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Martes, 29 de Marzo de 2022 Tiempo de lectura:

DESENGÁÑENSE: ¡BORIC NO ES DE IZQUIERDAS!

La "nueva progresía" en cuanto entra en contacto con el oxígeno de los problemas sociales se difumina como el humo.

Para Aram Aharonian, autor de este artículo, el flamante presidente de Chile dista mucho de ser un hombre de izquierda. La imagen que no pocos medios construyeron artificiosamente, tanto dentro como fuera de Chile, se va convirtiendo en añicos desde el momento en que entra en colisión con la realidad social que vive su país. No es algo nuevo. En Europa ha sucedido algo similar con Alexis Tsipras o el ex vicepresidente español Pablo Iglesias. (...)

POR ARAM AHARONIAN 

Condensado de su articulo  "Gobierno Boric, imagen joven, política vieja… ¿y las esperanzas postergadas?"
 

 

     Algo queda claro: Boric no es el presidente de izquierda que se ha divulgado no solo en el exterior sino también en Chile y esa imagen se va desmoronando al pasar por el filtro de los hechos. En realidad, su programa no es lo revolucionario que algunos esperaban.

 

    Los más centrados señalan que lo que necesita Chile, tras tantos años de neoliberalismo y represión, es un gobierno que respete las reglas democráticas y garantice la tarea de la Convención Constitucional, la enemiga principal de la oligarquía, la derecha política y parte de la propia centroizquierda.

 

    El analista Juan Pablo Cárdenas señala que se puede temer un nuevo estallido popular si las demandas comprometidas en una solución por el gobierno actual no llegan a satisfacerse a mediano o, más bien, corto plazo.

 

   A dos semanas de asumido, Boric, la opinión pública puede percibir los primeros desacuerdos y/o contradicciones entre las organizaciones políticas oficialistas, especialmente de boca de algunos ministros y del propio Jefe de Estado.

 

     Parece patético que, transcurrido tan poco tiempo, ya se aprecien en el Congreso los primeros acuerdos de la oposición con no pocos parlamentarios todavía partidarios del Gobierno.

 

    Al mismo tiempo que apenas terminado el jolgorio del cambio de mando, los canales de la televisión y la gran prensa, con las patronales empresariales estén alineando posiciones para oponerse a cualquier cambio y procurar volver lo antes posible al poder.
 

 

   Dos semanas luego de asumir, el presidente comandó el primer cónclave junto a sus ministros y los parlamentarios oficialistas en el palacio presidencial de Cerro Castillo, donde hizo referencia al clima tenso en los días previos debido a roces entre cada uno por temas puntuales, como el fin del Senado y el quinto retiro del fondo de pensiones.

 

  Boric hizo un llamado a la unidad del oficialismo, tras una sola coalición en el futuro.

 

"Se requiere que compartamos una dirección estratégica. Nos hemos propuesto y le planteamos al pueblo de Chile encabezar el esfuerzo de superar el neoliberalismo, pero no podemos tener una definición que sea contrario a algo", dijo.

 

Uno de los hechos que llamó la atención fue que Boric no invitara a su asunción a Daniel Jadue, el alcalde comunista de Recoleta, líder del Frente Amplio con cuyos votos pudo llegar a ser candidato a la presidencia, ni a los dirigentes del progresismo.

 

   En el caso del gobierno de Boric, tiene la mitad del senado en contra, así como una ínfima mayoría en la Cámara de Diputados, y en ambos casos esta mayoría está condicionada al voto de los senadores y diputados de la Democracia Cristiana que, en esta ocasión, no forma parte del gobierno.

 

  Frente a este cambio de imagen, con rostros juveniles y amables, las organizaciones populares y en lucha, que habían depositado sus esperanzas en el nuevo gobierno, tratan ahora de aprender de los errores y superar las debilidades que los tienen hoy desmovilizados.

 

¿Qué grado de unidad se requiere para no padecer 30 años más de neoliberalismo, o algo peor?

    En el segundo día de gestión comenzó a pagar su noviciado con la primera crisis, originada por una visita improvisada y publicitaria de la ministra del Interior, Izkia Siches, cuya comitiva fue repelida cuando se dirigía a comunidad de Temucuicui, en pleno Wallmapu, territorio mapuche del sur del país.

 

   Con dos semanas en el gobierno, ya se habla de un juego de máscaras: aunque cambien los rostros al país lo seguirá gobernando el capital.

 

    Hay un intento de apropiarse del espíritu de la revuelta popular que abrió un nuevo período político en Chile: sus promesas populistas, sus discursos inclusivos y su estilo informal, no son más que intentos por disipar el descontento y desconfianza masivas que existe hacia el actual sistema político.

 

  Este nuevo gobierno, sostienen los críticos, es resultado directo del acuerdo del 15 de noviembre del año 2019 --que fijó una vía de salida a una coyuntura de aguda tensión democrática entre los ciudadanos movilizados y la élite-, y no de la revuelta; y por acción y omisión, será la continuidad de los 30 años de gobiernos de derecha neoliberales.

 

   El 14 de marzo, el nuevo presidente de Chile señaló que estaba en contra de organismos regionales como Unasur, Prosur y el Grupo de Lima,poniendo a todos en el mismo saco.

 

   El primero, por estar integrado por países como Venezuela y Bolivia y los otros dos por gobiernos alineados con Estados Unidos, prohijados por Piñera.

 

   Boric dijo que "la serie de siglas que ustedes conocen han mostrado que no sirven para unirnos y avanzar en la integración".

 

   Extrañó su arremetida contra Unión de Naciones Sudamericanas, única instancia de coordinación políticas de ls subregión y que tanto esfuerzo ha hecho Washington por desarticularla y su silencio sobre la Organización de Estados Americanos, la tristemente famosa OEA, piloteada desde Estados Unidos.

 

    Algunos resaltan su desinformación, otros que se impuso el punto de vista de Michelle Bachelet y la derecha del Partido Socialista.

 

    Tampoco refirió que la destrucción del multilateralismo regional obedece a una acción programada desde el Departamento de Estado estadounidense, en la cual los gobiernos de derecha de su país, durante las últimas tres décadas, tuvieron un rol clave por seguir tales directrices.

 

   Boric eligió en Cancillería a la abogada Antonia Urrejola, quien pasó por varios cargos en los gobiernos de la Concertación y presidió la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

 

   Recién luego de que un joven, que participaba en una marcha organizada por la Confederación de Estudiantes de Chile para exigir un aumento de la Beca de Alimentación de la Educación Superior, fuera herido de un balazo en tórax por un agente en el centro de Santiago, la ministra secretaria general de Gobierno, Camila Vallejo, habló de la necesidad de reformar la policía de Carabineros.

 

(*) "ESTRATEGIA" CENTRO LATINOAMERICANO DE  ANALISIS  ESTRATEGICO

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