Con el paso de los años, Brzezinski, después de ejercer como profesor en la misma Universidad en la que había estudiado, terminó convirtiéndose en un poderoso asesor del presidente Jimmy Carter en temas de seguridad nacional. Posteriormente, fundó, asimismo, la Comisión Trilateral, dedicándole parte de sus esfuerzos al "adiestramiento" en temas de política exterior a personajes como Madeleine Albright, la primera mujer que en la historia de los Estados Unidos alcanzó el cargo de Secretaria de Estado, entre los años 1997 -2001, bajo la presidencia de Bill Clinton.
LA "TRAMPA DE AFGANISTÁN"
Al "mérito" geoestratégico de Zbigniew Brzezinski corresponde la conocida "trampa de Afganistán", tendida por la Administración norteamericana del presidente Jimmy Carter, para empantanar la presencia militar soviética en ese país. En efecto, Afganistán que, a lo largo de su historia y hasta la década de los 70 del pasado siglo había permanecido bajo la férula de una monarquía medieval corrupta, después de diversas vicisitudes políticas, logró inaugurar por primera vez un gobierno progresista y republicano, que contaba, además, con un fuerte respaldo popular. En apenas unos pocos años, el nuevo gobierno instalado en Kabul pudo lograr que se emprendieran reformas sociales y politicas de carácter progresista, que lograron, entre otras conquistas , la igualdad efectiva de derechos para las mujeres afganas.
Sin embargo, en el año 1978, bajo los auspicios de los consejos de su estratega Brzezinski, el presidente Carter emprendió un "plan secreto" consistente en la movilización de combatientes muyahidines, reclutados en el fronterizo Pakistán y otros países árabes, con el objetivo de lograr la desestabilización, invasión y posterior derrocamiento del gobierno progresista de Kabul.
El objetivo último del "plan Brzezinski" para Afganistán era lograr una suerte de combinación entre la acción de los sectores reaccionarios afganos, que se oponían a cualquier tipo de reformas progresitas que tuvieran el propósito de acabar con las estructuras feudales dominantes en ese país, por una parte; y el delpliegue de una simultánea acción armada de combatientes extranjeros, fuertemente financiados por los Estados Unidos y Arabia Saudita, por otra.
La meta final de dicho plan era provocar que el gobierno afgano, acosado por estos dos frentes, se viera en la necesidad de demandar la ayuda militar a su entonces vecina la Unión Soviética, como finalmente terminó sucediendo. En aquella dura confrontación armada, más de 6 millones de afganos se vieron obligados a convertirse en refugiados apátridas, que huían desesperadamente de la guerra.
El "plan Brzezinski" tuvo aspectos extraordinariamente similares a los que, muchos años después, la Administración Obama trató de poner en práctica en Siria. Los efectos catastróficos para la población de este último país fueron aún más destructivos que los que se habian producido en el propio Afganistán. No ocurrió lo mismo, sin embargo, con el desenlace final de ese conflicto.
Cuando, años más tarde, en una entrevista concedida a los medios de comunicación estadounidenses, Brzezinski trató de explicar el contenido de su ingeniosa "trampa afgana", el político norteamericano, con tanto orgullo como cinismo, le espetó a los periodistas que le preguntaban:
“No presionamos a los rusos para que intervinieran, pero a sabiendas aumentamos la probabilidad de que lo hicieran”.
Y cuando los periodistas, aventurándose un pelín más, le llegaron a preguntar sobre si habia sentído algún tipo de pesar o mala conciencia por las terribles consecuencias que la guerra que él mismo se habia encargado de urdir, tuvo para millones de seres humanos, el estratega geopolítico norteamericano con expresión triunfante contestó:
“¿Lamentar qué? Esa operación secreta fue una excelentísima idea. Tuvo el efecto de atraer a los rusos a la "trampa afgana". Y ¿quiere usted que me arrepienta por ello? Moscú tuvo que asumir una guerra que era insostenible para su régimen político, un conflicto que provocó desmoralización en la ciudadanía y, finalmente, provocó la desintegración del imperio soviético…. ¿Qué era más importante para la historia mundial? ¿Los talibanes o el colapso del imperio soviético? ¿El enfado de algunos musulmanes, o la liberación de Europa central y el fin de la Guerra Fría?"
