¿CUÁLES SON LOS TEMAS TABÚES QUE ENCOGEN LOS ESFÍNTERES DE LOS MEDIOS ESPAÑOLES?
¿Estaremos entrando en una suerte de "nueva normalidad" que nos transitará suavemente hacia el viejo e histórico bipartidismo?
Cree J. Menaya que existen determinados temas tabúes que provoca que los esfínteres de los medios de comunicación españoles se encojan de manera automática. Se trata de un fenómeno curioso porque no existe en la normativa legal nada que impida el tratamiento de estas cuestiones "tabú" . Pero, a juicio de Menaya, lo que realmente si existe es una especie de "centurión tácito", al que nadie conoce, ni ha visto nunca, pero sí siente.
POR JUAN MENAYA PARA CANARIAS SEMANAL
Para la inmensa mayoría de los medios de comunicación españoles continúa existiendo un conjunto de temas considerados "tabú", que bajo ningún pretexto deben asomarse a las páginas, ya sean estas de papel o digitales en las webs .
La verdad es que no existe norma legal alguna que impida que tales noticias o informaciones aparezcan. Pero existe una suerte de "guardián tácito", que quienes manejan los medios intuyen aunque ninguno de ellos haya logrado verlo.
Uno de esos tabúes lo constituyen los comentarios críticos, o simplemente ácidos, acerca de las danzas y andanzas de las que pudiera ser protagonista el actual monarca, Felipe VI.
Como sucediera a lo largo de casi cuatro décadas con su padre, Juan Carlos, los medios de comunicación españoles sólo son capaces de visualizarlo en escenarios deliberadamente melosos y edulcorados:
El rey con las princesitas… El rey inaugurando… El rey de vacaciones… El rey navegando… El rey colocando medallas… El rey presidiendo desfiles… El rey departiendo con los empresarios…
Como por arte de ensalmo, el actual monarca vuelve a ser convertido -como antes lo fuera su padre- en el "muchacho" de esta película dominguera que parece ser España. A ninguno de nuestros agudos periodistas se le ocurre ya comentar o investigar algo que la pandemia se encargó de tragarse hasta las profundidades: cómo fue posible que durante por lo menos un año, el actual monarca ocultara que había sido heredero directo de una fortuna de orígenes súperopacos, cuidadosa y secretamente ubicada por su padre en cuentas de bancos suizos, y a la que Felipe VI sólo se permitió "renunciar" cuando el hecho había resonado como un escandaloso trueno en toda la prensa europea. Desde entonces, en los medios españoles, mutis por el foro.
Hasta que la prensa europea no avente un nuevo escándalo en el que directamente aparezca nuestro Borbón, los medios españoles continuarán haciendo mutis por el foro.
¿Estaremos con estos silencios entrando en la "nueva normalidad" que nos depara una suave transición hacia el viejo e histórico bipartidismo?
OTRO TEMA TABÚ
Pero hay, entre otros temas tabúes, uno que encoge los esfínteres del aparato mediático español que, como es ampliamente sabido, está bajo el dominio de muy pocas manos.
Se trata de todo lo que pueda tener relación con el derecho a la autodeterminación de los pueblos. El pasado fin de semana, el Partido Nacional escocés ganó con una amplísima ventaja las elecciones regionales, quedando a tan sólo un escaño de obtener la mayoría absoluta.
Para un país como el nuestro, que tiene varios contenciosos históricos relacionados las diferentes nacionalidades que lo integran, la noticia cuando menos merecería figurar en algún lugar medianamente destacado de la radio, prensa o televisión. Sin embargo, este tipo de informaciones sólo logra tener una destacada cobertura en los ámbitos periodísticos de Cataluña o Euskadi. En el resto, un discreto mutis por el foro.
Y es que este silencio mediático no carece de sentido. Nicola Sturgeon, la dirigente del Partido Nacional escocés, una vez conocido el resultado de las elecciones, tuvo el atrevimiento de apresurarse a advertir al Gobierno central de Boris Johnson que, una vez pase la crisis del coronavirus, pedirán nuevamente un referéndum de independencia:
"el pueblo regional de Escocia debe decidir su futuro cuando la crisis del coronavirus pase".