EL "GRAN TABLERO DE AJEDREZ".
Hace un cuarto de siglo, ya desaparecida del mapa la antigua Unión Soviética, Zbigniew Brzezinski escribió un libro, bajo el ambicioso título de "El gran tablero mundial: la supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos" que, pese a los 25 años transcurridos, continúa siendo la obra de cabecera, - de "mesilla de noche", subrayan algunos- de no pocos políticos europeos y estadounidenses, independientemente de que estos últimos estén afiliados al Partido Demócrata o al Republicano.
Según la tesis enunciada por Zbigniew Brzezinski en su libro "best-seller", con la catastrófica implosión de la Unión Soviética, los Estados Unidos se convirtieron en la única potencia en el panorama mundial. Para garantizar que los estadounidenses pudieran continuar desempeñando el papel del "gran hegemón" planetario, debia de ser esencial que su país no perdiera el control de Europa-Asia, (Eurasia) que era, con mucho, el territorio más extenso de todo el planeta, tanto en lo que se refería a su población, como a sus posibilidades economícas.
En el citado libro, Brzezinski sintetiza de esta forma su visión sobre ese "gran nudo" geopolítico euroasiático:
"Estados Unidos es actualmente la única superpotencia global y Eurasia es el escenario central del mundo… Resulta imperativo que no surja ningún contrincante euroasiático, que sea capaz de dominar Eurasia y, por lo tanto, de desafiar a los Estados Unidos".
En su libro "El gran tablero mundial”, Brzezinski somete a un exhaustivo análisis a los diferentes "países-piezas" que integran Eurasia. Su análisis se extiende desde el Este al Oeste, desde Japón al Reino Unido. Para este geoestratega carente de escrúpulos, este enorme territorio planetario, situado entre Asia y Europa, no pasa de ser sino un gigantesco "tablero de ajedrez", en el que Estados Unidos debe saber mover sus "piezas", manteniéndose siempre en estado de alerta en relación con sus jugadores contrincantes.
Atendiendo a la visión que Brzezinski presenta en su libro, no resultará difícil entender las razones por las que este diseñador de las estrategias del moderno imperio estadounidense defiende en él la importancia que tiene para el futuro de los intereses de su país la continuidad de la existencia de la OTAN. En su opinión, los países que la integran son "fichas imprescindibles" en el "gran juego imperial" estadounidense. A través de esa Alianza militar, y de las naciones que forman parte de ella, los Estados Unidos podrán, no sólo mantener en automática y continuada expansión su poderoso mercado armamentista, sino que, además, esa alianza constituirá un poderoso blindaje para el mantenimiento de su monopólica hegemonía en el mundo y, particularmente, en lo que a su influencia sobre Eurasia se refiere.
En su libro, Brzezinski dejó expresado muy claramente este extremo:
"Europa es la cabeza de puente de la geopolítica esencial de los Estados Unidos en el continente euroasiático … Europa occidental es, en gran medida, un protectorado estadounidense”.
Esa fue una de las razones por las que, aunque después de la implosión de la Unión Soviética, Rusia se convirtió en un país plenamente capitalista, solicitando asimismo un humillante ingreso en la OTAN, Brzezinski enfatizó con energía que a Rusia no se le debería permitir entrar jamás en la Alianza Atlántica.
Al respecto llegó a escribir lo siguiente:
“Cualquier arreglo con Rusia sobre el tema de la ampliación de la OTAN no deberá implicar un resultado que tenga como efecto la conversión de Rusia en un miembro de facto de la Alianza, y menos que pueda participar en la toma de decisiones”.
EL PAPEL DE UCRANIA EN EL "GRAN TABLERO MUNDIAL".
Según destacó Brzezinski en las páginas de su libro, en el nuevo contexto geopolítico internacional, Ucrania debería desempeñar el papel de muro de contención frente a la Rusia postsoviética. Al respecto, el geoestratega auguró:
"Ucrania es el "estado crítico", en lo que respecta a la evolución futura de Rusia… Sin Ucrania, Rusia deja de ser un imperio euroasiático”.
Brzezinski siguió siempre con exquisita atención, los acontecimientos que se sucedían en los territorios del Este ucraniano. Hasta tal punto era conocedor de cuáles eran los sentimientos reales de la población de esos territorios que en su libro llega pronosticar los acontecimientos que se iban a desencadenar allí en los presentes años 20 del actual siglo XXI:
“En el futuro previsible, los acontecimientos en el Este de Ucrania enfrentarán a Rusia con un problema muy difícil. Las manifestaciones masivas de descontento... estarán acompañadas de llamamientos a Rusia, o incluso demandas, para que se haga cargo de esa región”.
Independientemente del hecho de que Brzezinski no pasara de ser sino un un funesto personaje, malvado y cínico, que al servicio de la elite económica de su país, despreció y jugó con la suerte de millones de personas, no deja de resultar llamativa su capacidad para prever los escenarios y los retos con los que se enfrentarían los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XXI.
Por MANUEL MEDINA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Las palabras "Zbigniew" y "Brzezinski" son dos nombres propios difícilmente pronunciables en lengua castellana. Dada la difilcultad de este evidente trabalenguas, el portador de los mismos seguramente hubiera pasado desapercibido para todos
aquellos hispanohablantes interesados en política internacional, de no darse en el personaje que los portó circunstancias realmente muy especiales.
La notoriedad del político que así se apellidaba, al igual que la influencia que irradió sobre los planes geoestratégicos de las diferentes Administraciones estadounidenses, fueron de tal calibre que su fama le permitió exceder cualquier tipo de obstáculos que los distanciara del conocimiento público, incluso, el de su propio apellido.
Zbigniew Brzezinski fue un polaco, nacionalizado en los Estados Unidos, que estudió en ese país, doctorándose en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard, en 1953. Ya desde entonces, el joven Brzezinski mostró un interés muy especial por todos los temas que se relacionaran con la URSS y la historia de la Revolución de Octubre. Hasta tal punto llegó su curiosidad por esa temática, que al finalizar sus estudios universitarios hizo que su tesis doctoral versara justamente sobre esa cuestión.
Con el paso de los años, Brzezinski, después de ejercer como profesor en la misma Universidad en la que había estudiado, terminó convirtiéndose en un poderoso asesor del presidente Jimmy Carter en temas de seguridad nacional. Posteriormente, fundó, asimismo, la Comisión Trilateral, dedicándole parte de sus esfuerzos al "adiestramiento" en temas de política exterior a personajes como Madeleine Albright, la primera mujer que en la historia de los Estados Unidos alcanzó el cargo de Secretaria de Estado, entre los años 1997 -2001, bajo la presidencia de Bill Clinton.
LA "TRAMPA DE AFGANISTÁN"
Al "mérito" geoestratégico de Zbigniew Brzezinski corresponde la conocida "trampa de Afganistán", tendida por la Administración norteamericana del presidente Jimmy Carter, para empantanar la presencia militar soviética en ese país. En efecto, Afganistán que, a lo largo de su historia y hasta la década de los 70 del pasado siglo había permanecido bajo la férula de una monarquía medieval corrupta, después de diversas vicisitudes políticas, logró inaugurar por primera vez un gobierno progresista y republicano, que contaba, además, con un fuerte respaldo popular. En apenas unos pocos años, el nuevo gobierno instalado en Kabul pudo lograr que se emprendieran reformas sociales y politicas de carácter progresista, que lograron, entre otras conquistas , la igualdad efectiva de derechos para las mujeres afganas.