¿Se imaginan la catarsis que supondría en la conciencia de los pueblos que integran el Estado español que Escocia se convirtiera en un estado independiente? Pues eso mismo es lo que opinan los medios españoles bajo el mandato del censor invisible, que impide que permanezcamos informados en asuntos como estos. En realidad ellos, aunque no nos lo digan, sólo desean curarnos en salud.
POR JUAN MENAYA PARA CANARIAS SEMANAL
Para la inmensa mayoría de los medios de comunicación españoles continúa existiendo un conjunto de temas considerados "tabú", que bajo ningún pretexto deben asomarse a las páginas, ya sean estas de papel o digitales en las webs .
La verdad es que no existe norma legal alguna que impida que tales noticias o informaciones aparezcan. Pero existe una suerte de "guardián tácito", que quienes manejan los medios intuyen aunque ninguno de ellos haya logrado verlo.
Uno de esos tabúes lo constituyen los comentarios críticos, o simplemente ácidos, acerca de las danzas y andanzas de las que pudiera ser protagonista el actual monarca, Felipe VI.
Como sucediera a lo largo de casi cuatro décadas con su padre, Juan Carlos, los medios de comunicación españoles sólo son capaces de visualizarlo en escenarios deliberadamente melosos y edulcorados:
El rey con las princesitas… El rey inaugurando… El rey de vacaciones… El rey navegando… El rey colocando medallas… El rey presidiendo desfiles… El rey departiendo con los empresarios…
Como por arte de ensalmo, el actual monarca vuelve a ser convertido -como antes lo fuera su padre- en el "muchacho" de esta película dominguera que parece ser España. A ninguno de nuestros agudos periodistas se le ocurre ya comentar o investigar algo que la pandemia se encargó de tragarse hasta las profundidades: cómo fue posible que durante por lo menos un año, el actual monarca ocultara que había sido heredero directo de una fortuna de orígenes súperopacos, cuidadosa y secretamente ubicada por su padre en cuentas de bancos suizos, y a la que Felipe VI sólo se permitió "renunciar" cuando el hecho había resonado como un escandaloso trueno en toda la prensa europea. Desde entonces, en los medios españoles, mutis por el foro.
Hasta que la prensa europea no avente un nuevo escándalo en el que directamente aparezca nuestro Borbón, los medios españoles continuarán haciendo mutis por el foro.
¿Estaremos con estos silencios entrando en la "nueva normalidad" que nos depara una suave transición hacia el viejo e histórico bipartidismo?
OTRO TEMA TABÚ
Pero hay, entre otros temas tabúes, uno que encoge los esfínteres del aparato mediático español que, como es ampliamente sabido, está bajo el dominio de muy pocas manos.
Se trata de todo lo que pueda tener relación con el derecho a la autodeterminación de los pueblos. El pasado fin de semana, el Partido Nacional escocés ganó con una amplísima ventaja las elecciones regionales, quedando a tan sólo un escaño de obtener la mayoría absoluta.
Para un país como el nuestro, que tiene varios contenciosos históricos relacionados las diferentes nacionalidades que lo integran, la noticia cuando menos merecería figurar en algún lugar medianamente destacado de la radio, prensa o televisión. Sin embargo, este tipo de informaciones sólo logra tener una destacada cobertura en los ámbitos periodísticos de Cataluña o Euskadi. En el resto, un discreto mutis por el foro.
Y es que este silencio mediático no carece de sentido. Nicola Sturgeon, la dirigente del Partido Nacional escocés, una vez conocido el resultado de las elecciones, tuvo el atrevimiento de apresurarse a advertir al Gobierno central de Boris Johnson que, una vez pase la crisis del coronavirus, pedirán nuevamente un referéndum de independencia:
"el pueblo regional de Escocia debe decidir su futuro cuando la crisis del coronavirus pase".
¿Se imaginan la catarsis que supondría en la conciencia de los pueblos que integran el Estado español que Escocia se convirtiera en un estado independiente? Pues eso mismo es lo que opinan los medios españoles bajo el mandato del censor invisible, que impide que permanezcamos informados en asuntos como estos. En realidad ellos, aunque no nos lo digan, sólo desean curarnos en salud.

































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