Sin embargo, en el año 1978, bajo los auspicios de los consejos de su estratega Brzezinski, el presidente Carter emprendió un "plan secreto" consistente en la movilización de combatientes muyahidines, reclutados en el fronterizo Pakistán y otros países árabes, con el objetivo de lograr la desestabilización, invasión y posterior derrocamiento del gobierno progresista de Kabul.
El objetivo último del "plan Brzezinski" para Afganistán era lograr una suerte de combinación entre la acción de los sectores reaccionarios afganos, que se oponían a cualquier tipo de reformas progresitas que tuvieran el propósito de acabar con las estructuras feudales dominantes en ese país, por una parte; y el delpliegue de una simultánea acción armada de combatientes extranjeros, fuertemente financiados por los Estados Unidos y Arabia Saudita, por otra.
La meta final de dicho plan era provocar que el gobierno afgano, acosado por estos dos frentes, se viera en la necesidad de demandar la ayuda militar a su entonces vecina la Unión Soviética, como finalmente terminó sucediendo. En aquella dura confrontación armada, más de 6 millones de afganos se vieron obligados a convertirse en refugiados apátridas, que huían desesperadamente de la guerra.
El "plan Brzezinski" tuvo aspectos extraordinariamente similares a los que, muchos años después, la Administración Obama trató de poner en práctica en Siria. Los efectos catastróficos para la población de este último país fueron aún más destructivos que los que se habian producido en el propio Afganistán. No ocurrió lo mismo, sin embargo, con el desenlace final de ese conflicto.
Cuando, años más tarde, en una entrevista concedida a los medios de comunicación estadounidenses, Brzezinski trató de explicar el contenido de su ingeniosa "trampa afgana", el político norteamericano, con tanto orgullo como cinismo, le espetó a los periodistas que le preguntaban:
“No presionamos a los rusos para que intervinieran, pero a sabiendas aumentamos la probabilidad de que lo hicieran”.
Y cuando los periodistas, aventurándose un pelín más, le llegaron a preguntar sobre si habia sentído algún tipo de pesar o mala conciencia por las terribles consecuencias que la guerra que él mismo se habia encargado de urdir, tuvo para millones de seres humanos, el estratega geopolítico norteamericano con expresión triunfante contestó:
“¿Lamentar qué? Esa operación secreta fue una excelentísima idea. Tuvo el efecto de atraer a los rusos a la "trampa afgana". Y ¿quiere usted que me arrepienta por ello? Moscú tuvo que asumir una guerra que era insostenible para su régimen político, un conflicto que provocó desmoralización en la ciudadanía y, finalmente, provocó la desintegración del imperio soviético…. ¿Qué era más importante para la historia mundial? ¿Los talibanes o el colapso del imperio soviético? ¿El enfado de algunos musulmanes, o la liberación de Europa central y el fin de la Guerra Fría?"
EL "GRAN TABLERO DE AJEDREZ".
Hace un cuarto de siglo, ya desaparecida del mapa la antigua Unión Soviética, Zbigniew Brzezinski escribió un libro, bajo el ambicioso título de "El gran tablero mundial: la supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos" que, pese a los 25 años transcurridos, continúa siendo la obra de cabecera, - de "mesilla de noche", subrayan algunos- de no pocos políticos europeos y estadounidenses, independientemente de que estos últimos estén afiliados al Partido Demócrata o al Republicano.
Según la tesis enunciada por Zbigniew Brzezinski en su libro "best-seller", con la catastrófica implosión de la Unión Soviética, los Estados Unidos se convirtieron en la única potencia en el panorama mundial. Para garantizar que los estadounidenses pudieran continuar desempeñando el papel del "gran hegemón" planetario, debia de ser esencial que su país no perdiera el control de Europa-Asia, (Eurasia) que era, con mucho, el territorio más extenso de todo el planeta, tanto en lo que se refería a su población, como a sus posibilidades economícas.
En el citado libro, Brzezinski sintetiza de esta forma su visión sobre ese "gran nudo" geopolítico euroasiático:
"Estados Unidos es actualmente la única superpotencia global y Eurasia es el escenario central del mundo… Resulta imperativo que no surja ningún contrincante euroasiático, que sea capaz de dominar Eurasia y, por lo tanto, de desafiar a los Estados Unidos".
En su libro "El gran tablero mundial”, Brzezinski somete a un exhaustivo análisis a los diferentes "países-piezas" que integran Eurasia. Su análisis se extiende desde el Este al Oeste, desde Japón al Reino Unido. Para este geoestratega carente de escrúpulos, este enorme territorio planetario, situado entre Asia y Europa, no pasa de ser sino un gigantesco "tablero de ajedrez", en el que Estados Unidos debe saber mover sus "piezas", manteniéndose siempre en estado de alerta en relación con sus jugadores contrincantes.
Atendiendo a la visión que Brzezinski presenta en su libro, no resultará difícil entender las razones por las que este diseñador de las estrategias del moderno imperio estadounidense defiende en él la importancia que tiene para el futuro de los intereses de su país la continuidad de la existencia de la OTAN. En su opinión, los países que la integran son "fichas imprescindibles" en el "gran juego imperial" estadounidense. A través de esa Alianza militar, y de las naciones que forman parte de ella, los Estados Unidos podrán, no sólo mantener en automática y continuada expansión su poderoso mercado armamentista, sino que, además, esa alianza constituirá un poderoso blindaje para el mantenimiento de su monopólica hegemonía en el mundo y, particularmente, en lo que a su influencia sobre Eurasia se refiere.
En su libro, Brzezinski dejó expresado muy claramente este extremo:
"Europa es la cabeza de puente de la geopolítica esencial de los Estados Unidos en el continente euroasiático … Europa occidental es, en gran medida, un protectorado estadounidense”.
Esa fue una de las razones por las que, aunque después de la implosión de la Unión Soviética, Rusia se convirtió en un país plenamente capitalista, solicitando asimismo un humillante ingreso en la OTAN, Brzezinski enfatizó con energía que a Rusia no se le debería permitir entrar jamás en la Alianza Atlántica.
Al respecto llegó a escribir lo siguiente:
“Cualquier arreglo con Rusia sobre el tema de la ampliación de la OTAN no deberá implicar un resultado que tenga como efecto la conversión de Rusia en un miembro de facto de la Alianza, y menos que pueda participar en la toma de decisiones”.
EL PAPEL DE UCRANIA EN EL "GRAN TABLERO MUNDIAL".
Según destacó Brzezinski en las páginas de su libro, en el nuevo contexto geopolítico internacional, Ucrania debería desempeñar el papel de muro de contención frente a la Rusia postsoviética. Al respecto, el geoestratega auguró:
"Ucrania es el "estado crítico", en lo que respecta a la evolución futura de Rusia… Sin Ucrania, Rusia deja de ser un imperio euroasiático”.
Brzezinski siguió siempre con exquisita atención, los acontecimientos que se sucedían en los territorios del Este ucraniano. Hasta tal punto era conocedor de cuáles eran los sentimientos reales de la población de esos territorios que en su libro llega pronosticar los acontecimientos que se iban a desencadenar allí en los presentes años 20 del actual siglo XXI:
“En el futuro previsible, los acontecimientos en el Este de Ucrania enfrentarán a Rusia con un problema muy difícil. Las manifestaciones masivas de descontento... estarán acompañadas de llamamientos a Rusia, o incluso demandas, para que se haga cargo de esa región”.
Independientemente del hecho de que Brzezinski no pasara de ser sino un un funesto personaje, malvado y cínico, que al servicio de la elite económica de su país, despreció y jugó con la suerte de millones de personas, no deja de resultar llamativa su capacidad para prever los escenarios y los retos con los que se enfrentarían los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XXI.
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